Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 2: Las Quebradas

Cargando editor
05/11/2016, 12:53
Rossuon Pairaniar

Rossuon se aferró a esos cientos de viajeros que atravesaron el camino en el pasado y pudieron contar su historia. ¿Acaso estaban más preparados que ellos? ¿habían formado grupos más numerosos? Le pareció inútil empezar cualquier discusión, pues la última palabra la tendría Dimrod y las opciones que se le ocurrían ya estaban sobre la mesa. Miró hacia él en busca de su decisión sin poder disimular su inquietud. Se preguntó si habría cruzado aquel camino en el pasado, pues una respuesta afirmativa ayudaría a calmar su espíritu. No tardaría en pronunciar su duda...

Cargando editor
05/11/2016, 23:30
Thund

En ese caso habrá que estar preparados —concluyó—. Cuántas cosas que creíamos leyendas están empezando a aparecerse ante nosotros como verdades que nadie puede cuestionar... —dijo, en un ejercicio de elocuencia inusitado para el resto de sus a compañantes, que no le habían visto articular tantas palabras juntas.

Se recolocó en el sitio, haciendo que las piezas de su atuendo tintinearan.

El bosque no es un terreno fácil para un guerrero, maese Saeta de Hierro. Probablemente perdamos mucho tiempo por ahí, y más si hay bandidaje o cosas peores bajo las copas de los árboles. Estoy con él —señaló a Aceroamargo con el pulgar derecho—. Si los bandidos nos atacan solo conseguirán hacerse daño. No se atreverán.

Cargando editor
08/11/2016, 00:14
Aeth Umbradacil

Aeth suspiró profundamente, pero no respondió inmediatamente. Estaba seguro que la opinión de la mediana tendría gran influencia sobre Dimrod, y si no sobre él sí que la tendría sobre la Dama, a quien tampoco veía de buena gana atravesando los caminos del bosque plagados de raíces y alimañas de la tierra, ni tan siquiera aún montada a caballo.

Le daban escalofríos de pensar en los posibles fantasmas, pero no pensaba quedar como un cobarde, y menos aún perder la oportunidad de llenar su bolsa con la plata de Dimrod solo por unas historias que tal vez no fueran ciertas. - Le he preguntado a él; es quien decide. - respondió al fin haciendo un gesto de la mano hacia Dimrod. - ¿Bosque o camino? ¿Por donde iremos? -

Cargando editor
08/11/2016, 15:59
Gramj Haïa

Gramh aún seguía mirando y remirando su maza, buscando como se había podido escapar de entre sus dedos. Empezó a pensar en poner una alcayata en el mango y poner una gaza fuerte, de cuero. cuando la empuñase, podría meter la mano, y sería mucho más difícil que se le escapase.

La palabra la sacó de sus pensamientos. Había estado todo el camino como despistado. Distante. Algo que no era raro en un enano, pero en su caso, había llegado al extremo. Pero, Nâz, esa pequeña sílaba, le trajo a la realidad como una patada saca una piedra del camino. Enseguida empezó a recordar. Los soldados eran gente supresticiosa,, y los rumores entre ellos, las viejas historias corrían como reales, y por si fuera poco, se hacían ley y norma. - Los de mi compañía siempre evitaban estos lugares. Decían que lo que no hay es que entrar en los túmulos y en las tumbas. Allí moran los fantasmas, y esos son sus reinos. Los muertos, muertos están y no hay que perturbar su descanso. Su cabreo casi se había evaporado. Una impresón, casi como de asco, asomó en sus facciones. Incluso, llegó durante su exposición a retirar su capucha, que enseguida cubrió otra vez su yelmo, cuando sus palabras se disiparon en el aire.

Jamás un enano reconocería que estaba asustado, y realmente no lo estaba, pero ... tenía una fuerte impresión, que entre asco, respeto, y repulsión, inundaban sus sentimientos, y parecía que erizaba sus bigotes.

