Partida Rol por web

Era una noche fría invernal, era el primer día de Khes, conocido también como el mes de la garra de los ocasos. El cielo estaba despejado y la nieve caía muy levemente formando un barrizal resbalozo sobre algunas calles de Argluna.

El grupo se encontraba sentado en una de las mesas de la posada el roble dorado, famosa posada de Argluna. La posada se encontraba abarrotada por doquier de gente, mucha de ella armada y peligrosa. La gran mayoría había acudido al llamado de la Dama Alustriel que clamaba ayuda a los aventureros a cambio de comida y hospedaje en dicha posada.

Aventureros y mercenarios se aglutinaban por igual. Magos y guerreros compartían mesa y Enanos y Elfos se codeaban por doquier y paladines y ladrones compartían comida. El humor desprendido de la posada era nauseabundo y bastante pesado, pero para sorpresa de todos, las peleas eran inexistentes. Alustriel fue clara en su petición y aquellos que no colaboraran o que no mostraran comportamiento adecuado, serían expulsados de la posada. Los más problemáticos serían expulsados de la ciudad.

En el grupo, algunos se conocían antes que otros, algunos recién llegaban a conocerse (determinado por ustedes mismos) pero los unía la misma desconfianza por las demás personas que allí pululaban. Compartían mesa, hablando de algunos menesteres superfluos y cotidianos, pero era momento de actuar o hacer algo.

Un gran tablón de anuncios se postraba cerca de la chimenea del salón principal, varios trozos de papel, pergamino, papiro o tela colgaban de él y era obvio que cualquier de esos anuncios servía para ganarse la comida y el hospedaje gratis... La cuestión era cual llamado responder.

Ante cualquier duda, el posadero era la persona a consultar.

Una ronda más de cerveza de la casa, insípida y aguada, llegó mientras trataban de digerir el guiso que habían consumido recién...

La taberna estaba atestada de aventureros, cazarrecompensas y, posiblemente, algún que otro curioso que había venido simplemente a mirar. La llamada de la Dama Alustriel, había dado frutos. Voces de gente cantando, ya borracha, de otros explicando sus aventuras pasadas, ciertas o no llenaban el ambiente.

Estaba sentado en una mesa con un grupo que no conocía de nada, pero era el único sitio libre que había encontrado y me había sentado allí. Hablábamos de nuestras cosas, charlando y haciendo apuestas sobre quien sería el primero en acabar una misión o, mejor, a quién matarían primero intentando realizarla.

Las risas llenaban la conversación, pero allí sentados no ganaríamos ni una pieza de oro. Es más, las gastaríamos todas en cerveza rancia y comida de dudosa procedencia.

Me levanté y me dirigí al tablón de anuncios dispuesto a coger uno de los encargos y ponerme en camino. Leí poco a poco los avisos.

MMMM, veamos....Nigromante con bandidos....no .......banda peligrosa...va a ser que tampoco.... ¡Mira, esta! Un rescate sencillo. - cuando estaba alargando la mano para arrancar la página, una mano enana se me adelantó y cogió el papel antes que yo.

¡Eh! Yo lo había visto antes - le dije al enano. - No quiero empezar una pelea, más que nada porque me echarían de aquí. La Dama Alustriel no quiere conflictos.... A medias, ¿te parece?

La noche era dura, mas de lo que cualquier mediano esperaría, especialmente por que nadie le regala medias a los medianos... así que allí estaba Vater, el piesligeros, con los pies junto a la chimenea, rodeado con sus brazos pensando en si tendría que salir al frió dentro de poco, pues tendría que buscar un abrigo adicional para soportar la temporada, de todas las formas la taberna era acogedora, era una taberna maloliente llena de gentes grandes, rudos, groseros y malolientes, pero acogedora.

Una vez sus pies se descongelaron, se escurrió entre las mesas, y también debajo de ellas, hasta dar de golpe una pared de piedra... nope... pensó para sus adentros... era una enana, en su estrepitoso caída, lanza ambas manos al aire y manoteo un pedazo de papel que estaba en disputa entre ella y un humano con pinta de pocos amigos...

Le reconoció apenas pudo abrir los ojos desde el piso, así como también a la semielfa que le ayudo a levantarse, eran de aquellos "mercenarios" así también el mismo...

