Partida Rol por web

Decidido a conseguir lo que se me ha ordenado y de la importancia de la misma, avanzo con decisión con mi martillo rúnico preparado por si hiciera falta y por el camino que veo, no hay tiempo que perder...

Se prepararon para el ataque de cualquier amenaza, mientras la formación cerraba filas al rededor de la puerta Girthal se perdio en su oscuro interior con medidos pasos y sin hacer practicamente ruido, seguido por dos sombras.

El grupo espero en completo silencio, apenas cargadas respiraciones llegaban a advertir la presencia de enanos allí, ellos sinembargo si pudieron escuchar un sonido hueco algo completamente nuevo que no sabían que era, mientras multitud de piececitos seguian llegando con unos grititos bastante caracteristicos. Cuando consiguieron ver algo vieron una pequeña rata solitaria, a la que siguieron otras tres, tenian crestas puntiagudas con afiladas zarpas metalicas. Olfateaban el aire pero de momento no parecian que hubieran detectado al grupo de sudorosos enanos.

Te metes de cabeza en la gruta, es un simple hogar a mano derecha con una tarima de un palmo de alto, sobre ella hay una mesa de trabajo sencilla de piedra donde puede añadirse un yunke para trabajar. En el fondo de la pared hay una grabado de batalla de mucho antes del bisabuelo de tú abuelo, hay un dragón que recorre casí todo el mural y un solitario guerrero enano con dos hachas que enabeza su ejercito para ataca al animal. En el centro de este mural hay una montaña en el medio de ella se encuentra un cuadradon que destaca por no estar echo del mismo material que el mural, y brilla de forma alarmante.

Quedaste sobre cogido al ver el mural, pero tú corazón dio un vuelco al ver la runa, si no era la que buscabas nadie lo creeria y te harias matador antes que dejar que la verguenza de que te la quitaran callera sobre ti. La emoción casí te hace dar un paso en falso y te detienes antes la riada de tentaculos que se mueven levemente pasaban cerca de tú vota izquierda. Escuchaste unos pasos detras de ti y viste a dos jovenes montaraces que chasqueaban con ruido un trozo de carne seca probablemente, mientras te seguian sin preocupación. Al ver tú mirada asesina uno de ellos dijo -maese Kurdrim ha dicho que os protejamos- quedando clavados en el sitio con la suerte de que aun no habían pisado nada que no debieran pisar.
 

Como uno solo el grupo de enanos formaron una compacta formación, un escudo viviente, frente a la abertura por la que nuestro buen herrero debía internarse para localizar la runa. Me hinché de orgullo ante aquella nueva demostración de eficacia y buen hacer cuando todos ocuparon su lugar con milimétrica perfección, no dejando rendija alguna por la que no se viera gromril. Sin duda las largas horas de entrenamiento exhaustivo había servido para pulir a aquella unidad hasta hacerla alcanzar un nivel muy superior al esperado.

Pero mi buen talante rápidamente se esfumó cuando un extraño sonido llegó a nosotros precediendo la llegada de tres malditos skavens que husmeaban en busca de algo... o alguien.

La sangre me hirvió al ver a aquellos seres pasearse por nuestros ancestrales caminos aunque refrené momentáneamente mis deseos de abrirlos en canal al comprobar como nuestra estática y silenciosa posición había pasado por completo desapercibida mas, ¿por cuánto tiempo lograríamos permanecer en el anonimato?

Sopesé las opciones: o bien nos quedábamos allí quietos, rezando a Valaya por no ser descubiertos y que pasaran de largo o les saltábamos encima y los matábamos antes de que tuvieran tiempo a reaccionar. En ambos casos corríamos el riesgo de que alguno huyera a avisar a sus congéneres, llegando enemigos antes de lo previsto a nuestra posición

Fruncí el ceño mientras los escasos segundos que tardé en decidirme parecían horas

Dejarlos pasar no era una opción, decidí finalmente. Si lo hacían podían regresar o seguir buscando en cuyo caso cuando Girthal se dirigiera hacia el baluarte, con nosotros a la zaga, se toparía de frente con aquellas tres ratas poniendo en peligro la misión... no dudaba que el herrero y sus tres acompañantes podrían acabar con ellas pero prefería no arriesgarme a un fatídico final del rhunky por mi inacción

Alcé el brazo lentamente, llamando en silencio la atención del grupo, levantando tres dedos claramente visibles para indicar una cuenta atrás. Fui haciendo descender los dedos uno a uno, acompasando el movimiento al avance de los skavens, esperando a que estuvieran justo en el entro de nuestra línea de carga antes de acabar la cuenta atrás.

