—Le podemos hacer un par de fotografías a lo que queda de Jerry, por si las palabras no bastan para hacer ver a la gente lo que hay. Señor Collins, ¿tiene componentes químicos para revelar en caso de ser necesario?
-Por supuesto que llevo equipo de revelado-dijo Collins, medio ofendido, mientras sacaba la cámara-¿a quién se le iba a ocurrir irse al maldito culo del mundo sin material para realizar su trabajo? Menuda pregunta...-masculló, mientras empezaba a hacer algunas fotos, que se unirían a las que había hecho en la cabaña de los cazadores y seguían sin revelar.
Sonrío de forma sardónica y asiento satisfecho. Creo que yo no soy el único que en estos momentos necesita la compañía de una mujer para liberar tensiones.
El grupo se había entretenido demasiado, ya había oscurecido cuando llegaron de nuevo a Kamloops. La temperatura había descendido vertiginosamente, había estado nevando parte del camino pero la nieve dio una tregua los últimos kilometros. A la hora de cenar llamásteis a la puerta de la cabaña del bueno de Gilbert.
- ¡ Pero qué locos estáis en la calle con este frío! - dijo con admiración sonriéndose - parece mentira que sean ustedes tan inteligentes... pensé que a estas horas estarían resguardados en alguna cueva.
Al darse cuenta de que estáis tiritando os hace un gesto con la cabeza de un lado a otro
- Pasad, pasad.
- Gracias señor Croft. - dije agradeciendo el gesto y pasando al interior. - No me gusta nada esto de andar pasando frío extremo cada dos por tres... - dije aún tiritando.
Dejaría que Marlow o algún otro llevara la voz cantante respecto a explicar a Croft el asunto... si hacía falta podía intentar ayudar luego, ya que el apoyo de Croft nos vendría de perlas...
Conforme ibamos llegando a la cabaña de Croft me iba dando cuenta de la locura que hubiera sido seguir hacia delante sin ayuda. Así que en cuanto el señor Croft abrió la puerta me introduje buscando el calor del fuego sin esperar demasiado.
- Caliéntense junto al fuego... dejen los abrigo ahí mismo y quítense las botas si hacen el favor. Veo que no han encontrado a Bill, ¿Han descubierto algo?
-Sí, sí hemos descubierto algo-dijo Collins, mientras se calentaba cerca del fuego-tengo algunas fotos que revelar, así que requeriré una habitación a oscuras, siento abusar así de su hospitalidad. El caso es que creo que vamos a necesitar ayuda, es probable que Bill esté en el lugar donde viven ésos monstruos de pelaje naranja.
"Y lo mismo hasta nos llevamos una sorpresa al comprobar que está de su lado..." pensó amargamente Collins.
—Los monos de pelo naranja son unos carniceros. Encontramos los restos del tal Jerry colgados de un árbol. El campamento de los indios está vacío, allí encontramos lo que parece un mapa. Estamos dispuestos a seguirlo con el fin de encontrar a los monos, quizá a Bill y también a Bhule, o lo que quede de él, pero necesitamos refuerzos. Vendría bien la ayuda de algunos tipos duros con escopetas. Mientras esos monos sigan merodeando por aquí, nadie estará seguro. Nosotros cuatro no somos suficientes para acabar con ellos, no sabemos cuántos puede haber.
Aunque digo lo anterior con vehemencia, sigo sin estar seguro sobre quién fue el asesino de Jerry. Quizá los propios indios. En Groenlandia no hubo rastro de los monos de pelo naranja, pero sí que nos atacaron los nativos.
-¿Escopetas? Yo diría que vendría bien que también llevaran encima unos cuantos cartuchos de dinamita. Ésos seres deben ser bastante grandes, así que algo más demoledor es de agradecer.
- No estaría de más que nos acompañara alguien con conocimientos médicos, no sé porqué me da que va a haber sangre y huesos rotos.
Una vez expulsado el primer frío de mi cuerpo parece que me voy animando, sobre todo ahora que han quedado atrás los horripilantes cadáveres.
- Todo tipo de armamento será bien recibido - concluí. Miré mi revólver deseando que fuera de un calibre mayor o que fuera capaz de escupir fuego y rayos... cualquier cosa con tal de acabar con esos simios de pelo naranja.
Luego miré a Croft esperando su reacción, ojala nos ayudara.