-Por fin un poco de paz en la tranquilidad de la ciudad, nada como una buena jarra de cerveza para quitar los dolores de los golpes y el olor de la tierra. al pagar la cerveza que me tomo me percato que no me queda mucho dinero. -si deseo realmente estar así de cómodo y caliente, debo buscar unos cobres mas que llenen mi saquillo. Me levanto y me dirijo a el tablón de anuncios un hombre lo revisa y habla entre dientes mientras los lee, Sutilmente digo indeciso el caballero, al inspeccionar el tablero noto uno que se ve hecho por una persona con poca educación, humilde esto me llama la atención, una niña perdida, Me recordó a mi pasado, -la primera vez que vi un bosque y a un guardabosques, la primera vez que me perdí en el bosque, fue horrible! casi muero, -veamos donde esta esa niña tal vez tengamos una futura aventurera en nuestras manos. Tomo el papel sin pensarlo y rió un poco -Haha, Pronto estarás con tus padres traviesa, Veo que el hombre también esta interesado en esta búsqueda. -Te interesa? que tal si vamos juntos? no tengo con quien tomar hoy y menos con quien aventurarme. Vamos a sentarnos y discutirlo.

Habia ido a la Posada el Roble dorado, no por la invitación de mi Dama, sino para guardar el orden en su nombre mientras los mercenarios estaban en la Ciudad. pero al llegar vi el tablón y decidí que debería ir, Con quien?, mire al rededor y decidí que el destino eligiera y no tardo mucho en encaminar mis pasos hacia mi destino, pues un mediano se estrello contra una enana y callo al suelo, me acerque y le ayude a levantarse y dije:- Aquí no puede pelearse nadie, son ordenes de la Dama Alustriel quien paga todo lo que coméis y si dormís aquí también.
Luego mire a los allí congregados, estaba el mediano, un enano, una enana y un humano, todos parecían no conocerse y sin embargo habían coincidido en escoger el mismo trabajo, así que digo:- Permitirme ese papel. cuando me lo ceden lo leo para todos: -"NECESITO AYUDA URGENTEMENTE, mi hija ha desaparecido y necesito encontrarla, buscar a Dustier en la taberna del ciervo en pie, al lado de la muralla antigua, a 9 puertas del mercado." Terminado el mismo miro otra vez a los que me rodean y digo:- Bien, vais a ir todos a ayudar a Dustier?, si es así os acompañare y ademas os podría servir de guía en la ciudad sin que os perdáis, ya que yo soy de aquí.

Largo había sido el camino desde la escarpada ciudadela de Adbar hasta el enclave de Argluna; largo e intrincado, pero tranquilo. (Gracias a los dioses, pensó la enana.) En sus jovencísimos dieciséis años de vida, nunca había abandonado la pétrea seguridad de aquel bastión enano y, menos aún, conocido los peligros que acechaban del otro lado de sus muros. Aún así, la breve estadía en Sundabar había sido muy fructífera y le había servido para despejar los espesos nubarrones que nublaban su confundido ánimo. Diesa ya no se preguntaba el porqué, sencillamente había aceptado su nueva condición e intentaba avenirse a ella lo mejor que podía y sabía. Por lo que, muy pronto la sonrisa regresó a su joven semblante y afloró la habitual curiosidad de su mirada. La mismas sonrisa y curiosidad con la que contemplaba la singular escena que se desarrollaba ante sus ojos.

El Roble Dorado resumía en un breve espacio mucho de lo que Argluna ofrecía a los forasteros: una amalgama de lenguas, costumbres y culturas como en pocos otros sitios de La Marca, algo muy distinto de lo que la enana estaba acostumbrada a ver en Adbar. Y a oler, por cierto. Diesa arrugó la nariz con cierto desagrado. Sin duda, muchos de los parroquianos ignoraban los múltiples beneficios del agua y el jabón. (Bien hubiera hecho la Dama Alustriel en imponer la ducha obligatoria a los recién llegados…) Miró a un lado y al otro buscando a Veit y a Orsik. (¿Dónde se habrán metido?, masculló entre dientes.) Solo esperaba que no se metieran en problemas, sobre todo Orsik. Veit sabía cuidarse sola y tratar con toda clase de sujetos, no por nada ostentaba dos prudentes centurias sobre su cabeza y, ¡qué duda cabía!, otras dos platearían sus sienes en las centurias venideras. Pero Orsik…

Orsik era un tema aparte.

Estaba ensimismada en estas cuestiones cuando la sorprendió el resbalón y caída del mediano.

—¿Te has hecho daño?— inquirió, entre preocupada y divertida, al tiempo que lo ayudaba a incorporarse.

