Partida Rol por web

La sombra de Saros

[1.17] El juicio

Cargando editor
08/01/2020, 21:06
Director

6 de Febrero de 1923

Los días pasaron fríos, ventosos y nevados. La prensa se había hecho eco casi a diario del inminente juicio; sin duda uno de los eventos más extraordinarios de Bloomfield en la última década. Casi todos los artículos daban vueltas una y otra vez sobre los mismos temas. Todo parecía incriminar a Cobb, el nuevo abogado de la ciudad se haría cargo de su defensa, el grupo de ciudadanos que se había comenzado a preguntar y a investigar,... la gente se preguntaba si tratarían de salvarlo, otros estaban seguros de que no solo no podrían si lo intentaran; sino que ni siquiera lo intentarían. Una gran mayoría guardaba su opinión para sus círculos de confianza,... la ciudad era un hervidero. Y no fue menos el primer día de todos. 

El día 6 de Febrero de 1923 un grupo no demasiado numeroso se había reunido a las puertas del juzgado gritando soflamas contra Cobb. Ese primer día no estaba presente, pues solo se trataba de definir el jurado que se encargaría de dictar el veredicto.

Howard, acompañado de Meredith, Thomas y Norman no tardó en señalar a dos de los miembros del jurado. Los había estudiado con tiempo y estaba seguro que eran los que más probabilidades tenían de declararlo culpable. Jerome Ross y Judith Todd fueron los elegidos. Patrick Short, el fiscal del caso no quiso quitar ninguno de los miembros, parecía seguro de si mismo. 

Los dos elegidos para completar el jurado fueron Diane Rooney de 32 años, sin hijos y compañera de Meredith en el
hospital de Bloomfield y Marlon Skinner de 44 años, también sin hijos y  profesor de instituto.

11 de Febrero de 1923

La dinámica de la prensa en los días siguiente continuó como hasta entonces hasta el día del juicio. Unas horas antes de comenzar se organizó un pequeño grupo de no más de 30 personas, de nuevo en las puertas del juzgado. Esta vez portaban pancartas y carteles. <>, <> o <> eran algunas de las frases que se podían leer. Los manifestantes repartían pasquines entre los viandantes sobre la iglesia, sus actividades y como Dios castigaría a Cobb una vez hubiera sido ejecutado. La presión sobre vosotros cuatro era fuerte, todavía más lo era sobre Cobb; pero donde más incrementó fue ante la llegada del jura; convirtiendo la situación a la entrada en casi un acoso contra ellos...

Dentro del juzgado la cosa se calmó, aunque se escuchaban los gritos, lejanos si; pero presentes. El juez Gideon Conway llamó al orden para que todo el mundo prestara atención. Comenzaba en ese mismo momento el juicio.

Cargando editor
08/01/2020, 21:29
Director

- Silencio en la sala - Dijo golpeando con su mazo. Presentó a Patrick Short como la acusación; se levantó mirando desafiante a Howard primero y a sus compañeros después para terminar saludando al juez. Entonces presentó a Howard. No mostró emoción alguna, pero al abogado le pareció que le animaba con la mirada.

- Hoy procederemos con los tramites legales de constitución del jurado, la documentación inicial se entregará al mismo y se realizarán los alegatos iniciales. - Dijo Conway, explicando lo que sería la primera sesión.

Tras una hora y media en la que se presentó la documentación y se explicó en que consistirían el resto de los días[1] el juez volvió a pedir orden y a tomar la palabra.

- Comenzará el fiscal con su alegato inicial - 

Patrick Short se puso en pie, exhibiendo un elegante traje. Se colocó sus gafas y se ajustó la corbata. Hizo su alegato seguro de si mismo. Con contundencia, hablando al jurado sobretodo y mirando al acusado cuando era menester. Sin duda sabía lo que se hacía.

- Damas y caballeros del jurado: no hay palabras para expresar el horror que me produce un crimen tan abyecto como el del pequeño Jerome. ¿Qué es lo que impulsa a una persona a realizar un acto tan vil? No es algo que debamos sustanciar en esta vista. Estamos aquí para aplicar la ley y hacer justicia. En este caso, la justicia es que el salvaje, por no llamarlo hombre, que
está perfectamente identificado, como acreditarán las pruebas que presentaremos a lo largo de la vista, pague su terrible acto con la pena máxima. No me andaré por las ramas, como seguramente tenga pensado hacer el abogado defensor. No he de hacerlo, y lo demostraré en los días venideros. -

Un pequeño aplauso de varios de los espectadores fue rápidamente acallado por el juez, que dio paso a Howard.