Con un gesto seco ordené en silencio una carga masiva sobre ellos, encabezando el ataque sin emitir mas sonido que el provocado por mi cuerpo al correr a plena potencia contra aquellos viles seres, dirigiendo a Dungrob contra la mas retrasada de las alimañas, propiciando así que su posible huida fuera mas dificultosa al verme, como mínimo, yo mismo entre ellas y sus congéneres

La orden estaba dada, había que cargar y acabar con esas ratas inmundas, básicamente.

Habían aparecido de la nada, presumíamos que aparecerían mas, era cuestión de tiempo, pero acabar con ellas supondría unos valiosos minutos, si acaso llegara a la hora de cara a conseguir salir de allí con la runa a marcha rápida.

A por ellos...

Apretando los dientes y con su arma rúnica en la mano derecha, lanzó un hachazo contra la rata que le tocaba con toda la fuerza que pudo, pero no fue tan mortal como hubiera querido. La manufactura del hacha era buenísima, y la de su armadura también. A ella debería encomendarse a partir de ahora, porque parecía que se acercaba un combate espectacular.

Poniendo la mano en señal de alto digo:- Salir de la sala, aquí hay un demonio y sus tentáculos cubren la sala, si pisáis alguno de ellos, seguramente se despertara y mandareis toda la misión a la sima mas profunda que exista, así que lo que debéis hacer es Vigilar que nadie entre en la sala, y solamente entrar para defenderme si el demonio aparece, en caso contrario... vuestro sitio esta fuera camaradas. Dicho esto vuelvo la atencion hacia la runa y hacia los tentáculos que veo como se mueven, y siguiendo con tranquilidad los lugares que va dejando libres y que me acercan a mi objetivo.

Será un auténtico honor cumplir sus ordenes.- Le respondí a Kudrim impregnando mis palabras con todo el orgullo que sentía en esos momentos, justo antes de girarme para seguir los pasos de Grithal y entrar en la sala donde se encuentra la runa.- Buena batalla.

Llegué a la puerta justo para oír como el venerable herrero rúnico nos mandaba quedarnos fuera de la sala. Las órdenes de Kurdrim eran claras, pero por lo que parecía, si decidía cumplirlas podría dar al traste con la importante misión que nos había llevado hasta allí.

Lo medité durante unos eternos segundos y decidí hacer caso a Girthal y quedarme un milímetro fuera de la sala, sin quitarle ojo en ningún momento al lento caminar del herrero, que a juzgar por su caminar parecía ver algo que yo no alcanzaba a ver.

Deseé que nada le ocurriera en esos momentos al anciano o debería seguir los pasos del genial Malakai Makaisson y tomar el camino del matador.

El grupo de rompehierro parecio caer desde la altura sobre las pobres ratas como una marea, con olas de metal y odio que barrio a los desprevenidos intrusos con leves quejidos mientras se convertian en carne muerta sin cumplir su cometido. Aunque las ratas tenian un buen tamaño(como un gato) no fue dificíl esconderlas, lo que no iba a desaparecer facilmente era el hedor a suciedad y sangre descompuesta de sus bruñidas armaduras y reverenciadas armas.

Garrim tosio mientras se apretaba con el culo de su arma sobre la barriga, el vendeja que le habían puesto junto con los ungüentos de poco servian ya, y un penetrante dolor que duro apenas un segundo le hízo recordarle que estaba en condiciones de estar en pie, así que mucho menos de luchar. Algunos de los compañeros lo miraron con expresiones impenetrables, una mezcla que no le quedo claro al músico.

