Partida Rol por web

¿Pero qué...? Ni siquiera debían de haber prestado atención a sus palabras, o les había dado igual. No solo habían salido cuando ni siquiera le había dado tiempo a preguntar a la goblin por dónde estaban las ruinas, sino que en lugar de huir protegidos por el fuego, habían decidido plantarse en el sitio y, en el caso de Páter, disparar. Estaban completamente locos, no cabía duda alguna.

Aquél enorme ser se enfureció cuando la saeta ardiente se le clavó. Había esperado que al menos temiera las llamar, pero en su lugar se enfureció y rugió. La rabia, entonces, se apoderó del resto de las simiescas criaturas, que dominadas mentalmente debieron de compartir el sentimiento de ira de su amo. Mientras que antes habían permanecido quietos, indecisos, ahora se lanzaron contra ellos emitiendo furibundos chillidos. ¡Joder!

—¡Corred! ¡Corred! Volved a esconderos, maldita sea. —Con su estoque en una mano y la antorcha en la otra, mantuvo la tea en alto mientras acuchillaba a cualquiera que se acercara demasiado en su retirada, de nuevo a la aeronave. Iba maldiciendo por el camino, recordando porque se había alegrado en su momento de dejar aquél grupo.

"Ooookay, vamonos p'atrás" digo retrocediendo hacia las ruinas. Disparo a disparo, lo mismo conseguimos alto.

Rigar pudo ver que la flecha se clavaba en el cuerpo de la bestia, ardía levemente para luego apagarse con un simple gesto.

- No le tiene miedo al fuego. ¡La mejor opción es enfrentarlo!

Ya habían hecho el intento de ganar con astucia y no funcionó, pero protegidos por la puerta del navío podrían luchar sin ser rodeados y era suficiente para el cazador, que se pondría delante para esperar el asalto.

- ¡Vamos, valientes, enfrentad a mi hacha!

Volvió a tomarla con ambas manos y sonrió, con la convicción de que tenían oportunidades de ganar esa lucha.

Envalentonados, salieron al exterior a enfrentar a la pequeña horda que tenía asediada la nave con la clara intención de escapar de ahí yendo hacia las ruinas que tenían como destino, no obstante un silbido desde atrás lo cambió todo. Otra flecha salió disparada hacia la enorme bestia, que esta vez no solo volvió a gritar de dolor de modo audible con el siniestro sonido con que lo había hecho antes sino que trató de arrancarla de cuajo sin éxito de su ojo perforado.

Brotes de sangre lechosa, similar a savia, empaparon el pelo de su cara mientras el fuego seguía encendido sobre un costado de su cabeza.

Los monos parecían enloquecer por momentos y saltando con vehemencia les hicieron retroceder al amparo del casco de madera. Desde ahí, Rigar trataba de contener la entrada recibiendo una fea herida de uno de los cuchillos metálicos. Pero de modo repentino mientras habían estado parapetándose la bestia había avanzado hacia ellos, llegando a la puerta para aplastar el cráneo de uno de los pequeños salpicándolos de fluidos y apartarlo de golpe cayendo a varios metros de distancia.

Con la flecha aún en la cuenca lanzó un zarpazo al interior alcanzando la armadura del cazador y desgarrando parte de su espalda, que comenzó a sangrar copiosamente mientras sentía el insoportable dolor. Tratando de abrirse camino, la fuerza de su cuerpo zarandeaba toda la estructura haciendo que el fuego avanzase con más rapidez.

Viendo que Rigar está MUY malherido, pero que el ahora el combate es sólo de uno contra úno, creo que lo mejor que puedo hacer ahora es simplemente sacármela ahi en medio y disparar toda la carga sobre el amigo.

Así que me saco mi varita de curación leve, y apunto hacia Rigar

"¡Por el poder que me ha sido dado, recupera la energia que te han quitado!"

Luego, a quien sea -no lo tengo claro- que no esté en la puerta

"Echa abajo una de las paredes! ¡Quemala si hace falta! ¡Yo seguiré curando aqui!"

Estaba esperando que la bestia llegara hasta él, en un combate en solitario no creía que pudiera vencerla, pero notó al páter sanándole con su varita, eso le hizo pensar que el tiempo estaba a su favor. Lograría resistir, cortando cada vez más profundamente con su hacha.

- ¡No puedes vencernos a todos!

Gritó cuando propinó un gran tajo que cruzaba el cuerpo de la malévola criatura. Pues bien, no tenía ni idea de si defendía su territorio o si obedecía a otro ser.

- Páter, puedo retroceder un poco para que te unas a la diversión. Contra los dos no tendrá opciones. Incluso contra los tres, Tass.