Luego volteó la cabeza persiguiendo el extraño trayecto de aquel papel cuyo pedido de ayuda pasaba de mano en mano como movido por un inescrutable designio. Y las palabras del enano: —"Veamos dónde está esa niña…"— y —"Pronto estarás con tus padres, traviesa…"— Luego la elfa leyendo con su cantarina voz aquel desesperado pedido: —"Mi hija ha desaparecido y necesito encontrarla…"— A cada palabra, algo suave e inasible como el aleteo de un pájaro se agitó muy profundo en la cabeza de Diesa.

—¡Por Sharíndlar! ¡Pues claro! ¿Quién es tan desalmado como para abandonar a una niña a su suerte? Pobre criatura, ¿qué habrá acaecido con ella? ¿Y cómo dices que se llama su padre? ¿Dustier? ¿Acaso lo conoces?— le preguntó a la elfa.

Consciente o no, Diesa daba por hecho que todos irían en auxilio de la niña. Con una enorme y confiada sonrisa, la ingenua enana miró en derredor esperando corroborar sus palabras. Porque "nadie era tan desalmado"... ¿O sí?

Todavía confundido por el golpe, el mediano agradecía a Sune entre dientes por la visión que le presentaba la fortuna, ayudado por la gentileza ajena, como si un ángel le tendiera una mano, de un empujón se pone de pie sobre el piso de roble desgastado, obscurecido ya por los años, de pies sucios y los restos de Mystra sabe que...

Su visión fue breve, pero intensa, nomas girar su cabeza, se sorprendió de encontrarse entre enanos, un humano con poca pinta y una semielfa que irradiaba un carisma capaz de cegar a una ninfa.
Entonces una voz femenina, reconocible como de una enana le consulta por su estado, al cual responde tomándose de la cabeza No es nada señora, solo fue un golpe en la cabeza, los medianos somos conocidos por caer siempre de cabeza, así se nos endurece mas rápido.. mas saca la lengua parcialmente en forma de burla para si mismo.

Cuando los mira, el enano le resultaba extrañamente conocido, pero su obnubilada cabeza era incapaz de recordar fragmento alguno de donde le había visto... mas la enana si le era familiar, habían viajado juntos por el paso en carretas separadas y había conocido a uno de sus compañeros de viaje, un simplón enano que tenia mas espíritu de mediano que muchos de los de su raza podrían adjudicarse, Orsik le llamaban. El humano no resalto en lo absoluto, le resultaba extraño.

Mas gustoso por la camaraderia recibida, exclama, gentiles amigos, gustarían partir pan conmigo y compartir una copa, si la dama Alustriel nos a citado y Mystra nos ha reunido, haríamos bien en no desafiarla, y conocernos...

Se sienta en una mesa, y con cantarina voz, recita Mi nombre es Vater, soy un viajero errante, un conocedor de caminos y un artista callejero, no busco mas que un buen lugar donde pasar el invierno, pero también historias que contar, nunca porte moneda, por eso ganarme el pan debo, y es mi razón de ganarme la vida de esta forma y toma un vaso vacio y lo agita en el aire para que el cantinero asiente su deseo...

Una enana llego y atendió al Mediano lo que me satisfizo, ademas la enana esta dispuesta a ir sin preguntar nada, esta si que era una buena conciudadana, así que sin mas dilación cuando el mediano invito a todos a sentarnos a una mesa y se presento como Vater, no tuve ninguna duda de que ellos irían conmigo a por aquella niña. Por lo que seguí al Mediano a la mesa y me senté con el esperando que los demás hicieran lo propio.

A su presentación añadí:- Yo me llamo Aniel, Semielfa nacida Aquí. Acabo de entrar en la orden de Paladines de Tyr a quien debo probar que soy digna de tal puesto. Y he decidido ir a buscar a esa niña y devolverla a su padre con quien debe estar.

Luego espero que los demás comenten sus nombres y sus intenciones.

Vaya -comento con un gesto de la mano. Parece que la cría debe ser famosa. Cuanta gente dispuesta a encontrarla. - Miro a los concentrados allí delante del poste. - Busquemos una mesa para hablar de qué hacemos ahora y como repartimos la recompensa. No tocaremos a mucho...Somos 5.

Sin esperar respuesta intento localizar un hueco donde podamos sentarnos los cinco juntos y me dirijo hacia allí.

