Partida Rol por web

Has tomado camino a Denerim. Las pesadillas por acontecimientos no olvidados, o quizá no aceptados, no te dejan dormir como debería un viajero. Tu camino te conduce a las proximidades del Bosque Brecilia, lo cual no ayuda a mitigar esta inquietud. No en vano tu ritmo acaba por resentirse y acabas necesitando una parada en el camino.

Al menos la zona contiene aldeas cada cierto tiempo. Y la gente es más amable de lo que cabría suponer para los que tiene que lidiar no solo con el trabajo diario (que ya de por sí el campo es agotador) sino también con los muchos peligros que acechan en los lindes forestales. Tanto es así que llegaste a una pequeña aldea que no tenía posada, pero una familia estuvo a bien acogerte solo a cambio de la ayuda de tus fuertes brazos en la siega que se avecinaba.

No tenía grandes campos, pero al no tener hijos varones en edad de trabajar se les hacía duro. Tras un par de días reponiendo fuerzas, te pusiste manos a la obra, y te diste cuenta de que era agradable el trabajo por una vez. Y salir de la rutina de montar el campametno, cazar, estar alerta... Te vino bien.

Tras un par de semanas, debías continuar el camino. Justo al salir del pueblo tras despedirte de la familia que te acogió te encontraste con un grupo de viajeros que proseguía en camino que bordea el bosque hacia Denerim. Ahora que te habías acostumbrado a tener compañía, quizá sería bueno compartir las penas alrededor de un fuego, y quizá las guardias también...

Has tomado camino a Denerim. Ha reunido algo de dinero, y parece que ya no hay sitio en Gwaren para ti. Debido a los peligros que acechan en el Bosque Brecilia, te juntas a una caravana que se dirige a Lothering atravesando el Paso de Brecilia. Una vez fuera del Bosque, te separas de ellos y prosigues tu camino junto al linde del Bosque en dirección a Denerim.

Pronto eres consciente de que incluso fuera del Bosque el ambiente es inquietante y tenso. Intentas disimular, pero parece que constantemente alguien te vigila. Por suerte te encuentras con un grupo que viaja a Denerim . Quizá solo sean tus nervios, o quizá no, pero tener compañía en un lugar peligroso no está de más...

Los rumores circulan por toda la torre. Y los rumores graves, lo hacen a una velocidad apabuyante.

Y además estos corren en medio de un susurro.

Todos hablan de la nueva Ruina que se acerca. Se sabe que crece la presencia de los engendros tenebrosos en las entrañas del Bosque de Brecilia, y quizá también como antaño, en las profundidades de los reinos enanos.

Uno de los altos cargos ha enviado a varios magos a Gwaren para investigar los últimos acontecimientos que hubieran ocurrido por allí. Además, os toca arrimar el hombro y apoyar a la ciudad en todo cuanto necesiten. Todo.

Lástima que a ti te hayan enviado fuera. Portas una nota con las últimas noticias. Tras un mes en Gwaren, te han enviado urgentemente hacia Denerim, pero ninguna caravana salía hacia allí, por lo que te han enviado por el paso de Brecilia en una que va a Lothering. Con un viaje tan largo, quizá no llegarás lo suficientemente rápido, por lo que te han ordenado que te desvíes tras atravesar el Bosque por su linde por la vía más rápida hacia tu destino.

Tonto no eres. Ese camino sólo sería un suicidio. Por tanto aminoraste el ritmo hasta que te encontraras con algún viajero que fuese en esa dirección, ya que así tendrías quien te protegiera mientras duermes. En esos territorios había que estar alerta siempre...

La elfería no está hecha para ti. No, sin duda. Libertad. Tranquilidad. Sin guardia que te investigue, que te atosigue...

Un día decidiste marcharte de la elfería, de Denerim, a buscar otros aires. Quizá no era lo mejor. Lo más lucrativo. Pero seguro que sería más emocionante. Y sin nada que te atase, podría vagar (otros lo llamarían huir) por los grandes campos de Ferelden.

No en vano recorriste grandes extensiones, al principio por los Bannorn y después por las colinas Southron. Y ahora has ido tan al sur que te has topado con el Bosque de Brecilia. Peligro según dicen, quizá los días de aventuras solitarias hayan acabado. Pero no podrás averiguarlo hasta que vuelvas a experimentar la ciudad. Hace tanto de eso que ya no tienes un recuerdo tan amargo de la elfería. Tenía sus cosas buenas al fin y al cabo...

Te unes a un grupo que recorre el linde del Bosque camino a Denerim. Mejor estar acompañada en ese peligro camino. Nunca se sabe los problemas que une puede encontrarse...

Ya te has quedado sin suministros para tus ungüentos. La verdad es que estuviste alargando tus existencias todo lo que has podido ya que se acercaba el Festival de la Cosecha. Aunque no te gustan demasiado las fiestas populares, el contacto con la gente no te va demasiado. Pero unos días después todo está más tranquilo y puedes acercarte a Vintiver.