Escucharon sonido a sus espaldas, sabiendo que las ratas venian por donde ellos mismos habían pasado no esperaron tener compañia por la retaguardia, así que con prontitud se volviaron con las armas preparadas y renobado ardor, para descubir a los montaraces y al ingeniero salir por la puerta de la gruta, dejando al Herrero Rúnico solo. Sus caras palidas y mudas atenuaron el increchendo cabreo que le hacía poner roja la nariz. Pero una mezcla de duda, temor y sabiduria le hizo contenerse ante la furia que podia desatar para escuchar las palabras carentes de tono de uno de lo montaraces.

-Hay un demonio- dijo con la expresión cortada y sin saber muy bien donde meter la cabeza, a lo que su hermano añadio -El maese herrero nos ha pedido que salgamos- lo dijo como si no tuvieran opción, y la verdad que solo obedecian.

Miro de reojo a un lado y sin levantar la voz.

-Maese barbahierro se acercan mas- dijo obviando que las ratas nunca vienen solas y que si eran los restos del ejercito destrozado, podian venir con cualquier cosa.

El demonio parecia totalmente tranquilo, como relajado si no fuera porque no tendria costumbres humanas y sin contar el hecho de que era una criatura del mismo caos, así que pensar en terminos de normalidad con una criatura así era una total estupidez.

Sorteaste tentaculos mientras te subias a la tarima que te llevaba al mural, allí brillaba la runa con autentico asco protegiendose de la inesperada presencia de aquel ser, pudiste ver en la misma mamposteria runas deterioradas por el tiempo y los años, guardas que no se iluminaban. Las protecciones de la habíatación habían caido pero aun era un lugar realmente inexpugnable y casí ilocalizable, solo mentes de otra era como la del maese Kragg el gruñon podían mantener ciertos recuerdos de lugares como este.

El demonio esta dormido.- Añadí para tratar de justificar lo injustificable sin poder levantar la mirada del suelo.- Pero ha dejado una especie de trampa invisible que lo despertara si alguien entra en la gruta. Sólo el maese heredó puede ver la trampa y evitarla, por eso nos ordeno abandonar la gruta dejándolo allí. Solo podemos volver a entrar si la trampa se activa y el demonio despierta.

Mientras trataba de escusar mi poco honorable comportamiento noté un ligero sonido apenas audible. En un primer momento pensé que lo había imaginado, pues desapareció. Pero cuando el rum rum volvió segundos después tuve que admitir que era real.- ¿Has oído eso, maese Kudrim?- Pregunte al Barbahierro forzando a que escuchara aquel intermitente sonido de succión y de roca mientras caía.- No sé de donde viene, pero hay algo moviéndose ahí afuera.

La carga había sido un éxito. Nada pasaría por allí sin toparse con nuestro acero. Pero al parecer venían más…cosa normal si hablábamos de ratas. Pero además, y como siempre suele suceder, los problemas no venían solos. Al parecer, el demonio había puesto alguna especie de trampa mágica que los despertaría si alguien entraba en ella sin desactivarla y el herrero se quería hacer el héroe. Escupí el suelo en señal de la repulsa que me provocaba la maldita magia.

-Que lo despierte!!! Así será más fácil matarlo!!! – gruñí por lo bajo aprestándome a la nueva posición indicada por Kurdrim

Solo podía hacer una cosa, las herramientas de mi oficio las había perdido, y ahora que me serian de utilidad no las tenia, así que decidido a sacarla o a vender cara mi vida saque la daga y soplando la runa que debía sacar la marque con el cuchillo observando si había vetas, o ranuras donde apalancar para llevármela sin tener que picar.

La situación era tensa, pero aun lo fue más cuando vimos llegar de regreso a los tres enanos que debían cuidar de que no le pasara a Girhtal con caras desencajadas y una ansiedad harto evidente

¿¡Qué ocurre!?- espeté nada mas llegaron sin darles tiempo a hablar, temiéndome lo peor

La explicación que me dieron me hizo fruncir el ceño bajo la máscara notando como la congoja me atenazaba; un demonio en aquel lugar, con la presencia de skavens y la posibilidad de que los seguidores de Hashut aparecieran era lo peor que nos podía pasar... pero éramos enanos, estábamos acostumbrados a lidiar con problemas a diario y con más enemigos que cualquier otra raza. Saldríamos adelante