- Abogado defensor, es su turno - Dijo asintiendo con la cabeza e invitando con la mano a Howard a realizar su alegato.

Notas de juego

[1]

Día 1: Constitución del jurado y alegatos iniciales del fiscal y la defensa.
Día 2: Declaración de los policías, el forense y un psicólogo de Manor Peak.
Día 3: Declaración del barrendero, el frutero y algún vagabundo del parque.
Día 4: Declaración de los profesores y padres de la víctima.
Día 5: Declaración de Cobb y alegatos finales del fiscal y la defensa.

Paso a detallaros como tengo pensado hacer el juicio. 

Cada día se presentarán los correspondientes testigos, y podréis hacerles las preguntas que consideréis. Primero os pondré un mensaje yo con lo que pregunta y dice la fiscalía. Me gustaría que aunque Howard sea el abogado, todos colaborarías haciendo preguntas. No es lo más normal en un juicio y lo interpretaremos como que las hace el propio Howard, pero así todos participáis :)

Si que me gustaría que Chemo como Howard hiciera un pequeño alegato inicial. No tiene que ser extenso ni mucho menos. Unas palabras para ir calentado la cosita tal y como ha hecho el bueno de Patrick Short.

Cargando editor
08/01/2020, 22:58
Howard P. Miles

Howard dejó sus papeles en la mesa. Lanzó un suspiro y se levantó, caminando con calma hasta el jurado.

—Lo que le han hecho al pequeño Jerome es inenarrable. Estoy seguro de que los honorables miembros del Jurado tendrán pesadillas durante muchas noches cuando vean las pruebas forenses y las fotos. Es una dura prueba a la que les va a someter su deber con la sociedad. Contemplar las atrocidades cometidas contra un niño inocente e indefenso, tener que verlas sin poder hacer nada más que aplicar la justicia adecuada contra aquel que las ha cometido. Una justicia que espero sea tan implacable como implacable fue la injusticia que causo tanto daño a Jerome y a su familia.

Hubo un teatral silencio.

—Pero la justicia, la pena capital, el castigo... deben aplicarse contra el culpable. Si yo estuviera seguro de que mi cliente es culpable no movería ni un dedo por defenderlo. El Estado me obliga a defenderlo, sí, pero mi moral está por encima de mi cargo. Y sin embargo voy a defenderlo con todo mi empeño porque, señoras y señores del Jurado, estoy totalmente seguro de que mi cliente es inocente. Un chivo expiatorio convenientemente escogido para ocupar el lugar de un despiadado asesino que, en su lugar, sigue suelto por Bloomfield.

El público de la sala murmuró y el juez tuvo que pedir silencio un par de veces. Howard esperó pacientemente para continuar:

—A través de las pruebas les demostraré que es más que improbable que el señor Cobb haya cometido semejante atrocidad. Se le ha escogido porque es un sin techo, sin familia ni filiación. Alguien fácilmente odiable y despreciable. Se le ha escogido para ejercitar una justicia rápida que calme las conciencias de Bloomfield. Pero el Jurado debe tener en cuenta algo muy importante: si se equivocan declarando culpable al señor Cobb no solo estarán condenando a un hombre inocente. Estarán dejando libre a un monstruo que quedará impune de lo que le sucedió al pequeño Jerome. Créanme que nadie desea más que yo el estar equivocado, pero sé que ese asesino sigue suelto y que en estos momentos lo único que lo separa de quedar libre para volver a cometer estas atrocidades son ustedes, señores y señoras del Jurado. No se dejen llevar por las opiniones ni por la sed de sangre de la prensa. Atiendan a las pruebas. Y piénselo: si se equivocan no solo condenarán al señor Cobb. Otro niño inocente puede ser una víctima en el futuro. Espero que eso no recaiga sobre nuestras conciencias.

Volvió hacia su asiento con parsimonia:

—Gracias señores del Jurado. Gracias Señoría.— dijo mientras se sentaba.

Cargando editor
09/01/2020, 21:28
Meredith Hanson

Sentada entre el público, cerca de su marido, Meredith observaba atenta el inicio del juicio. El discurso del fiscal fue el esperado. Sin embargo, Howard, en una posición de clara desventaja, supo responder de manera decidida y, al menos así le pareció a la enfermera, convincente. Pero la situación de partida hablaba claramente en su contra y la mujer tenía claro que iba a hacer falta mucho más que unas cuantas palabras bien elegidas, para cambiar la opinión pública de Bloomfield.

