Partida Rol por web

Escena abierta, hermosas damas. Ya pueden hablar sin temor a equivocación con los destinatarios.

¿Te parece si primero definimos la relación como jugadores y luego si nos da tiempo antes de empezar podemos rolear alguna conversación para pillarnos el rollo?

Te cuento algo sobre mí para empezar y vemos cómo nos encajamos:

Llevo dos años en la corte. Cuando llegué fue un poco escandaloso porque eso de que no soy de familia noble y a pesar de eso el príncipe Próspero me acogió como amante.

Soy tímida e inocente y ADORO absolutamente al príncipe. Me he acercado a ti por tu profesión, para pedirte consejos. Necesito mantener al príncipe a mi lado como sea y si para ello tengo que utilizar trucos en el lecho... Pues a ello. 

Me parece perfecto. 

Creo que de Cecile no hace falta que le cuente más allá de lo que se rumorea. Pero como de los rumores uno no se puede fiar del todo, le cuento:

Cecile fue invitada por el príncipe para contentar a los caballeros de la Corte. Pero por lo general, aunque está un poco majareta y es muy juguetona, no muestra tan explícitamente sus tareas como se rumorea. Es verdad que tiene una gran experiencia y si Chiara, que parece ser tan adorable, le pide consejo sobre el tema, no dudará ni un instante en explicarle lo que necesite.

No obstante, no le extrañe que Cecile le aconseje para que seas más liberal. Que no se ciegue en un hombre si no lo desea. Aunque siendo la dama preferida del príncipe y viendo con qué ojos lo mira Chiara, no cree que haya remedio. Así que se limitará a enseñarle lo justo y necesario para que pueda contentar al príncipe.

Genial :).

¿Cuánto tiempo llevas en la corte? ¿Ya estabas cuando llegué yo?

Es probable que Cecile lleve más tiempo que Chiara en la Corte. Al fin y al cabo es mayor que ella y se relaciona con la mayoría desde hace tiempo.

Pues haciendo así un poco el papel de "mentora" y estando desde antes, puede que Chiara también te haya pedido consejos por Juliana. Cree que la odia por robarle su lugar en el lecho de Próspero y le da bastante miedo, pues ha oído rumores de que practica la brujería.

Cecile conoce a Juliana por el tiempo que lleva en la Corte. Ha mantenido alguna conversa para hablar sobre las obras de Fausto o durante algún banquete para comentar lo exquisita que estaba la comida. Eso siempre y cuando Cecile no tuviera vino en sus manos.

Desde que fue sustituida por Chiara, Juliana no parecía haber cambiado sus costumbres. No al menos a la vista de Cecile. Seguía disfrutando del teatro y había conseguido relacionarse con más miembros de la Corte.

Lo que está claro es que Cecile siente debilidad por las chicas jóvenes y, haciendo referencia a lo que comentaba anteriormente, estará más atenta por Chiara.

Por lo menos ella, no había podido comprobar que los rumores sobre Juliana fueran ciertos. ¿Pero quién sabe? Si así fuera, Chiara puede contar con el apoyo de Cecile.

Pues pues... No se me ocurre nada más, ¿tú quieres saber algo sobre mí?

Todo lo que Chiara crea que debería saber Cecile para poder ayudarla, aunque con lo que ha comentado ya se hace una idea. Sobre todo con lo relacionado a los consejos para la cama...

Cecile espera que a Chiara no le importe que le hable del sexo con total libertad y normalidad, como es tan tímida... Pero que no se preocupe, siempre en privado. Le conviene a ambas, supone Cecile.

Oh, no le importa. Se ruboriza con algunas cosas y tiene que bajar la mirada, nerviosa. Pero escucha atentamente todos los consejos y no le gustaría que Cecile tuviera que cortar su forma de hablar por ella.

Pues no sé qué más contarte XD. ¿Quieres que roleemos un encuentro?

De acuerdo. Si Chiara está en uno de esos momentos en que necesita consejo y se acuerda de Cecile, por ejemplo...

Chiara se acerca a Cecile con las mejillas sonrosadas y ligeramente nerviosa. En cuanto llega a su lado coge sus manos con suavidad y acerca sus labios a su oído, para que solo la escuche ella.

— Oh, querida amiga... Necesito vuestros consejos, pues esta noche me encontraré con Próspero y ansío proporcionarle algún placer nuevo... ¿Querrás acompañarme a algún lugar más retirado para que podamos hablar sin que nadie pueda escucharnos?

Chiara se aparta y la mira con ojos brillantes, expectantes, esperanzados. 

Al ver a la muchacha acercarse con ese nerviosismo, Cecile prestó total atención cuando se le acercó al oído. - Ajá... Comprendo... Está bien. - Asentía a todo lo que le decía la joven. - ¿Quiere que vayamos a mis aposentos o ya tiene en mente algún lugar? - Sonrió y la apretó sus manos.

Quería que se relajara para que se sintiera cómoda cuando empezaran a hablar sobre el tema que había iniciado.

— Había pensado que quizá podríamos dar un paseo por el jardín de las rosas. El aroma de ese lugar es tan... sugerente.— Con una risa suave, Chiara vuelve a sonrojarse. — Sobre todo cuando vos estáis cerca de él.

