Partida Rol por web

La Sociedad Fénix 2

Achnacarry (Capítulo I)

Cargando editor
22/01/2013, 17:03
Director

 

El doctor remaba lentamente hacia el interior del lago. Parecía que no tenía prisa en llegar a dondequiera que se hubiera propuesto hacerlo. Sobre la barca había aperos de pesca, pero también había una bolsa que olía a pescado, y que atrajo la atención de Prudence.

El tiempo parecía haberse detenido en aquel lago escocés, con el frío matutino e invernal que les hacía tiritar bajo los pesados abrigos y los jerseys de lana. Su padre estaba, sin embargo, de excelente humor.

Cargando editor
22/01/2013, 17:07
Irvin Urquart

Su padre siguió remando hasta una isla en el centro del lago, donde había un pequeño chamizo o cabaña usada por los pescadores como almacén. Bajaron a tierra y le pidió que cogiera el saco lleno de pescados. Ella no venía mucho sentido el ir a pescar si ya tenían tantos peces muertos. Ness se encendió una pipa y se sentó en una piedra plana junto a la orilla, dando caladas.

Luego le indicó que volcara el contenido del saco en la orilla, y un montón de peces cayeron al agua y se amontonaron allí. Luego le dijo que se sentara con él, y le sonrió.

-Hace mucho tiempo, cuando eras pequeña, me di cuenta. Me di cuenta de como eres.

Le pasó un brazo por detrás de los hombros, paternal y dulce.

-Tu madre es un ser espiritual, y encuentra su energía a través de la oración, su código de conducta, su cercanía a los dioses a los que adora. Pero tu no eres así, hija mía. Tu eres como yo, un espíritu libre, inquieto. Eres como un pequeño mono, siempre lleno de curiosidad, saltando de una rama a otra.

Sonrió, y le besó la frente.

-Y solo hay una cosa capaz de conmover realmente corazones como los nuestros, hija mía. Y no es la fe. Si no la ilusión, la ilusión de conocer, de poder alcanzar lo imposible. La curiosidad de un niño, que se lo pregunta todo, y mira el mundo con ojos nuevos. La ilusión de ir más allá.

Dió otra calada a su pipa y miró al lago, cosa que Prudence hizo también, reflexiva.

-Necesitamos creer que en este mundo existe la bondad, e ilusionarnos por las pequeñas cosas.

Cargando editor
22/01/2013, 17:14
Rémi Phénix Rosseau

La cara de Phénix estaba inusualmente seria mientras escuchaba a su madre y, al final, asintió.

-Mamá, Adrienne -la llamó como siempre hacía si se trataba de algo particularmente importante y generando aún una mayor intimidad. Eran madre e hijo pero también dos adultos-. Quiero a Prue. Mucho. Negarlo sería estúpido. Pero la quiero como a una hermana. Ni siquiera es eso. No la quiero como a Marie. Es distinto. Pero la quiero como lo que es. Mi prima, aunque no haya lazos de sangre, como a la gran amiga que es y por la que daría mi mano derecha si hiciera falta. No estoy enamorado de ella. Nunca lo he estado. Es... es difícil de explicar. Sé que no te gusta hablar de esto, pero es una puerta abierta y no sabemos qué nos deparará el futuro ni si tendremos la oportunidad de hablar como lo estamos haciendo ahora. Si fuera un hombre capaz de amar solo a mujeres, te diría que la amistad entre hombres y mujeres es imposible. En mi caso es factible. Y por eso Prue es una amiga. Solo una amiga. Y creo que ella me ve igual. Como un amigo. Además, me ha visto crecer desde que era un retaco. Soy su primo Doremí -añadió con una carcajada espontánea-. Si me equivoco... el tiempo lo dirá. Sea como sea, estaré pendiente de ella.

Cargando editor
22/01/2013, 17:37
Director

Prue cerró los ojos, respirando hondo. Se dejó llevar por las sensaciones y las palabras de su padre. Entonces, entre el rumor del aire y las pequeñas olas del lago, escuchó un canto, una llamada parecida a la de una ballena. Abrió los ojos, incrédula, y vió algo increible. La criatura de las leyendas existía, y ahora surgía de las profundidades del lago con un bello canto, como acudiendo a la llamada del doctor.

Sus ojos se humedecieron sin querer, presa de una intensa emoción. Las palabras de su padre cobraban sentido: la ilusión, casi infantil, de conocer lo desconocido. La curiosidad, junto al amor. Eso eran los rasgos que la definían. El monstruo nadó lentamente, acercándose a ellos, mientras su padre sonreía, y a ella se le saltaban las lágrimas.