Os miraba con preocupación sin decir nada, el hombre se mostraba consternado. No podía creer lo que estaba escuchando, como si todo fuera un mal sueño. Finalmente, cuando todos hubieron hablado dio un largo suspiro y contestó
-Use la despensa para revelar las fotos- parecía como si Gilbert entendiera algo de fotografía, lo cual era insólito -¿Han descubierto dónde está el campamento de esos seres? ¿Podrían dejarme ese mapa? quizás vaya a hablar con unos amigos...
—Collins, fue usted quien lo guardó, ¿no?
-Aquí está-dijo tendiéndoles el mapa antes de marchar a la habitación designada. Aún tenía algo de trabajo por delante, aquellas fotos serían necesarias.
"Aunque sea como prueba de que estuvimos aquí..."
Observa el mapa con avidez
- ¡ Excelente! ¿ Saben lo que pueden ganar con ésto? ¿Son ustedes conscientes de cuántos científicos, historiadores, tramperos y cazadores pagarán altas sumas por conocer el paradero exacto de esos seres? ¡ SOMOS RICOS SEÑORES! - ¿Somos? pensásteis...
Al escuchar los gritos, Collins se asomó por la puerta de la habitación que le había cedido. Miró ceñudo aquella situación, y dijo:
-Marlowe, por favor, explíquele al señor Croft por qué debemos exterminar a ésas criaturas. Y después, si no le importa, me gustaría hablar con usted... Llame antes de entrar-y volvió a cerrar la puerta.
En el calor y la traquilidad que daba la cabaña las palabras del señor Croft hicieron eco en mi mente. No cabe duda que el descubrimiento de esos seres harían de mí el más grande zoólogo de la década, sería el Darwin del siglo XX. Atrás quedaban las calamidades, los cadáveres y el frío helador.
- Una opinión interesante la suya, señor Croft. Nos vamos a hacer famosos, no cabe duda.
Mantengo la conversación mientras no pierdo ojo de las evoluciones de Collins en la improvisada sala oscura, tengo ganas de echar un vistazo a esas fotos.
Reflexiono unos instantes. Ha resultado ser codicioso este Croft, pero es cierto, esta historia nos ha deparado muchas molestias, y es justo que tengamos nuestra compensación. Croft nos ha ayudado cuando más lo necesitábamos y merece sacar tajada. Con un poco de suerte podemos cazar alguno de esos bichos vivo y llevarlo a la civilización. Me gusta la idea, los posibles artífices de una civilización que tenía poderosos amigos como el ser gelatinoso de Groenlandia reducidos a esclavos en un zoológico mientras mocosos les tiran cacahuetes. Es una buena forma de vengar la muerte de Poncelet, Granger y aquel arqueólogo cuyo nombre no recuerdo. Me han hecho pasar muchas noches sin dormir, merecen la humillación suprema.
—Señor Croft, esas criaturas son más poderosas de lo que parecen. Están relacionadas con una cultura antiquísima, cuyos orígenes se remontan a Groenlandia. En una expedición que hicimos hace un tiempo llegamos a las ruinas de su civilización. En el templo de su montaña sagrada se hallaban los restos de un viejo culto. Dentro de un enorme bol de hierro había una criatura ancestral que parecía hecha de gelatina negra. Estuvo a punto de matarnos a todos, pero con la ayuda de un par de compañeros, logramos volar el templo y salir de allí con vida. Hemos venido hasta aquí con motivo del hallazgo de los restos de una de esas criaturas. Pensamos que si hay monos de pelo naranja cerca, puede haber más templos con esos monstruos. Terrence Bhule parece piensa lo mismo, y se nos ha adelantado.
Con las fotos que el señor Collins nos va a mostrar, verá que esos bichos no son simples monos. Nuestra intención desde el principio es la de hallar a Bhule y exterminar a esos monos para que la humanidad pueda descansar tranquila. Pero desde luego, si logramos capturar a alguno vivo, podremos retirarnos. Me gustaría saber qué estaría dispuesto a pagar Mathieson y sus pedantes amigos por un pedazo de historia viva y al parecer perdida. Seguro que usted, señor Palance, podría enseñarnos mucho estudiando a esas criaturas.
He sido sincero con usted, señor Croft. Más de lo que un hombre en mi posición lo sería. Sobre todo porque esta historia parece increíble, e incluso me parecería un mal sueño si Collins no la hubiera vivido conmigo. Necesito que ahora sea sincero conmigo. Cuéntenos todo lo que sepa, si hay algo sobre Bill que se haya reservado es un buen momento para contarlo. Sobre Bill, los monos, el tal Jerry, lo que sea.