Partida Rol por web

El cochero es un hombre delgado y modesto. Va bastante abrigado y ha perdido el sombrero.

En el examen médico el Dr. Moore ratifica que ha recibido un golpe brutal en la parte posterior de la cabeza. La capa externa de la piel ha reventado sangrando profusamente y en la palpación de los huesos del cráneo se aprecian zonas irregulares, lo que podría indicar un fisuramiento en algunas zonas. El golpe ha debido darse con una maza o un objeto muy pesado, aunque no se ven marcas en la piel compatibles con ello. Más bien parece un fuerte puñetazo. ¿ Podría alguien ser tan fuerte como para hacer esa lesión con un puñetazo ?

El tratamiento a corto plazo puede consistir en la higiene de la herida y la realización de curas para evitar su infección. Hay que vigilar el estado de consciencia y prevenir un posible hematoma en el cerebro, con la colocación de apósitos fríos y hielo para desinflamar lo más posible. Si se produjese un hematoma subdural (es decir dentro del cráneo) habría que realizar una trepanación y dejar sangrar la herida para desinflamar el cerebro. Además está en estado de Shock, lo que hace que delire y sea difícil conseguir un discurso coherente.

El doctor... venía, venía y .. los caballos se asustaron ... galopamos ... miré atrás y le vi... no sé que vi ... era humo ... y estaba a mi lado.

El cochero parece querer desmayarse pero se mantiene al borde de la consciencia milagrosamente.

Un golpe ... desperté .... parado ... andando ...

Parece que ha entrado en una especie de desmayo después de esto último pero de repente despierta.

Los ojos ¡ los ojos ! ¡ LOS OJOS ! ¡ NO ME MIRES !

Y comienza a chillar como un loco, víctima de un ataque de histeria.

Al final el Dr. Moore se ve obligado a aplicarle un fuerte sedante. El cochero necesita reposo y comenzar a recuperarse antes de poder dar un testimonio coherente.

No me suena de nada. Lo que logro recordar de mis estudios de Arte y sus leyendas, no tienen nada que ver con lo acontecido aquí, o por lo menos yo no se relacionarlo.

Luego de auxiliar al cochero mientras se lava la manos, el Dr.Moore, se encuentra solo. Alli en el lababo repaso los acontecimientos ultimos que con la vertiginosidad de lo impensado habia cambiado su vida en cuestion de horas y en esa linea de pensamientos, el contenido de la nota que su amigo muerto traia en la mano junto a la llave parecia un hito en esos acontecimientos que reclamaba una especial atencion

Esa nota fue hecha rapidamente minutos, tal vez segundos antes de morir. Al parecer, el cochero fue sacado del carruaje por un algo que le desequilibrö, algo como... ¿humo?, cayo del carruaje y luego se levanto a la vera del camino, aun estaba ileso, luego le atacaron. Debio ser algo o alguien con peculiares caracteristicas pues al recordarlo entro en un histerismo descontrolado. Como sea, aquello, despues se encargo del doctor.  De esto, saco que el ataque provino desde el exterior y puedo descartar la hipotesis de un ataque desde adentro del carruaje. Otra conclusion es que el doctor, esperaba un ataque y al parecer no es la primera vez, "como siempre en la noche". El tal Kensington, parece ser un complice, luego una lista de posibles victimas de lo mismo. Dios, ¿en que estabas metido?. El fonografo, creo que he escuchado a alguien que iba a averiguar algo sobre ello.

Seco conciensudamente sus manos y se encamino nuevamente hacia donde estaban los demas invitados, sumido en ominosos pensamientos, su ceño adusto y su caminar lento.

Señoritas, señores, es menester encontrar el fonografo que citó nuestro amigo. Crei oir en medio de la voragine y mientras revisaba al cochero, que alguien se habia encargado ya de la tarea sacando la llave del bolsillo interno de su chaleco Podriamos ir todos a ver que nos depara la requisa del fonografo antes de que llegue la policia y deba entregarles la llave. Tambien seria apropiado hacer una copia de la nota taquigrafica ¿alguien tiene la habilidad requerida para tal tarea? Me temo que no soy el mas indicado para ello.

