Partida Rol por web

Weatherbee guiaba el carruaje con presteza y prudencia. Las ruedas rechinaban y crujían al rozar la madera con las piedras del camino que no había sido empedrado. Los jumentos se mostraban inquietos y parecían querer desbocarse a cada metro.

Hasta el punto que Weatherbee tuvo que parar un par de veces y tranquilizarles. La luna era grande y tétrica. Parecía con su luminosidad querer amedrentar al grupo.

Unos cansados, otros hartos de la situación o confusos como Lord Wiston. Todos por un motivo u otro parecían encontrarse tensos como la cuerda de un violín.

Tardaron diez minutos en llegar hasta la entrada del cementerio. Todos pensaron que se encontraban en deuda con Weatherbee pues hacer el camino andando hubiera sido bastante tétrico. El frío de la noche quería filtrarse por las cortinillas del carruaje.

Weatherbee dio un ágil salto y abrió la puerta del carruaje.

Hemos llegado anunció y dejó salir al grupo.

Puedo esperar aquí si así lo desean. O acompañarles. No sé qué quieren hacer. Pero si es peligroso ... pueden contar conmigo.

El buen Weatherbee se mostraba nervioso pero se ofrecía sinceramente. Además se le nota preocupado por el grupo y algo confuso por la situación pero decidido a ayudar si es necesario.

La puerta del cementerio está cerrada pero la llave, aunque chirría y protesta, cumple su función perfectamente y se abre.

Las tumbas y las lápidas se suceden. Al fondo la antigua abadía Carfax ya abandonada custodia con aire tétrico la cripta de la familia Goldaming.

Una espesa niebla surgida de ningún lado poco a poco se aposenta a vuestro alrededor y se espesa conforme avanzáis.

Gracias Weatherbee ¡Acompáñenos por favor! No es buena idea que se quede solo, lo mejor es que venga con nosotros.

Voy acercándome hacia la cripta y cuando veo la niebla que nos va envolviendo me sobrecojo, instintivamente saco el crucifijo del bolsillo.

No hice ningún ademán de agradecimiento a nuestro cochero. Bajé tropezadamente y me froté la frente. Aun perduraba cierto halo de confusión en mi cabeza. Siquiera recordaba muy bien que habíamos venido a hacer aquí. Las brumas de mi mente no eran las única que atestaban el febril ambiente que nos rodeaba. Estábamos en un cementerio. ¿Con qué objetivo? No lograba recordarlo.

Caminaba junto al Mark Happel. A él me dirigí con voz algo temblorosa. Mi buen Almirante, me siento aun algo confuso. ¿Qué se supone que buscamos aquí?. No había visto la tumba de lo Goldaming.

-Mi querido Lord Winston. Temo que estamos a punto de profanar una tumba, la de la dulce Lucy. En estas últimas horas hemos entrado en un mundo aterrador, un mundo para el que no estamos preparados. Mucho me temo que la joven no se encontrará en su tumba.

El almirante había sacado su fiel revólver. Su mente había regresado a cuando le atacaron los lobos y no quería volver a ser pillado desprevenido.

No puedo decir que el viaje sea agradable, es una noche desapacible, así que sí, agradezco que Weatherbee nos lleve hasta el cementerio y no tener que andar en plena oscuridad y encima con esta niebla. Un escalofrío recorre mi espalda de arriba a abajo cuando me bajo y veo el panorama. No es precisamente una reunión para tomar el té, que digamos.

La tumba de Lucy. "Bueno, al menos el cementerio es bonito, siniestro pero bonito a su manera, supongo" pienso para mis adentros. Silenciosa, me situo al lado de Vivian, que me parece la más confiable en estos momentos. Igual sí que debería haber echado mano de ese perfume suyo a ajo. Pero mi maldita autoestima me la jugó esta vez.

-Almirante Happel, porque cree usted que la Señorita Lucy no estará en su tumba?- le pregunto en voz baja, me da un no sé qué el hacer ruido o dar voces en este sitio, y con esta maldita niebla que lo complica todo mucho más.

-Después de todo lo que hemos visto y oído. De la grabación del fonógrafo, los extraños acontecimientos. Es duro decirlo, pero aquí están en juego fuerzas sobrenaturales. Vampiros... -dijo forzadamente el Almirante, como si la palabra fuese un insulto.

Parpadeo levemente ante la respuesta del Almirante. Vale, vampiros, de eso ya hemos hablado y ninguno nos ponemos de acuerdo sin supercherías o bien una realidad encubierta o fun subproducto freudiano del subconsciente humano. Pero eso no responde a mi pregunta.

-Y qué tiene que ver eso con la pobre Lucy? Acaso cree que esa supuesta mujer sobrenatural que encandiló a Lord Winston es la Señorita Lucy salida de la tumba? Es eso lo que quiere decir?- le pregunto entre atemorizada de la respuesta y el escepticismo de nuestro siglo de las luces.

-Exacto señorita Ashford. Eso es exactamente lo que estoy diciendo. Me alegro de que lo haya entendido.

Verdaderamente, no se que hago aqui o como me he podido dejar llevar por las estrafalarias ideas de mis acompañantes.

Al escuchar la cita biblica de Vivian, el Dr. Moore se asombro, luego al escuchar los diversos comentarios de cus compañeros, comenzo a pensar que no habia sido una idea muy feliz el acompañarles a tal siniestra aventura.

Esto no esta bien. Vivian cita la biblia pero se dispone a profanar una tumba ¿que extraña mezcla de orates me rodea?. Todo tiene la estrcutura de un delirio... tal vez, sea mi funcion en este grupo, hacer lo de siempre: Moverme entre locos.