-Hace muchos años -dijo su padre- Lo conocí cuando era una cría, y vi morir a su madre. Cuando diseñé el sonar, y quise demostrar al mundo que existía, reflexioné sobre él. Sobre la fragilidad de esta maravilla en la tierra. Preferí quedar como un tonto, y que se rieran de mi, e hicieran chistes, a permitir que esta belleza, esta anomalía, que daba sentido y esperanza a mi vida, de ver más allá, de llegar a donde otros no han llegado, terminara enjaulada y expuesta como un trofeo en un mundo ordenado y burgués.

Sonrió, mirándola, mientras la criatura se acercó tanto que llegó hasta la orilla, y alzando su gigantesco cuello, les saludó con un canto bello como el de una sirena.

-No pude, mi niña. No pude matar a Ness. Porque Ness soy yo, eres tu. Es lo que somos. Quizá el mundo no nos entienda jamás, pero mientras vivas, siempre habrá un nessie. Estamos unidos a este lugar de una manera que jamás entenderías. Más allá del tiempo, más allá de la propia vida. Fue necesario que fuera hasta Babilonia para darme cuenta de quien era. De quien eres. Tu no eres el recipiente del asha, hija mía. Eres mucho más. Y como tu padre, llegarás a ser la señora del mismo tiempo. Una gran responsabilidad.

Aquello cobraba sentido. El "no preocuparse por el paso del tiempo". Ahora se había fijado, lo vió. El paso de un automóvil dirigiéndose al castillo, su primo, posiblemente, con su tía Adrienne. Pero iban tan despacio que apenas se movían en el horizonte. El tiempo se había detenido, como por arte de magia, y para ellos el monstruo no sería sino una rápida sombra que había aparecido en el lago, para luego desaparecer. Ese era el secreto del monstruo del lago, y el secreto del propio Ness. Estaban unidos, conectados de alguna extraña forma, desde el alba de los mismos tiempos. Quizá cuando el primer miembro de su familia llegó al lago, vistiendo un taparrabos y con una lanza en la mano, su destino se había cruzado con el de aquella otra estirpe, la de los monstruos del lago. Y sus destinos habían quedado unidos, para siempre.

Se acercó a acariciar el cuello del monstruo, mientras este comía tranquilamente los peces. No protestó, ni mostró violencia. La miró como si fuera una vieja amiga, como si se conocieran desde siempre, y emitió un gracioso sonido semejante al de un delfín. Luego, giró su grácil cuello y miró unos metros más allá, donde algo se movía entre las olas. Un pequeño "nessie", una versión en miniatura de si mismo, una cría, había aparecido chapoteando, y como si fuera anfibio, se posó sobre las rocas, junto a ella, emitiendo un pequeño quejido mientras agitaba sus aletas.

Prudence se agachó a acariciarlo, y el monstruito, cariñoso, se frotó con su mano, mirándola. Cuando su piel contactó con la viscosa capa que cubría al pequeño nessie, sufrió un shock. Fue como un viaje, más allá de ella, más allá del tiempo y del espacio. Vió como si miles de vidas pasaran frente a sus ojos, las vidas de los hombres y mujeres que habían estado atados a aquel lago, y cuyas acciones habían definido la historia de modo anónimo: soldados en lejanas guerras, inventores, escritores... todos, en su sangre, llevaban el gen de los Urquart, diluido durante largas generaciones. Y entonces, sucedió un milagro. La gracia de los dioses derramada de nuevo sobre su familia, encarnada en la unión de aquellos dos seres sobresalientes: su padre y su madre. Juntos habían encontrado un punto medio, una solución de compromiso. El amor. Entonces entendió que el amor no era una maldición, sino un fin en si mismo. Debía amar para encontrarse a si misma, confiar en el futuro, dejar de tener dudas, tomar las riendas. El fuego del asha se estremeció ante aquella revelación, sintiéndose indigno, impuro. Sintiendo vergüenza de su propio ego, de su altanería. Prudence Urquart no era un recipiente cualquiera, y al fin el asha lo había entendido. Su fuego sucio se fue diluyendo, a regañadientes.

Al fin, Prue había encontrado su tótem.

Cargando editor
24/01/2013, 02:23
Prudence Urquart
Sólo para el director

El cuerpo le hormigueaba, era tal la rabia, la pena, la decepción, la sorpresa, el sobrecogimiento... que su cuerpo simplemente no podía soportarlo, por seguridad se sentó sosteniendo la cabeza entre las rodillas, estaba convencida de que iba a perder el conocimiento y, de hecho, por unos segundos todo se volvió blanco y ensordeció.

Cuando aquel silencio se desatornillo de sus sienes no pudo hacer otra cosa mas que intentar gritar, pero ni un sonido salió de su desgarrador gesto, se estiró sobre la orilla con las manos en la cabeza, quería llorar, patalear y sin embargo un agotamiento atroz le impedía hacer nada.

-No puedo más, no puedo más...

