Partida Rol por web

Tass recibió el duro e inesperado golpe, que le hizo sangrar. Aquella estatua era fuerte, como todo lo que se estaban encontrando desde que habían salido de la ciudad; si lo hubiera sabido, seguramente habría rechazado amablemente aquella misión, puede que buscando alguna excusa que le hubiera mantenido como enviado diplomático. Lo suyo eran los combates contra otra gente, no contra animales salvajes, bestias gigantes y monstruos de distinta índole. Era tarde para arrepentirse, por supuesto, pero decidió que, tras aquello, posiblemente se jubilaría, aunque para ello tenía que sobrevivir antes.

Sacó su estoque con un movimiento grácil y, no había terminado de posicionarse, cuando atacó, tal vez demasiado pronto.

Hubiera deseado que los textos de las paredes fueran ciertos y que la violencia no estuviera permitida en el lugar. Mas se rindió a la evidencia al ver el tajo brutal que dieron a Tass.

- Adiós a las buenas intenciones.

No había más remedio que tomar el hacha, agarró el mango tirando de ella hacia arriba para liberarla, acto seguido la balanceó de atrás hacia delante buscando dar un golpe directo contra la piedra que pondría a prueba la resistencia del demonio ante el gran arma que esgrimía el cazador.

El movimiento se había convertido en una batalla, los demonios respondieron de nuevo a los ataques con las grandes espadas que de pronto hendieron el aire envueltas en fuego.

Pese a que habían sido heridos -las armas mellaron la piedra- ninguno había emitido aún un solo sonido y su semblante permanecía tranquilo.

Rigar pudo esquivar uno de los golpes pero Claudius recibió el metal del que había atacado a Tass.

"Aun llevo las falcatas, si os interesan" musito "Por mi parte, Erastil me otorgó todo cuanto necesito"

Tomando aliento, no dudo en arremeter contra el mismo enemigo de antes. Con esfuerzos redoblados, y notando como el fervor me hace atravesar incluso la acorazada piel del guardián demoniaco

"Mis garras, al servicio de la patria"

Y rápidamente me impongo las manos a mi mismo, para regenerar mis heridas

Aquellas criaturas eran resistentes, tanto como su propio aspecto daba a entender. Cada golpe resonaba como el metal golpeando la roca desnuda, un eco resquebrajado, vibrante, y hacía que el brazo sufriera una sacudida. Sin embargo, Tass era diestro y su acero aguantaba sin mellarse, ventajas de la magia imbuida en su fabricación; atacó de nuevo, con un movimiento algo torpe pero favorecido por la ventaja que daba luchar dos contra uno, y de nuevo un palmo de su estoque penetró en esa piel acorazada.

El joven observó el lance contra sus amigos, la manera en la que ambos iban siendo heridos. Las estatuas eran poderosas, podían hacerles mucho daño y no eran más que un ejemplo pues había multitud de ellas lo que le hacía pensar que tenían que encontrar una alternativa al camino directo. 

- Antes de empezar a luchar me ha parecido que buscaban algo entre los cuerpos con la mirada.

Dijo apresuradamente, mientras alzaba el hacha y descargaba un fiero golpe capaz de partir en dos a cualquier persona pero con el que no esperaba hacer lo mismo a ese recio enemigo. 

- ¡La diosa nos espera!

Había causado una hendidura en la piedra, tiró hacia arriba para liberar el hacha.

La acometida de Rigar clavó el hacha en la misma roca, le costó sacarla y restablecerse de la vibración pero consiguió liberarla para ver como la espada de su rival envuelta en fuego atravesaba también su carne. De modo milagroso casi no sintió dolor cuando la hoja salió.

El otro ser fue devastado por garras y estilete, pero como su compañero consiguió elaborar un golpe que habría partido en dos a cualquiera y que Claudius esquivó en el último momento.

Ambos seguían con el semblante tranquilo a pesar del deteriodo.

Mientras continuo mi andanada, las garras empiezan a dolerme ¡Es como si estuviera golpeando roca maciza! Pero estoy luchando por mi patria.
Y no voy a rendirme ¡Por nada en absoluto!

Aunque realmente debería de haberme comprado aquella pocion de Colmillo Mágico...

Así que con una mirada cómplice, continuo mi andanada contra estas criaturas, buscando dar dos garrazos.

Tass siguió con la acometida, notando como su estoque, por poca cosa que pudiera ser frente a aquél mal bicho, iba destrozando la piedra poco a poco. Una vez más atacó y, una vez más, liberó la hoja tras sacar nuevas esquirlas. Lento, pero sobre seguro. Y siempre manteniendo un perfil bajo que evitaba que se centraran en él hasta que ya era demasiado tarde.

