Partida Rol por web

Claro, claro, claro todo iba tan bien que se podría considerar que todo este ambiente de abundancia desbordaba lo antinatural y así fue, o al menos eso pensé mientras observaba como el norteño cae muerto ante nuestros ojos… una muerte bastante… digamos… para no ser tan hiriente con los espíritus del norte… ¿original?...

En fin, tome al muerto, obviamente después de “pedir prestado” algunos objetos mágicos, y mientras terminaba la carga de mi pipa con el mediano nos retiramos del emporio con dirección a un templo de Selune, pensando si esto se debió por una muerte natural, de las cuales he visto muchas e incluso en guerreros veteranos y sanos, o por influencias malignas de las armas… cosa que dudo totalmente por el simple hecho que escorias como gnolls y orcos pudieron portarlas sin ningún problemas, además, acá no hay ningún idiota que desborde pulcritud como para verse afectado por un aura constante de negatividad que desemboque a una muerte tan dramática como la sufrida por Joao.

Ya estando dentro del monasterio, me mantengo en silencio y dejo que el clérigo arregle toda esta situación mientras tanto, me mantengo en alerta a los alrededores por si los religiosos o lo que sea nos quieran jugar una buena, aun con el cadáver del norteño danzando en mi hombro como si fuese un saco de papas bastante grande…

Kethra observaba con alivio como Theldor y Ghorza aceptaban su propuesta de buscar información sobre los dragones, con más cautela de la que ella se imaginaba, pero con el aporte de nuevas ideas que serían de utilidad. Se quedó mirando un momento al semiorco, como se supone que lloverá la información por hacer una gesta compleja? que dices? pensaba, dudando de la sabiduría del orco en lo referente al conocimiento. Ya preparada para salir se quedó observando a los pequeños que jugueteaban con un gorro y a Joao que juntaba sus pertenencias. De repente lo impensado sucedió, el norteño comenzó a balbucear con los ojos en blanco - Posesión...- susurró mientras veía desconcertada como el hombre caía al piso. Se volteó hacia el clérigo, esperando que hiciese algo por él, pero nada pudo frenar al destino. El comerciante sin perder un segundo los invitó a ir al templo, aunque estaba claro que solo quería que saliesen de allí. Ghorza tomó las pertenencias de Joao y levantó al norteño como si fuese una pluma, ante lo cual Khetra lo miró sin disimular su admiración.

No tardaron en llegar al templo, aunque ese tiempo fue suficiente para que el espíritu de Joao siguiese su camino a donde fuera que era llevado. - Cuando los dioses quieren que partamos, no hay nada que podamos hacer - dijo cuando se detuvieron, y se quedó junto al cuerpo mientras Theldon hablaba con uno de los clérigos.

Mul Masher escuchó con interés la petición del prometedor Theldor. Con un chasquido de sus dedos aparecieron cuatro jóvenes clérigos cuyos ropajes indicaban que eran acólitos -Uno de los rangos más bajos en la Orden de Selune-. Haciéndose cargo del cuerpo de Joao, procedieron a llevárselo respetuosamente en una camilla usada para estos menesteres. Tras desaparecer los acólitos por una de las numerosas puertas del templo, Mul Masher volvió su atención hacia el grupo de aventureros, exclamando: No os preocupéis! El templo se hará cargo de darle un digno entierro a vuestro camarada. Es lo mínimo que puedo hacer por Theldor. Volviendo su atención hacia las armas que estos le mostraban, el abad del templo dio un respingo brincando ligeramente hacia atrás al percibir el mal que habitaba en ellas. Mmm, exclamo contrariado indicando con un gesto de su mano que le siguieran. -Vayamos al Santa sanctórum del templo - dirigiéndoles a través de uno de los pasillos a lo que parecía ser el lugar más sagrado del templo. Al llegar ante una puerta de roble macizo finamente labrada con diferentes fases lunares, Mul Masher saco una llave dorada y procedió a abrir esta, exclamando: Sed bienvenidos y sentíos afortunados de tener el privilegio de estar más cerca de nuestra Diosa. Efectivamente al entrar, todos os sentís extrañamente reconfortados, como en paz. En el centro de la amplia estancia veis un altar de mármol con forma de media luna, acercándose a éste con paso decidido el abad os pide las armas malignas. Con disciplina, comenzó a depositar dichos objetos sobre el altar musitando una plegaria a Sêlune para que atendiera vuestra petición. Observáis que una especie de blanquecina energía comienza a fluir a través del altar envolviendo los objetos, casi parece que están a punto de ser completamente purificados por la energía divina cuando de súbito surge de la espada un estallido de pura maldad provocando una onda sónica que golpea a todos los presentes.