Farfullaba como un mantra quebrado oculta entre las manos y el cabello. Sintió entonces una caricia húmeda que le mojaba la cara, era la cría de plesiosaurio que le miraba con sus enormes ojos, tan oscuros y tan bonitos, inexplicablemente expresivos. El cachorro emitió un infantil quejido y Prudence lloró pegando una frente con otra

-Perdoname cosa bonita, he estado apunto de matarte sin tener culpa de nada...

En pie lo acarició, cerró los ojos. Era curioso el ardor que siempre había palpitado dentro de ella se había ido, sentía el aire de Escocia acariciandole la piel y la escarcha en el pelo, por primera vez en su vida tenía la nariz y los dedos sonrosados de frío y sin embargo sentía un calor dentro de ella, dentro del pequeño Nessi, incluso de su padre, de sus familiares lejanos en el horizonte, manaba de todas las cosas, era algo templado y tímido y tan abrumador...
Sintió una vergüenza enorme, insignificante e imprescindible... parpadeó por que las incipientes lágrimas le nublaban la vista, aunque no las dejó caer, volvió a ponerse en cuclillas aunque al poco se puso otra vez de pie. No sabía que hacer, creía estar cada vez más perdida, miró a su padre con los brazos caídos y gesto cansado

-Ojalá nunca reciba ese poder, ojalá Nessi y su bebé vivan juntos muchos años...

Arrancó entonces a correr hasta refugiarse en los brazos de su padre donde lloró desconsoladamente. Le habían hecho tanto daño, había hecho tanto daño a tanta gente, el dolor y la angustia eran insoportables, entre sollozos confesó culpas e hizo reproches, gimió, gritó, golpeó y se agarró al pecho de Irving hasta que se le agotaron las fuerzas y entre todo solo repetía -¿Por qué?-

Había vivido huyendo, dentro de ella había una fuerza incontrolable, sobre ella un destino insoportable y a ambos lados del camino unos y otros tirando de ella para que hiciera esto o aquello, pero nadie le había explicado nada, 43 años... ¿Como no se habían dado cuenta? ¿Como no la habían entendido? ¿Como habían podido hacerle eso si tanto la querían? Y las grandes ausencias... ahora las entendía, cuanto dolor solo por guardar silencio... ¿Para que? ¿Por que?... Que más daba ya... lo más triste es que nadie había obrado con mala intención.

-¿Que se supone que debo hacer ahora papá?

Susurró acurrucada

-No soy ni una cosa ni otra, se supone que soy algo... no se, excepcional? raro? o yo que se... ¿Nadie me va a enseñar?... Solo me queda... ¿Esperar? Pues que bien...

Se le escapó una risilla que acabó desembocando en carcajadas, aquello era una locura. Abrazó a su padre con fuerza, hubo un silencio solo roto por los curioso y expresivos sonidos de los dinosaurios

-Ay Papá... esto es de locos...

Le miró sonriente como la chiquilla que en el fondo nunca había dejado de ser, la niña de sus ojos, y se incorporó quedando sentada a su lado cogiendose las rodillas

-Pero bueno... es que en esta familia estamos todos locos

Aunque fuera con humor e ironía empezaba a medio asumir aquello

-Que aburrido sería si nuestra vida fuera normal ¿No?

Aunque Prue no lo sabía, Irving, había llegado a esa misma conclusión hacía muchos años en Egipto. La pelirroja apoyó el mentón en las rodillas y quedó mirando el auto en el horizonte, se preguntaba como su nuevo... ¿status? afectaría a la relación con Phénix y William, o con su madre, con el mundo en general... pensó entonces en Darius, siempre creyó que él sería el siguiente Cronos "Mejor para él y para Marie, sufrimiento que se ahorran" pensó. Volvieron entonces los nubarrones a su cabeza, estiró las piernas y empezó a masajearse las manos como cuando estaba muy triste.

-Papá entonces... Mamá me dijo antes que culminara mi misión y negociara con los de arriba como hizo ella para estar contigo, pero ahora... ¿Con quien tengo que hablar? ¿Que tengo que hacer? Quiero darle a Will muchas cosas, la vida que se merece, estar muchos años juntos, quiero que sea feliz... si no me casé con él fue por que... por que no me vi capaz de soportar verle envejecer mientras yo sigo igual... ¡Hasta Remí ya parece mayor que yo!

Se sorbió la nariz mocosa

-Echo de menos al tío Tupolev, ojalá estuviera aquí y se metiera en mi cabeza para deshacer el enorme lío que tengo. Yo... solo quiero lo mismo que tenéis mamá y tú, nada más...

Venció el peso hacia un lado, apoyando la cabeza en el hombro del viejo doctor y tomandole de la mano, quedando en silencio, disfrutando de la tranquilidad del lugar...

-Oye y... si puedes detener el tiempo... por que no aprovechamos y lo celebramos? Tú, yo y ese delicioso Whiky

No quería dejarle preocupado y, por lo que pudiera pasar..., mejor tener el recuerdo de algo alegre.

