Partida Rol por web

-Bien, de todas formas, Asvathan es en camino de yo hacia Montañas. -Después se agacha y comienza a destar las correas de su mochila, sacando de ella una ración de carne salada. -Yo ahora voy a comedor, no sé qué clase de insípida comida preparan estos hombres, sin apenas provisiones ni cosechas, así que llevo algo de comida de yo.

El cansancio está comenzando a hacer mella en el bravo espíritu del gnomo, con lo cual ni siquiera atina a tomar su laud mientras se recuesta brevemente en una de las camas. Mirando las raciones del clérigo, hace una cara de asco mientras comenta - pues yo prefiero confiar en lo poco que nos puedan ofrecer. Ya estoy harto de esas raciones. Algo de variedad será bienvenida!-

Tratando de contener un bostezo se dirige al resto. - Nuestro cultor de la muerte parece que prefiere sus raciones, pero yo voto porque nos acerquemos al comedor. Me gustaría dormir un rato y, cuanto antes comamos, antes nos acostaremos. Quien me acompaña? -

Finalmente mirando al elfo agrega - Si tu quieres recorrer el pueblo durante la noche... adelante. Yo prefiero dormir ahora y salir temprano para comprar mi perro antes de ponernos en marcha... Bueno, supongo que nos pondremos en marcha durante la mañana, no? No se si alguien va a querer comprar algo más, pero si lo hacemos temprano durante la mañana podremos estar en camino -

Igreth miró al gnomo y asintió con la cabeza
- Vamos a ver que tienen para comer, pero yo sigo y volveré muy temprano en la mañana para dormir una o dos horas antes de seguir...- dijo levantandose para ir al comedor...

Comamos algo y descansemos,asi podremos hacer mas rapido el camino.

El grupo se dirige hacia el comedor. Por el pasillo, nada más salir de la habitación, un par de muchachas pasan a vuestro lado. Con una leve reverencia os indican que la mesa está servida. Increiblemente ninguna de ellas siente el más mínimo desprecio por Nugharth, y si lo sienten, han sabido disimularlo a la perfección.

Avanzais hasta el fondo del edificio, guiados por el simple olor de la comida. El olor de la carne asada se os antoja exquisito, al menos a todos excepto a Nugarth, despues de una semana de viaje. Por fin alcanzais el comedor, donde dos trozos grandes trozos de carne, de pollo os parece, os esperan. Un par de jarras de vino y otras tantas de agua también están servidas, aguardando ser devoradas. Por último, hay abundante pan un una canastilla situada en el centro de la mesa.

Al llegar la elfa emite un hondo exhalar, que hunde sus hombros y su pecho con apesadumbre. Podría ser un gesto de cansancio, no sólo físico sino mental, pero también se le une el ver que no hay ni una jarra de hidromiel.

Al igual que el resto del camino desde la muerte de la pequeña Lilith, Luthien sigue más callada que nunca, guiándose por el caminar de sus compañeros. No sabe a dónde ir cuando todo acabe, y por primera vez tampoco está muy convencida en dejarse llevar. Esta vez, Luthien quiere pensar qué hacer a continuación.

Caballeros, ya tenemos algo qué comer, y con más tranquilidad - comenta más que nada por decir algo, aunque no sin el interés natural que podría prestar. En realidad, no le apetece volver a ver cómo el semiorco engulle la comida sin ningunos modales.

Tras acomodarse en uno de los bancos, Anton comenzó a comer como si no fuera a hacerlo nuevamente durante el próximo mes - Est.drgp..á muy bueno! Ya quisiera que comieramos así durante el camino -

El gnomo, por una vez, no habla. Está muy ocupado engullendo todo lo que le ponen cerca, como para ocuparse de usar su boca para otra cosa.

Tristan al observar el banquete preparado viendo como esta el pueblo anota mentalmente el dar las gracias personalmente a su anfitrion.
Come hasta saciarse pero sin empacharse pues seguro que lo que no coman tiene buen uso entre las hambrientas gentes del pueblo.
Es mas acaba pronto su comida y una vez ha terminado dice en voz alta.
Compañeros.En vista de el buen trato que nos han dispensado en vista de la situacion en que se encuentran,aprovechando que Igreth iba a salir a buscar informacion yo voy a hablar con el capitan para que me indique donde puedo tratar de ayudar sanando heridos como muestra de gratitud por lo sucedido.Descansare despues unas pocas horas y partiremos mañana despues de comer si os parece bien.

Igreth, quien había disfrutado de esta placentera cena le respondió a Tristán
- Me parece bien, dales las gracias de mi parte. Ahora si me disculpan, que descansen, nos vemos mañana a la mañana..- dijo el elfo levantandose y yendose hacía las tabernas de la ciudad.

Caminando por el pasillo, Nugharth alza la cabeza intentando captar el olor de la comida. Aunque el aroma de las especias le resulta demasiado ácido, el pensar en comer por fin algo de carne caliente le abre el apetito. Acercándose a la mesa, agarra un pedazo de carne, preocupándose poco por dejar las marcas de sus sucios dedos, y se aparta del resto para devorarlo con ansia. No pronuncia bocado durante la comida, se limita a comer apartado del resto, y cuando termina, se levanta de la mesa para ir detrás de Tristán hasta donde se encuentra el capitán de la guardia.