El clérigo se relaja al entrar en el santa sanctorum del templo. Aquel lugar irradiaba paz y tranquilidad, y era el lugar idóneo para entrar en comunión con la diosa Selune. Fue en el bello altar de mármol donde el maestro depositó los objetos malvados y donde inició su plegaria a la diosa en aras de eliminar la maldad que los envolvía. 

Sin embargo, algo no salió como se esperaba. De la espada surgió una terrible onda sonica que golpeó a los presentes. Theldor, sorprendido ante aquel golpe, dió un paso hacia atrás.,

Maestro, ¿está usted bien?- miró a sus compañeros- ¿y vosotros?

En el momento en que pensé que podría descansar en esta cínica paz, ya sabes, esa mierda que a los religiosos les gusta aparentar, siento como una maldita onda mágica me golpea como si fuese un maldito borracho terminando su última jarra mientras observa el sol levantarse en el horizonte, maldiciendo, con dolor, como mi relajo me estaba costando una buena dosis de dolor muscular…

-.¡Mierda! la puta que lo pari…-. Antes de terminar recuerdo que estoy en un lugar sagrado y evito completar mi maldición en respeto a los presentes o eso trato de hacer al mismo tiempo que compruebo que cada parte de mi cuerpo esta donde debería estar…

El sacerdote los había recibido amablemente, pero a Kethra le resultaba un hombre débil y un tanto amanerado, estaba encerrado en un bonito templo con sirvientes que hacían lo que él esperaba a voluntad, muy cómodo bajo un lujoso techo. Que tenía ese hombre que ver con los sacerdotes norteños que veneraban a Aurid? Ellos soportaban los caprichos de una diosa cruel cuyas bendiciones se pagaban con frío, hambre y muerte. Haciendo a un lado sus pensamientos, siguió al religioso hasta un lugar santo, donde sin duda la presencia de la deidad era mas fuerte. Sus plegarias parecieron silenciar el maligno poder de esas armas, pero finalmente un sonido más fuerte se impuso.

La onda sonora sacudió a Kethra, que perdió el equilibrio ante la sorpresa del impacto invisible - Por la cola de los dragones, que está pasando?!-  

Pocket se encontraba junto al resto de sus compañeros mirando con curiosidad la fantástica escena, ya el mero hecho de estar ante la presencia divina de la Sêlune era reconfortante pero ver actuar su magia divina era algo increíble. Vio con asombro como el cetro de poder parecía ser purgado de todo mal por la cálida energía, sin embargo la espada de negra hoja guardaba algo oculto y antiguo en su interior. Como si esta estuviera dotada de vida propia y como resultado de la fuerzas antagónicas que allí colisionaban se produjo una explosión de energía mágica en forma de onda que golpeo a Scrumsh, Ghorza, Kethra y Theldor, dejándolos aturdidos y derribados en el suelo, evadiéndola Pocket al cubrirse bajo un pedestal y saliendo indemne el maestro Masher, a pesar de estar en el epicentro de la onda. La diosa parecía proteger a su patriarca.

