Partida Rol por web

una historia interesante, perfecta para un juglar, debo recordarla, quizás algún día se la cuente a alguien ligeramente modificada pensó Nathan con una sonrisa en la boca a la par que decía a sus amigos:- Bueno, me voy a dormir, descansar.
Dicho lo cual salgo y me acuesto en el carromato después de acariciar a mis animales, darles de comer lo necesario y mirar el vendaje colocado por Sir Hugo, por si hubiera cambiado de color como el me comenta.

Melissa estaba confusa. ¿Se puede poseer un tesoro incluso antes de tenerlo? El gremio de joyeros ya dijo que era suyo y enviaban exploraciones para coger lo que ya era suyo. Que curioso. Ya puedo imaginar esos libros de inventario, bajo las luz de los candiles, y los avaros enanos mirándolos una y otra vez prometiéndose que lo recuperarán todo.

Pero hay algo que no encaja en la historia. Si el dragón fue derrotado, el tesoro habrá sido recuperado por ese mata dragones ¿no? en la mente de la guerrera no existía un tesoro que no se pudiera sacar de una vez, porque claramente la frase "montañas de oro" era una exageración.

Se dejó caer pegada a su amiga Lorantha con un suspiro, apoyando la cabeza en su hombro y tapándose los ojos con el pelo, cerrándolos. Una montaña de oro...

Las historias sobre dragones, oro, grandes gestas se multiplicaban. Estaba en un lugar lleno de posibilidades para el. Probablemente no fuera el mejor entorno en el que ir a caballo, pero se veía bastante capaz junto a la compañía de hacer grandes logros.

Miró a todos tras las historias, y se despidió con un gesto para ir a cuidar de su caballo, de los animales heridos y limpiar su equipo. Todo tenía que estar reluciente y listo. Los caballeros eran reflejo de su imagen, el quería ser alguien que respetaran. Por tanto, tenía que estar limpio.

Entonces...el drragón ya no está, perro los goblins siguen ahí, ¿no? -inquirió Trojan-. ¡Eso es cosa fácil! Crreo que sí que harremos un buen dinerro en esta aventurra.

Acompañó sus palabras con unos alegres golpes en el pecho.

Mientras ya la mayoría dormitaban, Jalon habló unas ultimas palabras mientras también se acomoda en un rincón cerca de la ventana. Sus palabras cortas, fueron en respuesta a Trojan, quien aun tenía algo de cuerda.

-Goblisn, si, pero no solo eso encontrarán. Hay también orcos, aunque pocos, pero hay muchos goblins nocturnos, y aun muchos mas Skavens. Se dice que hay también horribles bestias merodeando en las profundidades, así como terribles demonios. Aunque bien puede todo ser una simple historia, desde las hazañas de Skalf matadragones, muy pocos se han internado tan profundo en la antigua Karak Izril-.

La noche paso sin problemas mientras el grupo descansaba en aquel singular lugar. Para muchos era la primera noche que pasaban bajo tierra, donde la luz de las estrellas no les iluminaba y sobre de ellos solo había roca y mas roca.

A la mañana siguiente, tras prepararlo todo, el grupo de enanos y mercenarios hubo de retomar el camino a través de los túneles con rumbo a Karak Azul. La conformación del grupo era igual, y aunque los túneles eran conocidos, Thorek no dudó en enviar exploradores para mantenerse siempre informado.

En el primer día de su viaje a través del reino de los enanos, el antaño Karak Ankor, el grupo se encontró descendiendo un poco mientras se maravillan con la ancestral arquitectura de aquel lugar. Para el segundo y parte del tercer día, el descenso se hizo aun mas pronunciado, tanto así que en uno de los baluartes donde descansaron la segunda noche de viaje, se podía percibir claramente como el suelo estaba inclinado. No fue si no hasta el cuarto día que el grupo empezó a ascender de nuevo y para la mañana del quinto día de viaje fueron informados que su destino ya estaba cerca, en unas horas estarían llegando a las puertas de Karak Azul.

Fue en esas ultimas horas de su viaje, cuando el mismo Thorek Cejo Hierro, señor de las runas, se unió a ellos acompañado solo por un tosco barba larga que parecía estar muy molesto y no hablaba nada, así como por un par de martilladores que probablemente eran o bien una muestra de poder, o bien un protocolo obligado.

