Partida Rol por web

Alain aplica un vendaje a gran velocidad alrededor del cuello de su compañero mientras parte de su mente sigue esforzándose en mantener el conjuro de fuego que tantos estragos estaba causando entre las filas enemigas.

Erick abre los ojos al oír unos gritos invocando a su diosa. Al hacerlo ve cerca de él un rostro con mugre y sudoroso que lo mira con expresión preocupada. El rsotro de su compañero Alain. El mago había conseguido estabilizar al paladín y seguramente salvado la vida.

Ya solo quedaban dos zombis en pie, que se acercaron sin temor al grupo a pesar de las bajas de su bando. Los no-muertos golpean a Heskan pero con tan poca fuerza y precisión que este ni se molesta en esquivar.

 Erick, que ya estaba empezando a decir adiós al mundo, sonrríe al ver la cara de su amigo. El dolor le indicaba que seguía con vida, y que, al fin y al cabo, había trabajado bien para su diosa, pues esta le había ayudado. 

-Gracias Alain, te debo una, y bien grande. ...Erathis, dame fuerzas para levantarme

Tras estas palabras agarró su amuleto y rezó un par de palabras casi en susurros. El amuleto brilló levemente, y sintió el calor de la vida en el, pasando del amuleto a la mano. Estaba malherido, le costaba tenerse en pie, y el cuello le dolía horrores...pero seguía vivo.

Heskan se mueve con precaución y suelta un hachazo al enemigo que se interpone entre Damaia y él. Mientras el cuerpo cae observa a Gaaki, parece haber acusado los golpes recibidos. - Capitana, la guerrera necesita de unas palabras de ánimo - Tratando de distraer la atención de la bestia carga contra ella. El hacha se hunde en el pecho de la abominación, pero parece más resistente que sus anteriores enemigos.

Heskan golpea a uno de los zombis y pasa por encima de sus restos para cargar contra el hombre lagarto gul que parecía tener bajo su control a la guerrera.

La carga del dracónido choca contra el monstruo y le produce tal corte en el torso que esta no puede evitar soltar un alarido de dolor. Si no fuera por la velocidad de estas cosas habríais jurado que se movía mas pesadamente tras tantos golpes…

Damaia ve que la semiorco lo esta dando todo, era un encuentro complicado pero ahora mas que nunca el grupo daba lo mejor de si, atacando como uno solo y defendiendose unos a otros.

Gaaki luchaba con fiereza, pero era inevitable que sus fuerzas comenzaran a flaquear. Damaia dio unos pasos hasta ella.

-¡Bien hecho, se nota que la sangre de mil guerreros corre por tus venas! ¡El enemigo es fuerte, pero no flaquees, demuestrale a ese no muerto cual es su verdadero lugar, amiga mia!

Y dicho esto esperando que sus palabras reforzaran la confianza de Gaaki cargo con furia contra el ultimo de los mas pequeños que quedaba con vida, por desgracia como ya le habia pasado antes a algunos de sus camaradas, el suelo era traicionero y pisar mal en el ultimo instante hizo que fallara un el golpe.

A pesar del último traspié de la corsaria sus palabras tienen efectos renovadores de ánimo en Gaaki y esta se pone en pie nuevamente. Su arma y escudo dejan de resultarle tan pesados como hacia un momento y los siente otra vez como una poderosa extensión de ella.

Desde las brumas de la agonía, Gaaki escuchó las palabras de Damaia como si se tratasen de las de alguna deidad que le hablaba desde las alturas, dándole ánimos.
Sacudió la cabeza y reafirmó los pies en la tierra. Parpadeó rápidamente y fijó los ojos en su enemigo, su corazón latió con rapidez. Vio que Heskan se movía en su ayuda y una oleada de calor, recorrió todo su cuerpo. Sintió que la embargaba la furia ancestral de su sangre orca y, mostrando los colmillos, lanzó un poderoso grito de batalla.

Su martillo describió un molinete por encima de su cabeza y fue en busca de la de la bestia

El arma de Gaaki pasa por delante del rostro del monstruo, pero este esquiva echando la cabeza hacia atrás con velocidad. En lugar de atacarle esta vez a ella el monstruo lo hace con la recién llegada ayuda, temiendo que el bárbaro dracónido le hiciera lo mismo que a sus compañeros zombis, pero el garrazo con que buscaba herir y paralizar solo corta el aire que hay entre los dos. Rápidamente da un paso hacia atrás, temiendose lo peor…

El otro gul sigue atacando a Ercik y consigue encertarle otro corte en la zona más dañada de la armadura. Tantos cortes dejaran feas cicatrices aun con plegaria de sanación… Después de descargar su ultimo doloroso golpe, el monstruo deja paralizado al paladín y aprovecha la ocasión de que no puede seguirle para ir a por el mago esta vez, comprendiendo que la esfera de fuego es un peligro y que matando al controlador del hechizo ese sol a pequeña escala desaparecerá con él… El semielfo responde a su huida con un golpe de su lanza, pero el monstruo demuestra una vez más su agilidad y la esquiva, aunque esta vez estuvo muy cerca de ser herido.