Mantendremos la posición y actuaremos igual. En cuánto un enemigo aparezca lo eliminamos antes de que tenga tiempo de reaccionar. Vosotros tres volved a la entrada de la gruta, sin entrar para no activar la trampa, pero que podáis ver en todo momento al demonio y al rhunky. Si el demonio se despierta y ataca entrenedlo lo mejor que podáis y tú, Bemlir, vendrás a darnos el aviso... en ese caso caeremos sobre él como una avalancha de acero. Si podemos matarlo lo haremos, pero la prioridad es Girthal y la runa. Si obtiene la runa y el demonio sigue vivo intentaremos dejarlo atrás- indiqué a los dawis mientras volvía el rostro enfundado en gromril hacia los montaraces y Bemlir

No os hagáis los héroes. Si el demonio se despierta proteged al rhunky y avisadnos sin dilación ¿entendido? 

Entendido.- Contesté a Kudrim mientras me movía raudo hasta la entrada de la gruta, desde donde podía ver al venerable herrero y comprobar que seguía afanándose en recuperar la runa que nos había llevado hasta allí.

A Girthal le dio un vuelco el corazón, ya se acercaba el momento y aun rosonaba martilleante en tú cabeza las palabras de tú maestro "-Si hemos recopilado los pasajes adecuados, la runa de nuestra diosa ancestro esta mas cerca que nunca. Tú tienes el deber y honor de traerla. Al precio que sea-" Aun recordabas los ojos abiertos por la excitación, una runa que haria llorar a los mas grandes y duros señores, una runa para la gloria de la raza Dawi.

Tocaste la piedra buscando una linea, una evidencia de la artesania enana, pero los dedos te temblaban como un autentico barbilampiño, la boca se te seco y los inteligentes ojos siguieron buscando con una tozudes forjada en el mismo fuego. Cuando sintio la runa en la llema de los dedos no dudo un instante en su sifnificado e inscrusto un dedo para luego hacer un cuarto de giro y tirar suavemente. Después de esto supo que no estaba puesta de la manera habitual y tendria que ingeniarselas de otra manera, había alguna forma de desenganchar esta runa de la pared pero ese conocimiento parecia haberse extengido hacía demasiado tiempo. Mientras manipulabas la runa visiones de tus antepasados te obnubilaron los sentidos, y te dejaste llevar por ella sabiendo que era algo bueno, el presente se convirtio en el pasado y perdiste la noción del tiempo de una manera que solo habías sentido bebiendo alguna potente cerveza enana, aunque en comparación eso había sido solo un parpadeo. Viste los origenes de la raza enana, como la mismisima Valaya grababa runas solo en las mejores piezas, y como maestros herreros con perdidos martillos grababan runas con un poder que hoy en día eran un mal eco del pasado. Viste esta sala, un lugar donde remendar cotas de malla, o cascos muy magullados y como la mismisima diosa colocaba la runa. Supiste por un segundo que la misma runa te enseñana con sus visiones la manera de sacarla sin daño. Valaya coloco la pieza en su vertice superior derecho, luego encajo la pieza entera y la rodo apenas unos milimetros hacia la derecha también, haciendo que la piedra se convirtiera en parte de la misma mampostería. Pudiste ver su sonrisa de orgullo.