Enseguida reaccionó. - Los caminos son caminos porque son transitados, si no enseguida la naturaleza los invadiría. Y habló como un consejo: - Podemos luchar contra los vivos, pero contra los muertos ... No terminó su frase. Realmente no tenía respuesta o forma de terminar lo que decía.

Cargando editor
08/11/2016, 17:39
Hunkel Saeta de Hierro

-Por su puesto que no podemos luchar contra los muertos, o al menos a eso no se le podría llamar luchar- explotó Hunkel cansado de tantas supersticiones y miedos. -Un muerto está muerto, no es mas que tierra y hueso- concluyó, aunque bien sabía que esos pensamientos persistirían en las mentes de todos. -Tomemos el camino ya y olvidémonos de todo esto- expresó ya algo cansando, aunque consciente de que realmente aun no se toma la decisión y que al final de cuentas el era el explorador por lo que acabaría sacando la peor parte de todo aquello.

Cargando editor
10/11/2016, 10:44
Gramj Haïa

Gramj no reconocería miedo, y siempre se había prestado a luchar con abnegación, pero esto era diferente.

No tengo miedo a aporrear a un ... quedó con dudas durante un instante ... lo que sea. Aclaró. Pero otra cosa es pegarle a un fantasma, que no le puedes pegar. Miró su arma, que a parte de ser impresionante, le había dado un disgusto un rato antes. Ya no estaba tan enfadado, pero tenía dudas si esa "agresiva compañera" que portaba, fuera capaz de defenderle de un fantasma.

Cargando editor
11/11/2016, 10:13
Dimrod

Dimrod escuchó la discusión que se había formado tras las palabras de precaución del mediano de la milicia fronteriza. Debían andarse prevenidos, ya que la tranquilidad que habían podido disfrutar en La Comarca estaba a punto de terminarse y los peligros acecharían tras cada recodo del camino a partir del puente que dejaban atrás. A Dimrod le preocupaban más los posibles bandidos de la zona que los rumores sobre espectros, a pesar de que Matha parecía tan aterrorizada como si se hubiese visto alguna vez con uno de esos fantasmas que vagaban entre los túmulos de los hombres. Una pequeña discusión se formó en torno al camino que debían seguir a partir de aquel punto: bordear el camino por el Bosque Viejo que tanto o más terror inspiraba en la mediana o continuar por el Gran Camino del Este hacía el país de Bree. Dimrod terminó resolviendo con su decisión.

-El Bosque Viejo nos obligaría a dar una vuelta demasiado amplía hacía el sur. Y no conocemos bien los caminos que lo recorren, podríamos perdernos y retrasar demasiado el viaje. -Alegó contra aquella opción con un argumento más lógico que el de las supersticiones que algunos sentían por ese bosque. -Seguiremos el camino y nos mantendremos en él. Como bien dice Gramj, los caminos transitados son seguros. Así que mientras no nos desviemos de él no tendremos porque preocuparnos de esos túmulos. -Dijo hacía Matha, tratando de así tranquilizarla. - Lo que sí me preocupa son los bandidos. Mantendremos las guardias como habíamos previsto, pues ya sabíamos que el camino no iba a ser como en La Comarca, pero mantened la alerta y estad bien despiertos cuando sea vuestro turno.

Cargando editor
11/11/2016, 10:24
Director

Turno 2

A la caída de la noche, el grupo había logrado tomar distancia con el Puente del Brandivino recorriendo el Gran Camino del Este como había dicho Dimrod. Aquella zona presentaba desniveles más pronunciados que los de La Comarca en la orografía del terreno con colinas que se cortaban de pronto en súbitos terraplenes. Sin embargo el camino continuaba recto por una tierra llana, como si los constructores de antaño hubieran preparado aquel lugar para la construcción de la vía. A su derecha quedaba el siniestro Bosque Viejo y de él comenzó a manar una neblina conforme el manto de la noche cubría las tierras de aquella parte del mundo.

