Partida Rol por web

La noche ha empezado a caer y pronto la oscuridad cubrirá como un manto el cielo de Faerûn. Estáis atravesando el último tramo que lleva a Phandalin y en breve podréis disfrutar, por fin, de un buen estofado caliente acompañado de una fría y refrescante jarra de hidromiel, además de daros un merecido baño y descansar adecuadamente en un buen lecho, al ser posible relleno de plumas de ave.

La carreta conducida por Aleyte avanza toscamente por el camino de tierra chirriando a causa de las ruedas desgastadas y el único sonido que lo acompaña es la incesante conversación de Rosco, animando a unos y otros con sus fantasiosas aventuras arrancando constantemente una sonrisa, aunque en algunos casos no se trate más que de una mueca. Cuando la aldea de Phandalin comienza a vislumbrarse sobre una colina en la lejanía, el mediano traga saliva y se pregunta cuánto tardará Jussuf en encontrarle.

Sentado en un hueco del carruaje, entre bártulos y suministros, Laor lee pacientemente su encuadernado libro arcano mientras no deja de darle vueltas a lo cerca que ha estado de localizar el altar sagrado de Oghma. Sus ojos rasgados otean el horizonte, hacia el humo que escapa por las chimeneas de Phandalin, esperando que sus visiones sobre la sacerdotisa sean ciertas.

En vanguardia avanzan a paso tranquilo Dastar y Dwalin. Desde la carreta, Aleyte observa a Sildar Hallwinter que camina con ellos. La guerrera lo conoce, sabe quién es y su objetivo en Phandalin. Tal vez cuando lleguen pueda hablar con él. Por su parte Dastar no dará por finalizado su objetivo hasta encontrar a Gundren y Dwalin se pregunta si será conveniente lo mismo antes de contactar con Daran Edermath en Phandalin.

El veterano guerrero rompe el silencio a unos cientos de pies de la entrada al poblado.

El guerrero es un humano fornido para su edad y parece recuperarse rápidamente de sus heridas.

- Entiendo que Gundren les contrató para conducir la carreta y asegurar su transporte. Han hecho un gran trabajo. Y prestado un gran servicio a la comunidad. No todos los días se "limpian" los nidos de goblins que acechan en los caminos, y las gentes y mercaderes podrán viajar más seguros por la zona. Debo reconocer que por un momento creí que iban a negociar con esas criaturas.

Le devuelve el sapo al mediano y dice.

- Ah. Nada mágico, pero bastante valioso.- Su interés ausente ahora del objeto.

Frunce el ceño al llegar a la carreta y ver el cuadro del goblin a merced de los cuervos con la misma molestia que si le hubieran desordenado un estante de libros bien organizado. Aún así solo soltó el aire por las fosas nasales de golpe en señal de exasperación y se olvidó del asunto.

Más tarde a la llegada al pueblo se encontraba más relajado, calmado e imperturbable, mas en sintonía con el estado natural de un elfo.

Ante las palabras del hombre, dice 

- Si no se negaban a hablar habría buscado otra excusa. Son criaturas malvadas, ruines y tontas como comprobé. Oghma no considera a criaturas así, por lo que haría cualquier cosa para que no se lleven consigo una vida si puedo evitarlo.Por otro lado me gustaría escuchar más sobre esa araña negra que mencionó...y sobre lo que sepa sobre el mapa que le robaron a gundren. En la mañana, debemos descansar.-

Entonces se acerca a Rosco.

- Te encuentras bien? Pareces inquieto...de forma diferente a la de costumbre.

Dicho eso buscaría alguna iglesia de Oghma o similar dónde pasar la noche. Tal vez un cuarto provisto por seguidores de Oghma. 

Buscaria eso al mismo tiempo que sobre el nombre de la sacerdotisa que busca.

Ya quedaba poco para llegar al pueblo de Phandalin y tras el ultimo combate contra los goblins, Dwalin tenia esperanzas de poder encontrar al enano que los contrato.

Esos goblins no se merecen mi respeto. Eran unas criaturas muy traicioneras y podria apostar mis barbas a que nos hubieran atacado por la espalda. Espero que encontremos a Gundren pronto...

El humano asiente a sendos comentarios sobre las criaturas.

- No podría estar más de acuerdo. Sin embargo, no me suena de nada ese nombre: Araña Negra. Es la primera vez que lo oigo. Pero sin duda, está directamente relacionado con la emboscada goblin y el secuestro de Gundren.