Según os vais incorporando los que estáis por el suelo y recuperando el aliento, os dais cuenta de que os sentís algo confusos y desorientados. Poco a poco os recomponéis y distinguís que la espada se encuentra flotando vertical sobre el altar con forma de luna. Una especie de ojo demoniaco de tono rojizo parece mostrarse en su guardamano. Extrañas runas de origen infernal brillan a lo largo de su negra hoja irradiando pura maldad.

La hechicera se incorporó apenas comprendiendo lo que ocurría, para luego detenerse en el espectáculo que había frente a ella. En el centro de la sala se encontraba la espada que infernal, flotando en el aire y emanando una aura de maldad que todos podían percibir. Las maléficas runas que adornaban la hora ahora parecían titilar con poder, mientras que cerca de la empuñadura uno ojo los observaba a todos. Ese objeto encerraba un gran poder y a su modo, también una inmensa belleza, y Kethra quedó inmóvil por unos segundos.

Luego se dirigió al sacerdote que había resistido la onda expansiva con entereza - Y bien, de que se trata esto?- preguntó, jamás se había enfrentado a algo parecido e intuía que lidiar con ese poder no era algo fácil de lograr.

-. Oye, oye, oye-. Es lo que expresa el semi orco mientras se levanta del suelo al mismo tiempo que toma una posición defensiva, preparando su gran hacha para un posible combate-. ¿Qué es esta mierda? -. Los dorados ojos del bárbaro comienzan a bordear cada detalle siniestro, pero exquisito de la manufactura de la espada sobrenatural, era algo que de cierta manera cautivaba al bárbaro por el simple hecho de ser un hombre que ha vivido gran parte de su existencia entre acero y muerte-. Theldor, dile al vejestorio de tu maestro que si esto es una broma de mal gusto realmente tiene un sentido del humor conectado con su recto y si no es así, parece que su diosa ha fallado de forma bastante miserable, al igual que yo cuando trate de besar a una elfa noble al frente de su esposo hace ya varios años atrás-. Sus ojos no se apartaban de la presencia oscuro, sus músculos se tensaban como si esperaran ansiosamente la orden de carga

Theldor se levanta tras la onda espansiva liberada por la espada. Observo con intranquilidad como ésta parecía cobrar vida propia flotando encima del altar. Preocupado, su mano agarró su arma, observando que iba a realizar su maestro.

Ghorza, mi maestro tiene oídos y creo que ha entendido cada una de tus palabras. Por otro lado, deberías mostrar algo más de respeto a una persona que intenta ayudarnos en nuestra tarea. Si esa espada ha aguantado la bendición de la diosa, es evidente que tiene algo más que ser una espada maldita. Yo diría que incluso podría estar bendecida por algún dios maligno o que contiene en su acero alguna entidad demoníaca. ¿Me equivocó maestro?

El zumbido sonoro y persistente aun martilleaba las cabezas de los héroes tras la explosión de energía. Ghorza soltó improperios y alguna palabra mal sonante llevado por su carácter desconfiado. Gracias al cual había logrado sobrevivir en las duras tierras del norte. Fijándose en la espada se preparó para lo peor, empuñando su poderosa hacha. Theldor le llamó la atención exigiéndole que guardara más respeto a su maestro Mul Maser. El Abad por su parte no dio signos de sentirse ofendido por las palabras del mestizo, sus sentidos estaban enfocados en aquella maléfica y fantástica arma que parecía tener vida propia. Kethra se quedó fascinada ante la presencia de la espada. De súbito algunos héroes fueron flaseados por una luz brillante haciendo que estos vieran visiones…

Ghorza se vio coronado como rey en el Norte. De todos los rincones de sus extensos dominios llegaban vírgenes elfas, humanas y de otras especies a Argluna para ser desvirgadas por su poderosa verga. Incluso la misma Alustriel le acariciaba sus verdes pelotas y le practicaba alguna que otra felación. Se vio surcando los cielos sobre “Erallion” su dragón Verde, seguido por una hueste de Dragones de diversos tonos los cuales le rendían obediencia. Tal era su poder que la gente le temía y le amaba. Ghorza I, así era llamado en Faerun! Solo tenía que empuñar la poderosa espada y su sueño se haría realidad, acabando con aquellos que se le interpusieran.