La niebla se fue volviendo más espesa y fría con la noche, y se fue alargando por el paisaje como una cadavérica mano nebulosa que todo lo cubría. La visión se dificultaba cada vez más y Dimrod insistía en permanecer unidos y no perder de vista el camino. El paso se volvió lento e inseguro, y en más de una ocasión tuvieron que retroceder algunos metros para recuperar la senda. Al menos por el momento no había señales de ningún bandido, ni de espectros que merodearan por la zona. Lo cual tranquilizó el corazón de más de uno.

Notas de juego

Haced una tirada de rastrear para no perder la senda del camino.

Cargando editor
12/11/2016, 02:57
Mithdúlin

El paso del grupo se fue volviendo cada vez más lento y torpe a medida que la espesa bruma iba cubriendo el camino. Fría, húmeda e inexorable, como una mortaja vaporosa, parecía surgir del bosque para confundir sus sentidos. A su derecha, parecían estar observados por vagas sombras de robles, árboles ancianos que crecían retorcidos y con la corteza grisácea. Mithdúlin se había fijado en ellos mientras cruzaban el puente, y ahora sus siluetas acechaban en la niebla como aterradores espectros. Sin duda era una imagen que helaría el corazón de cualquier hombre. 

Confiaba en que, gracias a su excelente vista en la noche, sería capaz de mantener el rumbo, pese a no tener demasiadas nociones como rastreador. Los jirones blanquecinos de la niebla dificultaban cada vez más el poder ver con claridad el camino que trazaba el sendero, lo que lo obligaba a ir muy atento a dónde pisaba. Esto lo ayudó a mantenerse centrado; la la atmósfera era ciertamente sobrecogedora, sí, pero debían permanecer en el rumbo correcto y sin separarse.

El elfo apartó un segundo la vista del camino y buscó a sus compañeros, para ver si todos estaban bien. Miró con respeto primero a Thund y después a Aceroamargo; el arrojo y bizarría que habían mostrado ambos guerreros le llenaba de una nueva determinación. Pese a lo onomatopéyico que pudiese resultar su nombre, aquel enano parecía mucho más sereno y sensato que el resto de sus congéneres allí presentes. Gramj también parecía un hombre interesante, aunque había sido uno de los que había acometido contra el jabalí. Recordó las palabras de Rossuon; tal vez solo fuese el fragor de la batalla, pensó.

Aprovechó que cabalgaba cerca de Dimrod para comentarle, por lo bajo, algunas de sus ideas.
Maese Dimrod, tal vez aquellos más capaces para rastrear o ver en la oscuridad, como yo mismo, podríamos situarnos a la cabeza y en la retaguardia. Así podríamos evitar perdernos.— dijo.

También se le ocurrió la divertida idea de ir cantando junto a Robleviejo algún cántico que ahuyentase a los bandidos supersticiosos. Pero la descartó enseguida, recordando que tras aquellos árboles y aquella húmeda densidad podían ocultarse enemigos más peligrosos que un puñado de salteadores.

- Tiradas (1)
Cargando editor
12/11/2016, 21:26
Dimrod

Dimrod asintió a las palabras del elfo mostrándose conforme con su idea, pues era coherente que quienes mejor agudeza visual tenían y los mejores rastreadores debían seguir el camino para evitar perderse. Se giró para buscar entre la niebla a Aeth, el explorador del grupo, y le hizo un gesto para que se adelantase junto al elfo. A fin de cuentas, le había contratado en base para ello.

-Aceroamargo, cubre el flanco izquierdo. -Dijo señalando el carro que portaba los cofres en donde Melyanna y Matha iban subidas. -Los demás, cubrid la retaguardia. Seamos precavidos.

Notas de juego

Se me olvidó comentar que las tiradas de rastrear y percepción se hacen ocultas.