Notas de juego

Sorry jefe, lo he releído y no me gustaba el final

Cargando editor
30/01/2013, 22:38
Adrienne Rosseau

Su madre no pudo evitar sentirse aliviada por aquellas palabras. En realidad lo más importante para ella, como cabría esperar, no era Prudence, sino la felicidad de su propio hijo. Por eso aquel anuncio, de que él solo deseaba ser su primo, su hermano, por así decirlo. Acarició su mano sobre la mesa y le sonrió, despacio.

-Bien, me quedo más tranquila. Te creo, sabes que siempre lo hago.

Hubo un toque de corneta en el patio de armas y ella miró la hora en su reloj de pulsera.

-Bueno, ¿Vamos a ver a tus tíos? Candance se alegrará de verte.

Cargando editor
31/01/2013, 12:49
Rémi Phénix Rosseau

-Te quiero, mamá -dijo Phénix cuando su madre acarició su mano, evidentemente más tranquila-. Sí, claro, vamos -añadió poniéndose en pie-. Yo también tengo ganas de ver a la madre de todas las locuras. 

Cargando editor
04/02/2013, 01:49
Irvin Urquart

Su hija tenía muchas preguntas, pero él no podía contestarlas. Sin embargo, creía que había ido en el buen camino. Por eso, le dió un abrazo fuerte.

-Creo que el asha ha aprendido. Va a aprender, a partir de ahora. Tu vas a dictar las normas. Cuando todo esto termine, abandonará tu cuerpo, como lo hizo con tu madre, y tendrás una vida normal.

Por lo de William, no sabía como ayudarla. Entonces, se le ocurrió algo. Sacó un reloj de su bolsillo, su vieja máquina del tiempo.

-Creo que necesitas tiempo. Toma, esto te dará tiempo. Nunca pensé que, realmente, este artefacto solo funcionara con gente de nuestra sangre, porque realmente "podemos" navegar a través del tiempo. Pero es una bendición que los dioses deciden cuando darnos, y en qué grado. Quédatelo, yo ya no lo necesito. Y recuerda... el continuo espacio tiempo debe respetarse. No puede haber dos Prudence Urquart viviendo al mismo tiempo. Si llega el momento... tendrás que tomar medidas para que el equilibrio del universo se mantenga.

Miró en dirección al coche que se acercaba por la carretera.

-Ahora, volvamos. Creo que tu primo te necesita más que tu a él.

Cargando editor
04/02/2013, 02:45
Prudence Urquart
Sólo para el director

Tomó el reloj entre sus manos estremecida

-Pero papá...

Era demasiado para ella, ese reloj era posiblemente la reliquia más poderosa del planeta, mucho más que los topacios.

-...es tuyo, tú eres Cronos, eres tú quien debe tenerlo, yo... no se como usarlo. Como ninguno de mis poderes, como nada en esta vida...

Sonrió sin embargo, miró el objeto entre sus manos, era pequeño, modesto, pero valiosísimo, como lo verdaderamente importante en la vida. Lo acarició entre los dedos, casi podía sentir, rememorar, las emociones que lo habían impregnado en tan importantes ocasiones en las que había participado. 

-¿Puedes enseñarme? No soy una eminencia científica como tú y aunque... los conceptos me suenan... reconozco que eso de "continuo espacio-tiempo" me suena a... wibily wobily

Dijo haciendo un gesto divertido con las manos, sin embargo pronto se concentró en el tema y los conceptos parecían surgir de lo profundo de su mente, como algo aprendido y guardado en un cajón durante mucho tiempo, una memoria ancestral

-Te refieres a algo así como al "orden*"? si viajara al pasado... e influyera en él cambiaría el futuro y podría alterar, ir en contra del "plan magistral". Supongo que hay cosas que no deben cambiar, como puntos fijos...

Candance le había explicado de pequeña lo que era comparando a las personas con un hilo*, de modo que de repente el tiempo, en lugar de ser una linea, se le antojó como un tejido en el telar.

-¿Dos Prudence a la vez? creo que al mundo ya le cuesta suficiente aguantar a una

Bromeó. Volvió a reclinarse en el hombro de su padre entrelazando las manos con las suyas y el reloj por medio, suspiró

-No quiero una vida normal, Dios me hizo así y no lo cuestiono. Gracias a ser lo que soy he llevado una vida apasionante y estoy enormemente agradecida, soy muy afortunada por todo. A pesar de los errores y las incógnitas...

Era extraño, estaba calmada, con más preguntas que cuando llegó y sin embargo tranquila. Empezaba a comprender de verdad lo que constituía a la familia Fénix, lo que la hacía grande, lo que les hacía poderosos y lo sentía dentro de ella, un amor capaz de mover montañas. Con la fuerza de ese amor sabía que encontraría la manera de arreglar lo suyo con Will. Miró al horizonte donde estaba el coche de los Rosseau congelado

-No lo tengo tan claro...