Kethra se vio convertida en una elegida de Aurid. Un poderoso Dragon azul macho le servía y protegía. Restituía el clan Urth convirtiéndolo en el más poderoso de las tribus bárbaras del Norte. Los clanes orcos de la columna del mundo sucumbían y huían ante su poder. Incluso la misma Alustriel le rendía pleitesía solicitándole pactos de no agresión y acuerdos comerciales. Tal era su poder en las tierras del Norte que con los años empezaron a venerarla y adorarla ascendiendo al status de Semidiosa. Solo tenía que empuñar la poderosa espada y su sueño se haría realidad, acabando con aquellos que se le interpusieran.

Pocket parecía extrañado, ante la situación que observaba al igual que Scrumsh. Por su parte Theldor miraba con nerviosismo la diabólica espada, intuyendo que podría estar bendecida por algún dios maligno o entidad demoníaca. Preguntándole a Mul Masher, éste lo miro con ojos temerosos, exclamando: Esto está más allá de mi poderr!

A través de la puerta de roble escucháis los gritos y los pasos de los clérigos del Templo que llegan a la carrera, preocupados sin duda por la explosión de energía mágica.

Kethra se quedó contemplando la espada, inmóvil. El poder la deslumbraba, a pesar de que era consciente de que su origen era maligno, el arma le parecía perfecta. No le interesaba blandirla, no sabía cómo hacerlo, pero aún así el objeto captó su atención. El ojo que parecía verla le reveló de algún modo el futuro que estaba a su alcance. Su clan podía ser reconstruido y ella lo llevaría a una gloria que no había conocido jamás, aplastaría a la peste orca que infestaba sus tierras y sería respetada por todos. Los dragones le servirían y los seres más poderosos del norte inclinarían su rodilla ante ella. Aurid la bendeciría con su crueldad implacable aniquilando a sus enemigos, sus padres estarían orgullosos de ella. La visión culminaba entronándose como diosa en el el panteón norteño, todo ello estaría a su alcance si tomaba su espada. La visión parece cierta, pero será así?

Apenas era consciente de su entorno, los sacerdotes parecían temerle a la espada  seguro se cagaron en sus pantalones, mientras que Pocket y Scrumsh no parecían ser conscientes del poder que contenía esa espada pobres, no entienden lo que pasa. El semiorco, sin embargo, tenía sus ojos clavados en el metal y ella reconoció esa mirada, él si entiende. 

Luego avanzando hacia espada contestó al sacerdote - Está más allá de tus fuerzas, sacerdote, pero no de las mías - dijo con confianza y determinación.

La magia fluyó a través de ella, susurrando un encantamiento dirigido hacia el único obstáculo que se interponía con el sueño más grande de toda su vida, Ghorza. Sabía que su poder podía atravesar la frágil mente de ese semiorco ignorante, era cierto que le caía bien y que juntos criarían al pequeño dragón verde, incluso podía llegar a compartir con él su trono de grandeza llegado el momento, pero ahora solo era un estorbo para acudir al llamado del destino.

Aurid lo hubiese matado en ese instante pero ella no compartía sus métodos crueles, en su lugar creo en la mente del semiorco una visión especial. Uno de las figuras sombrías que danzaban alrededor de la espada se materializó, el espectro de la muerte desafiaba al semiorco, maldiciendo su cobardía e interponiéndose entre Ghorza y la espada. Las sombras envolvían al semiorco sin que pudiese hacer mucho, el espectro parecía incorpóreo y mortífero, y buscaba drenar la vida del guerrero a como de lugar.

Nada se interpondrá con Kethra, Soberana del Norte, NADA!