Sorpresivamente para todos, aquel enano hablaba bien la lengua del imperio, al menos si descartaban su peculiar acento, algo parecido al de Grunt. El enano se limito en un inicio a saludarles y presentarse de nuevo al tiempo que les comunicaba que había decidido acompañarles en aquellas ultimas horas del viaje. Poco habló o respondió durante las primeras horas, pero con el tiempo se fue soltando, y ante una pregunta de Jaime, líder del clan con respecto a su destino y el significado del nombre de aquel lugar, el viejo enano se soltó a hablar.

-El nombre de esta conocida fortaleza significa ‘Pico de Hierro’ en el lenguaje enano. Los depósitos más ricos en hierro de todas las Montañas del Fin del Mundo se encuentran alrededor de Karak-Azul. También pueden encontrarse otros metales, así como gemas en grandes cantidades. La fortaleza se ha convertido en un centro metalúrgico donde algunos de los mejores fabricantes de armas enanos practican sus artes. Muchos de los viejos clanes de la fortaleza dicen ser descendientes directos del propio Grungni, el gran dios ancestral.- Detalló el enano, claramente con la intención de presumirles la grandeza de su hogar de origen, y no se limitó a solo aquellas primeras palabras.

-El anciano rey Kazador Cuerno de las Tormentas del clan Donarkhun gobierna Karak Azul. Kazador es increíblemente fuerte, incluso para los estándares de los mas grandes enanos conocidos. Ha mantenido la fortaleza firme y fue en gran parte él quien evitó que cayese bajo el yugo de las ratas y los pieles verdes, tal como sucediera con otras grandes fortalezas. Por ello es la ultima de las mas antiguas fortalezas enanas que aun existen. Toda la gloria, magnificencia y poder de Karak Ankor está plasmado en está ciudad-.

-Pero ustedes mismos podrán ver todo eso cuando entren a la ciudad, allí las capacidades de sus hermanos enanos serán muy apreciadas. Aunque como les dije antes, la elfa no podrá cruzar las grandes puertas. Ningún enano de Karak Azgul lo permitiría, nosotros no olvidamos-. Puntualizó el viejo y poderoso enano sin dar a entender claramente de que hablaba.

Grim pasó media noche mascullando para sí mismo mientras revisaba su martillo. Tenía que pensar bien qué iba a intentar hacer si al final no podía aprender del mejor señor rúnico. La noche pasó y se pusieron de nuevo en camino. Esta vez acompañados de Thorek Cejohierro, un nombre bien escuchado entre los aprendices y maestros rúnicos. Aquel enano era una leyenda y sólo poder intentar ser su aprendiz era algo digno de contar de vuelta a casa. Al escuchar la parrafada del enano se sorprendió, solían ser más oscos los maestros rúnicos aunque supuso que lo serían ante sus aprendices y ayudantes. Recordaba aún los lanzamientos de martillos al rojo vivo de sus maestros cuando erraba en algun trazo de una runa y despertar al día siguiente tirado en el suelo donde lo habían dejado como castigo. Lanzó una plegaria a Grungni por que las historias del maestro rúnico no fueran tan ciertas como se contaban.

Iba a defender que la elfa era de fiar, hasta que recordó el antiguo odio que tenía su pueblo hacia los elfos, más aún aquellos de las ciudades que no habían conocido ninguno en ninguna aventura.

Durante el trayecto hacia Karak-Azul. Conversación privada con Grim.

La guerrera se acercó en la primera noche cuando algunos ya estaban durmiendo y se sentó junto a él, tenía las piernas cruzadas y la mirada al frente, parecía que le costaba empezar y su rostro tenso indicaba alguna lucha interior. Tras unos segundos más y algún carraspeo, habla.

- Tengo una deuda contigo Maese Hrafnkell, no soy del todo buena dando las gracias. He crecido con la teoría que nadie estará en mi entierro, que cuando muera podré escupir a la muerte y decirle, vieja puta, aquí me tienes he venido por mi cuenta- casi sonríe- pero parece que no va a ser tan fácil. Gracias Grimm, tu voz fue lo más bonito que oí en medio de ese torbellino de muerte.

Rebusca entre sus pertenencias que tenía preparada para la ocasión, las había una desde la carreta.

-Y lo peor de todo es que tengo que pedirte un favor, estas son espadas que han estado en las dos batallas a las que he sobrevivido. Testigas mudas de la sangre que allí se derramó. Quería pedirte que usaras tu habilidad para tallar en sus hojas las runas con la fecha y el lugar, será un honor tener un trabajo suyo- Levanta las cejas y va terminado de formar lentamente la sonrisa con inocencia.