Dijo refiriendose a la última afirmación de su padre, ni creía que su primo la necesitara, ni ninguno podía hacerse una idea de las dimensiones del cariño que sentía por él.

-Sí, volvamos a casa

Exhaló, besó a su padre cariñosamente y se levantó para terminar de dar de comer a la pequeña Nessi.

Notas de juego

*(concepto que a menudo reseñaba Candance en la SFI por lo que a Irving y Prue les es conocido)

*(mente, cuerpo y espíritu se entrelazan como los cabos de una trenza o un hilo torzado)

Cargando editor
07/02/2013, 05:01
Irvin Urquart

Su padre comenzó a reir al escucharla, y ella pensó que se trataba de alguna clase de broma pesada. Al cabo, repitió sus palabras.

-Wibily wobily. Si, es muy... wibily wobily. No te preocupes, es muy sencillo. El reloj tiene dos juegos de manecillas. Hora actual, y hora a la que se desea viajar. Solo funciona hacia atrás, al menos de momento, pues el futuro siempre está por escribir. Para mover el segundo juego de manecillas tiras de la cuerda en esta posición... -le mostró- Y ya mueves hacia atrás. Cada vez que completas un ciclo de 24 horas este marcador te marca el número de días que retrocedes. No te aconsejo retroceder más de una semana... puede ocasionar fallos. Catastróficos.

La miró, parpadeando. Ella siempre tenía muchas preguntas, y eso le hacía sonreir. Era curiosa, como él.

-A ver, funcionará contigo. Te he dicho que funciona con cualquier miembro de nuestra familia, ya que por nuestras venas corre de la sangre de los señores del tiempo. Y yo antes de ser confirmado en mis poderes, al menos a ese aspecto de poder manejar el tiempo, era tan corriente como tú.

Recogió la cesta de pesca, mientras Nessie se alejaba, despidiéndose para sumergirse en el agua de nuevo.

-Anda, vamos. No hagamos esperar a tu tía y tu primo.

Cargando editor
07/02/2013, 05:08
Director

Sumido en sus reflexiones, Rémi se vió sorprendido tras un viaje de dos horas hasta las inmediaciones del famoso lago Ness, en el Inverness. La silueta de Urquart Castle se recortaba en el horizonte de aquella mañana de invierno como un espejismo propio del tiempo de los caballeros y las princesas que eran rescatadas de las garras de los dragones.

Conforme llegaban, vieron aparcado el coche de William, y como se acercaba una barca. Estacionaron su propio vehículo junto a la puerta, y en estas los viajeros de la barca atracaron en la isla. Eran Prue, y el tío Irving, que cargaba con una cesta con algunos peces y una caña de pescar. Les sonrió conforme se acercaban, y su prima se adelantó al encuentro con Rémi.

Cargando editor
07/02/2013, 05:13
Irvin Urquart

El viejo magnate e inventor parecía un simple pescador con el atavío que llevaba, las botas manchadas de barro, el sombrero y la caña de pescar.

-Hoy es día de visitas -dijo- Adrienne, cuanto tiempo. Rémi, te has perdido una buena mañana de pesca. Aunque no han picado muchos, la verdad. Pero si los importantes.

Cargando editor
07/02/2013, 23:05
Prudence Urquart

Prue colgó el reloj de la misma gruesa cadena de la que colgaba la brújula de oro, ahora solo faltaba algo de Remí para completar la colección de tesoros que le recordaran a los tres hombres de su vida.

Navegaron por el lago mientras se perdían en sus aguas las sombras de las criaturas. Metió la mano en el agua para sentir su caricia por última vez y se refrescó la cara, aunque el intento de arreglo fue inútil, olía a pescado y se había manchado los pantalones de barro. Cuando llegaron a la orilla los Rosseau ya habían aparcado, ayudó a su padre a sacar los aperos y sonrió tímidamente mientras saludaba con un comedido gesto de mano. Aún no sabía como tratar a Adrienne tras la pérdida de Durand y Phénix... bueno... había estado a punto de matarle hacía solo unas horas... así que bajó la vista y se hizo la apresurada (claramente nerviosa)

-Perdona que no te bese tía, pero me temo que apesto a pescado y no quiero mancharte ¿Llevas tu esto a la cocina papá?

Dijo dándole los peces para luego quitarse los zapatos y así no ir ensuciando el suelo de casa

-Yo... voy a bañarme y cambiarme o mamá me matará, jeje

Fue una risilla fugaz y algo artificial, si se sentía descolocada ante Adrienne y Remí, ahora... ahora si que no sabía como enfrentar a su madre... Suspiró y entró al hall

-Disculpadme...

Echó una última mirada tímida a su primo, en otras circunstancias habría añadido "si me quieres acompañar?" pero esta vez no sabía si querría, además el baño que pensaba darse era bien largo, hacía meses que no disfrutaba del maravilloso baño árabe que Irving había construido para Candance (para hacerle más llevadera la estancia en aquel lugar que sabía no le gustaba), estaba harta de ríos, duchas y palanganas, en el fondo... Prue, ya fuera por el Asha, ya fuera por su madre, tenía un importante componente oriental.