-El señor Dawes dijo que tenia uno aqui y otro en donde trabaja, por ahora solo podemos buscar el que esta aqui.- Se dirigio al señor Dawes -Agradeceria que nos guiara hacia el fonografo que se encuentra aqui.- Sonrio calidamente -Ah, no se en que ayudara tener una copia, pero creo haber traido mi camara fotografica por si no queda otra opcion mas viable.- Todo esto estaba pasando muy rapido para ella, sin embargo, trataba de ayudar lo mas posible a los demas.Tambien, en su interior, comenzaba a sentir cierta curiosidad por desentrañar el misterio que representaba todo esto, aunque era algo muy tetrico al fin y al cabo.

- Antes de nada, Sr. Dawes, envíe a alguien del servicio que acomode al cochero en una habitación y que permanezca con él y en cuanto vuelva en sí que nos avisen. Había que cuidar al único testigo de los acontecimientos ocurridos esa noche.

- Cuando quiera acompáñenos al lugar donde está ubicado el fonógrafo, ah.. y mande llamar a Margaret, la cocinera, para preguntarle que ocurrió la noche en la cual Lady Goldaming falleció. A lo mejor tiene algo que ver con lo que nos pretendía decir el cochero.

Ilse había permanecido junto al grueso del grupo frente a la entrada principal, a pocos metros del cadáver de su querido amigo. El cochero había sido hallado y estaba con vida, sin embargo la esperanza de que su testimonio aportara algo más de claridad a todo cuanto había acontecido se había esfumado como la bruma.

Ilse permaneció en silencio, pensativa... abstraída. Observaba el entorno con aire inquisidor, como si con su mirada pudiera romper el velo de la obscura noche y fuese capaz de ver algo, que a los ojos del común de la gente, estuviera vedado.

-¿Qué es lo que vio o creyó ver? -se preguntaba

Desde fuera un observador casual podría pensar que la baronesa estaba abstraída en algún pensamiento complicado o por una idea innovadora. Buscar su mirada y descubrirla perdida en el infinito podría cambiar este concepto. Saber lo que veía era una de esas cosas que haría tambalear lo que se piensa que es la realidad. Verlo podía volverte loco.

Lo sobrenatural nos rodea, es mucho más común de lo que sospechamos. Cosas como el odio y el amor, el deseo , las auras, el temor y el valor. Todo ello puede verse si se sabe cómo mirar. Cómo mirar de verdad. La baronesa sabía mirar. Lo descubrió en su infancia, cuando vio en un funeral al fantasma de un familiar. Toda su vida ha estado centrada en lo Sobrenatural.

A lo largo de su vida ha peleado con fantasmas en el plano inmaterial, ha conocido el caótico mundo de los sueños del que ha intentado extraer conocimientos, ha aprendido a proteger su mente de los ataques sobrenaturales. Es capaz de todo ello y ha aprendido a catalogar la fuerza de las amenazas.

Cuando enfoca su visión particular se centra en el carruaje primero. La presencia de los seres sobrenaturales suele dejar un rastro, tenue muchas veces y difícil de ver. El rastro es más potente cuanto más fuerte es la presencia. La baronesa se sobrecoge al ver el rastro dejado. El ser es el más poderoso que ha sentido nunca. Casi puede sentir su presencia dentro del carruaje o sobre el pescante. Durante un momento casi le parece sentirlo a su espalda. Da un respingo y se tambalea.

Aquel ser puede ser un desafío quizá demasiado grande. Nunca había sentido nada tan poderoso. Nunca había sentido nada la mitad de poderoso. Quizá tener miedo era una reacción lógica.

El almirante pudo, al menos de un modo rudimentario, interpretar la nota. No cabía duda de que les estaba destinada. Seward pudo adivinar su final y se despidió de las personas importantes de su vida además de dejarles un gran conjunto de incógnitas, una llave y la mención de un fonógrafo.

