Partida Rol por web

El grupo se había visto obligado a avanzar. El terreno había cambiado y no para mejor. Lapidas crecían por todos lados y según se avanzaba el numero era mayor. Todo era polvoriento, un suelo negro que hacia contraste con cráneos blancos. Tras el estudio de Erick este había afirmado pertenecer a una especie de hombres lagarto, a juzgar por la forma no pertenecía a ninguna de las especies conocidas hasta el momento. Era cuanto podía decir, eso y que al juzgar por los huesos de fémur la estatura media era bastante alta, tanto como los poco común campeones de tribu.

Habían pasado ya dos horas y el sol estaba empezando a salir tímidamente, aunque era poca la luz que las nubes de la zona dejaban que se filtrara, era mejor que la incómoda oscuridad.

El cansancio estaba haciendo mella sobre el grupo al igual que la pérdida del compañero. Más de una vez mirasteis atrás, esperando ver detrás de la cola al sonriente y rebelde Pock, pero seguía sin parecer.

Enfrascados en vuestros pensamientos y sin dar importancia al entorno que había ido de lapidas dispersas a montañas formadas de estas y de huesos, llegasteis a una zona reveladora.

Lo que al principio era un cementerio había cambiado a lo que parecía una exposición de “trofeos”. Partes de barcos, como proas y velas, estaban dispersas y colocadas de tal forma que se veían con perfecta claridad. Con esta nueva visión vuestra mente empezó a pensar, a relacionar las cosas entre sí. En vuestra cabeza podíais rememorar la tormenta que devastó vuestro barco, como una repentina sombra se posó sobre vosotros y arranco el mástil mayor… Todo fue muy confuso y atribuisteis el merito a la fuerza del mar, pero tras esto vuestra teoría de una catástrofe natural se derrumba…

 Alain intentó hilar los sucesos. Después de todos los momentos de tensión, no habían tenido tiempo de sentarse y pensar en lo que había ocurrido.

¿Y si no habían naufragado? ¿Y si los habían "traído" a la isla? Los trofeos no daban mucho margen de error. Algo les estaba cazando. ¿Qué tipo de criatura podría haber atacado el barco?

- Um, me da que nos vamos a quedar más tiempo de lo que pensabamos verdad capitana - dice el barbaro algo abatido. Diablos, a él le gusta la vida que llevaba hasta ahora, los abordajes, las luchas. No se imagina peor tortura que ser abandonado en una isla.

- Trataré de ver si hay algo aprovechable - murmura más para si que para el resto de compañeros - Quizás un libro de rutas, útiles de navegación, algún barco que se pueda reparar o repuestos para el nuestro...

Alain siente el ambiente anormalmente fresco para no haber brisa. La mente del mago intenta relacionar esa sensación con algún fenómeno paranormal que hubiera leído en libros, y aunque lo que recuerda es poco, es suficiente para sacar una conclusión. Aquel frio sin duda le era familiar, era lo mismo que sintió cuando se acunaba en el manto de la muerte… En aquel lugar había pasado algo horrible tiempo atrás, tanto que aquel lugar rozaba las fronteras de otra dimensión, el mismo lugar que la diosa de Heskan governaba, el Paramo Sombrío…

Heskan intenta encontrar algo de valor o aprovechable para la construcción de un nuevo navío, pero el bárbaro no encuentra siquiera útiles para construir una balsa en condiciones, todo cuanto ve son escombros y maderas podridas.

Por otro lado Alain parecía haber captado algo que le hacía estremecerse, algo que estaba lejos de lo que el resto del grupo pudiera comprender simplemente por los sentidos…

 Erick tras hacer su estudio del lugar, siente como un escalofrío le recorre la espalda. No sabe lo que, pero algo va mal, esto no le gusta nada, así que apoyando la lanza en el suelo se dedica a aguzar sus sentidos y mira en todas direcciones. Ahí seguramente hay algo, y quiere verlo antes de que sea muy tarde.

 Cuando se han alejado lo suficiente como para que el griterio de los indigenas sea lejano y sus flechas no alcancen Damaia comienza a examinar las tumbas cercanas, quizas pueda darle una pista sobre el misteriorso cementerio.

-Tenemos que buscar un lugar en el que descansar, cuando hallan pasado estas horas de descanso lanzaremos una nueva advertencia de fuego al cielo a ver si Pock nos localiza, pero...

No lo dijo en voz alta, pero no se podian quedar ahi a esperarlo eternamente, y tampoco podian volver a por el, las cosas se complicaban.

-Esos malditos.. No paraban de hostigarnos, si al menos hubiese una manera de adelantarnos a sus planes. Ahora que lo pienso, Heskan, tu no captaste nada de lo que decian. Hablaban un dialecto similar al tuyo ¿no es asi?

- ¿Notáis ese frío?

La voz de Alain era algo quebradiza, como si hubiera percibido un peligro en el ambiente antes oculto. Se quedó muy quieto de repente.

- Este lugar... es extraño. Siento como si camináramos entre dos mundos. Entre los vivos y los muertos. La fuerza de la Reina Cuervo es... fuerte aquí.

El arcano calló. Parecía que intentaba recordar algo más, algo que se les escapaba.