Cargando editor
15/02/2013, 03:04
Prudence Urquart
Sólo para el director

Subió a su cuarto para quitarse la ropa y coger una muda, por supuesto otro conjunto con pantalones (no llevaba falda desde el año 23 o 25), dejando dicho al servicio que si alguien preguntaba por ella estaría en el hammam.

Era mucho menos refinado que el baño de su casa en París (la maravillosa maison de la place des Vosgues). Realizado todo en mármol con pocos detalles decorativos pero elegante, en el que los juegos de luz y volúmenes lo dotaban de un ambiente mágico y relajante. El doctor había realizado algunas inclusiones prácticas como una ducha a la entrada o un sistema de calefacción, pero lo principal es que era recogido y muy íntimo, se notaba que había sido diseñado con sumo cariño. Un nido de amor.

Antes de meterse en las piscinas se sentó en una banqueta y realizó una profunda y casi compulsiva limpieza con una esponja de crin. Frotó, frotó y frotó, sentía que necesitaba quitarse algo, algo que tenía adherido no sabía muy bien donde, era un sentimiento de suciedad extraño, obsesivo... -Que se vaya lo malo y entre solo lo bueno- recitaba como un mantra, lavarse así era un ritual exorcizante muy oriental, luego de enjabonarse cogió el estrígilo para rasurar todo el cuerpo y aclaró el pelo peinandolo con una liendrera. Ya bajo la ducha, dejó que el agua hirviendo arrastrara todo posible resto de impureza (material o espiritual), esta vez en silencio, respirando hondo. Así se quedó un buen rato, hasta ponerse colorada como una langosta cocida.
Apagó el grifo y fue a la sala de las piscinas, primero una de agua helada y luego otra de agua caliente. Cerró los ojos y, aspirando el perfume del incienso en el aire y los aceites balsámicos, con los que se había masajeado tras la ducha, dejó caer la cabeza hacia atrás apoyada en el borde.

-Esto es el paraíso...

No los llevaba puestos pero cada vez que cambiaba de sala en el hammam cambiaba de sitio la cadena con la brújula y el reloj, no sabía si podían mojarse y no quería perderlos de vista. Se giró (dando la espalda a la puerta) apoyando los brazos en el borde para observar los objetos. Particularmente el reloj, del cual no sabía si atreverse a toquetear demasiado. La esfera de la brújula se había empañado, la limpió con un dedo y suspiró al ver oscilar la aguja. Estaba abrumada, agotada... suspiró y apoyó la mejilla en los brazos

-¿Debería hacerme algo en el pelo? ¿No se supone que es lo que hacen las chicas para cambiar de etapa? ¿Le gustará a Will el pelo largo? Es más femenino...

Dijo mirandose un mechón, era muy de hablar sola y a las cosas (rasgo de familia), sopló el mechón para apartarlo y volvió a mirar el reloj, esta vez sí trasteándolo.

-¿Y tú que? ¿Que hago contigo? Me gustaria poder ver el lugar donde nací, saber como eran papá y mamá de jóvenes, ver la gran batalla de París, saber por que depositaron a W...

Se frenó a si misma y recordó una de las razones por las que creía que Cronos siempre, o eso creían, se había encarnado en hombres. El Asha es un espíritu implacable y el alma de la mujer lo templa, mientras que Cronos es más maleable y el alma masculina lo domina racionalmente... por eso no debía viajar atrás más de lo necesario, se arriesgaba a dejarse llevar por los sentimientos y cambiar lo que no debía.

Empezó a llorar, se sintió alguien horrible, podía impedir la muerte de Durand, podía impedir que su novio mal viviera en un orfanato y sin embargo por miedo, por deber, por egoismo... debía permitir que Phénix y Will cargaran con sus respectivas penas...

-¡Esto es una mierda!

Maldijo apartandolo de su vista pero con la cadena entre los dedos, empezó a golpear la frente contra el marmol mas de forma simbólica e infantil que realmente haciendose daño

-Maaaaaal Prue maaaaal, piensa en positivo, piensa cosas bonitas, piensa en el futuro...

Quería salir de la espiral depresiva en la que había entrado hacía años y había acabado con su intento de suicidio en Brasil, no podía permitirse repetir los mismos errores.
Volvió a mirar la brújula, estaba empañada, no sabía hacia donde marcaba. Era como el futuro y al pensar eso sonrió.
La predestinación no existía, no estaba atada a un destino fatal y eso le daba esperanzas. Su imaginación divagó fantaseando sobre ese futuro y se sorprendió al pensar en ciertas cosas

-Quien sabe, a lo mejor así me crecen las tetas de una vez...