La situación parecía haberse calmado hasta que de la nada volvió a surgir la confusión. Un nuevo cuerpo hacía temer lo peor. Lord Wiston Charlton, de modo sorpresa, había predicho la muerte del cochero, incluso había aventurado la localización del cuerpo. El servicio se apresuró a buscarlo. Increiblemente el hombre todavía respiraba.

Un rápido análisis permitió que el Dr. Moore diagnosticase un traumatismo craneal, que gracias a Dios solo había fisurado el hueso. El herido requería cuidado y vigilancia.

Los acontecimientos se desencadenaban caóticos y mezclados.El almirante prevenía ante la posible presencia del agresor y recomendaba registrar la propiedad, acto seguido se fue con el profesor Klassen a sus habitaciones para recoger sus armas.

Lady Lilian, con sentido común, propuso ayudar a la policía al tiempo que preguntada al Sr. Dawes por el fonógrafo. Por lo visto Seward guardaba uno aquí y otro en su despacho del manicomio y grababa un diario en él.

Vivian también quería evitar que el grupo se separase y pensaba que debían registrar la mansión para comprobar que no hubiese gente ajena al servicio.

En medio de todo aquello el cochero pudo, de algún modo, prestar algún tipo de testimonio. Aunque escucharlo fue como mínimo, perturbador. Las inconexas incoherencias y los repentinos chillidos volvieron a estremecer a los presentes. Sólo un sedante puso fin a la escena. Los criados llevaron al herido a una habitación de invitados.

El relato del cochero era, como ya decíamos, inquietante. Nadie parecía tener conocimientos de sucesos parecidos en el pasado o haber oído de eventos o leyendas parecidas.

Sólo el profesor Klassen, después de volver con el almirante y escuchar el relato de boca de sus compañeros, pareció recordar alguna extraña leyenda de su tierra en la que se decía que algunos hombres corrompidos, malditos de Dios, podían amenazar a las gentes. Se volvían Nos-Feratu que en inglés significa no-muerto. Podían transformarse en humo, murciélago y lobo y poseían debilidad ante la voluntad de la fe sincera de un creyente. Pero cuánto de real e irreal había en esto era difícil de confirmar. Quién sería capaz de creer en antiguos mitos y supersticiones estúpidas dichas de boca de loco a oído de insensato. Aquello era una sarta de estupideces.

La baronesa nada dijo, sólo miraba de un modo bastante extraño al carruaje y un ligero temblor le hizo dar un respingo. Talvez el frío de la noche y la situación le habían hecho estremecerse.

La señorita Vivian había pedido la presencia de Margaret, puesto que ella había estado presente en la mansión el día en que murió la Señorita Lucy. Apareció acompañada de su marido, el cocinero, quien miraba preocupado a los invitados. Los dos se mostraban bastante perturbados ante la situacion.

Al ser inquirida por la muerte de Lady Goldaming la señora se estremeció.

Fue tan triste señorita. Aunque la señorita Lucy no llegó a casarse con Sir Arthur. Eran prometidos. Ella y su madre poseían la mansión Hillingham y a su muerte Lord Goldaming la heredó, pues la familia Westenra no tenía más integrantes y le correspondía como dote. En poco tiempo Sir Arthur perdió a su padre, su suegra y su prometida. El pobre caballero estaba devastado y nunca se recuperó.

Margaret comenzó a coger carrerilla. Se notaba que era de natural parlanchina y le gustaba tener tan distinguido público.

La señorita Lucy enfermó un par de meses antes. Había sido sonámbula de pequeña y recayó por aquella época. Sus paseos nocturnos parecían agotarla terriblemente y despertaba sólo a mediodía, ojeriza y demacrada. Lord Goldaming estaba tan preocupado que mandó llamar al Doctor Seward quien comenzó a tratarla y éste, desconcertado por la enfermedad, mandó llamar a un profesor suyo de la carrera. Recuerdo que le trataba con absoluta admiración.