Meredith miró en dirección a los padres del pequeño Jerome. Quizás esperaba encontrarse con algún gesto de absolución, una mirada que la demostrara, que no la guardaban rencor tras la visita que les hizo. Más ellos preferían evitar cruzar las miradas, o eso le parecía a la enfermera.

Notas de juego

Solamente un mensaje de apoyo. Go, Howard, go!

Cargando editor
09/01/2020, 21:40
Director

Los aplausos que siguieron a los alegatos del fiscal fueron sustituidos por susurros trás la exposición de Howard. Miradas extrañadas, preocupadas algunas, indignadas otras. El día terminó; y al igual que a la entrada a la salida del juicio la marabunta se agolpó continuando con el griterío acusador hacia Warren Cobb y el jurado. Sin duda estaban sometidos a una acuciante presión.

Ese mismo día por la noche... en casa de Michael Thomas llegó un mensajero. Le entregó una carta procedente del Doctor Weird. En ella le contaba someramente que acababan de llegar las pruebas de la sangre; y que no había duda alguna. No pertenecía a Cobb. Ni la del cuchillo, ni la que se había encontrado en las ropas o manos de Cobb.

12 de Febrero de 1923

De nuevo, la gente, los gritos hacia Cobb y la presión hacia el jurado cuyos rostros se tornaban preocupados y esquivos ante las miradas de la gente. Parece que aquello podría ser una dinámica de cada día del juicio...

Hoy era el turno de los agentes de policía, del forense y del psicólogo de Manor Peak que lo había tratado.

El fiscal habló primero con la policía. Fue el agente Jordan el que fue llamado y el que subió al estrado. Las preguntas del fiscal Short fueron directas, y el investigador mantuvo palabra por palabra las declaraciones que hizo ante vosotros.

Con el forense fue diferente. Dirigió la conversación en las heridas de Jerome, en como había sido torturado y como había sido su muerte. Fue rápido y sentimental.

Finalmente el psicólogo relató como, en su opinión, Warren Cobb era un hombre que psicológicamente era completamente posible que fuera el causante de tal atrocidad. Explicó con palabras sencillas lo mismo que aparecía en el informe, haciendo especial hincapié en la guerra; y las terribles consecuencias que este tenía para quien las vivía...

 

Notas de juego

He puesto todo lo que hace el fiscal con cada testigo del día por no eternizarnos en el juicio. Si os parece ahora podéis dejar un mensaje con las preguntas (quien las tenga) para cada uno de los testigos, llamar si se considera oportuno a otros relacionados con los temas del día o lo que se considere oportuno. Mañana (o el domingo) yo las contestaré y dejaré un día por si alguien tuviera algo que añadir. Si no pondría el día siguiente el siguiente día de juicio (valga la redundancia).

Cargando editor
09/01/2020, 22:02
Howard P. Miles

Notas de juego

Yo la verdad ando algo perdido con la dinámica del juicio. No sé hasta que punto tiene un valor 'de juego' o es una 'escena de paso', me refiero si es importante que roleemos todas las escenas o no. Por lo que dices veo que no, que es mejor abreviarlas (y me parece genial).

El enfoque de Howard será demostrar (o introducir una duda más que razonable sobre) que Cobb no pudo ser el autor. Intentará meter las pruebas de sangre en el juicio pero tirando al final, cuando al fiscal le quede poco margen de maniobra, como carta final para la escalera de color. Por lo demás hará hincapié de la rapidez en la que encontraron al asesino, la extrañeza de que el tipo estuviese allí sin huir y lo torpe de la ubicación de las pruebas, las lagunas en las declaraciones, recalcará lo que dijo el psicólogo sobre Cobb y pondrá en tela de juicio que el hombre pudiera hacer esas marcas. También recalcará que el niño no fue asesinado allí (por el tema de que no había sangre) y que en ningún momento se demuestra donde ha sucedido su muerte ni la capacidad de Cobb para matarlo, moverlo hasta la escena y luego quedarse a dormir al lado.

Vamos: sembrando dudas y de remate la prueba de sangre.

Cargando editor
10/01/2020, 10:30
Michael Thomas

Howard se acercó al estrado donde estaba el agente Jordan.

