Partida Rol por web

Bueno ya que habéis decidido hacer esta expedición a Moria primero voy a hablaros sobre las dos entradas que se conocen para acceder a ella.

Tenemos la Puerta Este (La Gran Puerta):

De las dos Puertas, esta también llamada "Puerta de Dimrill" es la más antigua. Y durante un milenio fue la única entrada.

En sí, la Puerta solo mide dos metros y medio de alto por dos metros y medio de ancho. Es una entrada cerrada por dos gruesas puertas de basalto reforzadas con acero, cada una de las cuales pesa más de tres toneladas. Se mueven hacia el interior sobre rodillos. Se pueden asegurar por dentro usando vigas de acero. Detrás de las puertas, hay un sistema de defensa que hace que a intervalos regulares caigan hasta siete rastrillos desde el techo que tiene 5 metros de altura en la entrada.

La Gran Puerta mira hacia el este desde una pared de granito situado en un nicho encima del Valle de Arroyo Sombrío. Un porche de 7x16 metros se extiende desde la pared del acantilado. A ambos lados de la puerta hay un enorme busto de Durin hechos con una piedra roja y violeta volcánica. Un compuesto de mármol rojo pulverizado cubre el suelo, mientras que cuatro pilares de cinco metros de altura de la piedra volcánica sujetan el macizo gris que forma el arqueado techo del porche. Está decorado con runas e incrustaciones de hacha muy llamativas, sobre todo desde la escalinata de 7 metros de anchura que une el pórtico con la carretera.

Gramj estaba pensando que no se lo podía creer. - ¿Sólo dos entradas? o se refiere a: ¿Sólo dos entradas convencionales?

No se lo podía creer: - Montones de años se habrían acumulado de escombros y de escoria no útil. Tendrían que haber ventilaciones, purgas y salidas de material.

- ¿Seguro que solo hay esas dos?

Farin se queda pensativo ante la pregunta y al poco responde imagino que te referirás a si hay otras entradas que no sean convencionales. Sí las hay pero menos recomendables aún que las puertas.

Moria también tiene "ventanas": 

Son aperturas rectangulares esculpidas en grietas naturales. De unos siete metros de alto y uno de ancho, traen la luz y el aire a las habitaciones del norte, oeste y este de cada uno de los siete niveles. Cada una es en realidad una chimenea de piedra pulida dotadas con hasta un total de siete rejas de acero y tres trampas. Las aperturas se pueden cerrar mediante tres pesadas puertas de acero, aislando así la ciudad. De hecho se precisa de periódicos cierres de las contraventanas para mantener el mecanismo en perfecto estado y evitar que se hiele o deteriore por el poco uso.

Otra "posibilidad" es entrar a través de las aguas aquí se para y sonríe no nos engañemos, somos enanos y por ahí no vais a entrar.

Aquí se para por si tenéis alguna duda más o si continúa con la Puerta del Oeste.

¿Y por arriba del todo?

 Preguntó curioso.

Farin parece como sorprendido por la pregunta y al poco responde ¡Claro! se me olvidaba, la oculta "Escalinata sin fin". Asciende en espiral a través de la Chimenea de Durin y acaba justo debajo de la cumbre de 4711 m del Cuerno de Plata. En su cima está la Torre de Durin, una garita circular de dos metros de diámetro excavada en la corona dentada del pináculo. Desde allí, uno puede divisar las tierras vecinas a través de la estrecha ventana hacia el este. Pero ahora que lo pienso, por ahí no se puede entrar a no ser que rompáis la piedra que forma la garita. Dice al final como defraudado.

El enano baja la mirada, decepcionado. Esperaba que una "vía alternativa" fuera más que suficiente para acceder a la ciudad invadida. Los respiraderos eran un peligro en si, pero podrían ser una buena vía, sino fuera, porque un acceso precisaría cientos de metros de cuerdas o cadenas, escalar por ellas, y moverse.

- Tiene que haber posibilidades de acceso, ya que el mantenimiento, operación y revisión de las medidas de seguridad tiene que permitir a los obreros entrar y vigilar el movimiento, tanto de las compuertas o contraventanas, como el resto de "medidas".

Era algo que descartaba por si mismo.

- ¿No hay acceso ninguno a la carita, ni tiene salidas de emergencia ni nada?

Lo siento Gramj pero Moria cuando se construyó, se hizo como una ciudad inexpugnable. Así que cualquier vía de entrada sin permiso es complicada.

Se puso la mano en el pecho y con un gesto agradeció la información.