El maldito demonio logró hendir su carne, lo había estado esperando de un enemigo tan poderoso como ese. Estaba ante un duro oponente y no solo porque fuera de piedra, sino porque su arma estaba al nivel que el hacha de carnicero. Por fortuna, Desna estaba con él, o quizás Calistria le estaba esperando. Alguna deidad le apoyaba pues el filo de su arma golpeó contra el hombro de la estatua amenazando con dejarla sin un brazo.

Con una acción coordinada los ataques parecían tener éxito, la primera de las figuras caía con el rostro tranquilo ante Tass y el Páter Claudius. Otro poderoso hachazo de Rigar conseguía partir en dos al segundo demonio que se desmoronaba frente a él.

La violencia de las acciones siguió a una gran pausa ante el miedo de que otras se levantaran demostrando estar vivas. Durante minutos estuvieron conteniendo la respiración pero nada parecía moverse. Las estatuas parecían rígidas y los cadáveres de sus compatriotas seguían en el suelo. Pronto corroboraron que podían moverse sin problemas.

Aprovechando para seguir registrando los cuerpos encontraron varios objetos que la magia había desvelado como valiosos, al igual que algunas joyas.

Al menos veinte o treinta pedestales contenían esculturas y ahora caminar cerca ya no les parecía tan seguro. Evitando acercarse, cerca de los cuerpos de los soldados parecía haber dos más, ocultos en primera instancia detrás de uno de los pilares. Un clérigo humano y un pequeño gnomo que debía ser algún tipo de ingeniero yacían tendidos con la espalda apoyada el uno sobre el otro, ya sin vida.

El hombre portaba un manuscrito que parecía agarrar con fuerza y el símbolo de su diosa al cuello, Calistria.

No sabían el motivo de su muerte porque ninguno presentaba heridas a la vista, pero si había un charco de sangre seca bajo ellos.

"Lo primero es lo primero" digo sacándome la varita y, con silencio y rápidas plegarias, me dedico a restañar nuestras heridas. Han sido oponentes fieros, y bien podrían haber sido tanto ellos como nosotros.

No se si tenemos mucho mas tiempo, así que intento hacerlo lo más apresurado

"Ha sido un buen trabajo, pero tu, Rigar... ha sido formidable"

Tass suspiró aliviado cuando aquellas estatuas cayeron al suelo, hechas pedazos, desmoronadas en montones de piedra ya inerte. Pegó una patada a una de las rocas sueltas para asegurarse y solo entonces se relajó del todo.

—Buen trabajo, si. —Eran buenos combatientes, siempre lo habían sido, cada uno a su estilo, aunque Rigar les superaba a ambos en cuanto a fuerza bruta se refería; con ese hacha fácilmente podía partir un árbol en dos de un solo golpe. A su lado se sentía un poco más seguro, y aunque tras el combate el resto de pedestales tenían un aire más peligroso, al lado del cazador lo era un poco menos.

Recibió de Páter la curación con un asentimiento de agradecimiento. El largo corte que le había hecho la criatura desapareció casi por completo, dejando una final línea roja que, aunque tirante, ya no dolía. Dejaría cicatriz, eso sí, otra más para la colección de las tantas que ya cubrían su cuerpo.

A cambio, luego puso sus conocimientos al servicio del sacerdote, ayudándole con la identificación de los objetos que encontraron tras revisar el resto de cadáveres. No podía ver las auras mágicas, pero si dar su punto de vista y ofrecer ideas ante las descripciones que iba dando el otro, aunque estas fueron bastante escuetas y vagas, lo suficiente como para que resultara complicado decir nada con seguridad.

Mientras iban registrando los cadáveres hacían breves silencios para contemplar las estatuas, todo seguía normal. Aunque no podían saber el tipo de magia que desencadenarían fueron recopilando el botín. Desde que habían entrado más de 30 cuerpos estaban esparcidos por el suelo. Era previsible que no fueran ni la mitad.

A Tass le llamaron la atención los dos que no habían visto al principio, tomó para sí el pequeño tomo que el clérigo mantenía en sus manos sintiendo la desagradable sensación que era arrancarle algo a los rígidos dedos de un muerto. Pudo contemplar las espaldas destrozadas de ambos.

Rigar y el Páter seguían buscando mientras el cambiaformas leía a saltos las líneas para hacerse una idea de qué era. Junto a trazos en thasiloniano y algunas referencias en varios idiomas que habían visto arriba había copias en color rojo de muchas de las inscripciones que habían encontrado, traducciones y un pequeño diario.

