Partida Rol por web

Durante el camino hacia la salida, intercambié palabras con el resto del grupo, pero me mantuve en silencio hasta que el señor de la Runa Thorek Cejohierro volvió a unirse a nosotros y nos condujo hasta las puertas de Karak Azul. Allí nos dió permiso para poder entrar, a todos excepto a Lorantha. Nuestra elfa no tenia permiso para entrar, y, además, intentando convencer de que la dejaran entrar, Melissa se queda fuera. El único que quiere entrar es Nathan, y encima, para mi sorpresa, le dice que está a su disposición. Cómo yo no tenía nada que hacer en Karak Azul y había que cumplir la misión de entregar el mensaje del capitán imperial, dije:-Aprecio de buen grado el ofrecimiento, Thorek Cejohierro, pero voy a declinar-lo, acompañaré a nuestras dos mujeres, con vuestro guía , hasta las superfície. Adoro estar bajo tierra como mis congéneres, pero deseo volver a ver la luz del día y respirar aire fresco. 

Ahora la elfa sabía por qué adoraba a aquél enano¹, y no pudo evitar que una ligera sonrisa se dibujase en su rostro, soltarle así a la cara a un maestro rúnico que necesitaba respirar aire fresco, proviniendo de un enano que está entre enanos aquello sí que era una bofetada en toda regla.

La cosa estaba clara, no iban a parar en ese Karak. O por lo menos él no lo haría sin las garantías de que todos estaban a salvo. Le hubiera gustado sumar alguna otra pieza de armadura a su ser para en futuros encuentros con seres malignos estar preparados, pero no iba a ser el caso esta vez. Habría que esperar al siguiente Karak para hacerlo.

Solo abrió la boca para negar de buenas maneras el ofrecimiento.

- Le estamos eternamente agradecido, señor Cejohierro. Pero como comprenderá, nuestra compañía no puede separarse. No dejamos a nadie atrás. Nos hubiera encantado aportar mas de cara a la recuperación del "Karak Ankor", tal y como lo hicimos en la superficie contra los orcos, pero juntos vinimos, y juntos nos marcharemos. Eternamente agradecidos por la hospitalidad recibida. No dudo visitarlos en un futuro, a título personal, y ofrecerme a ayudarlos. Son sin duda un pueblo admirable. Mis respetos.

Siguió el camino, asegurándose de que su caballo estuviera descansado y en condiciones. Al paso al que iban, éste estaría mas que fresco, y bien les iba a venir ese descanso para lo que les acechara en la superficie. Iba a ser un camino largo. Un camino peligroso, seguro que mas peligroso que antes... Pero conseguirían salir airosos de ese reto.

Deseaba ver su feudo, como estaba... La cosecha... Las mejoras que pudiera hacer en el mismo... Dar a todas las gentes del lugar un futuro mejor e intentar ser un ejemplo para el resto de miembros de la nobleza, pero primero tenía que ganarse un respeto, y labrarse una reputación. 

La humana se encaminó hacia donde estaba el enano y lo cogió por el cuello, zarandeandolo y abofeteándolo.

-Pues en mi pueblo, los amigos se ayudan, pedazo de idiota, estás tan rodeado de normas que seguro que le pides permiso a tu culo antes de cagar, ¡Y se llama Lorantha cojones! - le escupe en la cara el nombre- Me ofendes tú y me ofenden tus recompensas materiales, que tal si como recompensas nos das ¿un poco de respeto quizás?, y tú estás hablando en nombre del Rey kazador ese, al no dejarnos entrar. Tonto del culo. Me cago en ti y todos los karaks de aquí, al extremo norte del desierto del caos.

O por lo menos esto era lo que Melissa le hubiera gustado decirle, sin embargo, su cara era una máscara inpertérrita. A este enano posiblemente no lo vería más es su vida. Así que se despidió también con cortesía aunque cayera en oidos sordos.

-Gracias por todo- En un correcto imperial.

También le sorprendió que no estuvieran a bien de la idea que dijo Lorantha. Sin duda, o no les parecíamos lo suficientemente prometedores o toda misión en busca de ese tesoro, está ceñida por normas, directrices y corses que ellos mismos, el pueblo enano, se ha impuesto.

Lo intentó, jurará hasta el día que se muera, que lo intentó, pero finalmente no pudo agantarse y tras la despedida, un ligero y a todas luces inintencionado vuelta de cabeza al arreglarse el pelo, le lleva a cruzarse miradas con el martillador que había dado un paso para atacarla y le mandó un besito aderezado con un guiño. De recuerdo.

Tras lo que ya se había dicho, Kurt dudó por un momento. Él sí quería entrar en aquel lugar, para admirar la ciudad, y quizás incluso adquirir algo... Pero después de lo dicho, al hacerlo dejaría en mal lugar las palabras que algunos de sus compañeros habían dicho. Sin embargo, tras unos segundos, decidió que daba igual. No tenía la longevidad de elfos y enanos, o un señorío detrás del que poder vivir. Su esperanza de vida, sobre todo en aquel lugar y en aquellos tiempos, se podía medir en años más que en décadas. Y si no aprovechaba ahora la oportunidad, puede que nunca lo hiciera.