El poblado de Phandalin está ya muy cerca. La noche ha llegado aunque aún se puede ver fluctuación de gente por las calles. 

- Y no es casualidad que se llevaran también ese mapa que menciona, Laor. Verán, Gundren y sus hermanos, Tharden y Nundro, encontraron recientemente la entrada a la hace siglos perdida Cueva del Oleaje, y ese mapa conduce directamente a ella.

Habían cumplido con la misión, pero sin el contratante el joven guerrero le parecía que la misión no estaba completada. Ya la noche caía sobre el pueblo y debían descansar pues los recientes acontecimientos habían supuesto cierto esfuerzo. 

—Considero que debemos buscar una posada en donde podamos descansar esta noche y ya mañana entregamos la encomienda. Compraremos provisiones e investigaremos sobre el mentado delincuente. Es prudente que recuperemos nuestras fuerzas pues se me hace que rescatar a Gundren no será nada sencillo.

Mientras habla va pensando en aquella cueva que ha mencionado hallvinter, ya que quizá alguna historia habría podido escuchar en algún momento de su vida. 

La abundante verborrea de Rosco va menguando a medida que se acercan a la aldea de Phandalin, no sin antes de contar varias historias familiares bastante peculiares y hablar de las mejores tabernas del lugar, además de prometerles a todos sus compañeros que probaran los famosos bollos de miel de su tía. Pero cuando comienzan a dejar atrás las primeras granjas que rodean el pueblo, el mediano cierra la boca y su gesto risueño se vuelve algo mas sombrío.

Parece que el mago se ha dado cuenta de su cambio de actitud, Rosco parece sumido en sus pensamientos y responde a la pregunta de Laor sin mirarle a la cara, mientras observa los primeros edificios que se recortan en el horizonte.

-No nada maese elfo, tan solo tristes recuerdos, no todas mis vivencias en el lugar son alegres. - tras estas lacónicas palabras, levanta la capucha de la capa ocultando parcialmente su rostro y se arrebuja en un rincón de la carreta, normalmente siempre va en el pescante, al lado de Dastar que conduce a los animales.

Se trata de una historia que siempre has tomado por pura fantasía, desde que te la contaron cuando eras un niño.

Hace más de cien años, clanes de enanos y gnomos llegaron a un acuerdo conocido como el Pacto de Phandelver, gracias al cual compartirían una valiosa mina en una maravillosa caverna conocida como la Cueva del Oleaje. Además de su valor mineral, la mina albergaba grandes poderes mágicos, o eso te han contado. Los humanos se aliaron con los enanos y los gnomos para canalizar y concentrar la energía en el interior de una gran forja llamada la Forja de los Conjuros, donde podían crearse objetos mágicos. Los tiempos fueron buenos, y la cercana ciudad humana de Phandalin prosperó también. 

Sin embargo, una ingente fuerza de orcos atacó la Cueva del Oleaje apoyados por magos y mercenarios para hacerse con sus riquezas y tesoros mágicos. Los humanos lucharon junto a enanos y gnomos para defender la Forja de los Conjuros, y la consiguiente batalla mágica destrozó la mayor parte de la caverna. Pocos sobrevivieron en su interior por los temblores y derrumbes, y la ubicación original de la Cueva del Oleaje se perdió.

Según Sildar, Gundren localizó la ubicación de la mítica cueva. Pero, ¿hasta qué punto es cierta toda esta historia?

Rosco, a ti te suena haber oído la historia también. Pero no recuerdas si fue tu tía o algún borracho o juglar de taberna quien la contó.

Llegáis a Phandalin por el camino norte (mapa en la escena Ambientación) y al aproximaros, veis a los aldeanos atendiendo a sus tareas, ultimando negocios o haciendo recados en los comercios. Muchos se quedan mirando, pero todos vuelven a sus asuntos cuando pasáis. 

- Me parece una buena idea. - asiente Sildar a Dastar - Me han dicho que la posada local es muy pintoresca.

Sin embargo, si miráis el mapa de Phandalin, podéis ver que el comercio de Suministros Barthen se encuentra cerca de la entrada al pueblo por la que habéis llegado, a la izquierda en vuestro sentido. Hay un hombre enjuto y medio calvo de unos cincuenta y tantos años en la doble puerta de recia madera que da acceso al almacén del comercio, despidiendo a un cliente y terminando de cerrar el negocio por hoy.