Bromeó para sí barajando la maternidad, sonrojada pero sonriente. Se abrazó el vientre dejandose llevar por la cálida sensación que suponían esos nuevos sentimientos “Por fin Will tendría algo suyo, nuestro... por fin sabría que soy suya y de nadie mas...”

-¡Eres una pava Prue! Tienes por delante el puto apocalipsis y tu pensando en ñoñeces

Se reprochó divertida antes de sumergir la cabeza en el agua como modo de sacudir las ideas.

Cargando editor
17/02/2013, 14:01
Rémi Phénix Rosseau

-Tío Irvin -saludó Phénix, abrazando a aquel científico loco que le reglaba de pequeño imposibles juguetes fruto de su ingenio, dándole igual el barro y el leve tufillo a pesacdo de sus ropas-. Prue -dijo igualmente al separarse de su tío. Hizo un amago de dirigirse a ella para abrazarla, pero este se cortó en seco ante el comportamiento ligeramente cuitado de su prima y su comentario que equivalía a una fuga en toda regla. Algo había pasado en el tiempo que Pure había estado en la mansión familiar y ese algo debía ser la razón de su precipitada marcha y de su extraño saludo-. Luego te vemos, primita. Y ponte guapa -dijo incapaz de interpretar su última mirada-, que vengo con la reina de la moda y he visto su último vestido -dijo cogiendo de la cintura a su madre al tiempo que con la mano libre se llevaba los dedos a la boca y hacía un gesto de rechupete altamente elocuente-. Y bien tío Irvin, ¿cómo está tía Candance?

Cargando editor
18/02/2013, 00:15
Candance Urquart

Su tía apareció por la puerta, asomándose con curiosidad. Le sonrió tendiéndole los brazos.

-¡Encantada de veros, como no! -le dio un abrazo y dos besos, y luego a su vieja amiga Adrienne- Pero pasad, por favor. Casi es la hora de comer. Dejemos que Prue se prepare, y hablemos de nuestras cosas.

Realmente, la reunión fue bastante anodina. Las dos "viejas cotorras" se pusieron al día de todos los asuntos familiares y personales habidos y por haber. Una hora más tarde Prue llegó cuando estaban poniendo la mesa para comida de mediodía.

Cargando editor
19/02/2013, 00:39
Prudence Urquart
Sólo para el director

Allí se quedó, no sabía cuanto. Quería estar sola, quería que viniera Will, quería que viniera Remí, quería... hablar, estar en silencio.
Nadó, hizo algo de yoga, cambio de agua fría a caliente y viceversa, algo de acupresión con aceites... basicamente, y por irónico que suene, estaba “haciendo tiempo” esperando que algo pasara. Evitando beber y fumar como un camionero o violar a quien se le pusiera por delante “Romper con las malas costumbres” se repetía a si misma.
Finalmente aburrida, sin más escondrijos que limpiarse en profundidad salió de la zona de piscinas y volvió a meterse bajo la ducha donde permaneció un buen rato, simplemente dejando el agua correr.

-Voy a escribir un diario

Concluyó justo antes de cerrar el grifo. Se sacudió el agua como un perrillo, se puso el batín y regresó al cuarto para vestirse. Reconsideró el conjunto que había elegido y buscó algo un poco mas... femenino. Revolviendo el armario se dio cuenta de que su mejor ropa, la más bonita, la más moderna, algunas prendas que le traían muy buenos recuerdos, todas esas... habían desaparecido en Talbot...
Al final encontró un conjunto solitario que no había visto antes, coqueto y cómodo, sonrió tiernamente, seguro que su madre se lo había comprado esperando que algún día volviera a casa. Lo sacó sabiendo que le haría ilusión vérselo puesto. Luego se sentó al tocador he hizo lo que no hacía... pues casi desde que no usaba falda, arreglarse las manos, peinarse y maquillarse.

-¿Se requieren cambios? Pues cambiemos

Se autoanimó mientras perfilaba los labios. Fue con tiento, temía ir exagerada (las cosas habían cambiado desde los locos 20). Cuando acabó se quedó un rato mirando los cientos de fotos que rodeaban el espejo, recordando el pasado... se acordó entonces de su idea del diario, fue al escritorio, revolvió en los cajones y desenterró un viejo cuaderno de viaje (de piel) que nunca había llegado a estrenar, se lo regaló su amigo el principe Hazanced Khan cuando al fin llegaron a su casa desde España, un hombre con la sabiduría de oriente. Tenía una cariñosa e inspiradora dedicatoria en su primera página, pasó a la siguiente y escribió la primera línea de corrido. Hecho esto lo cerró y se decidió a regresar con su familia.

-Oh Dios, dame valor y entendimiento.