Sea como fuere, la madre de Lady Lucy estaba enferma del corazón y debido a la enfermedad de su hija guardaba su sueño aquella noche. No sé que pasó aquella noche a ciencia cierta. Todos los criados dormimos profundamente pero a la mañana siguiente el cuarto de la señorita Lucy tenía la ventana rota y su madre había fallecido. A su lado, Lady Lucy también estaba muerta, pálida, tenía la cara blanca como la pared. El doctor Seward la encontró y nos despertó a todos dando grandes voces, pues a pesar de ser mediodía estábamos todos dormidos. Tuvo que entrar por la parte de atrás puesto que nadie le abría la puerta.

Luego supimos que un lobo había escapado del zoológico. Fue horroroso. Que casualidad más terrible.

Un misterio dentro de otro, una historia antigua sobreponía otra. Una muerte trágica era bastante, dos hacían sospechar que algo raro había por detrás.

Un lobo. ¿ Qué significaba un lobo en todo aquello ?

Después de todo aquello y para completar el misterio un fonógrafo parecía mostrarse esperanzador. ¿ Ayudaría en algo o causaría más preguntas ? Seward les había legado aquello y era su obligación investigarlo. Hacer menos sería traicionar su memoria.

De modo que el grupo primero registró la casa concienzudamente. Querían evitar la presencia de un intruso y perdieron bastante tiempo asegurándose de no recibir desagradables sorpresas. Afortunadamente no parecía haber nadie agazapado en ningún lugar. Aunque registrar de verdad toda la mansión podía ser una tarea hercúlea el grupo quedó razonablemente seguro de que no tendrían ningún problema y sin embargo alguno de ellos llevaba a mano sus armas.

Finalmente se dirigieron a los aposentos de Seward.

El grupo abarrotaba la habitación del Doctor Seward. Aunque el cuarto era grande, ocho personas allí, más el Señor Dawes, la ocupaban completamente. Un rápido registro evidenció que la llavecita pertenecía a una pequeña cómoda donde se guardaban los rollos grabados del fonógrafo. Uno de ellos llevaba una pequeña etiqueta que decía Amigos

Procedieron a colocarlo en el fonógrafo con cuidado y pidieron a Dawes que les dejase solos un momento. Pusieron el aparato en marcha.

La grabación parecía traer la voz de Seward del más allá y conforme se desgranaba la información

la situación se volvía más tétrica.

Ojalá nunca escuchéis esta grabación. Si lo hacéis es porque estoy muerto. Hacedme caso en esto que os pido. Diez días después de mi entierro debéis profanar mi tumba. Clavar una aguda estaca en mi corazón, cortarme el cuello y llenar mi boca con ajos. Os lo pido como último favor, para aseguraros de que mi alma descansa en paz. Así lo hice con Sir Arthur Holmwood, mi gran amigo y con Jonathan. Aunque he buscado a Mina... Que Dios me ayude, Mina no está en su ataúd.

El suspiro de aquello que escuchan marca un antes y un después. La vida del grupo no volvería a ser la misma a partir de aquel momento.

Voy a deciros lo mismo que me dijo el profesor cuando me pidió que se lo hiciésemos a Lucy. La vida está llena de axiomas incuestionables y verdades fundamentales que con el tiempo resultan tener excepciones. Entonces se revisa la teoría y se llega a un nuevo axioma que rige nuestras voluntades durante tanto tiempo que lo consideramos incuestionable hasta que resulta tener excepciones o ser falso. No debemos permitir que una verdad incuestionable nos impida ver la realidad. El hecho sobrenatural existe desde el inicio de los tiempos y aún hoy en día, bajo el imperio de la razón.

Seward volvió a suspirar.

Nos-Feratu. No muerto. Vino a Inglaterra hace siete años y tomó la vida de Lucy Westenra, trasformándola en uno de ellos. Fue terrible. Desgraciadamente los detalles no están registrados en ningún lado. Las notas de Mina fueron destruidas por el profesor. Dijo que había cosas que no podían decirse en voz alta o permitir que se supiesen. Que muchos necios querrían usarlas en su provecho y terminarían por extender el problema. Muchas leyendas tienen base real y esta es una de ellas, yo lo he visto.