Dalbur escuchaba con atención las palabras del maestro Farin. No interrumpió en ningún momento, y mostró su gratitud por la información brindada. Los cuatro enanos se hallaban ante el mayor de los desafíos, y los designios de Mahal eran difíciles de discernir.

Tenía los brazos cruzados encima de la túnica de color azul oscuro. En los tiempos del Exilio, solía ir equipado con su tabardo de malla. Sin embargo, había hecho una excepción para este encuentro de gran trascendencia.

-Hemos de encontrar el modo de entrar, dijo finalmente. Como buen enano, no contemplaba ninguna opción salvo la que le llevaba a su meta. Ni un paso atrás. Sin deteners.

¿Pero tal vez un paso a un lado, para seguir avanzando?

-¿Y qué sabemos de los orcos?, preguntó. Solo mencionar el nombre de los viles trasgos que ahora ocupaban los sagrados salones de Khazad Dûm le entristeció enormemente. -Deben recibir suministros cada cierto tiempo. Tal vez podamos esperar el momento de que se abran las puertas para intentar entrar. O escondernos en barriles.

Dalbur le hizo gracia.

- Si la puerta no está abierta, no saben abrirla. Por eso busco otras vías de acceso.

Dalbur observaba a Gramj Haïa por debajo de sus pobladas cejas. -Entiendo... Si los orcos no dominan los mecanismos de las puertas, puede que no haya mucha vigilancia tampoco.

Seguía sin concebir que los orcos no pudieran entar y salir de Moria de algún modo. Aunque tal vez no lo hicieran.

-¿Entonces nuestra mejor opción es la Puerta Este?

Resignado contesta: - Probablemente.

De los orcos que allí habitan sé poco, luego no sé con certeza si reciben suministros del exterior o no y por donde.

De todas formas, sois libres de entrar por donde os plazca pero no os apresuréis todavía en la decisión, aún no os he descrito la Puerta del Oeste que, para mi, es la mejor opción os explico por qué.

La Puerta del Oeste es menos imponente, pero no por ello más débil. Construida en el año 752 S.E. por Narvi, un ingeniero enano sin igual, se encuentra al final de una escalinata tallada en granito sólido. Es arqueada y de doble hoja, está hecha de piedra mágica y cierra una entrada de dos metros de anchura y tres de altura. Desde el exterior, ninguna grieta ni mucho menos alguna inscripción delata la existencia de una puerta. Tan solo la carretera y una zona lisa en el acantilado rodeado por acebos retorcidos marcan la entrada. Sin embargo, de noche, la pulida pared reluce con el sutirl brillo que emana de las inscripciones de Ithildin. Estas son el trabajo del Maestro Herrero Noldor Celebrimbor, amigo y mentor de Narvi, y relatan el origen de la Puerta. Representan columnas rodeadas por ramas de árbol sin hojas coronadas por el Escrito de Fëanor. En el centro, cerca de la parte superior, está la Corona de Durin y encima de ella las Siete Estrellas. Debajo de la Corona hay un yunque y una estrella de 16 puntas. Pero son las palabras las que esconden la llave para abrir la Puerta. Su mensaje, escrita en dos partes, dice lo siguiente.

"Las Puertas de Durin, Señor de Moria. Di, amigo y entra... Yo, Narvi, las construí. Celebrimbor de Acebule dibujó estos símbolos". 

Tal como dice la inscripción, para poder pasar sólo se necesita decir "amigo" en quenya; es decir, "mellon". En ese momento las Puertas de Durin aparecen lentamente. Primero, una débil luz llena las cada vez más grandes grietas, y entonces la hojas se abren mágicamente hacia fuera hasta quedar al ras de la lisa pared del acantilado.

La Puerta del Oeste mira hacia Eregion y está por encima del valle del Río Sirannon. Está situada en una cornisa cubierta de hierba justo al sur del lugar donde el arroyo sale por un desfiladero en la ladera del Cuerno de Plata. La cornisa tiene 693 metros de anchura y se extiende por la ladera de la montaña una distancia de 800 metros a cada lado de la Puerta y está dividida por el serpenteante camino enano que baja hasta Eriador. El camino va en dirección noroeste a través del valle y está adornado con dos setos que corren paralelos a él. Cruza el Sirannon en su punto media y, al llegar al acantilado del lado oeste, desciende en una serie de curvas cerradas de piedra reforzada. Mientras tanto, el arroyo un poco más al oeste de la Puerta de Durin gira hacia el suroeste. Allí, cae de la cornisa a un cañón mediante una serie de siete cascadas, las "Escaleras de Agua". 