Entrelaza sus dedos con los de Cecile y tira suavemente de su mano para llevarla hacia allí. Podrán sentarse en algún banco de piedra, rodeadas de las flores, ¿qué mejor lugar para hablar de amor?

Qué tierna... Cecile dejó guiarse por la joven hacia el jardín. - ¡Es una gran idea! - Tambaleó sin querer su voz al hablar justo cuando empezaron a andar. 

Cecile miraba a su alrededor, aunque no con excesiva preocupación. Sólo quería asegurarse de que no hubiera nadie cerca para que pudieran hablar sin ningún inconveniente.

- Querida, primeramente... Debes saber algo. Y digo saber, porque por mucho que se lo digan, una no acaba de verse como los demás opinan. - Para que la chica la entendiera, Cecile la llevó a algún lugar donde pudiera ver su rostro reflejado. Un charco, el agua de la fuente quizás. - Mírate. Eres preciosa a la par que dulce. Con eso ya tienes mucho ganado. - La miró mientras esperaba la reacción de la joven al mirar su reflejo. 

Chiara sigue a Cecile con curiosidad cuando la lleva hacia la fuente. Siempre aprende tantas cosas con ella... Allí Cecile se coloca a su lado y hace que se observe en el agua. Al escuchar sus palabras un suave rubor tiñe de rosa sus mejillas mientras se lleva una mano al rostro.

— Oh, Cecile... Sois siempre tan amable conmigo. — Dice, dándose la vuelta para darle un suave beso en la mejilla. — Pero eso ya no es suficiente... Vos lo sabéis, hay muchas mujeres que son tanto o más hermosas que yo... Y el príncipe ya lleva dos años a mi lado, está acostumbrado a mi rostro. Sé que vos sabéis otras... formas de agradarle. 

La mira sonriente y esperanzada.

La sonrisa de Chiara ilumina a Cecile. - Entiendo... - Se llevó una mano en la mejilla que había recibido el dulce beso de la joven y se quedó pensativa, acariciándose a si misma.

A los pocos segundos tomó las manos de la joven y como si de una marioneta se tratase, empezó a mover sus brazos, hacia fuera, hacia dentro, para un lado y para otro, un giro de bailarina... Y finalmente, acabaron quedándose una frente a la otra, con los dedos entrelazados. 

Se llevó la mano derecha de la joven a su mejilla izquierda y, lo mismo, con la otra mano y mejilla. - Ésto, querida, es vuestra herramienta principal. - Dijo apretando un poco sus manos y acariciando la yema de algunos de sus dedos para que la joven entendiera a qué se refería. - Toque, no deje de tocar, el tacto es lo más importante y las manos son el mejor medio de transporte de para transmitir emociones de un cuerpo a otro. - Finalizó, esperando la reacción de Chiara. No quería que se sintiera incómoda en ningún momento, así que prefirió ir despacio.

Chiara ríe como una niña con el juego de Cecile manejando sus manos hasta terminar con un giro. Cuando empieza a hablar de nuevo, se calla, escuchando con atención, pero sin perder el brillo de la diversión de la mirada.

— ¿Y cómo debo tocarlo? - Pregunta la muchacha con los ojos llenos de curiosidad.— Él me ha enseñado algunas formas de tocarlo que... — Se ruboriza un poco antes de continuar, buscando las palabras. — ...le agradan... mucho. Pero oh, mi querida Cecile... Me gustaría sorprenderlo con algo nuevo. ¿Cómo debo tocarlo?

La mirada curiosa de Chiara encantaba a Cecile. Si el príncipe se había encargado de especificar qué gustos tenía a la joven, podría coincidir con algunas de las tácticas a las que se iba a referir.

Así que sin más preámbulos, quiso salir de dudas. - Espero que mis palabras no suenen demasiado directas, señorita... Pero... Quizás podría aconsejarle en mejores condiciones si antes me contara qué habéis practicado hasta ahora... - Sonrió y puso completa atención a lo que le contara la joven. - Me refiero, supongo que me habrá entendido, a algo fuera de lo normal... No creo que me repitiera, pero ¿quién sabe? Igual usted sabe más de lo que cree... - Volvió a sonreír, esta vez junto con una pequeña carcajada inocente.

Las mejillas de Chiara se sonrojan visiblemente, cogiendo un intenso tono carmesí simplemente de pensar en decir en voz alta las cosas que hace con su príncipe. — P-pero... ¿Cómo voy a saber lo que se sale de lo normal? Nunca he tenido otro amante, ni quiero tenerlo jamás...  — Protesta la joven, sin mucha fuerza. — Contadme todo mejor, querida, seguro que habrá muchas cosas que desconozca...

Cecile ya sabe por otras ocasiones anteriores en las que ha estado sonsacando a la joven, que las manos ya debería saberlas usar de sobra. Quizá pueda haberle recomendado ya anteriormente alguna postura distinta para sorprenderlo, después de dos años, probablemente también le habrá recomendado que use sus labios (o podría ser esta la ocasión si te apetece).