—Agente Jordan —inició—. Dice usted que encontró al señor Cobb manchado de sangre y que recogió el cadáver del muchacho a escasos metros, ¿no es cierto? ¿Podría confirmar si el cuerpo del pequeño estaba manchado de sangre? Si Cobb fue el autor del crimen, la zona debería de estar completamente manchada de sangre. Por lo que se, esto no es así, ¿verdad señor Jordan? Esto nos indica que el asesinato debió realizarse en otro lugar, ¿han investigado esta posibilidad?

Notas de juego

Yo pongo las preguntas en la narración como si las hiciera Howard, dado que entiendo que Michael no pincha ni corta en la historia.

Dejo aquí una lista de cosas que me gustaría sacar durante el juicio por si las queréis utilizar vosotros:
- Hablar sobre la posibilidad de que el asesinato se hubiera realizado en otro lugar
- Llamar a declarar a frutero y que relacione el símbolo de la foto de la autopsia con el símbolo de las manos del encapuchado con el que se encontró en la zona
- Sacar las pruebas de sangre
- El doctor que hizo la autopsia habló de que opinaba que no "fue un acto de locura momentánea o de un impulso irracional": tratar de contrastar eso con el psicólogo, por ejemplo.

Pregunta: si se nos ocurriera algo durante el juicio, ¿podemos jugar una miniescena para ir a ver a alguien o confirmar alguna pista? Por ejemplo, yo tenía anotado hablar con el resto de mendigos. No recuerdo si cuando fui a hacerlo no había ninguno con el que hablar o no encontré nada de interés. Si se diera el caso, quizá me gustaría ir a hablar con ellos.

Cargando editor
11/01/2020, 09:23
Norman Blade Burton

Notas de juego

Por ejemplo, yo tenía anotado hablar con el resto de mendigos. No recuerdo si cuando fui a hacerlo no había ninguno con el que hablar o no encontré nada de interés. Si se diera el caso, quizá me gustaría ir a hablar con ellos.

Al final no fuiste porque fui yo antes a hablar con ellos. Lo único que obtuve fue la declaración de un mendigo que aseguró que Cobb no sería capaz de cometer un acto así. No sé si valdría de algo su declaración en el juicio, pero dudo que dan mucha validez a la palabra de un mendigo. 

Por mi parte no tengo más preguntas.

Cargando editor
11/01/2020, 14:27
Meredith Hanson

Notas de juego

Por mi parte no tengo más preguntas.

Me subo al carro. Los compañeros ya han hecho una buena lista de las preguntas que hacer o temas a tratar para intentar convencer al jurado de la inocencia de Cobb. O al menos para demostrar que los cargos que se le imputan se basan en pruebas poco sólidas.

Cargando editor
14/01/2020, 13:56
Michael Thomas

El siguiente en aparecer fue el forense.

—Doctor Weird, su informe de autopsia revela muchas incisiones en el cuerpo del pobre Jerome. ¿Diría usted que esa precisión es propia de una mano experta? En su informe no dice que se hayan encontrado restos de ningún sedante en el muchacho, supongo que esas incisiones deben ser dolorosas, ¿cómo consiguió el asesino que nadie escuchara los gritos del pequeño?

Tras las respuestas del forense apareció el psicólogo:

—Señor Landy, el doctor Weird nos ha dicho que el acto "fue un acto de locura momentánea o de un impulso irracional". Sin duda estos dibujos sobre la piel del pequeño —dijo deslizando la carpeta del informe de la autopsia—, no son fruto de locura momentánea, más bien parecen premeditados o bien orquestados, ¿no le parece?

Notas de juego

Pues eso... todos los palos tocados. A ver qué sale :)

Cargando editor
14/01/2020, 21:00
Director

El agente Jordan se movió incómodo en el sitio al ver a Howard acercarse; escuchó con atención a las preguntas, y se tomó su tiempo antes de responderlas.

- Efectivamente, su ropa estaba manchada de sangre; por lo que el cuerpo del muchacho sin duda también lo estaría. Respecto a la sangre en la zona; tal y como lo comenta es posible que fuera cometido en otro lugar, y que luego ese asesino de Cobb... - Hizo una pausa ante la queja del abogado defensor que el juez no tardó en validar - Que... El señor Cobb moviera el cuerpo. Con lo borracho que iba sin duda no recordaba nada, así que poco pudimos sacar.