Las dos puertas... Oeste y Este. Dalbur guardó silencio tratando de encajar las opciones. -¿Y una vez dentro qué?, preguntó de repente y miró a sus compañeros. -Sabemos que los orcos se cuentan por centenares. Hemos de usar el sigilo antes que el martillo.

Sobre la puerta de entrada, agradecía la información que les brindaba el maestro, pero le parecía igual de difícil cualquiera de las dos. -¿Tenemos algún mapa del interior de Khazad Dûm?

Resultaba doloroso incluso nombrar el hogar de los enanos ahora invadido por viles orcos. Ningún enano de los que habían habitado el Gran Reino quedaba con vida, pero si algo sabían hacer los enanos era registrar y anotar toda la información en mapas, esquemas y libros.

Sobre el mapa, no tenemos mucho pero en cuanto me enteré de vuestra visita hice una copia del que tengo, es algo general y sin mucho detalle pero mejor que nada. Aquí lo tenéis, espero que os sirva de ayuda.

Había pasado cierto tiempo hasta que se reunieron para tratar el tema que suscitó el interés de tan curioso grupo pero más tiempo aún de la última vez en la que Gorkatdhûm portó su martillo de guerra.

Y ahí estaba, escuchando al grupo de enanos, sintiéndose irremediablemente un poco ajeno a los demás debido a su edad, era, evidentemente, el más viejo de todos y posiblemente el más cercano a la muerte; algo que quizás por los años o por las gestas del pasado le era ya claramente indiferente.

Era una tarea peligrosa, eso ya lo sabía desde el primer momento pero... entrar por una puerta principal pero no era la mejor solución. Los orcos habitaban dicha tierra desde hace muchos años y pensar que no estaría protegido el lugar, que hubiese trampas elaboradas por dicha raza o incluso guardias apostados en las tan bien elaboradas y camufladas postas del lugar....era algo que no se podía obviar. Ciertamente, iba a ser dura tal primer paso pero, más arduo sería el salir con vida de allí.

El único factor a tener en cada momento presente era el pasar desapercibido, ser sigilosos era lo primordial.

Escuchemos cada opinión y plan y valoremos detenidamente cada posible paso a dar, uno solo en falso y será lo último que haga este grupo.

Dalbur asintió a las palabras de Gorkathdûm, pues eran si duda sabias. Luego observaba de nuevo el detalle del mapa. No aportaba detalles de los túneles. Ni siquiera de los salones secundarios. Pero era un comienzo.

-¿Sabemos en qué parte tenemos que buscar nuestro objetivo?, preguntó refiriéndose al legendario Martillo Desintegrador.

En cuanto a la enorme dificultad de la tarea que les esperaba, el paladín lo veía como una enorme montaña que poco a poco irían excavando hasta perforarla y llegar hasta el otro lado. -Somos un grupo reducido en número, pero contamos con muchos años de experiencia, brazos fuertes y coraje para hacer frente a los enemigos. Sin olvidarnos de la astucia.

Al escuchar la última pregunta de Dalbur, Farin se mece la barba y responde a decir verdad, no tengo idea de donde puede estar en estos momentos el martillo ya que ha pasado mucho tiempo desde que lo perdimos; sin embargo, si está donde siempre ha estado deberéis ir a la Séptima Profundidad al dormitorio del Rey. Después mira el mapa y dice, por desgracia este mapa es tan escueto que no viene esa localización.

¿Y si.... buscamos primero algún mapa o retazo sobre los pasajes de los aposentos de nuestro antiguo rey?... bastante complicado será entrar sin que nos vean como para encima andar por el séptimo piso.... 

-Estoy de acuerdo con Gorkatdhûm, dijo Dalbur. -El reino de Khazad Dûm es inmenso y debemos tener toda la información posible para encontrar el camino hasta esos aposentos.

El Martillo de Durin se ocultaba en la Séptima Profundidad según el maestro del saber. Dalbur mantuvo el rostro inexpresivo, pero en su interior crecía la preocupación. Para llegar hasta su objetivo era necesario cruzar siete niveles infestados de trasgos, y luego regresar.

-Sabemos que no hay otras entradas que podamos usar. ¿Y salidas? Porque si llegamos a recuperar el Martillo, puede que para entonces se haya dado la voz de alarma. ¿Se sabe de algún modo de escapar desde la Séptima Profundidad.

Estaba pensando en alguna salida de agua o alguna puerta que solamente se podía abrir desde dentro. Cualquier cosa...