-Eh... Realmente, yo si querría entrar en la ciudad y poder ver de cerca algo así, señor Cejohierro. 

 Como la ultima vez vuelvo a posicionarme del lado de mis compañeras sin decir nada y es que a veces los gestos dicen mas de lo que pueden comunicar unas simples palabras . Agradezco la oportunidad de visitar la ciudad pero tenemos una misión que realizar .Respondo intentando mantener un  tono cortante pero educado .

Me mantengo firme de pie manoseando el símbolo del lobo que pende de mi cuello dejando tiempo a que se terminen de pronunciar los demás  sobre la  prohibición de los  enanos .

De repente me acuerdo de la misión y dejo de ver maravillas en mi cabeza que espero ver detrás de la puerta de Karak-Azul, debemos entregar un mensaje y un cofre a Thorgin matadragones skalfson señor del gran consejo de Karak Azgal, pero quien mejor que nos diga el paradero que un enano importante, quizás meta la pata por el protocolo y demás, pero debo intentarlo, asi que digo con toda la lisonja y buen hacer de mis años de noble intentando ser respetuoso y no un simple cotilla:- Maese Thorek Cejohierro, debemos encontrar a Thorgin matadragones skalfson y quisiera saber si por alguna casualidad se encuentra entre estos muros en una visita esporádica. O si me podría indicar quien tras la puerta podría indicarme ese particular.

La verdad es que ya tenía ganas de abandonar las entrañas de la montaña, ya había pasado mucho tiempo desde que sintiera el aire fresco en mi rostro...aunque también podía ser cosa mía pero sentía como las paredes se cerraban entrono a mi. Puede que si atravesáramos las puertas viéramos maravillas que  pocos humanos hubieran visto, pero de hacerlo dos de nuestras compañeras quedarían dejadas a sus suerte, por su raza y por sus palabras...una cosa no podía evitarse, la salida de tono de Melisa solo me hizo pensar; sería mejor que no hubiera dicho eso a un enano. En cualquier momento esperaba que los guardias del Thorek empuñaran las armas...pero igual estos enanos tenían mas temple del que yo pensaba y pensaran que solo eran una chiquillada.

- Bonita a de ser la ciudad no lo niego...pero si no podemos entrar como grupo, yo preferiría no abandonar a nadie. Saliendo o quedándonos sería cosa de Jaime decir la última palabra.

Me encojo de hombros y espero mientras se deciden, mirando alrededor pensando que el muro de piedra que nos rodea podría estar apunto de colapsar y caer sobre nosotros.

-No hay mas que hablar- irrumpió el enano entre medio de la charla. -Señor enano, le estaremos muy agradecidos si pudiera guiarnos al exterior del camino e indicarnos hacia donde ir en ese entonces para llegar al camino a Karak Azgal del que nos ha hablado antes-.

Exclamó el mediano deseoso de aprovechar la ocasión con Lorantha para evitar entrar en aquella ciudad enana que si bien les podría traer recompensas, también les podría traer serios problemas. Además de que allí, aunque no lo quisiesen, serían de cierta forma prisioneros, o al menos esa era la opinión de Jalon.

Girándose a sus compañeros, en especial a aquellos que deseaban quedarse, les habló. -La mayoría piensa como yo, no dejaremos a nuestras compañeras atrás, iremos hasta Karak Azgal con ellas. Si alguno desea quedarse y correr suerte por su cuenta puede hacerlo, pero no le esperaremos a la intemperie en los peligros que hay allí afuera, tendrán que alcanzarnos en Karak Azgal o bien labrar su propio destino-.

-Siendo así, he de proceder a entrar a la ciudad con el resto de mi contingente. El que desee acompañarnos puede tomar sus cosas y seguirnos. Para los demás, ordenaré que una guarnición les escolte vendados hasta la superficie y que les oriente respecto al camino a tomar. Ha sido un honor conocer a muchos de ustedes, espero volver a encontrarlos en el campo de batalla, cuando nuestras fuerzas vuelvan a reunirse para reclamar las viejas glorias de ambas razas-. Y tras sus palabras, el enano señor de las runas se marchó con la mayoría de los enanos que le acompañaban hacia las grandes puertas de Karak Azul, las cuales, la mayoría de los mercenarios quizá nunca llegarían a ver en su vida.

Grim se había quedado silencioso durante todo el rato dio un paso adelante. - Yo si entraré junto a Thorek, no puedo desperdiciar esta oportunidad  de ver un maestro de las runas. Espero poder veros en Karak Azgal. - Solemne hizo una reverencia y siguió a Thorek hacia la cuidad.