Vintiver es una pequeña aldea famosa en la comarca por su vino. Siempre que se acercan estas fechas, vas allí para suministrarte de especias, semillas y algo de vino. Y además aprovechan a pedirte algunos del pueblo que les lleves vino también a ellos.

Y por suerte, en el camino te has topado con algunos viajeros que van camino de allí, por lo que te unes a ellos. Siempre es mejor ir acompañada por los peligros que puedan acechar tan cerca de los lindes del Bosque...

El camino se ha hecho más sencillo y más tranquilo una vez habéis encontrado compañía con la que compartirlo. Cada uno tendrá sus más diversas razones que le lleven por el camino cercano al linde del Bosque de brecilia, pero eso no importa ya que es más agradable que viajar solo.

Y más seguro, si haceis caso de las habladurías de la gente.

En cualquier caso, los días pasan más rápido y se duerme mejor siendo varios los que comparten la tarea de las guardias y la caza.

Despues de dar una vuelta por entre los arboles para admirar la belleza del bosque, asi como sus plantas y sus pequeños animales; decido acercarme de nuevo al grupo y sentarme al lado de todos.

Bueno, despues de este tiempo en el que no hemos parado para tomar un descanso como este parece mentira que entre tanta guardia y tanta preocupacion no nos hemos presentado.

Me llamo Marwina Lamiel y vengo de la elferia de Denerim, no me gustaba ese ambiente asi que decidi recorrer mundo en busca de aventuras y por supuesto riquezas, soy mas una arquera que una combatiente del cuerpo a cuerpo asi que podreis contar con mi arco para que os cubra en las situaciones mas inesperadas. Les digo con una sonrisa a mis nuevos compañeros.

    Con el ocaso*, nuestro nuevo grupo se detiene en el que parece el lugar más indicado para establecer el campamento. Tras recoger algo de madera y yesca seca, me pongo a hacer el fuego en el centro, y suponiendo que tendremos algo de conversación, decido acercar algunos troncos y rocas alrededor para poder charlar y cenar cómodamente.

    Tras ésto, busco mi lugar para dormir y me cambio, quitándome la incómoda cota de malla y disfrutando el viento fresco, me siento junto al fuego y me pongo a cocinar algo de la comida que llevaba en la mochila. Es en ese momento cuando se incorpora la elfa, que se presenta como Marwina y dice proceder de la elferia de Denerim...

Bien hallada Marwina... Yo soy Darren Garland, caballero de Pináculo... o al menos lo era hasta que mis señores fueron asesinados... Actualmente me encuentro en una misión para la Arlesa de Risco Rojo, y me encontraba de camino a Denerim cuando me topé con vosotros... Creo que tu y yo podremos compenetrarnos bien, pues lo mio es la lucha cuerpo a cuerpo, mientras que el arco jamás se me dio bién... si me hubieras visto de caceria con mi señor, seguramente te habrías reido de mi sin duda... Perdona que no haga referencias a la elfería, pero es un tema que me crispa y preferiría no tocar, aunque te diré que comparto tu desagrado...

Imbrodiel sonrie al escuchar hablar a sus compañeros de viaje. Es la suya una sonrisa reluciente. Tal vez demasiado, se le nota cómodo con las palabras, tan cómodo como se lo ve con la pesada armadura de cuero que lleva. Imbrodiel se mueve con agilidad pero a su vez tiene la pose de un guerrero. Sus ojos brillan astutamente cuando se dirige a la elfa.

Veo que tenemos mucho en comun, Marwina. Yo también vengo de una elfería. De la de Gwaren, sin duda tan pintoresca como la de Denerim su rostro se ensombrece al hablar de su hogar pero con menos fama. Y tambien soy habilidoso con el arco. Imbrodiel vuelve a sonreir. Tal vez podríamos practicar juntos en alguna ocasion.

Sir Darren, será un honor para mi cubriros desde una posicion elevada y unirme ocasionalmente al calor del combate cuando la situacion lo requiera.

Cansancio, suciedad, aburrimiento... todo era aburrido, el camino, las marchas, y sin duda, el estar tanto tiempo en la intemperie, me ensuciaba entero, la incomodidad me rodeaba, y sin duda, la dependencia de un grupo de aventureros para poder llegar a mi destino era la mayor de las incomodidades, pero bueno, la importancia de la mision requeria inteligencia, nada de heroicidades. Lo mas seguro era que me llevara bien con los posibles compañeros, aquellos que podrian salvar la vida de quien contribuye a que este mundo continue una era mas...

- Nambaralyen, compañeros, yo soy otro elfo, parece que nos soltaron a todos a la vez ¿ verdad ? Sonrio intentando cortar un poco la tension del ambiente. Es un placer hallarse entre tan grandes guerreros, y sobre todo se siente una gran seguridad

Bueno, pues ya sabemos quienes se encargaran de lanzar unas cuantas flechas para cubrir traseros. Les digo con uan sonrisa en la cara.