Volviste en ti, para sentir como lagrimones como nunca habías sentido surcaban tú cara sin intención de parar, habías tenido un conocimiento realmente arcano, perdido en las eras. Las lagrimas no te importaron lo mas minimo, ibas a seguir con tú tarea, sacar la runa y salir de allí con ella. Antes de llegar a colocar las manos sobre la runa un temblor tremendo sacudio la habitación, el demonio se agito y temiste lo peor, fuera se escucho el bozarrón de Kurdrim y aunque no entendiste que ocurria era un buen momento para terminar con aquello. Otro temblor movio la habítación y la runa salto hacía delante, los ojos se te abrieron como platos y soltaste la daga al instante, en aquel momento temiste por estupido que pareciera que la runa se rompiera, se deformara o cualquier cosa mucho peor que hiciera que su tremendo poder e información se perdiera. Tus manos cruzaron el aire hasta llegar a un punto, todo tú cuerpo iba a la zaga de las manos así que conseguiste desplazarte de manera apresurada perdiendo parte de tú equilibrio algo realmente raro, cogiste la runa en el aire y tus dedos la asieron* como cuando un avaro agolpa su oro en pequeñas montañitas y toqueteas todas la monedas a la vez. Este desplazamiento hizo que te lastimaras un codo y los nudillos que sangraron levemente, pero el corazón te dio un vuelco al darte cuenta que un tentaculo danzante venia directo a por ti, sin mas tiempo que el de la reacción final pusiste una mano por delante para evitar el golpe, como si eso hubiera contado para algo. Al llegar a casi tocarte, el tentaculo volvio hacía atras como expulsado por un potente escudo. El tentaculo volvio a por ti, encontrando algo realmente inaudito para la ancestral inteligencia del demonio, y el efecto fue el mismo cuando estaba apunto de llegar volvia rebotado hacía atras, la runa brillaba burlonamente, como si aquello fuera solo un juego para ella en cualquier caso ahora estabas bajo el influjo de la runa de una manera superlativa y eso te dio fuerza para salir de allí de una manera subita.

Mientras salias el demonio volvio a darte con unos de sus tentaculos, en este caso fue como si te hubieran dado un golpe flojo en la espalda, ni siquiera te desestabilizo pero aunque el poder que llevabas era terrible, la energia del caos era caprichosa en todo el significado de la palabra.

(sigue)

Habían recorrido los entramados de aquel Undgrim por lugares que solo un veterano minero, o portador de runas llegaria a entender, laberintos que harian enloquecer al goblins mas apestoso si le diera un aire de inteligencia. Derrotado a la sombra, y caminado bajo la tenue luz de las antorchas, silenciosos, decididos y cansados maldita sea si echaban, por encima de todo, de menos dos minutos para sentarse. Las sinchas de la armadura ya se clavaban bajo su piel como sus propios musculos, y el pensamiento que esto era lo menos incomodo que tenian no era motivo de alegria en ninguno de los casos, igualmente permanecian adustos y cuerdos, en aquel mar de deprabación carente de sentido.

La formación aguantaba en una posición poco ventajosa, sin un saliente o lugar fácil de defender solo se tenían unos a otros y eso era todo lo que podían pedir llegado ese momento, era más de lo que había tenido más de un pariente muerto en la silenciosa caberna, muertos por una traicionera daga. Si aparecían sus parientes perdidos rebosantes de odio y supurante hechicería, no iban a buscar clemencia ni la pedirían en ninguno de los bandos, era a muerte. Las ratas se seguían moviéndose como pérdidas, las órdenes de Kudrin eran claras como el agua cristalina de un arroyo de montaña y los montaraces y el ingeniero miraban desde la entrada de la gruta sin perder de vista a la formación de rompehierros una visión realmente magnífica. Que las ratas confabulaban a la sombra de los parientes perdidos era algo evidente llegado a aquel momento.

Las ratas comenzaron a sumarse y ya había una veintena rodeándoles aunque ninguna atacaba parecían tener cierta inteligencia ya que parecían especialmente sumisas, y por la barba de grimnir si no parecían esperar algo. En ese momento otra casualidad se sumó a la eterna espera el sonido que había comentado el ingeniero se escuchaba algo, ahora parecía más evidente era el sonido de algo que rozaba con la piedra, habiendo un demonio cerca podía ser cual cosa, pero Dorg asintió a los pensamientos de Kurdrim, estaban moviendo piedras, quizás picándola sea como fuera había algo que producía ese sonido. La amenaza no estaba identificada ni sabían de su procedencia por culpa de la veta madre por la que andaban, así que esperaron como mejor sabían en formación, ceja contra ceja, acero junto a acero.

De la parte posterior de los enanos apareció como por arte de hechicería el maese herrero rúnico, tenía una expresión en la cara difícil de descifrar sumado a que las lagrimas aun le recorrian la sucia cara,  y a la par lo siguieron un sin fin de tentáculos que intentaban apresarlo sin éxito aparente. Todos quedaron petrificados ante aquel repentino ataque, el demonio podía atacarles por la retaguardia, lo cual era otra desgracia que se sumaba a las que ya los rodeaban, con un asentimiento de cabeza dio a entender a Kurdrim que tenía la runa, mientras los montaraces con las armas en ristre escoltaban al maese herrero completamente pálidos por la cercanía del demonio.

