Partida Rol por web

La máscara de la Muerte Roja

Conversaciones secretas - Cecile y Lucrezia

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20/06/2013, 23:09
Director

Nobles damas, tienen una escena privada abierta para que puedan pormenorizar cualquier detalle. 

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20/06/2013, 23:21
Lucrezia

- Lo cierto es que estaba muy preocupada por vos, porque sé lo que es que se dirijan a uno con esa desconfianza, ¿sabéis? Desde lo de mi hija... bueno, lo que todos sabemos, no paro de encontrarme con las miradas de desprecio de todos con quienes me cruzo. Y aunque lo entiendo, ¿qué queréis que os diga? Me parece hipócrita, ¿a vos no?

Batió su abanico con rapidez, para quitarse el sofoco.

- Todos tenemos trapos sucios, ¿quién no? Por eso me parece muy vicioso lo que hacen con vos... Esos rumores. Una dama debe ser solícita, como imagino que sois vos. Y si se encuentra en necesidad, los demás debemos hacer lo posible por ayudarla. El populacho no solo tiene otras inclinaciones, sino que ahora se muere a centenas. ¿Qué haremos si no nos ayudamos entre nosotros? ¿Cómo sobreviviremos al salir a un reino desolado si nos deseamos el mal entre nosotros y juzgamos sin preguntar primero?

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20/06/2013, 23:27
Cecile

Cecile escuchó con atención las palabras de Lucrezia. Esa mujer tenía tanta razón... Asentía a cada una de las palabras que salían de su boca. - No puedo estar más de acuerdo con usted... Siento mucho lo de su hija... Y admiro el apoyo que usted le da. - Miró hacia el cielo. Rumores... Trapos sucios...

Pero deben ser fuertes. Ser inmunes, o si no se ven capaces de hacerlo todavía, aparentar serlo por lo menos, a los comentarios y rumores de los hipócritas que nos rodean. Amen sin miedo, confíen y desconfíen de quien ustedes quieran. - Sabía Cecile, que sus palabras extrañarían a la señora Lucrezia. Tenía una mentalidad diferente, posiblemente avanzada con lo que respectaba a la actitud que mostraba ante la sociedad. Era luchadora y no permitía que los comentarios de los demás derrumbaran sus ánimos. - Cuenten conmigo. Si su hija necesita alguien con quien hablar, no dude que puede hacerlo conmigo. Debemos permanecer unidos y hacer que pase el tiempo con normalidad, dentro de lo que cabe. - Se llevó la mano al pecho. Los ojos le brillaban demostrando su comprensión.

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20/06/2013, 23:59
Lucrezia

- Cuánto me alegra escuchar estas palabras, Cecile. - Le sonrió, mostrándole una perfecta dentadura blanca. - A veces pienso que lo que necesita la gente para dejar esos comportamientos es precisamente vivirlo en propia carne, aunque sea ligeramente. Y, sé que suena muy feo decirlo así, pero en las cortes se establecen estas guerras. Y más vale tener escudos con los que protegerse. Seguro que estáis en una posición privilegiada. A pesar de cómo os tratan, muchos confían en vos, ¿o me equivoco? Igual que me dejáis contar con vos, contad conmigo también. Aún si me confiáis cualquier cosa, lo trataré con el respeto necesario. Quizás mi posición... más elevada, me permita protegeros de quien quiera propasarse. A mi hija es preferible dejarla fuera de esto. Es bastante ilusa e infantil, y quizás os saque de vuestras casillas. 

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21/06/2013, 00:08
Cecile

Qué bella es esta mujer, para tener una hija en una situación tan complicada y administrar sus tierras en solitario. Cecile no podía evitar fijarse en la apariencia de Lucrezia, pero sin dejar de prestar atención. - Yo no le temo a nada. Pero bien es cierto que está bien poderse ayudar mutuamente en casos extremos como las posibles disputas que puedan surgir por culpa de las situaciones en las que nos encontramos... - Miró esta vez hacia el suelo. Era una mujer muy inquieta. - Entiendo. Su hija todavía es joven, pero crecerá y madurará. Si sigue los pasos de una madre como usted, estoy segura de que los trapos se limpiarán solos. - Juntó sus manos de golpe, provocando una palmada inesperada.

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21/06/2013, 01:18
Lucrezia

- ¡Cuánto me alegro! - Exclamó, satisfecha. - Sabía que podríamos ser amigas. Ahora bien, un consejo. Mejor mantener nuestra amistad discretamente... Podrían usarlo como arma arrojadiza contra las dos.

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21/06/2013, 10:15
Cecile

Cecile asintió seriamente. Su contraste de expresiones provocaban normalmente desconcierto a la par que gracejo. - Por supuesto, bella dama... Por supuesto.