Partida Rol por web

Los koblods mas cercanos a la entrada de la habitación se pusieron en guardia contra los recién llegados, girándose hacia ellos. En el trasiego del cambio de dirección fue una  oportunidad que el wilden no  desaprovechó para  preparar su ataque.

El wilden lo intenta de nuevo, sin perder la esperanza, sabiendo que si no aguanta tanto el como su compañero estaran perdidos. Alza su espada hasta la altura del abdomen, pegado a este y lanza una estocada veloz contra uno de los kobolds que le rodeaba, esperando causar almenos una baja a la espera que sus compañeros reaccionen.

Jerra avanza una paso decidida y convoca el poder del rayos sobre los kobolds.

Tormenta, logra reaccionar en un momento dado y se dice a si mismo que debe estar más atento.

El druida se mueve hasta conseguir ver el enemigo y observa como rodean los seres reptilianos a sus amigos. De inmediato decide crear una semilla ardiente, cerca del enemigo más cercano, con la esperanza de hacerles suficiente daño para eliminarlos.

La semilla, alcanza su posición con gran precisión, sin embargo, la potencia es algo floja en esta ocasión.

Sin embargo, espera que luego el efecto de la semilla, le haga el suficiente efecto para tumbar a los dos cobol, más cercanos.

Al ver cómo los kobolds estaban hostigando a mis compañeros, rápidamente ordeno mentalmente a Ethys que se acerque lo más que pueda ha Clevor, mientras llamo a los espíritus para que ayuden a mi compañero caído. Una suave brisa de luz blanquecina se posa sobre Clevor y comienzan a cerrarse algunas de sus heridas.

La reacción del resto de aventureros no se hace esperar. Con un certero golpe, el wilden deja fuera de combate a uno de los kobolds a su diestra mientras  se acerca hacia su compañero caído para protegerlo de algún nuevo ataque. En ese mismo instante un área de  descargas electricas   acaba con el resto de kobolds que amenazaban el flanco derecho de Kettenbar. Dicha demostración mágica  salió expulsada de los ademanes de Jerra contra sus enemigos,que yacían inertes en el suelo.

Otra explosión mágica mas proveniente de los labios del Tormenta el druida,  generó un millar de zarzas candentes que su contacto quemó a los kobolds  a los que iba dirigido el ataque. El kobold  sufrió todo el impacto de la energía magica del druida se retorció entre las zarzas incandescentes, dejando un rastro de asquerosas cenizas y un olor repugnante a pelo quemado en el lugar.

Aprovechando que el flanco derecho estaba libre de cualquier fortuito ataque, Shana  ordeno a su fiel compañero espiritual Ethys que alcanzase a Clevor y ayudase a Kettenbar en su defensa. Mientras esto ocurría, la enana shaman rezaba a los espíritus  para que recuperasen la salud al  señor de la guerra humano. Este ultimo, recuperó de inmediato la consciencia y notó como Kettenbar se apoyaba sobre el para impedir que el resto de los kobolds  aprovechasen  para terminar con su vida.

Unos aullidos y  siseos enfadados fue parte de la respuesta de los Kobolds. Unas veloces flechas cayeron sobre el wilden, que  apartó con el escudo. Pero una de ellas llegó a impactarle en el hombre derecho, inflamándose y esparciendo el fuego por su ropaje.

los kobolds cercanos a Kettenbar lanzaron sus afiladas armas contra él, chocando contra su armadura. Entre  estos  impactos una de las afiladas cuchillas saboreó la sangre del wilden, arañándole nuevamente el antebrazo de la mano que portaba el arma.

Justo en el momento de que los aventureros iban a reanudar sus ataques contra los kobolds, el  cetro solar que descansaba en el suelo se  fue consumiendo de manera extraña y su luz se apagó....