Y bueno, si me disculpais, yo voy a descansar un poco. Dicho esto me aparto un poco y me tumbo en el suelo a descansar.

- Mi nombre es Tayza. - indicó ante las presentaciones de todo el mundo - Soy una sanadora, - explicó tras masticar y tragar un bocado de su ración de viaje - viajo a por ungüentos y hierbas medicinales, pues mis reservas están en las últimas. - sonrió recolocando su bastón a su lado.

No gustaba de conversar con desconocidos. Y mas cuando había tantos elfos, que tendían a vender a cualquiera con tal de ascender en el escalafón social.

Mientras mis compañeros se presentan les observo con atención. Dos elfos arqueros, un mago y una matasanos... podrán ser de mucha ayuda para cazar, pero tendré que rezar por que no nos ataquen unos engendros tenebrosos o unos de esos hombres lobo que según rumoreaban algunos campesinos habitan el bosque de Brecilia... En fin, mis experiencias previas me han enseñado a no prejuzgar a la gente, tendré que darlo todo en el cuerpo a cuerpo y confiar en que sean tan buenos en lo suyo como presumen, o si encontramos problemas no se como saldremos de ellos...

Mejor será encaminar en otra dirección mis pensamientos... al menos la autodenominada sanadora parece atractiva... aunque hay algo extraño en ella... parece más incómoda que el resto... en fin, quizá solo sea tímida.

Bueno, bueno... parece que me tocará a mi solito parar a todo aquel que quiera darnos problemas mientras vosotros os dedicais a convertirlos en alfileteros, freirlos, o lo que sea que hagais vosotros con quien os molesta... - Las ultimas palabras las digo sonriendo a Tayza y Magnus - En fin... si os parece, podemos irnos a dormir para seguir viaje mañana temprano, en horas mas fresquitas... si nadie tiene quejas, me encargaré de la primera guardia... ¿A quién despierto para la segunda?

La pregunta la hago ya levantado mientras me echo de nuevo la espada a la espalda y recojo mi arco del suelo.

Yo mismo me ofrezco. Dejemos que las damas se encarguen del final de la noche, habitualmente mas tranquilo.

No se ha reunido un mal grupo, la verdad. Sir Darren se ve recio con esa cota que lleva, ojalá yo tuviera dinero para conseguir una así. Marwina parece hábil también, aunque por su manera de moverse tendre que vigilar mi cartera cuando le de la espalda. En cuanto a Tayza y a Magnus...nunca me he fiado de los magos, nunca se sabe cual de ellos puede ser un apóstata. Será mejor que no me hieran para no poner mi sangre en sus manos.

Bien entonces... Imbrodiel, ¿verdad? Cuando llegue la hora te despertaré. Buenas noches a todos.

Con éstas palabras me aparto del grupo y de la luz de la hoguera, que impide ver bien los alrededores, y me dedico a pasear alrededor del campamento, atento a cualquier eventualidad...

- Yo no hago nada... - susurró en respuesta al guerrero con un tierno hilo de voz - Quiero decir... - sonrió ligeramente sonrojada - No soy una combatiente. - se encogió de hombros levemente - Por eso suelo viajar en caravanas. - terminó volviendo a sonreír antes de acomodar su cabeza sobre el odre de agua.

Mientras preparo los pertrechos para dormir me dirijo a la sanadora

¿Eres sólo una curandera o una maga del círculo, Tayza?

La humana se mostraba reservada. Esa era siempre una mala señal cuando se trataba de los magos.

- Solo soy curandera. - explicó inclinando levemente la cabeza para observar a quien respondía - La magia no tiene nada que ver con mi profesión. - sonrió mirando alrededor - Si usase la magia para curar, no necesitaría ungüentos, ni hierbas. - suspiró con cierta falsedad mientras se volvía a recostar - Eso si; todo sería mas fácil. - terminó cubriéndose con la capa los brazos.

La noche pasa tranquilamente. Alguna de las guardias quizá haya sido algo más ajetreada, pero es lo normal debido a la cercanía del bosque. Los animales nocturnos salen a cazar y los ruidos en la quietud de la noche parecen más amenazadores. Pero vuestra hoguera los ha mantenido alejados y dormis plácidamente.

La mañana amanece agradable a pesar del rocío en la hierba a vuestro alrededor. La temperatura es agradable, y comienza a subir a medida que el sol va haciendo su trabajo. Recogéis el campamento y proseguís vuestro camino.

No encontráis a nadie en el camino, pero por el uso que se aprecia en el suelo de tierra, seguramente estáis cerca de alguna aldea. Efectivamente, lo comprobáis poco después, a media tarde, cuando ascendéis una pequeña colina y divisáis un complejo de edificios. Sin duda es una granja próspera...

... aunque algo no os cuadra. Todo está demasiado... tranquilo. La quietud a esas horas de la tarde no es normal, y no véis actividad allí.