La tiflin no era capitana solo porque ella lo dijera, sino por sus dotes de mando y sus agudos sentidos, capaz de captar incluso la proximidad de una tormenta sin haberla visto. La corsaria camina un poco por la zona, sin alejarse demasiado del grupo. Entre tantas velas y mástiles hay uno que capta su atención, obligándola a alejarse un poco más. El grupo por instinto la sigue para saber qué es tan interesante como para que la tiflin se aleje. Tras unos pasos llegáis frente a un mástil mayor con una bandera muy familiar, el de vuestro navío hundido…

Mientras contempláis la única parte de vuestro barco que no había terminado a parar en el fondo del mar, de una de las montañas de cráneos y lapidas cae rodando una carabera. Desviáis la vista hacia la montaña y en la cima veis a una forma humanoide. Un hombre lagarto (o lo que una vez fue) os observa con ojos blancos y muertos y con el rostro desencajado. Una lengua anormalmente larga le cuelga. De su boca rezuma saliva a causa de un hambre atroz que lo mueve a matar. En engendro emiten un sonido semejante a un aullido… llamada que le es respondida…
Por si no fuera suficiente con uno de estos engendros de detrás de otra montaña de huesos y tumbas sale otro monstruo como el anterior.

Las desgracias no terminan aquí y la tierra empieza a removerse. Brazos y cabezas de hombres lagarto no-muerto salen del suelo para empezar a rodearos…

La capitana observa los restos de su antiguo barco, que ironico que lo poco que queda haya venido a parar a un cementerio. Casi se siente feliz como quien reconoce a un viejo conocido, casi... Esta claro que esta isla no ofrece ni un instante de calma. 

Cita:

Y es obvio por que.... En poco se vieron rodeados por los cadaveres putridos de los indigenas de la isla, no los dejan en paz en vida y ahora tambien les atormentaban en la muerte.

-¡Destrozadlos! -Una orden simple y como lo mejor era predicar con el ejemplo, la capitana cargo espada en mano contra uno de ellos.- Heskan, devuelvelos a los dominios de tu Diosa.

Sólo en raras ocasiones Gaaki dejaba escapar de sus labios el nombre del dios de la batalla. Pero aquella ocasión, rodeados como estaban por una horda de monstruosos muertos vivientes, lo ameritaba y con creces.

—¡Kord! —exclamó y sonó más a un insulto que a una plegaria.

No se hacía muchas ilusiones de salir de allí con vida, pero por Kord que se iría peleando al inframundo.

Escupió en el suelo y echó una mirada desdeñosa a su alrededor.

—La buena noticia es que ya están medio muertos —comentó, aparentando una calma que no sentía—. Esto no debería ser tan difícil.

Lanzó un rugido que casi ahogó los espantosos aullidos de los monstruos y cargó hacia uno de los más grandes, haciendo molinetes con su recientemente adquirido martillo. A pocos metros de la criatura, dio un salto hacia delante y elevó el arma por sobre su cabeza, haciéndola, descender violentamente sobre el monstruoso hocico de la bestia.

Los primeros en lanzarse al combate son Gaaki y Damaia. La corsaria se traba contra uno de los podridos zombis, que a pesar de ser lento no recibe el golpe gracias a que el pulso de Damaia temblaba al tener los nervios a flor de piel.

Por otro lado Gaaki se encarga de uno de los enemigos potencialmente peligrosos antes de que pudiera reaccionar. Nada más el hambriento monstruo bajo de la montaña de escombros, la semiorca le propino tal golpe que el estruendo que causo parecía el de una tormenta a punto de desatarse por la furia de Kord. El daño causado era insignificante en comparación a la resistencia del monstruo, pero el golpe le hizo tambalearse y su tiempo le costaría concentrarse…

Sin embargo seguía quedando una de las criaturas que se avanzó con apetito atroz a por el paladín de Erathis. El engendro descargo su garra sobre Erick, atravesándola con mayor efectividad que las armas mundanas. Cuando sus sucias uñas llegaron a la carne el paladín se estremeció y sintió como sus piernas flojeaban por un miedo sobrenatural.

Creeria que me hablabas del manual 2 pero que lo tenias en ingles.

Pues no, es del MdJ3, pero había anotado uno de moverse y demás que te lo copio en cuanto tenga un rato. No creo que influya en el combate al menos ahora mismo.

 Alain observó el tremendo ataque de Gaaki y decidió sumar fuerzas. Conjuro una esfera de fuego junto al lagarto y sus llamas le envolvieron. Alain se encontraba en un estado de concentración muy profundo. Giró la mano mientras murmuraba palabras arcanas y la esfera se desplazo hacia los lagartos con los que se enfrentaba Damaia.

Alain lo arriesga todo en su hechizo ofensivo más poderoso, dejando a un lado las sutilezas y actuando como el mago de guerra que aquel lugar lo había obligado a ser.

Una ardiente esfera toma forma al lado del más herido de las dos asesinas criaturas. El monstrua grita de dolor pues ya eran dos ataques seguidos contra ella sin oportunidad de atacar o defenderse. El mago desliza la esfera hacia dos de los zombis que su capitana tenia más cerca para ayudar. Sin oponer mucha resistencia las dos criaturas arden como carbones y son consumidas por las llamas…

Mientras tanto el resto de zombis sigue avanzando, menos estúpidamente de lo que podríais esperar. Al parecer estos seres aun recuerdan el adiestramiento militar que recibieron en vida y buscan acorralaros y franquearos. Una lluvia de golpes cae sobre el grupo, pero solo Erick y Gaaki sufren daño.