Cargando editor
12/11/2016, 22:13
"Aceroamargo"

Dejaron atrás el puente del Brandivino y pusieron pie fuera de la agradable Comarca; y como por ensalmo, el terreno y la circunstancias parecieron cambiar. ¿Qué no pesaría algún encanto de protección sobre aquella bienhadada tierra de los medianos?

Sieguieron el Gran Camino del Este, librando así a Matha de sus miedos, y de las supersticiones a más de uno. O no tan supersticiones, pensó Aceroamargo, los ardides y poderes del Enemigo eran oscuros y terribles; y su dedo facilmente podía tocar cualquiera de las regiones al sur de Angmar. Bien lo sabían y lo sufrían los hijos de Númenor que habitaban el reino de Arnor. Como en respuesta a sus pensamientos, una fría y espesa niebla se levantó desde el Bosque Viejo, como si el bosque no quisiese dejarlos pasar pese a haberlo bordeado y alargase una fantasmagórica zarpa sobre ellos.

La oscuridad y la niebla dificultaban cada vez más la visión e impedían seguir el camino con facilidad. El joven pensó en sugerir que levantasen el campamento y esperasen a las luces del alba para continuar; quizá hasta la niebla se disipase con el calor del sol de la mañana. Pero Dimrod parecía decidido a cubrir el máximo trecho posible, aún avanzando en la oscuridad. Además, Mithdúlin, el elfo, sugirió abrir la marcha él mismo, junto con los enanos. Su agudeza visual resultaría de ayuda al grupo.

-Ceri-ú glenn to faer, mellon- Susurró con voz queda al elfo. Algo en el ambiente le impelía a hablar a un tono normal

Un silencio pesado envolvía al grupo. ¿Y si los bandidos conociesen bien aquella extraña niebla y la usasen a su favor?

-Aceroamargo, cubre el flanco izquierdo. 

 Ordenó Dimrod. El joven asintió en silencio, calándose el yelmo, embrazando el escudo y comprobando que la espada estuviese pronta a salir de la vaina en caso de ser necesario. Acudió presto a cubrir el flanco izquierdo, y defender a la dama y a la mediana; y por su puesto, los cofres que contenían la misteriosa carga de Lady Melyanna y Dimrod.

- Tiradas (1)
Cargando editor
12/11/2016, 22:30
"Aceroamargo"

Traducción:

- No os alejéis demasiado, amigo

Notas de juego

Recuerdo que quedamos así para lo de los idiomas. Utilizaría el Sindarin. Lo que no se, es quien aparte de Mithdulin y Rossuon lo conocen. 

Cargando editor
13/11/2016, 10:08
Gramj Haïa

El soldado enano no era precisamente un ser muy perceptivo, pero si notaba que algunos de los compañeros estaban tensos, pero no le prestó mayor importancia. Lo achacó a que la niebla taería humedad, y esas humedad frío a los huesos. Nada más.

Como buen soldado, obedeció la orden. Unos delante y el resto demás. Como tal, él mismo, era del resto, así que a cubrir las espaldas. Era algo que le había tocado hacer muchas veces, así que se recolocó el casco, para escuchar lo mejor posible, y cerró la comitiva. Silenciosamente ocupó su puesto y agarró firmemente su arma.

La miró quedamente y pensó. - Chica, esta vez no te escapes.

Cargando editor
13/11/2016, 13:38
Aular Robleviejo

La niebla que emanaba del bosque viejo se había tragado el paisaje , el camino y hasta al grupo .Caminar en estas condiciones era suicida porque no se vería una emboscada aunque estuviese a dos metros pero cuando la vista falla e hora de confiar en los demás sentidos .El oído y el olfato son muy importantes para desenvolverse en al oscuridad del bosque donde apenas llega la luz del sol y aquí era una situación parecida .Echó la cabeza hacia atrás intentando distinguir los olores que les rodeaban , si había algún orco cerca era un olor que no se le escapaba y si los bandidos eran lo bastante estúpidos para colocarse a favor del viento también seria fácil .Los olores que entraban por sus fosas nasales eran la humedad del bosque , el olor de la hierba y el polvo del camino , nada fuera de lo normal .