Tal vez prefiráis deshaceros del cargamento hoy mismo.

—Hay ciertas leyendas sobre la mencionada cueva, y si Gundrem dio con algo, seguro  que ese es el motivo por el cual le han raptado. Recuerdo que se cuenta sobre una batalla en donde pelearon humanos, enanos y gnomos contra orcos y algunos magos. Todo terminó con muchos muertos y un lugar llamado, la forja de los conjuros, sepultado por derrumbes al interior de la mina.

Mientras comenta se da cuenta que el sitio a donde debían llevar la encomienda se encuentra cerca, entonces decide que deberían hacer la entrega enseguida y así centrarse en el rescate de Gundren.

—Parece que no necesitamos esperar hasta mañana compañeros, ahí está  Suministros Barthen, hagamos la entrega enseguida.

Mmm... interesante historia, Dastar. Deberiamos buscar esa mina perdida, antes de que alguien la encuentre antes y por ello destruir todo el mundo conocido.

El enano hizo una breve pausa.

BHueno, vamos a hacer la entrega y luego, por que no, un par de cervezas en la taberna.

El mediano escucha la historia de Dastar, asintiendo con la cabeza, es una historia que ha escuchado alguna vez.

-Si, Dastar esta en lo cierto, es una historia que se cuenta en el lugar, pero yo no le haría demasiado caso, igual hay algo de verdad, pero estoy seguro que no son mas que historias de taberna.

Salta del carromato con un salto ágil mientras parece que se encaminan para entregar la mercancía a su destino.

-Si, me parece una buena idea, tengo ganas de una buena hidromiel, y después de tomar un trago con mis grandes camaradas creo que iré a visitar a mi tia, hace ya tiempo que no la veo, y se alegrara de verme.

Una sonrisa se dibuja en el rostro del mediano, pero inmediatamente se acomoda la capucha para que su rostro no sea visible. Camina al lado de la carreta, manteniendose alejado de la conversación que de seguro se iniciara con ese hombre de la puerta de Suministros Barten.

El hombre se presenta como Elman Barthen y es una persona afable. Cuando le habláis de la carreta, asiente mientras se frota la calva distraídamente y pega un grito hacia el interior de su amplio local.

- ¡¡¡Ander, Thistle!!! - enseguida aparecen dos muchachos que salen por la puerta del comercio - Chicos, encargaos de la carreta. Guardadla en el almacén y descargad los suministros. Seguro que Gundren vendrá a recogerlo todo con las primeras luces del alba. 

Sildar le explica entonces lo sucedido en la guarida de los Bocapeñasco y Barthen se entristece.

- Vaaaya, es una pena. Ese enano es un buen tipo, y el negocio de las minas de Phandelver ayudarían mucho a la prosperidad comercial del pueblo. Espero sinceramente que podáis encontrarlo.

- Yo me abstendré de la idea de la taberna, no es el tipo de lugares que suela frecuentar. Sin embargo, les acompañaré antes de entrar, así por la mañana podremos reencontrarnos para continuar con el rescate de Gundren.-

El elfo se encontraba un poco distraído aún con la idea de buscar a la sacerdotisa lo antes posible, dando vistazos a las viviendas y edificaciones del poblado, decidiendo por donde comenzar, pero le llamó la atención la mención de la cueva.

- Si no he entendido mal, aquella cueva es la entrada a esas dichosas minas, ya veo... esa era la idea del negocio de la que tanto hablaba. Supongo entonces ese tal araña negra se enteró y planeó robarle el mapa para hacerse con el negocio, quien sabe con qué otros fines, parece ser un lugar más importante que solo económicamente... -

Frunce el ceño pensativo, tal vez estaban metiéndose en algo mucho más complicado, debían tener cuidado.

- Si todo lo que se ha dicho es cierto... el futuro del pueblo...no, de toda la región puede depender de que recuperemos a Gundren y el Mapa.-

Se acerca hasta el hombre mientras los jovenes se encargan de mover la carreta y le dice con aire calmado con el mentón en alto, las manos cruzadas en la espalda.