Mientras se debatía entre la vida y la muerte, luchando por quitarse la oscuridad que nublaba sus ojos, recordaba a su familia. El legado que había heredado y que había sido gran parte de su vida flotaba ante él. Eso tenía que hacerlo fuerte, sin embargo, seguía perdido entre dolor, desesperación e impotencia. Los gritos de sus compañeros y el acero que tañía a su alrededor parecía demasiado distante a comparación de las viles flechas que laceraban su carne y las llamas que marchitaban sus ropajes y medraban su ímpetu.

Todo parecía perdido, cuando una presencia imponente surgió como una luz cegadora y acogedora, disipando las tinieblas de su frente, devolviéndole la certeza de que podía retornarle a esos goblins lo mismo que ellos le habían entregado en esa sangrienta emboscada. Ethys y Shana eran tan misteriosos como reales y reconfortantes. Era una sensación abrumadora que ya había sentido antes. Sus fuerzas volvieron casi por completo de golpe, se levantó dando un paso firme hacia adelante, para darle espacio al titán de Kettembar que parecía levantarse ante esos seres reptiloides como algo invencible y durable como la tierra misma. Encendió su ánimo poniendo su escudo en frente, haciendo visible el blanzón que portaba en él. Era lo último que verían sus enemigos, y como un rugido su voz se elevó ¡Cormyr! mientras su espada cortaba el aire con presteza hacia uno de sus oponentes.

Volviendo de entre los muertos, el señor de la guerra se levantó de un salto y asestó un certero y mortal golpe al Kobold que tenia delante. Como si fuese un acto reflejo un pequeño haz de luz iluminó brevemente la pala de su mano y las heridas que su cuerpo sufría desaparecieron hasta convertirse en diminutos arañazos.

Al ver levantarse a Clevor, Kettenbar, se siente muy aliviado y puede concentrarse en sus presas. Se toma un segundo para analizar la situación, le quedan solo dos kobolds junto a él y tres arqueros, era evidente que los dos kobolds no eran rival para el wilden así que insta a sus amigos a ir a por los arqueros.

-No os preocupeis por estos reptiles, concentraros en los arqueros!

Mientras pronunciaba estas palabras, pasaba de nuevo a la acción, lanzando una estocada directa contra una de las criaturas

Jerra invoca el poder de la tormenta. Y lanza un serpenteante rayo sobre su enemigo.

Estaba claro que su compañero battlemind tenía la situación controlada allí, por lo que eran prioridad los arqueros que los estaban acosando a la distancia. Aún con el escudo en alto, buscaba redimirse y vengar el tremendo daño que había sufrido con esos dardos flamígeros. Todo parecía tinieblas a su alrededor, pero sabía en que dirección se encontraban esos kobolds traicioneros, por lo que encaró en aquella dirección simplemente con la convicción de que su muestra de valor guiaría a los demás a terminar con sus oponentes.

Sus pasos resonaron en la estancia como tambores que anunciaban el momento más cruento de la batalla mientras se lanzaba en una carga ciega Sangreeeeeee!

(Npjotizado)

Tormenta atiende a las palabras de Kettenbar y  avanzó sin miedo hasta llegar a la altura del espíritu de Shana. Desde esa posición observó como  se defendía Clevor de sus atacantes así como la explosión de energía que controlaba la genasi de tormenta.

Mientras lanzaba una fiera mirada a su izquierda como uno de esos asquerosos reptiles se disponía a tensar su arco, Tormenta invoco la fuerza de la naturaleza conocida como la semilla ardiente. Inmediatamente en la posición donde estaba el kobold brotaron raíces incandescentes que  agarraron con fuerza a la alimaña,quemando su piel. El kobold que se situaba a su  diestra también sintió el impacto del fuego de las raíces.

( Npjtizada)

Preparada para la reacción de sus compañeros a las ordenes del wilden, Shana ordenó a su fiel compañero Ethys que se uniese a la batalla contra los arqueros kobolds. Inmediatamente, el oso  espectral  rugió de satisfacción y cargo contra uno de los kobold que estaba sufriendo  daño colateral del conjuro del druida. Ethys aprovechó su confusión para asestarle un tremendo zarpazo. Por desgracia, el kobold dio un brinco en el ultimo momento y el potente ataque del plantígrado se perdió en el aire.