En una conversación Melissa había propuesto que Grim hiciera unas runas a su arma. - Actualmente no tengo mucho tiempo para poder hacer una runa permanente. Pero en cuanto regrese y nos veamos de nuevo en Karak Azgal miraremos qué runas soy capaz de hacer y poner sobre tus hábiles manos. Tu corazón de guerrera y nobles actos se merecen tener un poco de mi esfuerzo. Siento tener que separarnos durante un tiempo pero la oportunidad de ver al maestro herrero en acción es demasiado tentadora como para arrepentirme el resto de mi vida.

Quería entrar pero el carro se iria con Jaime, y con el mi caballo y mi perro, pues mi caballo no podía alejarse mucho de Sir Hugo, quien acompañaría a Melissa, así que pensando en que en el otro Karak ya vería las maravillas y podría comerciar igualmente. Y al no haberme respondido Thorek sobre la persona a la que buscábamos supongo que no estará aquí por lo que digo:- Bueno, si se va mi grupo yo me voy con el, en otra ocasión visitare vuestra preciosa ciudad.

Finalmente no iba a poder visitar aquella ciudad. Kurt optó por no decir nada, aún cuando Grim insistió en que él si entraría. El enano allí dentro podía tener un futuro grabando esas extrañas runas... Pero el mercenario sólo quería entrar por curiosidad, y quizás esperando comerciar. Pero claro, el hecho de tener que moverse después por las montañas en soledad en busca del resto no le hacía tanta gracia. 

A Trojan sí que le hubiera gustado entrar en la ciudad enana, no solo por el placer de contemplar más de las construcciones de aquella hábil raza, sino porque hacerlo hubiera supuesto un fastidio para Lorantha. Sin embargo, sus compañeros apelaron al sentido de unidad del Clan Sombra Lunar y se vio obligado a dejar de lado sus deseos para mantenerse con el grupo.

Sin dejar de mostrar su desagrado Trojan caminó hasta colocarse junto a Jaime e indicó con un gesto hosco que estaba listo para continuar el viaje.

No tenía razón para cruzar las puertas, aunque fuese una ocasión única en mi vida. Nada me impediría salir a la superficie lo más rápidamente posible que pudiera. Jaime había hablado y aunque no lo hubiera hecho, no dejaría que dos compañeras tuvieran que afrontar los peligros de los caminos ellas solas.Aun tendríamos tiempo de ir algo mas relajados en compañía de guerreros enanos, luego volveríamos a las rutinas de clan las guardias y demás para no caer en ninguna celada mas.

El grupo de mercenarios fue conducido a ciegas por cerca de cuatro horas a través de los túneles y después sobre la superficie. No podían ver nada, pero sentían con claridad como el aire fresco entraba por sus narices y el brillo de la luz se colaba a través de los vendajes.

Para cuando se detuvieron, no había rastro de ninguna entrada a los túneles enanos, se encontraban en la ladera de una alta montaña, aunque no mas alta de las que últimamente habían tenido que acender. Aunque el ruido de los pasos enanos les aseguraban que habían sido conducidos por cerca de una veintena de enanos, ahora era solo cuatro los que les acompañaban tras quitarles las vendas. Por sus vestimentas y sus afiladas hachas, era claro que todos eran guerreros.

Tras quitar los vendajes a todos, uno de estos enanos se adelantó para hablarles. -A partir de aquí van solos- les dijo, -Thorek señor de las runas les agradece por ultima vez y les desea un viaje bajo el resguardo de los dioses de estás montañas, ellos sabrán protegerles.

Se encuentran al este del valle sobre el que se asienta Karak Azul, pero no pueden tomar ese camino. Hemos de quedarnos aquí para asegurarnos de que así sea. Siguen derecho y cruzan está montaña- dijo el enano señalando la montaña sobre la que se encontraban y cuya cima miraba ahora hacia el sur -han de encontrarse pronto con el camino que usan las caravanas para viajar a Karak Azgal, lo verán apenas descender lo suficiente-.

Y de nuevo a oscuras. Nos taparon los ojos y condujeron hacia la superficie, tardamos alrededor de cuatro horas, pero a medida que ascendíamos el aire se hacía menos denso y más respirable y fresco. Cuando alcanzamos la superficie, se notaba, el cambio del aire, la frescura del viento y el tacto del suelo, desconocía la posición, pero sabía que estábamos fuera. 

Anduvimos unos kilómetros más y, entonces, nos detuvimos y nos quitaron las vendas. Habían cuatro hermanos enanos allí con nosotros que nos explicaron donde nos encontrábamos y hacia donde dirigirnos. Me acerqué a ellos, y siguiendo la tradición enana, les estreché los antebrazos a los cuatro y dije:-Gratitud por vuestra compañía y guía, si tenemos ocasión volveremos y si no, nos veremos en la próxima vida. 

Grim se lo pensó mejor, se había quedado fascinado con Cejohierro pero no podía sentirse mal por sus camaradas y también que aún debía ver al maestro herrero en la otra ciudad enana. Explicando su situación a los enanos ni siquiera decidió entrar en la ciudad, eso habría hecho que su corazón no se quisiera marchar y centrarse en llegar a la otra ciudad donde encontraría un buen maestro igualmente para continuar con su conocimiento