- Sin duda la mano hubo de ser firme - Respondió el siguiente testigo... el forense - pero las heridas pudieron ser realizadas post mortem, lo que facilitaría enormemente el que hubieran sido ejecución. La muerte esta producida por una exanguinación causada por un profundo corte en el muslo que seccionó la arteria; por lo que el muchacho se desmayaría por la pérdida de sangre. En cualquier casi si que, ante la ausencia de sedantes o sustancias similares, el muchacho tuvo que sentir dolor, y por lo tanto gritar si no estaba amordazado. 

El psicólogo llegó al estrado orgulloso y altivo. Tomó asiento y saludó educadamente a fiscal, abogado defensor, juez y jurado.

- La brutalidad de un acto semejante ha de ser consumada por alguien que sufra algún tipo de locura o impulso irracional - Dijo a modo de respuesta inicial a las preguntas, aunque enseguida observó el informe de la autopsia con interés y añadió - Un asesinato de estas características es extremadamente raro que sea premeditado; aunque es cierto que estas marcas sin duda invitan a pensar en algún tipo de ritual o paranoia del asesino. Algún tipo de delirio producido por una experiencia traumática pasada que atormenta la mente. La guerra es terrible para cualquier mente señor Miles, y sus efectos pueden ser devastadores.

El día del juicio concluyó así con la declaración del psicólogo

Notas de juego

—Señor Landy, el doctor Weird nos ha dicho que el acto "fue un acto de locura momentánea o de un impulso irracional". Sin duda estos dibujos sobre la piel del pequeño —dijo deslizando la carpeta del informe de la autopsia—, no son fruto de locura momentánea, más bien parecen premeditados o bien orquestados, ¿no le parece?

Cargando editor
14/01/2020, 21:18
Director

13 de Febrero de 1923

El segundo día del juicio traería de nuevo protestas, carteles, gritos de la muchedumbre que no solo no cesaban sino que iban en aumento tanto en intensidad como en número de asistentes.

El fiscal mandó llamar primero al barrendero. Mantuvo la declaración de que fue el primero en verlo y que avisó al dueño de la frutería para que avisara a la policía. Describió la experiencia de descubrir al muchacho con detalle. El fiscal le instó a mostrar lo que sintió y describir sin pudor toda la escena.

Con el frutero se centró en preguntar acerca de como había contactado con la policía. Al llegar le pidieron que volviera a comisaría para que enviaran más hombres y seguidamente volvió a su trabajo. Patrick Short no perdió la oportunidad de alagar la buena actuación policial y la presteza en su despliegue tras el aviso.

- Su turno señor Miles - Dijo con cierta prepotencia mirando al abogado defensor...

Notas de juego

Además de las declaraciones del barrendero y el frutero; si lo consideráis oportuno o que pueda ser de utilidad podéis traer a algún vagabundo. El fiscal no lo ha traído.

Cargando editor
15/01/2020, 11:14
Howard P. Miles

Howard se dirigió al frutero:

—Por algún motivo que desconozco en el informe policial se olvidaron de consignar en su declaración algo que me parece importante. En una conversación que tuvimos cuando repasamos los hechos antes del juicio me dijo...— revisa sus notas —Y cito de la transcripción: 'vi a cuatro encapuchados saliendo del parque y uno de ellos tenía un tatuaje que se parecía a los cortes hechos al pequeño'.

El abogado se detuvo un momento esperando a que el juez impusiera orden mientras el público estallaba en un rumor de sorpresa.

—Cuatro personas que pasaron por la escena del crimen, que no notificaron nada a las autoridades, encapuchados y uno de ellos con un tatuaje sospechoso. ¿De verdad la policía consideró que esta información no era importante para consignarla? ¿Acaso estaban tan cegados en la necesidad de encontrar un culpable adecuado —remarcó esta palabra— como para obviar todo lo demás?

En ese momento la sala de juicios se convirtió en un verdadero gallinero mientras el juez pedía orden golpeando con su martillo.

Notas de juego

Ahí va la primera bomba de profundidad contra el informe.

Voy a ser el abogado más querido de la policía de este pueblo. El inspector que me endilgó el caso debe estar cagándose ya en todo.

Cargando editor
15/01/2020, 12:35
Michael Thomas

Aprovechando el alboroto, Howard volvió a hablar.