Parecía que aquel enano tan importante, que se había dignado a acompañarles, además hablaba su lengua desde el principio. Entonces, ¿por qué usar un traductor? ¿Acaso había intentado jugar con ellos? El mercenario no lo sabía, y para ser sinceros, tampoco le interesaba demasiado.

La perspectiva de ver una ciudad enana, en cambio, sí le llamaba más la atención. No muchos podían presumir de haber atravesado las puertas de aquel pueblo y haber visto por dentro ninguna de sus fortalezas. Además, puede que incluso hubiera algo interesante que adquirir dentro de aquellos muros. 

La humana se removía incómoda en su sitio, mientras el jefe de clan Enano sacaba brillo a una ciudad a la que estaban a punto de llegar, dejaba claro que la elfa no iba a cruzar sus puertas. Los enanos tan apegados a las formalidades, los registros y los límites, puede que tuvieran alguna "puerta trasera".

- Pues para no olvidar, olvidan que en el último combate, Lorantha, salvó a algunos enanos con sus flechas- hago incapié en el nombre de la Elfa, ya que siempre la llamaban asi, es justo que los llame Enanos- ¿no hay ninguna norma de hospitalidad cuando se ha luchado en una misma batalla? Si no la hay, debería haberla. Si fuera al revés, y estuviera en mi mano, ten por seguro que Grim y Grunt no serían dejados fuera de las puertas, como si fueran perros.

La guerrera siempre se ha jactado de decir lo que piensa, no ve en Lorantha la representate de toda la puta raza elfa, además el ser mujer seguro que influye también. El tal Cejohierro habla bien el imperial, tiene que haber viajado y quizás se quiera atribuir el mérito de meter a la primera elfa-amiga en Karak-Azul, o como se diga. Melissa se quedará junto a su amiga pase lo que pase. Que entren los chicos a ver la ciudad, por mucha envidia que me de eso...

- Está bien Melissa, gracias por tus palabras - le susurró a su amiga pero en un tono que fuera audible también para los enanos - pero ni siquiera al maestro Thorek, aunque quisiera, le permitirían hacer borrón y cuenta nueva de las cuitas que nuestras dos razas tienen pendientes. La historia es la que es y no hay forma de cambiarla, lo único que podemos hacer es, con nuestros actos, labrar un mejor futuro para las generaciones venideras. - 

Tras ello se dirigió al enano y retomó la conversación donde el enano la había dejado. - De todos modos,  maese enano, no había entendido que no pudiera pasar a la fortaleza de Karak-Azul, sino que el rey Kazador solo me dejaría entrar si tengo un motivo realmente importante y este es de vuestra conveniencia. Realmente no lo tengo, salvo... - hizo una pausa dramática mientras medía las posibles consecuencias de sus siguientes palabras - que del tesoro de Karak-Azgal, hubiera algo que Skalf "el matadragones" no se trajera consigo y en lo que el rey, estuviera realmente interesado.- 

- Ya que nuestra intención es ir allí, sería un lástima que dejasen escapar esta oportunidad. Nada tienen que perder y sí mucho que ganar.-

- De todos modos, si mi presencia no es aceptada, cosa que por otro lado entendería y respetaría, espero al menos que me conduzcan a una salida hacia la superficie. - añadió.

La verdad es que desconocía los planes de Jaime en relación con la antigua fortaleza enana, ni qué era lo que realmente buscaba en ella, pero conociendo al mediano, tenía claro de que no iban allí por casualidad y solo para conseguir unas monedas.

Aún así, y tras lo ocurrido con los grifos, no estaba en la mente de elfa el dejar al mediano obrar a su antojo, así que vio en sus palabras la oportunidad de chafar el libre albedrío de Jaime. De todos modos, pensaba que podría ser ventajoso para el clan tener un objetivo claro, que sin duda vendría acompañado, en caso de que los enanos aceptasen, cosa que todavía estaba por ver, de información de calidad sobre la fortaleza derruida, su entorno y dónde buscar alguno de sus tesoros. 

Además, si existiera la leyenda de algún objeto en el que pudiera estar interesado el rey Kazador Cuerno de las Tormenta el pago por recuperarlo sería más que suficiente para sus compañeros del Clan.