Para alegría de algunos una inmensa cuchilla atravesó la pared de piedra del túnel razgando el gastado pero precioso trabajo de mampostería, atravesando y matando a un buen montón de ratas. Como una hélice que se detiene cuando se cala, a la inmensa cuchilla le persiguió otra, la inmensa máquina cesó de moverse mientras soltaba grandes cantidades de humo verde y negro, la buena fortuna hizo que muchas ratas murieran en ese momento desperdigando a las supervivientes, pero nadie esperó que del nuevo túnel salieran tan rápidamente un montón de hermosos Skaven en apenas 20 segundos ocho Skaven y lo que parecía un sargento con una horripilante cuchilla doble que miraba con ojos rojos como ascuas, irritado y molestos con tantos contratiempos.

Mientras sus congéneres ratoniles junto a un buen grupo de ratas más pequeñas ocupaban rápidamente el espacio que sobraba en la caverna, cerrándoles el paso. Pronto las ratas comenzaron a gruñir al percatarse del grupo de enanos que las tenían a distancia de hacha y martillo, con buenas intenciones de machacarlas para invertir en justicia enana los sin fines de atrocidades que ellos u otros de su raza habían cometido. Dammaz!!

Un incendio se extendió en aquella máquina, y el olor a Skaven chamuscado comenzó a recorrer el túnel, un olor que cantaba a victoria antes de tiempo. Kurdrim vio el peligro de que el corredor se llenará de humo, pudiera incapacitar a los enanos en caso de un combate prolongado. Pero tenían la runa sólo tenían que salir de allí, solo había que hacerlo rápido.

La formación cerró filas según se ordenó como un complejo y preciso engranaje, creando un verdadero muro de gromril y determinación que nada ni nadie podría sobrepasar; a nuestra espalda los dawis encargados de custodiar al rhunky, y él mismo, se afanaban en rescatar la runa perdida y eludir al demonio qye dormitaba ante esta... la situación no podría ser más tensa y, pese a todo, una sonrisa de puro orgullo se dibujaba, invisible, bajo la inexpresiva máscara de mi yelmo. Aquellos enanos se habían comportado de un modo que, como mínimo, merecían ser ascendidos al rango de martilladores dada su entrega y coraje. Todos ellos, incluso el impulsivo Garrim, habían logrado que volviera a sentirme parte de un todo mayor, viendo como algo que tal vez hubiera acabado por siempre el vagabundear por el Viejo Mundo, echando al fin raices con los mios

Centré mi antención en los apestosos skavens que se estaban congregando ante nosotros, temorosos, acobardados y expulsando almizcle debido a nuestra presencia. Inamovible como una montaña e igual de temible que una avalancha si acaso decidiéramos cargar contra ellos; su número, cada vez mayor, no hacía más que espolear mi mente clamando derramar su sangre y pese a que nuestra posición no era la más ventajosa, ni una sola de aquellas alimañas pensó siquiera en atravesarla, sabiendo que su muerte caería sobre ella en forma de hacha o martillo. Éramos una roca afilada, insalvable y del todo inquebrantable. No había paso posible a través de nosotros

Pero un eco lejano, como el tronar de la tormenta, empezó a ascender desde las profundidades resonando en el corredor mientras los pequeños guijarros vibraban en el suelo y una fina capa de polvo se desprendía, cada vez con mayor regularidad, desde el techo. Algo enorme se aproximaba y, o mis sentidos me engañaban, o lo hacía a través de la misma roca

¡Mantender la posición, dawis!- troné por encima del creciente sonido - Nada atravesará nuestra posición- sentencié calando el escudo con fuerza, mirando por encima de su borde pulido hacia los enemigos, buscando lo que quiera que se nos aproximara, casi esperando alguna aberración mutante ... o incluso a los traidores seguidores de Hashut y su brujería

De improviso una máquina que olía a humo y sucia magia emergió por un lateral aplastando y triturando a varias de las ratas que nos acechaban, irrumpiendo con total despreocupación por la carnicería que estaba creando entre los suyos, pues se trataba de un maldito ingenio skaven... tomé buena nota de aquello para avisar al Alto Rey a mi regreso, pues aquello podía significar una nueva ruta de ataque por parte de los skavens a cualquier fortaleza, crentrándome ahora en los enemigos recién llegados.