—Señoría, he notado presiones de los ciudadanos contra mi defendido y el propio jurado. Aunque supongo que la imparcialidad de los miembros del jurado está garantizada, me preocupa un poco su seguridad y la del señor Cobb también. Ruego que se pongan los medios necesarios para garantizarla.

Cargando editor
15/01/2020, 20:27
Director

Cuando el juez hubo controlado la algarabía de la sala se pudo apreciar como el jurado cuchicheaba entre ellos, hablaban y miraban al frutero y al fiscal, que no tardó en solicitar que no constara en el informe a última pregunta. El juez la aceptó y solicitó que las preguntas contra el testigo se limitaran a lo que pudiera responder y no ha suposiciones o acusaciones contra la policía. 

- No, no comenté nada de esto con la policía - Dijo el frutero mirando al juez con cierta culpabilidad. - No, no caí en que pudiera ser importante hasta que el señor Thomas vino a preguntarme a la frutería y me enseñó los dibujos. Lo... lo siento. - 

De nuevo un pequeño revuelo, rápidamente sofocado por el juez Conway.

Tras las declaraciones el propio juez tomó nota de la solicitud de Howard relativa a la presión ciudadana en la entrada del juzgado, indicando que se tomarían las medidas oportunas.

 

 

Cargando editor
15/01/2020, 20:34
Director

14 de Febrero de 1923

Tan solo quedaba un día más de juicio. Hoy sería el turno de los padres de Jerome. El fiscal también había llamado a un par de profesores del muchacho para que declararan.

Aquel día la entrada del juzgado apareció con un pequeño cordón policial, que protegía tanto a fiscalía como al abogado defensor y el jurado. Más allá del cordón todavía estaban las protestas, lo carteles, los gritos y las amenazas; pero la llegada fue por fin más o menos tranquila para todos.

En la sesión el fiscal sacó todo lo que tenía, preguntó a los padres de Jerome sobre el chico. Si era bueno en casa, si ayudaba a su madre con las tareas. Preguntó sobre sus amigos y si habían visto algo sospechoso. Los padres hicieron su papel. Jerome salió de aquella ronda de preguntas como un maravilloso hijo y amigo que no tenía problemas con sus amigos ni con nadie. 

Los profesores corroboraron que era un buen estudiante, su comportamiento era el esperado para un chico de su edad. Además recalcaron lo aplicado que era y de nuevo el buen muchacho que se había llevado el destino de una forma tan brutal.

El ambiente estaba cargado, lleno de emociones encontradas. Pena por el chico, odio por el asesino...

- Su turno señor Miles - 

Cargando editor
15/01/2020, 21:41
Meredith Hanson

Había llegado el último día del juicio y el ambiente estaba de lo más caldeado. Su marido había dejado caer una auténtica bomba la jornada anterior y serias dudas acerca de la culpabilidad de Cobb podían leerse en el rostro de varios de los congregados. Sin embargo, la rabia y los deseos de regresar cuanto antes a la falsa seguridad de sus vidas en aquella ciudad, hacían que el resto embistiera si acaso con aún más ímpetu contra el jurado, el acusado y su marido.

Por los ojos de Meredith pasaron imágenes de su reciente pasado en New York, de los hechos que los obligaron a abandonar la comodidad y tranquilidad de una vida burguesa, del desamparo que sintió en los últimos momentos. La historia parecía volver a repetirse.

Escuchando al fiscal pregunta e instrumentalizando a los pobres padres y profesores de Jerome, no pudo evitar sentir repulsa. No dudaba que el pequeño había sido un niño estupendo, educado, amable, alegre. Mas, ¿acaso era la calidad humana del chiquillo característica para valorar en mayor o menor medida la magnitud del crimen? ¿Acaso esas informaciones servían para demostrar la culpabilidad del mendigo? No. Se trataba únicamente de leña para el horno que alimentaba el odio y el desprecio del público, que aumentaba la presión sobre los hombros del jurado.

Meredith tuvo que esforzarse para no mostrar el desprecio que empezaba a sentir hacia el abogado acusador. Se había olvidado por momentos de los incomodos recuerdos del pasado. Deseaba que su marido plantara cara a aquel embaucador.

Notas de juego

Post de relleno. Pero me apetecía escribir un poco el devenir del juicio desde el punto de vista de Meredith.  :)

Y de paso aumentar la presión sobre Howard. :P

Cargando editor
15/01/2020, 21:45
Howard P. Miles

—Señoría: espero sinceramente que demos con el asesino o asesinos de Jerome. Ha sido la vida de un inocente truncada. Acompaño a los padres en el sentimiento y comprendo la furia que albergan en su corazón, la necesidad de respuestas y de justicia. Y espero que la encuentren... cuando sepamos quien fue el verdadero asesino. No hay preguntas Señoría.