Eso estaba viendo, que con un solo paso atrás y si el monstruo movía hacia delante, quedaría justo en el hueco y ellos podrían avasallarlo.

Rigar seguía defendiendo la puerta, los poderes curativos de la varita hicieron que un suave brillo azul recorriese el cuerpo del cazador mientra trataba de mantener a raya a la bestia usando su pesada hacha. Aprovechando todo el espacio posible para el impulso, la hoja se clavó en la cadera salpicando a borbotones la savia que usaba a modo de sangre.

En ese momento el ser volvió a soltar un sonoro quejido pero de modo sorprendente no respondió al ataque sino que se apartó un poco hacia atrás y lanzó un alarido desgarrador, como árboles partiéndose potenciados a gran volumen, sin duda se habría oído a muchas millas a la redonda.

El sonido continuó más allá de que cerrara la mandíbula... y entonces saltó sobre la nave, muy por encima de ellos y desapareció. Con él los monos huían en desvandada totalmente enloquecidos hasta que la jungla quedó en silencio y los asaltantes quedaron en un mero recuerdo reciente para desconcierto de los que estaban dentro del habitáculo de madera.

- No... nooooo.- La pequeña parecía totalmente fuera de sí.- Tener que irnos, los cazadores!! Vienen por nosotros, uh, marchar, huir todos lejos.

Ante vuestro asombro le preguntáis a qué se refiere.- Ellos perseguirnos, él llamar. Cuando llegó, ellos perseguir muchos de los míos y todos muertos, uh, si él llama, muchos como vosotros aparecer destripados... ellos comer. Vosotros casi matar Zum Bairao pero ahora curar mientras nosotros morir, uh. Tener que ir, por favor, nosotros escapar ya.

En ese momento cogió la manga de Tass en un intento de tirar de él para salir por la puerta, mirándoos a todos.- Rápido, ellos venir, uh, ellos alcanzar y comer vivos. Tener que irnos.

"Tranquila, saldremos de aquí. Pero no sin nuestro equipamiento, y no sin recuperarnos ¡Este tio casi nos mata!"

Mientras vosotros registrais la sala, de nuevo uso la varita para restaurarnos. Es algo importantísimo ¡No puedes correr con tus tripas colgando, al fin y al cabo!

- Nooo, ellos muy rápidos, llegar aquí pronto si estar cerca. Ellos comer vivos, uh. Nosotros ni siquiera ver si ellos atacar.- En ese momento se echó a llorar.

Había logrado encajar dos hachazos con tal fuerza que casi partió en dos a Zum. Al final optó por una retirada, no solo él sino sus goblins aliados.

- ¡Ja, aprende a temer a los taldoranos!

Se giró creyendo que el grito de la bestia fue algún tipo de llamada a la venganza, un signo de su frustración, pero escuchó el relato de la goblin.

- Más invitados para la fiesta.

No lo decía creyéndose capaz de vencerlos, sino porque parecía que la fiesta consistía en cazarles a ellos. Rigar fue hacia las cajas en busca de cuerdas y garfios, así como lo necesario para encender fuego. No necesitaba luz, pero sí otros utensilios para sobrevivir.

- Gracias por las curaciones, Páter. Cojamos algunas cosas y vayamos a las ruinas, ¡esto se pone cada vez más "divertido"!

Él no le veía la gracia. Se habían librado temporalmente de una mala bestia para ser ahora presas de esos cazadores, lo que quiera que fuesen. La euforia de Rigar, incluso la parsimonia de Páter, a Tass, le parecían desacertadas como poco. Temeraria era una palabra que se acercaba más a su idea de la situación. Empero, veía lo inteligente de coger unas cuantas cosas antes de irse, pues era posible que más adelante las necesitaran.

Se acercó a la caja de la que su compañero había sacado un equipo de escalada, y se agenció uno también, por si acaso, y no es que le hiciera falta en realidad, pero la cuerda podría venirle bien. Mantuvo la antorcha de mas que había cogido antes, y añadió una linterna de ojo de buey con su aceite. También recogió una piedra de afilar que encontró, un pequeño espejo, y un saco de dormir junto a una manta. Quería rebuscar para encontrar armas, pero decidió que no era el momento de seguir perdiendo el tiempo. Suficiente se habían demorado ya.

—Vámonos, si. Aún tenemos un largo camino —dijo con fastidio. 

Por mi parte, busco un simple equipo de trabajar antídotos, otro kit de escalada, y algo de raciones secas, si es que quedan. Así como una brújula y mapas, en caso de que aun esten operativos, y de haberlos tambien, un hachuela o una palanca. Es el mejor amigo a la hora de abrirse paso, y válgame Erastil, que bien que habria querido tener esto a mano.