La enana sonrió ante la florida presentación del mediano. (Vaya, cierto es lo que se dice de ellos en Adbar, que son gentes sencillas y agradables, caviló.)

—Encantada, Vater. Bonito oficio el de templar las palabras al fuego de una buena historia —respondió. (Y poco productivo, murmuró para sí, recordando las palabras de Traubon, su hermano.) Luego alzó la mirada hacia la semielfa: —Es un placer conocer a una servidora de Tyr —dijo, y añadió: —Me llamo Diesa... y vengo de una larga estadía en Sundabar. Sirvo a Sharíndlar —susurró con voz ronca y se sonrojó ligeramente.

No necesitaba presentación, sus ropas delataban su condición, y el colgante que pendía de su pecho proclamaba que era una xhalornor. Pero le costaba un poco presentarse como tal. La clemencia no era una de las virtudes más destacadas en Diesa y, por esa misma razón, temía más de lo que amaba a la diosa. Aún no comprendía el porqué de aquel "llamado", pero poco podía hacer al respecto. Jamás contrariaría los inescrutables designios divinos...

Fue entonces cuando habló el humano, y lo que escuchó le hizo fruncir el ceño y rechinar los dientes:

—¿Cómo repartimos la recompensa? ¿Y dónde dice que hay una recompensa? —inquirió. —Es el pedido de ayuda de un padre desesperado. Tal vez la sonrisa de la niña sea la única recompensa. Pero ya os sacaré de dudas — concluyó, sarcástica.

Y cuando el posadero se acercó atendiendo al llamado del mediano, inquirió:

—Salud y prosperidad, buen hombre. ¿Acaso sabéis quién es el atribulado padre de la niña desaparecida? El tal Dustier...

Por un instante, una sombra nubló la mirada de Diesa. Por un breve instante pensó en su propio padre. Lo imaginó a los gritos, maldiciendo su suerte, precupado por su "pequeña", por la "luz de sus ojos" como se complacía en llamarla. Y, por un muy fugaz instante, la culpa le mordió las entrañas.

(No debí partir así, pensó.)

-Encantado de conoceros a todos, a mi parecer las coincidencias no existen y esa niña no podría estar en mejores manos, mi nombre es Agarot Youngsprout y por la recompensa no me preocupo, con un poco de comida y un lugar donde dormir es todo lo que necesita este gastado cuerpo.-Inclino mi cabeza solemnemente y sonrió confiado en que esta aventura sera muy interesante.

-Iniciamos caballeros? iremos a buscar a este padre preocupado? el tiempo es oro.-

-Aniel que puedes decirnos de sus padres?

- Maese Agarot, de sus padres nada, pero puedo llevaros a donde dice la direccion sin problemas. comamos y bebamos un poco para recuperar fuerzas y en cuanto estemos os llevare con gusto a donde dice requerir la ayuda.

La camaradería era notoria entre enanos y con la semielfa, pero el humano rehusaba presentarse y respetar las mínimos requisitos sociales, pero no le era de mucha importancia, aunque su desconfianza se incrementaba sobre el mismo infractor. Vaya forma de empezar una charla, pensó finalmente.

Su entusiasmo se plasmo entre sus barbas cuando el posadero, raudo y servicial, trajo con él comida y bebida, para todo el grupo. Agito el papel con la encomienda como si de su ticket al paraíso se tratara, en efecto, no había comido nada elaborado desde hacia semanas y vivir de frutos y animales salvajes puede llegar a cansar hasta a un raudo explorador. Se sonrió pues esto le daba gusto.

Finalmente recayó en que este era un grupo que iba a ponerse en riesgo para salvar a una pequeña, la idea era conmovedora, pero riesgosa, reflexiono por un momento, su duda era sencilla pero critica... ¿no habría sido que la niña quiso escapar de su padre? debían hablar con el padre y desde ahí continuar.

Se acerco a la enana y en tono bajo, escondió su ignorancia, ¿Quien es Sharíndlar?

Todos se sentaron a la mesa y pidieron comida y bebida.

Ahora que estamos todos, mi nombre es Koltron. Aventurero, y olfateador de dinero, jajajaja..... Miro a todos uno por uno. - Ya sé que no se menciona recompensa, pero ¡vamos! Si alguien le devuelve a su hija, bien seguro que nos dará algo más que las gracias. Si alguno de vosotros tiene algún conflicto moral con ello, no os preocupeis, me quedaré con su parte, jajajaja.

Cojo una jarra de cerveza y le doy un trago largo.