Movido por la curiosidad, la rápida lectura hablaba de cómo habían llegado y montado el campamento, los primeros descubrimientos, la preocupación de la milicia por la seguridad al estar cerca de terreno enemigo. Poco a poco todo cambiaba, pequeños ritos... los sacrificios no han valido para nada, si acaso para atraer más oscuridad..., la estatua que dejaba entrar al paso subterráneo, las trampas... los guardianes no suponen ningún peligro, el símbolo de la diosa nos guarda, somos uno con ella y ellos uno con nosotros, nuestros talismanes nos protegen... debía releer todo lo anterior con calma para poder entrar en detalles, pero ahora mismo no sabía cuánto tiempo tenían. Siguió avanzando.

El corazón debe estar en el guardián de huesos, las piezas no encajan y llevamos días intentando resolver el rompecabezas, la puerta no se abre... poco después hay indicaciones de que lo han conseguido pero nada a partir de ahí.

Miró a sus compañeros mientras éstos seguían revisando aquella parte del terreno. Más allá vio moverse lentamente la cabeza de uno de los ángeles que participaba en una orgía con diversos seres similares.

Rigar se secó el sudor de la frente, notó la humedad que provenía de su propia sangre. Al poco de caer las estatuas Claudius cerró la herida dejándolo en perfecto estado.

- Gracias por la curación. Ha sido buen combate pero con tantas estatuas mejor encontremos la forma de evitarlas.

Luego todas esas notas que le hacía pensar que había un acertijo en alguna parte.

- A qué se refiere con esos talismanes.

Fue lo que atrajo el interés del cazador, pasando a mirar los cuerpos fijándose en los colgantes que pudieran portar con ellos.

- Los vamos a necesitar para llegar a esa puerta sin más enfrentamientos. Solo tenemos uno, ¿verdad?

Y miró algunos cuerpos más.

Como un puzle gigante, los retazos de información, pequeñas piezas dispersas, iban encajando en su cabeza. Aún no sabía ni de lejos ni la mitad de lo que allí había sucedido, pero si tenía claro que había un acertijo que había sido resuelto, y que para llegar hasta su destino iban a tener que seguir enfrentando guardianes; aunque los talismanes de Calistria les protegieran, estaba claro que no era la única amenaza que había allí. Algo había acabado con todos, algo mucho peor que las estatuas. Aún así, no era mala idea obtener toda la protección posible.

—Había otro, la clérigo muerta en el pasillo de las trampas. Podría ir a por él, no me pasará nada. Mientras —señaló la estatua—. Creo que vamos a tener más problemas.

No podían desestimar que los medallones de Calistria protegieran contra las estatuas, sin ellos les iba a ser imposible sobrevivir ante todas ellas.

- Creo que hay que hacer el intento. Recuperar ese símbolo y buscar un tercero. Puede haber alguno entre los cuerpos, incluso haberlo en la grieta. Lo que está claro es que no podemos sobrevivir si todos estos guardianes deciden despertar.

Le pareció muy buena opción que Tass pudiera caminar por las paredes evitando las losas, de esa manera sería tarea sencilla.

Miró hacia donde indicaba el gnomo, pero por ahora no se veía nada. 

Mientras hablaban, la estatua giró totalmente la cabeza hacia ellos. Al igual que las otras dos a las que se habían enfrentado parecía buscar algo. De pronto dio la impresión de que lo había encontrado y cerró los ojos blancos, quedando en la posición que estaba, pétreo, con los párpados cerrados con el mismo material que su piel.

Tass se dio cuenta de que tenía el medallón en la mano, en alto, junto al libro en la otra.

Un rápido vistazo al resto de figuras les hizo pensar que quizá más de una habría hecho lo mismo, algunos de los rostros apuntaban hacia ellos, aunque en un estado de trance permanente.

Cerca de ellos, gracias a la luz, seguían viéndose cadáveres que aún no habían comprobado... y ya muy cerca casi acercándose al centro de la gran estancia algo parecido a un círculo de piedra en el suelo, mucho más grande que cualquiera de los otros.

Preparo el arco, por si acaso, y dejo una flecha encordada, por si algo intenta atacar a Tass mientras está mas concentrado en la investigación

"¿Has descubierto algo interesante, compañero?"

Recuperaron con facilidad el segundo medallón, ahora estaban cerca de conseguir la protección que necesitaban.

- Muy bien hecho, ahora necesitamos un tercero. Con tantos muertos alrededor algún otro podría ser un clérigo.

Rigar se colocó uno de los talismanes para iniciar su propia búsqueda entre los muertos. Era una sensación agria aquella, la de tener que buscar un fiel para arrebatarle uno de sus bienes más preciados.

- Ese círculo de piedra nos está llamando.

Mas lo primero era lo primero, hacer esa pequeña búsqueda.