De entre la polvareda y el humo creciente, pues el ingenio se había incendiado, surgió lo que parecía un líder de entre los skavens junto a una miriada de nuevos enemigos que se arracimaron ante nuestra posición, prestos para el combate a una orden de su cabecilla, que miraba con odio en nuestra dirección. Aquello pintaba mal, dado que el humo podía ser nuestra perdición si tardábamos demasiado en marcharnos de allí... pero Valaya debió escuchar mis pensamientos dado que un instante después Girthal y aquellos destinados a protegerlo aparecieron al trote con el semblante pálido: tenían la runa pero el demonio parecía haber despertado

Asintiendo al herrero rúnico alcé el hacha y miré a Garrim y Kurgan

Haced que me sienta orgulloso de vosotros, una vez más. Garrim, haz que esas bestezuelas queden sordas bajo el tronar de nuestro avance; Kurgan, que formen en cuña ¡Proteged a Girthal a toda costa!- dije echando una rápida mirada hacia atrás para ver como el herrero era absorvido por la unidad... y como a su espalda un grupo de tentáculos demoníacos aparecian para ir tras él- ¡¡CARGAAAAD!!- aullé bajando el hacha con gesto seco, directo hacia el líder ratonil que parecío entender aquel movimiento mientras me enseñaba sus amarillentos dientes y hacia restallar la cola contra el suelo.

El tronar de nuestras botas metálicas contra el suelo, todas a una, junto al cuerno de guerra y nuestras voces, fueron un ataque en sí mismos mientras la formación, a medida que descontábamos metros hasta los skavens, adoptaba la forma de una flecha conmigo a la cabeza y el herrero justo en el centro; el sonido del impacto de nuestra formación contra la masa de ratas fue como la cuchilla de un carnicero

Las hachas y martillos golpearon a diestro y siniestro, aplastando y cercenando ratas por doquier mientras nuestros enemigos huian o eran derrotados bajo nuestro avance imparable... pero la masa de skavens era muy superior a nosotros y el impacto inicial, pese a ser brutal, fue absorvido por la marabunta de roedores que aguantaron de forma notable nuestro embite.

El hacha estaba ya impregnada en sangre enemiga cuando llegué frente al cobarde líder de aquellos seres, oculto en sus filas traseras dando órdenes mientras eran los suyos quienes morían. La formación de punta de flehca había penetrado hondamente entre sus filas pero nos habíamos atascado allí... necesitábamos romper aquella resistencia con rapidez o sería nuestra perdición

¡Enfréntate a mi, escoria... y muere!- rugí por encima del combate, deteniendo con el hacha una espada oxidada antes de estrellar el borde del escudo contra la nuez de mi atacante, matándolo en el acto y apartándolo a un lado con el mismo movimiento

La criatura, vil y traicionera, envió a otro de sus lacayos a por mi pateándolo con dureza haciendo que la bestia prácticamente cayera de bruces sobre mí. Con un movimiento brusco, furibundo, la aparte de un hachazo abriendo su costillar hasta el esternón, por debajo de la axila derecha, antes de volver a encarar al líder... pero para mi sorpresa el cabecilla me apuntaba con una extraña pistola, de verdoso brillo, mientras sonreía con malicia... la detonación no se hizo esperar y, por inercia, me agaché intentando eludir el letal proyectil.

Un duro impacto en mi hombrera derecha me indicó donde había hecho blanco la bala, que pese a haber salido rebotada hacia un lado por la resistente armadura, a buen seguro me dejaría un buen moratón... rechinando los dientes bajo la máscara por aquella vileza rugí con furia mientras cargaba sobre la rata, seguido por el resto de enanos, mientras el cabecilla lanzaba la pistola contra mí con malicia, siendo desviada por un golpe de mi escudo, mientras desenfundaba su espada

El intercambio de golpes no se hizo esperar y, aunque la vil bestia era rápida como un soplo de aire su técnica, y en especial su fuerza, distaban mucho de ser un problema... sus tres primeros golpes, rebotaron inocuamente contra mi escudo y mi antebrazo, siendo el tercero frenado por mi propia arma. Con un gesto traicionero empleó su cola para aferrarme del tobillo y hacerme perder el equilibrio, pero vi la maniobra y pisé la cola con el mismo pie aprisionado, haciendo chillar al ser que rápidamente vio su apendice cercenado de un limpio tajo del hacha.