Notas de juego

Salvo que mis compañeros crean que es buena idea hacer preguntas a los padres de Jerome en el juicio yo pasaría del tema. Cualquier cosa que hagamos reavivará la imagen de un niño asesinado y unos padres a los que se les priva de la justicia.

Cargando editor
16/01/2020, 21:43
Director

Aquel día los ánimos de Howard y de sus compañeros estaban más bajo de lo normal, sin duda la declaración de los padres y un de los profesores de Jerome había sido demasiado emotiva. En cualquier caso eso no iba impedir que el siguiente día el nuevo mejor abogado de Bloomfield fuera a por todas...

15 de Febrero de 1923

Aquella mañana de Febrero todo el mundo en la ciudad tenía el mismo tema en sus conversaciones. No importaba si era una cafetería, el transporte público o una pareja paseando por el parque. Hoy se decidiría si Warren Cobb era declarado culpable o inocente.

De nuevo la entrada del juzgado se mantenía custodiada por el cordón policial que reclamo el juez el día anterior. El orden del día eran los alegatos finales de cada uno de los abogados y finalmente unas últimas palabras que Warren Cobb pronunciaría antes de que el jurado decidiera su suerte...

El fiscal, tal como el primer día, fue quien comenzó:

- Damas y caballeros: nunca pensé que tendría que hacerme cargo de una acusación como esta en nuestra comunidad. En Bloomfield somos una comunidad bien avenida y respetuosa, en la que crímenes tan horrendos como estos no suceden. Y es precisamente una persona que ha elegido mantenerse apartada de esta, nuestra sociedad, vagabundeando por nuestras calles, la que ha sido acusada de este horrendo crimen. Acusada con razones de mucho peso, razones que indudablemente inclinarán la balanza de la justicia inexorablemente hacia el veredicto de culpabilidad. -

- No sabemos dónde cometió el abyecto crimen ni los retorcidos motivos que lo llevaron a cometer semejante atrocidad ¡Quién sabe lo que pasa por una mente homicida como la de Cobb! Lo cierto es que pudo llevar perfectamente el cuerpo de un niño de tan solo cinco años hasta allí y, después, abusar de las drogas para olvidar su espeluznante crimen. -

- Ninguno de los argumentos de la defensa es capaz de rebatir un hecho simple y fundamental: el arma homicida se encontraba a sus pies, a escasos cincuenta metros de donde apareció el cadáver del niño. Señoras y señores del jurado: este y solo este hecho es el que deben tener en cuenta a la hora de emitir su veredicto. Cuando lo hagan, pongan por favor su mano en el pecho y piensen de todo corazón en los padres de la desgraciada víctima. ¿Qué harían ustedes si semejante atrocidad se hubiera cometido en sus propios hijos? Al hacer esta reflexión, cualquier duda que tengan se despejará  completamente. -

Hizo una ligera reverencia y culminó su alegato con un gracias justo antes de dar media vuelta y volver a su asiento.

Cargando editor
17/01/2020, 15:34
Howard P. Miles

Howard se levantó y ajustó el puente de las gafas. Era consciente de que todas las miradas estaban puestas en él. Recorrió el rostro de los asistentes al juicio y luego el de los jurados.

Asintió un par de veces como si estuviera escuchando los pensamientos de toda aquella gente en su propia cabeza. Luego habló lentamente:

—Es comprensible que todo el mundo quiera justicia. Una Justicia con mayúscula. Una que nos haga entender lo incomprensible: ¿por qué un niño inocente, obediente y buen alumno, con toda la vida por delante ha tenido que sufrir una tortura terrible para luego morir? Yo también estoy inquieto. Tengo hijos. ¿Qué clase de sociedad seríamos si ese crimen quedase impune? ¡Peores que bestias! Porque el que asesinó a Jerome era peor que un animal. Un animal no hace sufrir de esa manera a su víctima sin sacar algo a cambio. Y esa es la pregunta: ¿qué obtuvo el asesino de la muerte de Jerome? No hubo robo, no se pidió rescate, no hubo amenazas ni rencores. Sólo nos queda pensar que sintiera un abyecto placer en contemplar el sufrimiento de un inocente. Pero no sólo eso: quien hiciera eso tenía en su cabeza una idea muy clara de como quería hacerle sufrir. Jerome no murió simplemente asesinado, ni siquiera torturado de forma torpe. Alguien se tomó todas las molestias del mundo para trazar una serie de tatuajes en su piel y sacarle toda la sangre. Sangre que, por cierto, en un análisis independiente se demostró que no era la que tenía el abrigo de Cobb. Alguien que luego lo llevó al lugar donde fue encontrado. Lo llevó con un cuidado extremo para no dejar rastro alguno en la nieve. Sin hacer ruido. Sin que lo vieran testigos.