"Las cosas por fin empiezan a moverse" pensó Klassen. Sin embargo la alegría le duró poco, exactamente hasta que la señorita Atwater invitó a Weatherbee a acompañarlos. 

"maldita sea, ¿pero que parte de: El servicio puede estar implicado; y de: alguien nos esta envenenando por las noches no ha entendido?" Ademas parecía que cada acto que realizaba estaba destinado a desacreditarlos y a ridiculizar todo el asunto de los vampiros. Al menos su energía a conseguido arrastrar al grupo por el buen camino y la idea ya había calado en algunos hombres un tanto mas sobrios como el almirante Happel. Con un poco de suerte encontrarían alguna prueba para convencer al escéptico del doctor Moore.

Sumido en sus pensamientos camino con el resto del grupo con la mano cerca de su revólver. Puede que no fuera muy útil contra un vampiro, pero siempre le inspiraba algo más de confianza que no tener nada.

PNJtizada

La baronesa cojeaba al lado del resto apoyándose en su bastón. Caminaba cansada debido a la falta de sueño y resentida de su cojera por el fresco de la noche.

Entraron en el cementerio y la niebla comenzó a arremolinarse a su alrededor. Parecía querer meterse en sus huesos y paralizarles. Poco a poco empeoraba. Instintivamente cerró los ojos y pudo sentirlo ... ¡estaba a su lado!

¡Cuidado! previno la baronesa al resto Le siento aquí. Está en este lugar.

Y miraba a todos lados sobrecogida.

Las inquietantes palabras de la baronesa resonaron en los oídos de todos. Paso a paso se habían ido internando en el cementerio, en aquella espesa niebla. Al final del camino, cercana al edificio de la abadía podía verse el panteón de los Goldaming donde yacían los restos de Lucy Westenra, o quizá no.

Las tétricas conversaciones se habían ido sucediendo, desde las letanías fervorosas de Vivian hasta la advertencia de la baronesa pasando por la extraña conversación de Elizabeth y el Almirante y las calladas cavilaciones del Profesor Klassen y el Doctor Moore.

Llegaron finalmente hasta la puerta de entrada del edificio. Erigido en mármol gris, con columnas griegas bellamente trabajadas su aspecto asombraba y sobrecogía. Aún más dado el momento de la noche. La pulida superficie arrancaba destellos lánguidos a la somnolienta luz de la luna. Por lo menos a aquellos rayos de luz que lo alcanzaban atravesando la niebla. Tenía un aspecto fantasmagórico.

Al acercarse pudieron observar que entre la hoja de la puerta y el marco del edificio había una especie de sustancia de color blanco. Parecía una especie de masilla que había sido moldeada para ajustar en aquel lugar y tapaba completamente el marco, sellando incluso el espacio que debía haber habido entre la puerta y el suelo.

Oh! Al parecer alguien se ha tomado la molestia de sellar la cripta. Sin dudas, algunos de los muertos alli dentro ha muerto de peste o algo parecido. Las mentes simples, creen que el sellado de las tumbas frena el avance de las pestes. Nada mas extraño en esas suposiciones supertisciosas. Las bacterias y los germenes mueren a los poco dias de fenecido el cuerpo, dado el calor de la combustion colindante a la putrefaccion.

Aquello era curioso. Tal costumbre databa del medioevo ¿Quien se empeñaria en estos dias modernos en tal accion sin sentido?

El Dr. Moore saco de entre sus ropas el adminiculo que usaba habitualmente para apisonar el tabaco en la casoleta de su pipa y acercandose a la puerta, tomo con el, una muestra de la sustancia blanquesina y la llevo cerca de su nariz para tratar de identificar que sustancia era...

Vale, si a la entrada ya se me han puesto los nervios a flor de piel, no voy a decir qué me parece el mausoleo, pobre Lucy. Yo había insistido en acompañar a Vivian para asegurarme de que no mancillaban su tumba, que la dejaban descansar en paz. Pobre amiga mía. Lo que no me esperaba era la conversación con el almirante afirmando que mi amiga es alguna clase de monstruo salido de una novela, fruto de una mente perfida y malévola. No me esperaba que realmente pensara alguien que mi Lucy fuera un demonio vestido de satén rojo, que va chupando sangre a la gente y menos aún a Lord Winston. Lo más triste es que tendría sentido con respecto a lo desvelado por el noble bajo el efecto del hipnotismo... Pero no, no puede ser, sólo es una excusa para asaltar tumbas y mancillar cadáveres, estoy segura de ello, los nobles y ricos tienen extravagancias de este tipo. Sé que muchas veces no tienen nada mejor que hacer.

Al cruzar el cementerio no paro de mirar a lado y lado e incluso lanzo alguna mirada a mis espaldas. Tengo los pelos de punta, metafóricamente hablando. No me pongo a chillar como una histérica porque tengo una dignidad y aún siendo toda una dama como soy, una delicada flor de primavera, me niego a quedar delante de los demás como una chiquilla tonta.

Las palabras de la Baronesa hacen que me tense como las cuerdas de un arpa. Eso no ayuda, para nada. Tampoco ayuda que el buen doctor Moore se ponga a recoger muestras de lo que sea que sella el mausoleo.

-Ve Almirante? No ha podido ser Lucy. Está sellado, nadie ha salido ni entrado, como iba a poder ser ella?- le digo a éste, rezando porque sea verdad, más que creyéndomelo. Maldita niebla, me pone enferma tanta humedad y nula visibilidad.

Almirante por favor vigile, la baronesa tiene razón no estamos solos.

Doctor, ¿no le importa recoger las muestras de esta parte de la puerta? Gracias. Abro la puerta instintivamente echándome al lado del doctor Moore.