- Tiradas (2)
Cargando editor
13/11/2016, 14:53
Thund

La niebla le proporcionó un escalofrío que se encargó, con esfuerzo, de reprimir para no dar mala imagen ante sus acompañantes. Era muy pragmático y eficaz con las cosas conocidas, pero cada día que pasaba se hacía más consciente de que había muchas cosas desconocidas que podían superar cualquier preparación física o técnica que se hubiera encargado de pulir a lo largo de su vida. Tomó una densa bocanada de aire para apartar las ideas de una muerte patética y deshonrosa de su mente, y asintió ante la orden de Dimrod.

Deceleró un poco el paso para quedar en la retaguardia y aguzó sus sentidos para estar prevenido ante cualquier amenaza súbita. Eso le obligó a oír las palabras de Aceroamargo para con el elfo. De no estar concentrado, le habría molestado en lo más profundo oír esas palabras élficas. El idioma de aquellos seres le parecía artificial y pretencioso: incluso sabiendo que no decían nada inútil en estos momentos, el sindarin le sonaba a soberbia absoluta, a un amor insano por los placeres del sedentarismo, a desprecio por el trabajo duro. Pero en mitad de aquella niebla, con la amenaza de bandidos y seres extraños, prefirió guardar sus apreciaciones lingüísticas para otro momento.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Edito para corregir que sí entiendo el Sindarin.

Cargando editor
13/11/2016, 15:21
Rossuon Pairaniar

Rossuon se arrebujó en su capa con inquietud, intentando paliar el gélido abrazo de la noche. La espesa niebla que se cernió sobre el grupo sumada a las historias sobre espectros disparaban su imaginación y le forzaron a prestar especial atención al camino para no perderse. Esperaba conseguirlo. Pensó un instante en el drástico cambio que había supuesto abandonar las tierras de los medianos, en como el relieve se había vuelto más afilado y el ambiente más hostil. Aunque sus actuales preocupaciones evitaron que profundizara en el misterio. 

¿Tenemos cuerda? - preguntó en alto. No le importaba demostrar su escasa experiencia en los caminos si conseguía lograr una situación que le pareciera más segura. Para ello, mientras esperaba respuesta y desde la retaguardia donde le habían indicado, permaneció cerca del carro, manteniendo un brazo extendido y en contacto para reducir al mínimo la posibilidad de perderse. 

Se planteó cuánto más sería capaz de ver Mithdúlin. O los enanos. Y que no le vendría nada mal una aguda visión en aquel instante... Al menos quería confiar en que cualquiera de ellos pudiera detectarle si se desviaba, y en que le alertasen si sucediese. 

- Tiradas (1)
Cargando editor
13/11/2016, 16:13
Mithdúlin

Mithdúlin miró al númenórean, intentando transmitir seguridad y sosiego pese a la situación. Agradeció volver a escuchar el idioma de su gente, lo embargó la cálida sensación de nostalgia que lo hizo sonreír involuntariamente.
Ceri- ú- nifred, i dú na- dúr abe henen thel ir i laden— le respondió, en apenas un susurro y mientras le ponía la mano en el hombro.

Se fue moviendo lentamente hasta colocarse a la cabeza del grupo, y continuó sin acelerar el paso, extremando la precaución y siempre atento al camino. Le había parecido que alguno de los enanos lo miraban de forma hosca por hablar en aquella lengua, pero no se había fijado demasiado y descartó la idea. Imaginaciones mías, pensó.

Escuchó a Rossuon pidiendo una cuerda. Era una buena idea para asegurar que todo el grupo permanecía unido, pero esperaba que no tuviesen que llegar a ese punto; al fin y al cabo, solo era niebla, ¿no?

Cargando editor
13/11/2016, 16:13
Mithdúlin

Traducción: 
No temáis, la noche es oscura pero mis ojos estarán abiertos.