Miro de soslayo a Koltron mientras pienso, Un mercenario que solo se mueve por dinero, mal asunto, los demás parecen buenas gentes, aunque ya veremos., Luego dijo mientras cogía una pata de conejo asada y hacia ademan de llevársela a la boca:- venga comer, que deberíamos empezar a movernos en breve.

¡Ñam-ñam! ¡Ñam-ñam! ¡Glup! ¡Glup! ¡Glup! Cier... ¡Ñam-ñam! ¡Cronch! ¡Ñam-ñam! ...to... ¡Glup! ¡Glup! Debe... ¡Ñam-ñam! ¡Ñam-ñam! ¡Glup! ¡Glup! ...mos... ¡Crac! ¡Ñam-ñam! ¡Ñam-ñam! ¡Glup! ¡Glup! recupe... ¡Ñam-ñam! ¡Ñam-ñam! ¡Glup! ¡Glup! rar... ¡Ñam-ñam! ¡Ñam-ñam! ¡Glup! ¡Glup! fuerzas... ¡Ñam-ñam! ¡Ñam-ñam! ¡Glup! ¡Glup! ¡Glup! se limpia las migajas con el borde de su manga, mientras sostiene una pata de conejo, y concluye su frase finalmente, antes de visitar a Dustier, el padre... ¡Ñam-ñam! ¡Ñam-ñam! ¡Glup! ¡Glup! ¡Glup!

Yendo a la mesa con el animo en alto por las coincidencia de la vida, pienso Que compartir una mesa con completos extraño siempre es placentero, muy variados debo decir este grupo. Un mediano comelon, un hombre avaricioso, una elfa recta y una niña enana. mientra la comida continuaba Koltron hablo sobre su deseo de una recompensa, la cual me pareció risible -Hahaha Koltron, hombre quien dijo que no había recompensa? solo ten en cuenta que esta puede llegar no como esperas, sírvete y toma que no sabemos que viene y le giño un ojo al hombre, volteo mi mirada hacia Aniel y encarando a la imagen de la justicia, levanto mi copa y la invito a brindar -Salud por nuestro grupo improvisado-., mientras las comida va y viene, el pequeño mediano prueba un poco de todo, Le paso unos cortes de queso al pequeño Vater y le digo con que mezclarlo -Con este maíz y este queso probaras algo único.

Mientras la comida termina, contemplo el grupete de compañeros que tendré y notro a la enana pensativa, y trato de hablar con ella. -Hola Niña, Soy Agarot que te trajo a este lugar tan alejado?, Noto su rostro joven y sin pelo, hermoso a su manera, que la habrá traído tan lejos, no es normal para los enanos de su edad estar tan lejos de su familia.

Pronto los decires de unos y otros fueron sucediéndose hasta confundirse con el bullicio de la posada; y, más pronto aún, las decisiones: primero se decidió templar estómagos y gaznates; luego, ir por la niña. Diesa iba a protestar, pero, en medio de aquella miríada de palabras, sus labios se sellaron y su mirada fue de la elfa hacia el mediano, del mediano hacia el humano y del humano hacia el enano, una y otra vez, como arrastrada por una ignota fascinación. Y, sin entender cómo, se encontró sentada entre enormes jarras de cerveza, un olfateador de dinero, jugosos trozos de conejo, una abanderada de Tyr, tibias hogazas de pan, un mediano cuya capacidad para tragar era equiparable con la de las más voraces criaturas de Faerûn,  aromáticos quesos, un enano del bosque, especulaciones de recompensas e improvisados brindis.

—"¿Quién es Sharíndlar?" —susurró una voz junto a ella.

Diesa se volvió hacia el mediano (¿Vater era su nombre?) y le explicó:

—Sharíndlar, la Dama de la clemencia, es conocida también como la Bailarina reluciente. Quienes le sirven, los xhalornor, se encargan de las necesidades de los enfermos y de… —De pronto el rostro de la muchacha se ruborizó hasta las orejas y bajó la mirada. —De los rituales de cortejo.

Esto último realmente la avergonzaba, y fue tan así que escondió su rubor detrás de una hogaza de pan a la que mordisqueaba de tanto en tanto… y se aseguró de que no le falte bocado al curioso mediano, no fuera a preguntar otra cosa. Pero esto no le evitó otro incómodo momento…

—"Hola, Niña. Soy Agarot. ¿Qué te trajo a este lugar tan alejado?" —inquirió el enano.

