Partida Rol por web

Empiezo a rebuscar por la estancia. Estoy bastante mareado por el rampazo, pero antes muerto que reconocerlo en público.

-Mire profesor- llamo a mi compañero de desventuras -Estás limaduras son del mismo material que el arma del crimen. La punta de la jabalina que atravesó a Bright. Parece que el arma que fabricó para destruir al Otro acabó matándole a él…- hago una mueca mientras pienso. Cada vez estoy más convencido de que se “suicidó”.

-Tengo la sensación de que él se mató a sí mismo para eliminar a ese enemigo que viene del otro lado. Y si…- empiezo a cavilar –¿Y si por puerta se refiere a un recipiente humano? Y por el Otro, a un huésped de… ya sabe… otro mundo- digo esto en voz baja porque aún me avergüenza reconocer la existencia de estas cosas.

- ¿Y si él mismo preparó ese mecanismo para activar la jabalina porque perdió la facultad de suicidarse? Ya sabe, si estaba “poseído”- hago con los dedos el gesto de las comillas. Me da repelús pronunciar esa palabra, no es científico, definitivamente –Igual le impedía hacerlo él mismo y creó un arma que pudiera activar fácilmente para acabar con su cuerpo y con el “invasor”.

Me quedo callado de golpe. Pongo cara rara.

-No tiene sentido, ¿verdad? Son alucinaciones por mi parte, claramente- suelto una risa que trata de ser desenfadada, pero suena a nerviosa.

-Creo que necesito sentarme…- murmuro, cada vez más mareado. Definitivamente, ese calambrazo no me ha sentado muy bien. Empiezo a delirar como Bright.

Tras preocuparme por el estado de Currie tras la descarga, sigo a ambos hombres al interior de la estancia, junto a la Hermana Flora, y escucho a Leroy hablar.

- Sí, si que tiene sentido. Creo. Es posible que tuviera "algo" viviendo en su interior, y que ese algo a veces fuese consciente de lo que hacía Bright y a veces no, y Bright preparase la trampa cuando el "Otro" no estaba presente. Seamos sinceros: no es lo más raro que hemos visto. - Hice un gesto mezcla de incredulidad y desesperación. - Lo único, es que entonces algo no me cuadra. ¿Por qué me parece que fue el "Otro" quien encargó que arreglasen el mecanismo de la estatua? O me falla la memoria, o aquel hombre creyó ver a El Penitente. Claro que... ese podría el "Otro", o el propio Bright disfrazado y consciente de lo que estaba haciendo... Puf, vaya, eso es un rompecabezas.

Ahora el gesto fue de agotamiento y hastío.

La Hermana revisa los planos de la maquinaria. Aunque su especialidad no es la mecánica, reconoce el estado enajenado de la persona que escribió y anotó estas palabras y diseños. Escucha en segundo plano a sus compañeros mientras espera encontrar algo útil en los planos.

Tiene sentido lo que dice, Leroy. Su hipótesis parece acertada, aunque no tengo claro si lo que Irina comenta es esencial o no. ¿El Penitente siempre ha sido el "Otro"? Puede que el señor Bright hubiese estado jugando a los vengadores enmascarados un tiempo antes de que ocurriese el incidente que le llevó a cambiar y a desarrollar este alter ego. En cualquier caso, ¿cuándo fue el punto de inflexión?

La escritura temblorosa en diferentes momentos de Addison Bright manifiesta que era eventualmente asaltado por un miedo o temor, algo que no le impedía seguir escribiendo. Como si la fuente de ese pavor estuviese dentro de él. Asímismo, el hecho de que le produjese esa sensación indica que para él era desconocida o incómoda, como si no la reconociese como propia. ¿Estaba el pobre Addison tratando de acabar con la vida de algo que en realidad anidaba dentro de él? ¿En su cabeza?

Buscas respuestas alivio a tus preguntas observando la estructura del varadero. Una construcción que, definitivamente, no oculta espacios ocultos o falsos techos, pero... escrutando las paredes de madera, te percatas de una sombra que pasa por el exterior y que aprecias ocasionalmente entre los resquicios que dejan unos contra otros los tablones de las paredes.

- Interesante. Addison Bright tenía definitivamente miedo a algo desconocido que anidaba en su propia psique, como una segunda personalidad que le era desconocida. Todo lo que dicen tiene sentido, además...

La Hermana fija derrepente la vista en una de las paredes con los tablones ligeramente separados.

- Parece que no estamos solos.

Con una patada a la puerta que provoca un gran estruendo, os giráis de golpe y descubrís tres tipos con rasgos faciales difícilmente localizables similares a los del escurridizo Sr. Han. Portan trajes elegantes y unos extraños bombines, lo que les confiere un aspecto inquietante con su baja estatura. Los tres tipos os miran desafiantes y con los puños en alto. Tras ellos, un cuarto tipo tiene inmovilizada a Elsa Bailey, que llora aterrorizada.

-¿Qué?- es lo único que consigo llegar a decir ante la advertencia tardía de la monja. Cuatro hombres con ganas de pelea aparecen por la puerta.

-Pues no creo que sean del sistema de seguridad de la casa. O sí. Os manda Han, presupongo, ¿no?- hago una mueca torcida. Maldito mono amarillo traidor y falso. Si ya sabía yo que olía mal ese hombre, ¡desde el primer día!

-¿Por qué no os comportáis como hombres de verdad y dejáis ir a la pobre Señora Bailey? Sólo es una señora haciendo su trabajo. No tiene nada que ver ni con vuestro Amo ni con nosotros- les pido a los asiáticos. No espero que hagan caso, pero al menos tenía que intentarlo. Quedar moralmente por encima también es importante. Levanto los puños, dispongo los pies y me preparo para la lid.

Parece que las cosas se ponían serias, y al verlos entrar de tal talante me sorprendí, aunque ya me esperaba algo parecido desde el momento en que entramos a escondidas en propiedad ajena. Eché mano de mi pistola, sin llegar a sacarla para no empeorar las cosas. Leroy es bueno hablando, y comenzó a distraerles.

Nadie se espera que un científico lleve armas, pero... ¡Voilà! Tantas circunstancias malignas me congraciaron con ellas. Si se ponían más violentos, probarían a qué saben mis balas.

El profesor, del que ningún atacante esperara una actitud defensiva, sorprende a los asiáticos con un disparo efectuado desde la altura de su bolsillo. Una explosión del cañon de su arma que acaba con una explosión de sangre, hueso y masa encefálica en la cabeza de uno de esos tios, que cae inerte hacia atrás justo en el momento en que Leroy Currie se prepara para atacar...

En cuanto el profesor Brush saca el arma y apunta, yo me preparo para el ataque y me lanzo, como si no hubiera un mañana. Y probablemente no lo habrá si no conseguimos eliminar a los secuaces de Han. No parecen de los que negocian hablando. Lanzo un gancho de derecha al segundo hombre con bombín, el que me cae más cerca y le estampo el puño en toda la cara.