Partida Rol por web

- Bueno, pues no me parece un mal plan... A ver qué le pica ahora al gaitero. -

El enano siempre se las arreglaba para estar en medio de los problemas, siendo el más ruidoso de la zona. Pero bueno, era su trabajo.

Geraldina os lleva al final del camino y sobornáis a los guardias. Al entrar a Slavich, todo está oscuro. Los frondosos árboles apenas dejan pasar la luz del sol. Se oyen maullidos y algún que otro bufido pero todo parece muy tranquilo. Geraldina, como buena ranger, sigue las pisadas del enano.

Uno de los ciervos, muy nervioso os ataca. 

Por suerte, Aurelio Breogán Cibrán se había retirado levemente por lo que, con toda su malicia esperaba que aquel ciervo decidiera actuar en contra de Xander, a fin de cuentas... aquel elfo tenía cara de recibir mejor las astas de un ciervo cabreado que él mismo.

-Mira, creo que va a hablar contigo. -Le indicó mirando como el ciervo se acercaba- Probablemente no te ha escuchado, acercarte a susurrarle lo que le dijiste. Seguro que así eres más convincente.

A pesar de que les habló, no tuvo efecto ninguno. Aunque eran animales esperaba que tuvieran suficiente inteligencia por su extraña actitud, pero ese no era el caso o, como todos salvo el enano, parecía ignorar sus palabras.

Voy a dejarte hablar a ti, eres el único que parece escuchar alguna palabra mía, por lo que a partir de ahora cuenta conmigo como guardaespaldas más que otra cosa mientras retransmites mis palabras y tu música. Eso si, no vuelvas a empuñar espada y gaita a la vez, sino en vez de a tu lado estaré unos metros más lejos.

Sendos venados os atacan con la cornamenta. Os pilla distraídos y recibís un buen golpe. Xander, al ser más delgado que Aurelio, sufre peores magulladuras.

Seguís a la guardabosques lo más rápido que podéis pero ella corre como un gamo y la perdéis de vista. De pronto, encontráis una encrucijada. ¿Hacia donde habrá ido? A la izquierda hay un claro en el fondo mientras que a la derecha el bosque se espesa aún más. 

Viendo como Xander había decidido atacar a uno de los ciervos, Aurelio Breogán Cibrán decidió hacer lo mismo, para ello usando su enorme arma para poder dar a una de estas criaturas... esto era, su lengua afilada. Al parecer iba a insultar hasta la muerte a uno de esos ciervos.

-¡Dices que tu eres un ciervo!. -Exclamó al ciervo- ¡Pues estás gordo como una vaca!.

Uno de los animales recibe un espadazo que acaba con media de su cornamenta. El animal bufa y berrea, muy enfadado. El otro, al enfrentarse a la peor ristra de insultos jamás recibida por un animal, le comienza a doler la cabeza. Pese a ello, siguen en liza. El venado sin asta carga con todas sus fuerzas hacia el elfo pero éste, con gran habilidad, lo esquiva. Aurelio hace lo mismo y el animal le clava la única asta que le queda al otro. El segundo ciervo intenta dar un mordisco al enano pero éste lo esquiva.

Mihaela volvio a meter su saquito de dinero, ahora un poco mas vacío en su bolsillo.

-Bueno, pues ya estamos dentro, pero ¿A donde narices a ido la mujer? Ya podria esperar un poquito.

Miró al suelo, en busca de huellas, quizas asi podria saber por donde habia ido.

En cuanto a Aurelio Breogán Cibrán, este viendo que los ciervos no parecían comprender demasiado bien los entresijos de la retórica para ofenderse por sus insultos, el enano decidió usar la espada larga que tenía para atacarlos, a fin de cuentas, más valía intentar dañarles de esta forma que simplemente quedarse sin hacer nada.

-Soy una persona más de teórica que de acción, -Comentó fallando el ataque- ¿Te puedes encargar tú de estas cosas?. Creo que no voy a ser de demasiada ayuda... ¡Malditos ciervos!.

Eh, que estamos en uno contra uno, no me dejes tirado, no es lo mismo usar una espada contra estas cornamentas que disparar mi arco, ¿y encimas quieres dejarme solo contra 2?. Ya dije desde un principio que nos hacía falta la niña.

Se quejó cuando el enano dijo de dejarle todo el trabajo a él. Y estaba acostumbrado a ello, pero con el arco, usar una espada en cuerpo a cuerpo con un venado era una labor mucho más difícil que manejarlos a distancia cazándolos como hacía normalmente. Pero una cosa era segura, si estaban haciendo estas cosas es que había algo que estaban "protegiendo" algo, lo cual no era una actitud normal en estos animales. 

Xander vuelve a esquivar al animal mientras que Aurelio, distraído hablando con el elfo recibe otro impacto que le hace saltar un empaste. Empieza a salir sangre de su rechoncha espalda mas el enano aún tiene mucho que decir.

La situación es peliaguda, los animales son duros de roer y vuestros cuerpos están bastante maltrechos. De pronto, dos flechas surcan el bosque y acaban clavándose en sendos costados de los animales, que se levantan sobre sus cuartos traseros de rabia y dolor.

-Oí la llamada, enano. Y parece que vengo en buen momento. Los demás están al caer, van un poco lento. -os dice la guardabosques con el arco corto apuntando a las bestias. -No me gusta matar animales pero estos de aquí están enfermos.

La excusa de que estaban enfermos fue más que suficiente para Aurelio Breogán Cibrán de levantar su arma y bajarla con rapidez encima del cuello de uno de los ciervos que los habían atacado, esto ya no se había vuelto un dos contra dos, sino un tres contra dos, por lo que con esta ventaja el enano se sintió algo más cómodo.

-¡Así me gusta más!. -Comentó tratando de ocultar las heridas sufridas- Xander, acaba con uno de los ciervos de una vez, y el resto será pan comido...

Viendo a su compañera, Ringo inspecciona la espesura intentando encontrar algún indicio de que la guardabosques se internara en el bosque, no obstante, él no tiene mucha experiencia y no es capaz de distinguir gran cosa, por lo que espera a ver si Mihaela es capaz de encontrar alguna pista.