- Nos encargaremos. Pero antes necesito que me hable sobre la localización de cualquier tipo de templo en el pueblo... sobre todo si está dedicado a Tymora, busco a alguien que nos puede ayudar con parte de los implicados en el secuestro, es decir los goblins. Su nombre es Garaele, ¿la conoce o ha escuchado hablar sobre ella? Debería residir en el lugar.-

—Eso esperamos también Señor Barthen —contesta al dueño de el negocio de suministros y luego prosigue:—. Iremos a la posada más cercana y ahí luego de comer y reponer fuerzas saldremos mañana a primeras horas. Necesitaremos información sobre ese tal "araña" y del lugar que seguramente le sirve como guarida, quizá no espere que nadie vaya en busca del señor enano Gundren pues asumirá que los goblins dieron cuenta de Hallwinter que era su acompañante. Tenemos el factor sorpresa... 

—Rosco y Laor espero que resuelvan sus asuntos para que mañana nos acompañen en la nueva misión, los necesitaremos en demasía para dar con el paradero de Gundren. 

Tras salir de las cuevas y teniendo tanto a Laor como a Sildar estables, el encontrar la carreta tal cual la dejaron, pero con el goblin muerto le dejaba un espectro agridulce de la emoción. A pesar de esto, llevó con rostro sereno la carroza haciendo oído sordo a los parloteos de Rosco por el momento, lo único que mantenía entre sus pensamientos sobre el mediano era el tesoro que del Osgo había ganado.  Por otro lado, esperaba el momento indicado para hacer de sus Tierras un lugar digno para habitar en regocijo y pulcridad, mientras eso se encontraba en un futuro cercano, su presente rondaba el cómo pasar con el mínimo de dignidad la noche.  

Se desmontó de la carroza dejando a los hombres conversar sobre la importancia del que es su empleador junto a su mayor posesión, y el hecho de que Laor no entraría a la taberna con el resto por búsquedas personales. Todo estaba bien a los ojos de la alta mujer hasta que escuchar de la boca de Dastar sobre ir a una posada cercana ¡No por presura entraría en una vil taberna de mala muerte! Un claro gesto de inconformidad y disgusto irrumpe su rostro con tal pensamiento, por ende, cambió su expresión por una más digna de su proceder para contemplar al hombre que ha de recoger la mercancía. 

- Señor Barthen, Aleyte Branstrom. Un placer conocerlo. Hemos recorrido un gran camino y traído a pesar de la dificultad que se nos presentó ¿Podría hacernos el honor de hospedarnos en un lugar que se pueda sentir un hogar digno de tal proeza? - Cuestiona preguntándose si necesitará mostrar su noble procedencia sin tener el mínimo ápice de ser copartícipe de un duro nido de ratas. 

Mientras Dastar y Aleyte negociaban con Elman Barthen, Dwalin hecho un vistazo al comercio que regentaba este ultimo. Que clase de articulos tendria Barthen? Habria algo que le llamara especialmente la atencion a un enano?

Dwalin no hace falta la tirada de Percepción. Echas un vistazo por el almacén de Barthen quien te comenta que no dispone de armas o armaduras, pero sí de equipo propio de aventurero (brújulas, cuerdas, pertrechos, cantimploras, y demás artículos), y aún le quedan un par de pociones de curación. Para equipo de combate te señala hacia el interior del pueblo, un gran almacén llamado Ámbula Escudo del León. 

Laor cuando le hablas de Tymora pone una mueca desconcertada, pero el nombre de Garael sí que le suena. Te dice que la Hermana Garael supervisa el Santuario de la Suerte, sita en la plaza del pueblo, un poco más adelante. Por cierto que cuando dijo de guardar y descargar la carreta, era a los muchachos que tiene contratados en el almacén, los tales Ander y Thistle.

Barthen suspira meditabundo ante tu petición, Aleyte. Te dice que no conoce mejor posada que Colina de Piedra (Stonehill en el mapa), pero puedes optar por El Gigante Dormido, en el este del pueblo. Pero te avisa, en voz baja, que andes con cuidado con los maleantes que abundan el lugar.

Finalmente, antes de despediros, Barthen saca una pequeña bolsita de cuero desgastado y saca unas monedas de oro.

- Un buen trabajo debe ser recompensado adecuadamente. - reparte 10 po a cada uno de vosotros.

—Gracias por el reconocimiento señor Elman —dice el guerrero agradeciendo la generosidad del comerciante y enseguida le pregunta a los demás— ¿Qué hacemos compramos algunas provisiones y demás? Pienso que necesitaremos cosas para el viaje de mañana. Luego por mi parte iré a la posada que nos sugiere el señor Barthen. Comer y beber, mientras coordinamos el plan de rescate, será una buena idea.