Ah!, los enanos, siempre con sus agravios, pero así eran los enanos, bien los había conocido en mi ciudad natal, y eso que aquellos no tenían que lidiar todos los días con Orcos, Skavens, Demonios y demás ralea perdida entre las montañas y bajo ella como estos. Era una raza milenaria y había normas que no se podían romper por mucha amistad que se tuviera, y en este caso con Lorantha no había nada de nada, Thorek ni la conocía, por lo que estaba claro que no haría ninguna petición en su favor.
Cuando escuche el comentario de Melissa suspire, por mucho que intentara algo no conseguiría nada, pero Lorantha si estubo acertada, y dio un giro inesperado haciendo que mi cabeza girara en su dirección y al momento a la expresión de la cara de Thorek mientras sonreía disimuladamente. Eso es un golpe maestro Lorantha, si señora, un cerveza rebosante hasta arriba para un enano, quizás tengas alguna oportunidad e incluso nos den un salvoconducto para entrar y requisar sin problemas al regresar.

El viaje bajo tierra tenía cierto encanto, maravillas que solo podrían contemplarse aquí y en ningún otro lugar. Pero a cada día que pasábamos bajo tierra se hacía mas patente que no me gustaba estar bajo tierra. - Muy bonito y eso pero...¿cuando llegamos?. Nos hablaban de que pronto llegaríamos hasta las puertas del reino y que una vez las atravesáramos habría mas maravillas, pero no todos podíamos hacerlo. Los enanos ni olvidan ni perdonan por lo que nos decía Thorek, a la elfa no la iban a dejar pasar por la ciudad. ¿Podría pasarnos eso en nuestra meta o lo habrían paliado los enanos de otra forma?. Mientras unos abogan por ella como si las razas antiguas pensaran como los humanos, otros dejamos que sean elfos y enanos los que limen asperezas.   

¿Porque no podrían las viejas razas arreglar sus asuntos y aliarse contra el mal?

Era algo que nunca entendería. Unidas, esas dos razas podrían arreglar el desaguisado, o ayudar en cantidad a los reinos humanos en su cruzada contra el mal. Pero separadas tan solo podrían optar a sobrevirir. ¿Qué problema tenían en la cabeza? 

Debía ser demasiado joven para entenderlo, o demasiado ignorante. No iba a abrir demasiado la boca por si acaso, puesto que deseaba entrar y conocer esa ciudad como el que mas, y ya de paso, mejorar mas si cabía su equipamiento.

En la historia se hablaba de caballeros bretonianos que murieron luchando contra el dragón. ¿Habría alguna reliquia de su reino en esa ciudad perdida entre seres malignos? 

¿Le estaría guiando La Dama en su camino hacia la gloria? ¿O quizás estaba divagando? 

Algo le decía que era lo primero.

¡Muestrra un poco de respeto, Walter! -espetó el nórdico- ¿Acaso habías visto alguna vez una constrrucción como esta? Estamos en el hueco que se ha excaado dentrro de una montaña. ¿No sientes la grrandeza de este lugar que ellos llaman simplemente túnel?

No puedo esperar para ver sus ciudades.

Después, se giró hacia Lorantha. Intrigado. No le gustaba la elfa pero tenía una pregunta que necesitaba una respusta.

¿Qué le hicieron los tuyos a esta gente para que os odien tanto?

Ante las palabras de Melissa, uno de los martilladores dio un paso al frente hacía la mujer empuñando con ferocidad su imponente martillo de batalla. Al parecer sus palabras osadas dirigidas a uno de los enanos mas importantes de todo Karak Ankor no eran bien recibidas. Por suerte, el señor de las runas le detuvo entendiendo a su parecer, que la mujer no sabía lo que decía.

-Y por ello fue ampliamente recompensada, no creo que la elfa desee exigir mas allá de la cuantiosa recompensa que el consejo enano le ha ofrecido. En mi pueblo, nadie hace un reclamo por otro de sus hermanos si el mismo puede hacerlo; hacerlo habla mal tanto de quien pronuncia el reclamo como del que calla. Ha de medir sus palabras si no quiere que este asunto se límite a no solo la entrada a Karak Azul.

Y en cuanto a Grunt y Grim. Ya he hablado con ellos, tengan por seguro que ellos son bienvenidos no solo para cruzar nuestras majestuosas puertas sino para echar raíces con sus hermanos y ayudar a que Karak Ankor vuelva a la gloria que alguna vez tuvo-.