"Vamos compañeros. "

El grupo se dio prisa en recoger el material necesario, eran conscientes de que en breve no quedaría nada porque todo sería convertido a cenizas, el fuego ya consumía la mitad de la nave. Tampoco hicieron mucho caso al cadaver del piloto, quizá el no conocerlo demasiado y la rapidez por escapar hizo que lo dejasen a merced de las bestias de la selva... era posible que no mereciese tal final, al menos un taldano debía ser debidamente despedido, pero sus vidas estaban ahora en peligro.

Recogieron también algunos mapas, no les cabía duda de que serían útiles más adelante.

Se pusieron en marcha lo antes posible, forzando la marcha hacia las ruinas. Fionno les había dicho que no tardarían más de medio día pero eso era desde el punto de aterrizaje e intuían que aún no habían llegado a él. Quizá una jornada desde donde estaban, posiblemente alguna más andando.

El camino se hacía pesado debido a la vegetación, machete en mano tenían que ir apartando hojas y esquivando maleza y árboles que les cortaban el paso o dificultaban el avance. Los sonidos de la jungla les parecían amenazadores pese a conocerlos sobradamente, pero más ahora que sentían la amenaza sobre sus espaldas. En ningún momento se les olvidaba que estaban siendo perseguidos.

El paisaje había ido cambiando desde que salieran, habían confiado la ruta a Rami, como les había dicho que se llamaba la pequeña goblin, que les aseguró conocer bien el terreno y poder llevarlos sin pérdida. De vez en cuando les increpaba a que se dieran más prisa, parecía estar realmente preocupada y gracias a sus gráciles movimientos a veces se adelantaba para reconocer el terreno volviendo más tarde a por ellos.

Les había reconocido que confiaba en que hubieran derrotado a la bestia que los había atacado, o que lo hicieran más adelante si volvían a tener contacto con ella.

La foresta dio paso a peligrosos desfiladeros, cataratas, pequeños lagos... aquella zona exultaba de belleza pero ya estaban agotados. No obstante decidieron seguir, comiendo algo sobre la marcha o tomando ligeros descansos.

La tarde los alcanzó, su guía les indicó que aún estaban lejos pero la luz empezaba a escasear y las fuerzas flaqueaban. Se movían por terreno seco pero aún así comenzaba a costarles mucho avanzar. Una cercana pared escarpada a su derecha y flora hasta donde podían ver a la izquierda definía el terreno como bueno para acampar. Pero optaron por continuar un poco más.

Y mientras daban pasos exhaustos pero aún firmes, Rami volvió de una de sus incursiones, su cara estaba descompuesta.- Venid, rápido.

La siguieron cerca de un kilómetro y les mostró lo que había encontrado. En un terreno llano, como pisoteado para formar un claro, casi una docena de picas sustentaban las cabezas de otros tantos soldados. Portaban símbolos de la cercana Qadira, indudablemente Derviches de la Flor del Alba, la mayor fuerza de combate del reino, servidores de Sarenrae y letales en combate. Todos ellos mostraban ya señales de descomposición, Rigar certificó que al menos llevaban allí cinco días, sin embargo no pudieron encontrar ninguna huella por los alrededores.

Dejándose llevar por el olor poco después descubrieron los cuerpos, todos apilados y sin armadura certificando quiénes eran, con las armas, cimitarras y dagas, amontonadas en otra pila justo al lado.

Sin duda no era el ejército taldano el que había hecho esto, o no debería serlo.

Qadirianos.

Y nosotros, con nuestro inconfundible acento Taldano. Esto es caer del fuego a las brasas. Pero sea como sea, la pequeña Rami nos ha traido hasta aquí

"Parece que SI somos los únicos supervivientes de esa suerte de gigante feroz" declaro "Quizá, tan sólo quizá... debamos hacer aquello que hacen todos los aventureros" sugiero

Y dado que hay un monton de armas, conjuro un "DETECTARMAGIA" en la zona. Por si tienen armas mágicas, objtos, o algun componente que podamos necesitar y ellos no. y tal.

"Rami ¿Eran estos los refuerzos?"
"No tenemos tiempo siquiera de darles digna sepultura. Eso si, Rigar, Tass... Estas tres cimitarras" digo señalandolas con una flecha "Esas tres exhalan magia. Si son objetos mágicos o malditos, no lo se. Pero desde luego puede que nos valgan más que a sus antiguos propietarios"

Haciendo de tripas corazón, reviso no sea que haya trampas en la zona, o en las propias armas.