Una vez finalizado el banquete. Antón se desepereza con fruicción y ve como algunos se dirigen a buscar a la guardia - Entonces saldremos después de almorzar? Bien. Allí estaré - los saluda mientras se plantea Para que? si ya hicimos nuestra parte. Debería dormir para estar fresco en la mañana y lo más importante, encontrar un animal que me agrade.

Con el estómago lleno y la conciencia tranquila, el pequeño hombrecillo se dirige a sus habitaciones dispuesto a disfrutar de una cama por primera vez en muchos días Ah! Esto es vida!

La silenciosa y solitaria figura se emboza en su capa y parte en dirección a la ciudad. Los guardias del cuartel lo observan con cautela. Aunque su capitán les ha dicho que son amigos, cualquier extranjero es digno de ser considerado como una amenaza potencial. Sus armas están deseosas de salir de su funda e interceptar a la figura, pero por el momento parece que conservan la razón.

Las calles están realmente abandonadas, a pesar de que las luces refuljan en el interior de los edificios. Los carteles de las posadas son difíciles de ver en tan oscura noche, pero la abundante iluminación de su interior, así como el jaleo que se oye no dejan lugar a dudas.

Giras la esquina y penetras en una calle que te resulta familiar. Al fondo cuelga un gran cartel que no alcanzas a leer, pero no te hace falta. Sabes de sobra cuál es el nombre de la taberna. "La última jarra", el lugar donde comenzo vuestro viaje, donde conociste a Luthien y salvasteis la vida al hechicero. Un lugar ideal para concluir esta intrigante historia.

Abres la puerta del edificio para encontrarte con un entorno para nada familiar. Recuerdas que el posadero murió a manos de uno de los esqueletos a los que os enfrentasteis aquella noche. Sin lugar a dudas al nuevo dueño no le gustaba el estilo del anterior. El ambiente es mucho más oscuro que la última vez que estuviste aquí. Las mesas son más abundantes y todas ellas están abarrotadas de gente que no deja de observarte de forma descarada. A pesar de un par de empujones, consigues llegar hasta la barra, donde un muchacho de unos doce años atiende con apuro el barril de cerveza. Un joven de unos veintitantos años humanos supervisa su trabajo de reojo mientras atiende el resto de necesidades de sus clientes. Este último sin duda repara en tu presencia, pero no parece que tenga intenciones de atenderte como es debido. No a causa de motivos extraños, sino de que está demasiado atareado como para escuchar las necesidades de un nuevo cliente.

Mientras esperas escuchas las diversas conversaciones que se llevan a cabo a tu alrededor. Ninguna de ellas te sorprende, pero si que hacen que una grata sonrisa se ciña en tu rostro.

Dicen que esas criaturas vienen de más allá de la puerta de Darnelor*, que no pueden ser derrotadas por las armas convencionales.

Salen con la luna llena a cazar a sus presas para luego devorarlas por partes en sus oscuros antros de muerte. Nadie nunca pudo escapar de allí.

¿Y quien te lo ha contado entonces?

Me dijo un guardia amigo mio que llegaron nuevos forasteros hoy y que Enoch les dejó pasar. No me fio lo más mínimo de ese capitán de la guardia. Desde que llego al puesto no se han sucedido más que desgracias sobre la ciudad. Deberíamos lincharlo y guillotinarlo publicamente.

...

Rumores demasiado familiares como para sorprenderte de algo.

Bajais las escaleras, tras preguntar a un par de mozas que pasean por los pasillos portando unos míseros platos en comparación a los vuestros, llegais por fin hasta el comedor principal. Donde el capitán Enoch aguarda en solitario, con la mirada perdida en los fuegos de su chimenea. Un intacto trozo de pan y una copa con agua permanecen en una mesita a su lado. Parece que el humano no tiene demasiado apetito hoy. Se encuentra completamente absorto en sus pensamientos, tanto que ni siquiera repara en vuestra presencia cuando llegais.

Un lado oscuro de Igreth quería salir a la luz...¿porque no decirles que Enoch esta con ellos? ¿Porque no armar problemas? pero en vez de eso, su lado más puro dominó su ser y escuchó un poco más (no solo de esa conversación). Estaba con los sentidos alertas, pero sin perder más tiempo se dirigió al que había hablado al final
- Disculpe, pero no pude evitar escucharlos. Estoy de paso, huyendo y sobreviviendo como puedo. Pero me gustaría saber cuales son esas desgracias, de las que hablas. Parece que están muy bien protegidos de este lado del muro.-

Nugharth, sabiendo que su presencia y modales no son los más apropiados, sigue al paladín de cerca, pero siempre mostrando en su pose y actitud su calidad de acompañante. Al llegar al comedor del capitán, permanece igualmente rezagado, con los brazos cruzados bajo su hábito, sumido en la penumbra, mientras deja que sea Tristán el que se desenvuelva con el guerrero.