Reculando dolido el cabecilla hizo una rápida finta hacia mi izquierda antes de atacar a mi derecha, siendo detenida su afilada y extraña arma por la cabeza de mi hacha, que había salido disparada cual bala de cañón, tras lo que realicé un brusco giró de muñeca que a punto estuvo de cortarle la mano del arma a mi enemigo, que se retiró con un feo corte en el antebrazo... gruñendo y babeando, ordenó con cobardía a dos de los skavens cercanos que me atacaran, cayendo sobre mi desde ambos flancos e intentando inmovilizarme los brazos.

Maldije entre dientes mientras veía como, con gesto triunfal, el cabecilla se lanzaba hacia adelante para intentar ensartarme con su arma... todó pasó a cámara lenta entonces, viendo cada movimiento con una claridad tal que bien podría haber dibujado cada detalle de aquel momento de haber tenido hoja y papel a mano

El líder, con la espada por delante, se encontró con que el skaven que me tenía el escudo aprisionado con sus zarpas había sido alzado del suelo con un gesto brusco por mi parte, empleando un giro de cadera, colocándolo en la trayectoria del arma enemiga. Un sonido de carne cortada y de algo que reventaba por dentro acompañó al gesto cuando mi contrincante estrelló el arma contra la espalda de su lacayo, seguido de un seco ¡clonk! al impactar la punta contra el escudo. Dejando caer el escudo, junto al peso muerto del lacayo atravesado, hice que el cabecilla perdiera su arma y cayera de cuatro patas al suelo al intentar mantenerla en sus garras... acto seguido, con el puño cerrado en un nudo metálico, golpeé una única y letal vez el morro del skaven que intentaba arrebatarme el hacha de mi diestra, haciendo que el hocico se le incrustara en el diminuto cerebro antes de caer hacia atrás, despedido por la violencia del impacto

Ya libre de incordios, me encumbré sobre el cuerpo del líder skaven que manoteaba gimoteante ante mí, postrado aun intentando recuperar su arma, mientras alzaba el hacha ahora fuertemente asida con ambas manos. Una mirada inclemente, llena de ira, llameaba en los resquicios de mi visor

Ahora muere- dije seco, con rabia contenido, descargando un tajo vertical sobre el cráneo del lider skaven, abriéndolo como un melón maduro al caer al suelo desde gran altura, y salpicando con sus sesos a los skavens cercanos, antes de volver a asir el escudo caído.

Abrumadas por las muertes que mis compañeros dispensabas sobre ellos y, ahora, privadas del liderazgo de su caudillo las ratas empezaron a huir en desbandada mientras las perseguimos masacrándolas por la espalda, sin compasión alguna, dejando a nuestro paso una alfombra de cadáveres ratoniles, acabando con la última de ellas justo al llegar hasta el cruce de caminos, donde el hacha de Kurgan la abatió.

Con la respiración acelerada y salpicados de sangre ajena nos detuvimos cuando alcé la mano enguantada en gromril, cercionándome de que ninguno había sufrido heridas de gravedad y de que Girthal seguía de una pieza. Asentí, realmente henchido de orgullo, antes de echar una mirada hacia atrás en busca del rastro del demonio...

Bemlir, si tienes alguna cosa que exploté y pueda darnos tiempo o enterrar a esa aberración es el momento de usarlo- dije mientras nos recuperábamos rápidamente de la descarga de adrenalina - Sigamos avanzando, debemos llegar con los nuestros con premura ahora que hemos logrado nuestro objetivo- añadí mirando luego a los dos montaraces - Rápido, avanzad y haced de exploradores, no quiero sobresaltos ahora y una emboscada podría ser nuestra perdición...