....

Toc toc toc

El señor Dawes llama a la puerta. Paráis la reproducción y le dejáis entrar.

El inspector de Policía, el señor Barlow, ha llegado y requiere su presencia.

Nos-feratu- pensó el profesor, aquello rozaba lo límites de la locura, no tenía sentido alguno y sin embargo... Seward se había tomado demasiadas molestias con todo aquello para que fuera un simple asaltante o un asesino en serie, aquel misterio entrañaba algo mas, de eso no había duda. Y en caso de ser cierto, ¿como combatir a esta criatura? conocía las leyendas rumanas de Transilvania y los mitos relacionados con estos seres, pero sospechaba que su conocimiento no seria suficiente, más cuando los mitos siempre habían sido solo eso, mitos... hasta ahora. Y dudaba seriamente de que un arma de fuego o la presencia de la policía fuera a decantar la presencia a nuestro favor.

¿En que diantres andabas metido amigo mío?

La grabación era reveladora y estremecedora. John hablaba de no-muertos, algo inaudito. Criaturas que retornan a la vida sin todas sus funciones biológicas, no eran más que cadáveres con la capacidad de moverse y en algunas ocasiones de pensar.

Quien más podía tener conocimiento sobre ellas era el Dr. Klassen por ser rumano, siempre y cuando hablásemos de vampiros, ya que en la región de Valaquia las leyendas eran infinitas.

Margaret, la cocinera, había comentado la desaparición de un lobo en el zoo de la ciudad la trágica noche en la que murió Lucy, la prometida de Lord Goldaming. Tras escuchar la grabación, las posibilidades sobrenaturales aumentaban y porqué no pensar en un licántropo, un hombre-lobo que asesinó a Lucy.

Lo que más afectó a Vivian fueron las instrucciones dadas por John para  no consumarse su transformación en no-muerto, ¿quién de ellos tendría el valor de hacerlo?.

Quedaba parte por escuchar de la reproducción, ¿qué hechos aterradores revelaría?. 

Tenían varios caminos de investigación abiertos, como por ejemplo las personas a las que se refería John en su nota, ¿todas ellas estaban afectadas?, ¿Quién era aquel monstruo que comenzó todas esta historia de terror y muerte?

Debían acabar con él y extremar las precauciones ya que el número de personas asesinadas estaba empezando a ser muy alto.

El color, que la había abandonado mientras estaban en la puerta principal, había regresado a su rostro, y amenazaba constantemente con abandonarla otra vez mientras oían la grabación, pero salvo el rictus de tensión que se adivinaba en sus labios y su mirada que se paseaba constantemente por el rostro de todos y cada uno de los presentes, como si les estuviera estudiando, ninguna reacción se adivinaba en ella, sin embargo algo muy diferente ocurría en su mente.

Llamaron a la puerta y ella desvió rápidamente la mirada hacia ésta. La voz del fonógrafo dejó de oírse y enterados de la llegada del detective, Ilse se cogió discretamente del brazo del profesor Klassen, rezagándole, junto a ella, al final del grupo y, mientras descendían las escaleras, le comentó un par de cosas que sólo pudo escuchar.

-Es poderoso -susurró-, nunca he sentido una presencia igual... se me ha helado la sangre y ha hecho que todo a lo que me he enfrentado hasta ahora parezca un simple juego de niños. Vamos a necesitar de toda la ayuda que podamos conseguir y estudiar concienzudamente cada leyenda relacionada.

Antes de bajar al interrogatorio con el agente de policía, el profesor escucha a la baronesa y palidece.
Tan poderosa era esa criatura- pensó el doctor aterrado. Aquello era peor de lo que esperaba... mucho peor. -Tenemos que ponernos en contacto con la sede cuanto antes y pedir ayuda a Londres para que nos envíen toda la información que tengan a mano ya mismo, vamos a necesitar de todos los recursos que podamos reunir y lo antes posible- le dijo con susurros nerviosos a la baronesa, mientras analizaba toda la información que conocía de las leyendas rumanas acerca de los nos-feratu