-Skalf, dejo prácticamente todo el tesoro allí, no podía carga con casi nada. Pero confundes tus palabras, los tesoros de Karak Izril, son de Karak Izril y no de Karak Azul, no veas en mi a un codicioso traidor que vende su honor por un poco de joyas. Y si osas robar los tesoros de Karak Izril, vete lejos, a tu isla, pues si te paras aquí para comprar tu entrada, tu destino sera mas que funesto-.

El señor de las runas, tras todo aquello guardo silencio, aun a pesar de los comentarios de algunos, incluso sin responder a las preguntas del extraño hombre de tierras lejanas. Solo Jalon se limitó a responder brevemente indicándole al norsca que el señor enano se estaba refiriendo al agravio que ocasiono la guerra que los enanos conocían como la guerra de la venganza.

Súbitamente, el señor enano ordenó detener al contingente cuando ya no muy lejos se veía un gran atisbo de luz que probablemente anunciaba su llegada a las grandes puertas bajo tierra de la ancestral ciudad de Karak Azul.

-Hasta aquí hemos de llegar. Mis palabras han sido claras y no son propensas a discusión. La elfa no puede entrar a nuestra ciudad y tampoco la mujer que habla por ella- dijo sorpresivamente en referencia a probablemente Melissa. -Ambas serán conducidas con o sin el resto de ustedes hasta la superficie a las afueras de Karak Azul-.

-Si el resto desea entrar y quedarse por un tiempo, son bienvenidos. Pero consideren que no hay paso mas allá de nuestra ciudad. El tunel que nos une con Karak Azgal está bloqueado pues no está bajo nuestro control. Si quieren ir a Karak Azgal, deberán tomar el camino de los comerciantes, el famoso paso de la cabeza de dragon-.

Gran Thorek, yo quisiera entrar, pues una magnifica ciudad como la que tengo delante no la he visto en mi vida y aprendería muchas cosas para mejorar de la que vengo. Le doy las gracias por la bienvenida y estoy a su disposición si necesitara de mis servicios para lo que sea que pueda ayudar a la raza enana alla donde vaya.
Un intento fútil de ablandar a un enano, pero debía hacerlo, las palabras eran peligrosas si no usabas las adecuadas como se habían comprobado con Melissa y lo dicho no se podía cambiar.

La elfa estaba más que agradecida por la recompensa y la generosidad enana, hasta el punto de que dudaba bastante de que un enano fuera a recibir jamás un trato siquiera similar a aquél en tierras élficas, sin embargo, encontraba ciertas contradicciones en las palabras del maestro rúnico.

Entre otras, las palabras dirigidas a Melissa, que de ser ciertas, supondrían que aquél martillador acababa de avergonzarse a sí mismo y a su señor, si hablar por alguien era un deshonor, pelear la ofensa hecha a otro debía ser la mayor de las vergüenzas.

Y en cuanto a los del tesoros de Karak Azgal, ¿a qué pensaba qué iba la gente a sus ruinas, a darse un paseo?, aparte, la advertencia final del enano bien podía significar que en Karak Azul esperaban a que los aventureros que tenían el valor de entrar en las ruinas de su antigua ciudad salieran con sus tesoros para saquearlos y asesinarlos. Porque claro, si no eras un valiente cobarde como Saklf, que su mérito fue asesinar a una criatura mientras dormía, tomar las riquezas que pudieras cargar de unas ruinas plagadas de pieles verdes y alimañas de todo tipo, era robar.

Pero en fin, qué podía esperar, aunque en aquellos momentos el maestro rúnico no estuviera masticando piedras al hablar no dejaba de ser un enano, así que no dijo nada, la mejor forma de no tener conflicto alguno con un miembro de aquella antigua raza era sonreirle condescendientemente como se haría con un pobre idiota, dejándole creer que tenía razón.

Así que cuando el enano se detuvo y dijo que sus caminos se tenían que separar le dijo cortésmente - Muchísimas gracias por todo. - 

Le sorprendió, no obstante, que Nathan aceptase la invitación, máxime cuando tenían que velar porque Melissa entregase el mensaje que portaba, pues tal era el acuerdo que habían llegado con el capitán imperial, por otro lado también le pareció extraño que no hubiese salido el tema, pues casi de seguro que hubieran conseguido ayuda adicional, pero bueno, bien está lo que bien acaba como solían decir, y poder decirlo tras un encuentro entre elfos y enanos, era algo inusual.