(¿Me llamó niña? ¡Niña! Si dejé mis vestidos de infante en la celebración de la Noche de Estival...) Herida en su orgullo, Diesa alzó la barbilla con un gesto altanero y afiló su voz; luego echó una centelleante mirada hacia el entrometido enano.

—Encantada de conocerlo, maese Agarot. Pero creo que se confunde: mi nombre es Diesa, no Niña —siseó entre dientes —Y… ¿tan alejado? Creo que se confunde otra vez —dijo, con una enorme y tiesa sonrisa clavada en su rostro. —Quizá, por el inescrutable designio de la Benevolente, estoy en el lugar señalado.

Y clavó una fugaz pero profunda mirada en el enano, una mirada a medio camino entre la súplica y la orden.

"No preguntes."

Luego entrecerró los ojos y añoró su tan amada y alejada tierra, escondida tras el recuerdo de una antigua canción:

"Los que cuentan cuentos cuentan

(y cantan los bardos de Adbar)

una historia que todos escuchan

junto a la chimenea del hogar.

Antes de que Adbar fuera Adbar

y antes de que los héroes llegaran,

un enano, en mares ahogado

de cerveza y otros brebajes,

fue el primero de ellos en entrar…"

Paso el rato y las preguntas volaban, pocas pues algunos nos paraban de comer y otros de beber. Las preguntas no siempre caían bien y no era bueno crear malo entendidos o suspicacias entre los que se suponen que irán juntos a resolver un problema, por lo que después de brindar con Agorat por el grupo improvisado con un simple:- Salud!. Termino de comer un trozo mas, le dio un buen trago a la bebida que tenia delante y digo:- Bueno, estáis ya listos para que os lleve al lugar para empezar con esa misión?
Después mientras esperaba las respuestas me acerco a Diesa y la digo en voz baja:- Mi querida Tiesa, no creo que el Posadero nos preste mucha atencion y que sepa nada de esa niña, lo mejor sera ir a hablar con su padre y si queremos contrastar historias, preguntar a algún vecino o familiar de la misma.
callo un momento y termino diciéndola mientras la guiño un ojo y la sonrió calidamente:- Aunque me parece muy buena idea para empezar, creo que vas a ser una buena investigadora.

No estaba seguro si fue el vapor de la sopa o la imagen de una de las cortesanas retirándose de la cantina, pero la enana fuerte y despreocupada, ¡se había sonrojado! ¡Que los cielos iluminen a Sune, era encantadora sonrojándose! Se sonrió sorprendido por el gesto mas sutil que había demostrado su nueva compañera y se le escapo un poco de sopa por el costado de la comisura de la boca. No quiso demostrar su acto fallido y giro su vista a la semielfa, mas en contraposición, la figura firme e inquebrantable de ella le parecía fantástica, no debía tener mas de 25 años, pero el ya la veía elevada en un monumento en algún pueblo que salvaría en algún futuro incierto, ciertamente la figura era majestuosa, como una Lilenda o un Angel.

El enano era un hombre sencillo, le agradaba su forma de tropezar con las palabras y las personas, si tuviera otro hermano mayor, le gustaría que sea como ese enano, tranquilo, sincero y torpe.
Mas si pudiera tener otro hermano menor, y este fuera como el humano que compartía con ellos, mas nunca le prestaría un cobre aunque su familia dependiera de ello, mas el sentía que le regalaría al humano algo que este no apreciaría hasta que sea el momento adecuado, sintió pena por el. Aunque si tuviera un hermano como Orsik, a el si le prestaría dinero (si tuviera alguno).

La conversación iba y venia, se hablaban de lugares, personas e ideas, este grupo era como una nueva familia para el mediano, aunque todavía no lo supiera.

El último pedazo de pollo fue difícil de tragar, pues en su estomago ya no había espacio para bocado alguno, por lo que en lugar de acercarse al grupo para escucharlos mejor, les dejo pasar sus palabras y se inclino sobre su silla, el tercer botón de su camisa parecía una flecha puesta a punto en un arco, capaz de dispararse contra algún transeúnte desprevenido... solo esperaba que le diera tiempo para poder correr presto a que eso aconteciera... así que temiendo por la vida de la gente en la taberna, se levanta de su silla, y ajustándose la camisa para evitar tan bochornoso accidente, asintio, ¡Aniel tiene razón, hay que desenredar esta situación y ayudar a una niña en problemas! y se llevo a la boca un ultimo trago de su bebida.