Cargando editor
19/02/2013, 00:46
Prudence Urquart

Bajó las escaleras con un trote discontínuo, como siempre desde que era niña. Ya abajó a la izquierda los encontró a todos charlando en la salita previa al comedor, miró su reflejo en el cristal de un cuadro, se puso los pendientes, retocó el pelo y se dirigió hacia ellos.
El corazón le palpitaba, estaba nerviosa y no sabía por que... la primera reunión familiar desde hacia mas de medio año, la primera sin Durand...

-Ya... ya estoy aquí

Saludó algo tímida, se sentía rara vestida... en fin arreglada, “como una señorita” que solía decir su madre.

Notas de juego

Para sorpresa de todos va bien peinada y maquillada

El modelito de Prue:

http://1.bp.blogspot.com/_CNPZ0JYfo5Y/S-qj09Q11nI/...

los pantalones y zapatos

http://img2.etsystatic.com/000/0/5966327/il_570xN.275538910.jpg
 

Cargando editor
27/02/2013, 22:44
Prudence Urquart

Por fin dio esos besos de bienvenida a los Rosseau y giró para que su novio pudiera verla bien. Entró al comedor abrazada a él.
Le costó hacerse con la situación, había estado ausente mucho más tiempo en otras ocasiones pero nunca había faltado nadie como ahora lo hacía Durand. Su cabeza estaba confusa, eran muchas cosas, revelaciones demasiado importantes como para comportarse como si nada. No es que estuviera triste, ni enfadada estaba... atribulada.

Todos pudieron notarlo, apenas abría la boca y lo más preocupante: apenas comía nada, cuando normalmente tenía el apetito de un oso.

Will le estrechó la mano, al pobre debía estar doliendole la cabeza, sin embargo le dedicó una cariñosa sonrisa y una mirada de preocupación "Estoy bien cielo, luego te cuento. De verdad, no te preocupes" sonrió para él y le besó la mano antes de dejarla para forzarse a comer, había más de un plato que sabía que habían preparado por que a ella le gustaba. Candance la miraba desde el otro lado con preocupación, Prue pestañeaba y huía los ojos cada vez que se daba cuenta o soltaba algún comentario tonto a lo -Mmmm, que rico- o -Cuanto tiempo sin probar uno de estos...- Su madre no era tonta y se dio cuenta de que el reloj colgaba de su cuello.

Mas o menos la pusieron al día de anécdotas familiares, novedades en la empresa y de como se estaba reestructurando la Sociedad. La mesa no era lugar para hablar de política, guerra u otros temas candentes. También le preguntaron por su último viaje y se las apañó para hacer un resumen omitiendo la peor parte, la que solo conocía Candance.

Como siempre los dulces que acompañaban al café corrían de cuenta de los Rosseau.
La sobremesa pasó, era la hora de la copa y el cigarro. Las señoras se retiraron como de costumbre a la salita de las damas donde les esperaban unos ricos chocolates, Will se quedó con el viejo doctor, Prue les pidió que les dejaran a Phénix y a ella solos, estos inventaron una excusa que sonó de todo menos convincente y, tras un beso a cada uno, caminaron hacia el despacho privado de Irving.
La pelirroja creyó escuchar la palabra "yerno" entre los cuchicheos de su padre.
Metó las manos en los bolsillos y se giró de cara a su primo

-Bueeno... parece que nos han dejado solos... 

Bailó los ojos

-...¿Una copa? Vamos para allá, estaremos más a gusto.

Hizo una indicación hacia la izquierda. La habitación contigua era una pequeña biblioteca, mas bien una salita de lectura (tenían una biblioteca mucho más grande, mucho, enorme, en el interior de la planta), confortable, con chimenea.

Prue acercó el mueble bar hasta los sillones frente al hogar para, a continuación, quitarse los zapatos y sentarse a lo hindú en uno de los sofás. 

Cargando editor
28/02/2013, 17:21
Rémi Phénix Rosseau

La jornada había sido agradable y triste a un tiempo. Un recordatorio de tiempos pasados, de reuniones familiares al calor del fuego, bañadas con buen licor y conversaciones intrascendentes, risas y alegría. Pero hoy, las ausencias se habían hecho notar. Lo había visto en la cara de su madre, en su mirada sombreada por la tristeza, en la contención de las palabras de todos y cada uno de ellos, en la propia Prue.

Pero todo había acabado y ahora, a solas con su prima, podía relajarse un tabnto, dejar de preocuparse por los demás, de añorar al viejo.

-Sí, por Dios. Y que sea un buen lingotazo de una de esas botellas que tu padre esconde -dijo siguiendo a Prue hacia la pequeña biblioteca y sentándose en uno de los butacones. Miró entonces a su amiga y pariente. No habían tenido opciones de hablar desde el incidente en el pub y algo le decía que las cosas habían cambiado. De un modo sutil, pero real-. Dime, Prue -se reclinó hacia delante, los codos apoyados sobre los muslos, la barbilla sobre las manos entrecruzadas-, ¿cómo estás? ¿Cómo ha ido todo? No me andaré con rodeos. Estoy preocupado.