Partida Rol por web

Gracias. Ha sido trabajo en equipo.  Luego miro al capitán y asiento a sus palabras. Inspeccionemos la zona antes por si fuera asi.

Fuerte Albur es la fortaleza que el Rey Huracán mantiene sobre los acantilados de los Dominios del Lucro, una isla que hace las veces de sede para las autoridades de Puerto Riesgo. Además del fuerte, la isla contiene el famoso faro la Almenara de Besmara.

Una vez el gigante eliminado parecía que el semiorco hasta era amable, parecía.

La verdad es que ha sido la prueba más fácil de todas.

Dijo encogiendose de hombros. Pero a pesar de que había buenas razones para desconfiar de aquel bastardo, no creía que se fueran a arriesgar a atacarles. ¿Qué iban a ganar con aquello?

No creo que nos preparen nada. Nos han nombrado delante de mucha gente. Muchos hermanos piratas. Hemos pasado las pruebas, somos "dignos". Si ahora se desdigeran sería contraproducente para ellos.
A pesar de que Puñohueso gobierna aquí, eso no implica que no haya quién quiera el puesto. Ya habéis visto a la gente antes. Dudo que se arriesgue a perder más popularidad, o posibles "socios" que el apoyen en un futuro.

-Si a nadie le interesa, yo requeriría ese "bicho" para mi servicio personal.

Mamá Tom observa con ojos enigmáticos lo que ha quedado del apestoso bicho.

-Además me gustaría dar una vuelta por el puerto antes de nuestra cita.

Por mi te lo puedes quedar. Dice Harper con sorna despues de ver que pasó la anterior vez que levantó un cuerpo.  

Vamos a inspeccionar la ciudad a ver que encontramos y averiguamos. Llevamos mucho tiempo en puertos pequeños sin casi distracciones.

Con un leve encogimiento de hombros, asiento a Mamá, mirando a Raymond por mí está bien. Creo que ya hemos discutido, hablado y decidido sobre ese tema ¿no? Lo que no se es cómo lo verán por aquí alzo las cejas, un tanto preocupada por la reacción de la gente de Fuerte Albur, viendo la reacción de Raymond la primera vez que levantó un cadáver Mamá Tom.

Quizás venga bien el que vean que el otrora esclavo suyo, ahora es nuestro comento con una sonrisa.

Vayamos a ver un poco que nos puede deparar este lugar finalizo haciendo un gesto con la cabeza al resto

Repitiendo el ritual que os heló la sangre abordo del Grindylow Embrujado, Mamá Tom termina el poderoso conjuro insuflando aire con fuerza a través de las fosas nasales del gigante fallecido. Luego la introvertida oráculo da unos pasos atrás y aguarda paciente a que la defenestrada criatura comience a reaccionar. Al cabo de unos interminables segundos, la voluminosa bestia se incorpora torpemente, con la mirada perdida y sin el hálito vital que caracteriza a todo ser viviente. Casi al mismo tiempo, un silencio sepulcral se adueña del puerto entero, ni siquiera se escucha ahora a las molestas gaviotas.

Raymond no dijo nada sobre lo de que la bruja levantara al cadaver, total tampoco nadie iba a hacerle caso. Algún día quizás se dieran cuenta de lo que estaba haciendo, pero no sería ese día.
El silencio que asoló el puerto cuando realizó aquello constataba lo que el ya sabía. Los no muertos daban mal fario, y eso acabaría acarreandoles problemas. Pero él no era el capitán, así que no era cosa suya.

Se acercó a Crimson que sabía que pensaba como él, y que no era el único, y repasó el barco por si la mole aquella había causado algún desperfecto cuando subió al mismo.

Sería bueno que los hombres tuvieran tiempo de divertirse un poco. Habría que dejar una guardia, claro está, pero que la mayoría puedan pisar tierra firme y visitara la ciudad.

A la puesta de sol acudís a vuestra ineludible cita con el Rey Huracán en Fuerte Albur. Una vez en la pertrechada fortaleza comprobáis que la fiesta está en pleno apogeo: mesas llenas de carne asada, jarras de cerveza, hidromiel y ron, ruidosos bucaneros borrachos fanfarroneando por el salón principal, etc.

Desde un trono de madera de teca, cincelado en oro, Kerdak Puñohueso preside el jolgorio. De carácter tempestuoso, con largos cabellos negros y barba del mismo color, el tipo parece mucho más un pirata que un rey. De hecho, en lugar de portar corona y ropas de gala, lleva la casaca y el tricornio típicos de cualquier capitán que se precie. En todo momento mantiene asida una enorme jarra de ron. No obstante, lo que más os llama la atención es la pistola que lleva en la cintura y, sobre todo, la esquelética mano derecha, de donde le debe venir el sobrenombre.

Bastante afectado por el alcohol, el Rey Huracán os observa medio adormilado cuando sois presentados. Y, después de rugir un par de veces sin ser escuchado por los presentes, Puñohueso recurre a la pistola para soltar un potente tiro al aire y dejar el salón en un incómodo silencio sepulcral. 

Kerdak echa una mirada asesina a los invitados antes de cambiar súbitamente de ánimo para sonreíros y declarar con voz mucho más sosegada:

-Estos jóvenes pescaditos desean sumar su preciosa nave a nuestra hermandad--explica mientras os señala de manera errática con la pistola aún humeante--Pero antes de otorgarles la patente de corso que les declare como verdaderos Capitanes Libres creo que deberían presentarse.

Volviendo la mirada hacia vosotros, Puñohueso os anima:

-Es hora de que nos contéis una o dos historias sobre vuestras andanzas marinas y los tesoros que habéis hallado.

Enseguida la embriagada multitud de bucaneros se arremolina sobre el grupo para escuchar con atención lo que tengáis que decir.

Feijud describe con todo lujo de detalles (algunos más, si acaso) las aventuras devenidas desde que tomaron posesión del Grindylow Embrujado. Luchas con sahuagines, encuentros con navíos, La Roca... Por si acaso, obvia el origen de la nave.

A mitad de la prolongada narración de Feijud, algunos maleducados comienzan a burlarse y a hacer comentarios obscenos menospreciando el extenso relato.

Feijud no se achanta y se preocupa de incluir el recuerdo del destino del gigante y los sahuagines entre las víctimas de él y su tripulación.

Las incómodas mofas cesan de ipso facto cuando el capitán del Grindylow Embrujado amenaza a los ruidosos con una grave mirada.

-¡Bien! Bien, bien, bien. Y a vosotros, ¿qué os ha parecido?--exhorta Puñohueso a los presentes cuando Feijud ha concluido la historia--¿Son o no son dignos de acompañarnos a la mesa?

-¡Sííííííííííííííííííí!--exclama la gran mayoría de los bucaneros al tiempo que alza la jarra.

El Rey Huracán sonríe satisfecho y luego se vuelve para haceros entrega de un sobre lacrado con un elaborado sello de cera carmesí. Inscrito con tinta que parece sangre, este documento de un grueso papel encerado os otorga licencia para capturar naves de naciones enemigas como corsarios reconocidos en Los Grilletes.

-¡Sed bienvenidos!

Feijud recoge el documento y agradece el honor al Rey Huracán. Pero procurando no pasarse de zalamero ya que entre piratas eso es una muestra de debilidad. Después, se dedica a beber y comer hasta no poder más mientras celebra el éxito con el resto de la tripulación.