Se giró hacia Cobb:

—Miren de a mi cliente. Miren su rostro. ¿Les parece alguien capaz de dormir tranquilamente después de haber ejecutado tales atrocidades? Pero tampoco les pido que lo exoneren atendiendo a su corazón. De nuevo estoy de acuerdo con el fiscal: el arma homicida se encontraba a cincuenta pies del señor Cobb, que dormía borracho. No lo voy a rebatir porque es un hecho muy importante.

La sala se removió inquieta. Howard no se volvió. Seguía mirando fijamente a cada miembro del jurado mientras lanzaba la batería de pruebas en su alegato:

—Piensen en esto: ¿cómo pudo cometer un crimen sin que nadie lo viese si no tiene ni un techo bajo el que guarecerse? ¿cómo pudo llevar él solo el cadaver por las calles de Bloomsfield, andando, sin que nadie se percatase? Y si fuera capaz de todo eso con una frialdad implacable, sin que le temblase el pulso ¿como se explica que cayese repentinamente fulminado por una borrachera dejando el arma que lo inculpaba a escasos metros?

Negó con la cabeza:

—El fiscal quiere que se centren en el arma del crimen, que estaba junto al acusado. El sabio señala la luna y el tonto mira al dedo. Ese arma, señoras y señores del jurado, es nuestro dedo. Miren de nuevo al señor Cobb. Estoy de acuerdo con el fiscal: es un vagabundo, apartado de nuestra sociedad, que no tiene donde vivir, un paria. ¿Y saben en que estoy también de acuerdo con el fiscal? En que el señor Cobb es el culpable perfecto. Uno al que nadie echará de menos si se le condena a muerte. Nadie le llorará, nadie clamará justicia. Todos nos sentiremos un poco más tranquilos cuando haya desaparecido y podamos echarle culpa de esta locura a alguien ajeno a nuestra sociedad perfecta, libre de monstruos. La víctima elegida por ese asesino frío e implacable para usarlo como una cortina de humo. Ni la sangre del cuchillo ni la del abrigo pertenecían a Jerome. ¡Fueron puestas ahí para inculparlo! Nosotros miramos el dedo, la luna se pone tras las montañas... pero la luna sale cada noche.

Negó con la cabeza:

—Piensen bien en su decisión porque no es la vida de Cobb la que está en juego. Es la de otro niño inocente que podría acabar igual que Jerome. Podría ser uno de mis hijos o cualquiera de los suyos. Porque el monstruo que hizo eso a Jerome no está en el banquillo del acusado. Es una verdad incómoda pero les aseguro que es lo más cierto que han escuchado en todo este juicio: quien quiera que lo haya hecho está esperando ansioso que ustedes condenen a Cobb para sentirse impune. Y cuando se sienta impune lo volverá a hacer. Y puede que entonces lo atrapemos, ojalá Dios así lo quiera, pero nos habrá costado otra vida inocente. ¿Podrán cargar con eso sobre sus conciencias? En realidad les voy a hacer la misma pregunta que el fiscal, pero la mía es mucho más grave: ¿qué harán ustedes si esa misma atrocidad se repite sobre sus hijos porque han acusado al hombre incorrecto? Espero que tomen la decisión correcta, señoras y señores de jurado. Pero no lo espero por el bien de mi cliente. Lo espero porque si lo hacen la policía tendrá que seguir buscando al verdadero o verdaderos culpables y quizás eso salve más vidas inocentes. Allá donde se oculte el verdadero monstruo debe saber que no saldrá impune de su atrocidad.

Mantuvo unos segundos la mirada en el jurado:

—Gracias por su atención. Señoría, señoras y señores del jurado.

Hizo una breve inclinación antes de retirarse. Ahora la decisión final estaba en manos de otros.