Cargando editor
13/11/2016, 21:37
Aeth Umbradacil

Cuando Dimrod finalmente tomó su decisión Aeth suspiró intranquilo, pero acató su órden sin reproches. Mejor ser pagado y tener un puñado de brazos extra de su lado que arriesgarse a que le largasen y tener que atravesar más tarde o más temprano los caminos plagados de bandidos por su cuenta.

Tras casi una jornada de marcha tuvo que admitir que la decisión de Dimrod parecía haber sido la correcta. Si el bosque emanaba aquella neblina que a duras penas les permitía ver el camino, la zona más frondosa debía de ser decenas de veces peor; a esas alturas probablemente ya se habrían perdido. Sin embargo, el panorama no era precisamente tranquilizador; si no vigilaban el camino con cien ojos también podrían perderse, y lo tétrico de la niebla nocturna le ponía los pelos de punta. Las historias de espectros cobraban sentido en un lugar como ese.

En seguida Dimrod le llamó y Aeth acudió a la vanguardia del grupo. Si de él hubiera dependido la decisión, en otra ocasión se hubiera detenido al abrigo del linde del bosque, pero en aquella ocasión le puso autentico empeño a su tarea; desde luego no quería acabar perdido en un lugar tan tenebroso, menos aún arriesgarse en tropezar con un túmulo como había mencionado la mediana, pero con bandidos acechando, necesitaban un lugar que pudiera servir como refugio improvisado para acampar; se quitó la capucha a pesar del frío para que no entorpeciera su visión lo más mínimo, e incluso en varias ocasiones hizo un gesto para reducir la marcha e inclinarse a cuatro patas sobre el suelo para asegurar que continuaban siguiendo el camino correcto. Estaba tan concentrado que incluso no se dio cuenta de los cuchicheos tras él, aunque aquello suponía una mejoría, ya que de otro modo tal vez se habría encarado con quienes hablaban de muy malos modos.

- Tiradas (2)
Cargando editor
14/11/2016, 00:33
Director

Turno 3

Caminaron largo trecho al amparo de la noche, con aquella bruma siniestra rodeando todo el paisaje. La niebla les hizo ralentizar su marcha e incluso les obligó a retroceder un par de veces después de que Mithdúlin y Aeth, quienes abrían la marcha, pudieran percatarse de que se desviaban por otras sendas que brotaban del Gran Camino del Este. Dimrod había sido inteligente al colocar al explorador y al elfo en vanguardia y a los enanos en retaguardia para vigilar sus espaldas, pues estos también poseían una excelente visión nocturna. Aunque aquella niebla mermaba cualquier sentido por igual, los ojos de todos ellos no podían ver a más de un par de metros de distancia, dándose el caso de que Mithdúlin y Aeth llegaron a desaparecer de la vista de los más rezagados del grupo.

Elfo y explorador llegaron a la misma conclusión casi al mismo tiempo. Aquel camino que con tanto esmero se empeñaban en seguir no era el Gran Camino del Este. Aquél, lo habían dejado atrás hacía muchos minutos sin que nadie se diera cuenta y desde entonces habían seguido una desconocida senda que no sabían a dónde podían dirigirles. No sabían cuanto tiempo llevaban recorriendo ese camino, ni cuando habían cometido su equivocación, por lo que volver atrás suponía un riesgo aún mayor. Dimrod ordenó continuar por aquel camino hasta que encontraran un sitio adecuado donde guarecerse para pasar la noche y buscar como regresar al camino cuando el sol alejara la niebla y permitiera algo más de visibilidad. Apremió a Aeth y Mithdúlin para que estuvieran atentos y valoraran el mejor lugar donde poder acampar.

Una silueta negra se alzaba recortada contra la niebla algo más delante. Aeth fue quien dio el aviso, le parecía la silueta de una torre y no se equivocaba. Se trataba de una pequeña torre en ruinas cuyo techo se había desprendido cientos de años atrás, pero que todavía conservaba en buen estado la parte inferior.