 Alain se encontró frente a frente con el lagarto no muerto y el miedo se apoderó de él. No era un combatiente de primera línea, como ya había demostrado anteriormente, y dudó por unos segundos. Su primer instinto de supervivencia le hizo pensar en atacar con la esfera de fuego, pero eso le dejaría expuesto.

- ¡Piensa algo rápido, por Corellon!

 Recordó las palabras de Damaia y decidió actuar en equipo. El arcano dió un paso atrás con cuidado mientras dirigía con la mano la esfera al flanco izquierdo del lagarto.

- Si intenta alcanzarme, dejará su flanco derecho libre para Damaia - pensó con una sonrisa - Claro que preferiría que no lo intentara... 

Alain planea con rapidez una estrategia defensiva y retrocede mientras pone todo su empeño en mantener y desplazar la esfera al lado del monstruo. Mientras tanto uno de los tambaleantes zombis se desplaza a un lado para golpear a Erick que parece incapaz de moverse y de evitar sus lentos pero dolorosos golpes.

El barbaro avanza un tanto receloso de la esfera de fuego. - Alain quita esta cosa - gruñe en voz alta. Alza el hacha y descarga un potente golpe mientras ruge - Vamos deja a ese - señalando a Erick - y ven a jugar conmigo engendro.

Heskan había perdido el juicio y se había entregado al placer que le producía el sufrimiento ajeno. El monstruo soltó un aullido de dolor cuando el hacha produjo un profundo corte en la espalda, salpicando sangre podrida y pedazos de carne. De haber estado vivo le habría causado la muerte inmediata.

 Erick sonrríe al ver el apoyo de sus compañeros.

-Ahora voy a echaros un cable, no creáis que han acabado conmigo, aun me queda mucho que pelear.

Se giró hacia el zombi que tenía cerca

-Pero antes...tengo que zanjar cuentas

Y acto seguido lanzó su lanza contra el zombie, dispuesto a atravesarlo de lado a lado.

Y el último zombi cae sin poder oponer resistencia. Tras el certero ataque, como si la maldición guardara algún tipo de vínculo con el zombi, desaparece al conseguir sobreponerse a su mal.

Su furioso golpe no encontró su objetivo, pero al ver que su enemigo retrocedía, Gaaki sonrió siniestramente.

—¿Te vas tan pronto? La diversión apenas comienza.

Intentó acercarse al monstruo, pero un agónico dolor la dejó paralizada. La herida que le infligiera si enemigo había sido grave. Pero no dejaría que esa minucia la detuviera. Armó su arco y apuntó con cuidado a la criatura y la flecha voló hacia su blanco.

La situación habia sido aterradora durante unos instantes, pero cuando actuaban como grupo eran una fuerza muy a tener en cuenta. La situación volvía al control del los aventureros. Una sonrisilla se dibujo en el rostro de Damaia al ver como Heskan daba rienda suelta a su furia e incluso el no muerto cercano se distrajo ante el brutal comportamiento del draconido.

Un descuido corto pero fatal, pues la capitana aprobecho el instante y tomando su espada a dos manos clavo la hoja en el craneo del no muerto, la herida habria sido mortal para cualquiera que estuviese vivo, para este ser quien sabe... Al menos habia dejado a la abominación lo suficientemente dolorida como para ponerle las cosas mas faciles a Heskan si fuera necesario rematarlo.

A pesar de la buena puntería de Gaaki el hombre lagarto gul esquivó la flecha con asombrosa rapidez. Sin embargo no tuvo tanta suerte su compañero, que estaba siendo acorralado y tras el golpe del bárbaro la corsaria no tenía intención de dejarle marchar.

La cosa parecía marchar bien e incluso Gaaki se jactaba delante de su enemigo. Demasiado se relajaron pues las criaturas no sentían cansancio ni se ofendían con palabras que desconocían. Actuando por vez primera como manada, el gul al que Heskan ataco por la espalda le soltó un garrazo que al bárbaro no le resultó indiferente a pesar de lo vigorizado que se sentía en el combate. Sus piernas se paralizaron, como bien había descrito Erick. Se sentía anclado al sitio mientras por detrás se le abalanzaba a gran velocidad el gul contra el que había estado luchando Gaaki para saltarle a la espalda y morderle la nuca. Tras el bocado el engendro baja de la espalda de su presa de un brinco y mira con ojos alegres y hambrientos al indefenso bárbaro…