Partida Rol por web

Justo cuando parecías sentir de nuevo como tus músculos se desentumecían, notaste la presencia de alguien a tus espaldas que hablaba algo acerca del creador de dicha escultura. Por el tono de voz  sabias a ciencia cierta que se trataba de Celvor. Y de repente como un suspiro, notaste una vez mas un punzante dolor cerca de la mejilla e inmediatamente tus músculos volvían a estar rígidos e inertes....

Al ver como mis compañeros avanzan con precaución y confirmando que no hay ningún peligro, doy unos pasos y adelanto a Tormenta, fijandome bien en cada baldosa del suelo que voy pisando.

Kettenbar parpadea rapidamente y mira alrededor con la mirada perdida mientras se lleva la mano del escudo al cuello. Seguidamente se mira la palma de la mano que se llevo al cuello con el ceño fruncido y permanece estatico unos segundos. Finalmente agarra bien de nuevo el escudo y se dispone a seguir, pero se detiene y mira a sus compañeros.

-Estais seguros que no hay nada ni nadie?- Pregunta antes de seguir.

Tormenta, no puede evitar mirar a su compañero y comenta...

Avancemos... la precaución es buena pero el tiempo corre en contra del mago al que debemos salvar.

Vamos.

El elfo maldice su suerte, pero sabe que no es culpa de sus compañeros, trata de hacer frente al la sensación de paralizo sin ningún resultado esta vez.

No sabemos con cuanto tiempo contamos, pero sabemos fehacientemente que la torre es una fortaleza llena de trampas. Tenemos que ir con los ojos bien abiertos, sin prisas. Señaló con la espada hacia el frente, donde se abría la vasta construcción, haciéndole un gesto al elfo explorador. Usa tus sentidos de elfo y dinos si vez alguna amenaza. Se dirigió nuevamente hacia la maga que los acompañaba y que recién había puesto los pies dentro de la habitación. Me gustaría que avanzaras con Deidos y fueras buscando presencia de encantamientos latentes y trampas mágicas.

La excesiva tranquilidad de este lugar me hace desconfiar, me está poniendo un poco nervioso.

Se notaba que estaba algo ansioso por avanzar al igual que Tormenta pero se contenía por el bien del grupo.

La situación comienza a haceros sentir algo  incómodos, el silencio, el viento silbando por las rendijas de la estructura, las exquisitas esculturas que vigilan el pasillo, los pasos cautos  del resto de  compañeros...y un montón de pequeñas  preguntas sin respuesta; os hacen avanzar lentamente. 

Poco a poco , la  shaman  llega a la altura del wilden que  duda de que  el lugar este vacío. Las palabras  insistentes del druida para avanzar se corroboran en las ordenes del Clevor. El señor de la guerra   sugiere al explorador que  realice una avanzadilla antes de que se vean sorprendidos  con  una nueva encerrona. Sin embargo, el elfo no reacciona a las palabras, manteniéndose extrañamente quieto...

Deidos te encuentras bien? Pregunto al elfo, extrañada por la ausencia de respuesta de nuestro explorador. Al ver su estado de quietud tan abrumante me acerco a él, le cojo de los hombros, le zarandeo y le doy un cachete para que salga de su ensimismamiento. Contesta chico, te pasa algo?

Kettenbar observa intrigado y consternado a Deidos pero sin decir una palabra mientras Shana intenta hacerle reaccionar.

El elfo exala una bocanada de aire al tiempo que se aleja del mecanismo, coff coff coff, cuidado hay una maldita trampa, debe ser algún mecanismo de presión, escupe dardos con paralizante mira al druida mientras se frota la herida, gracias, por un segundo creí que no se percatarían
el elfo examina la estatua esta vez con mas cuidado, si tan solo pudiese hallar el interruptor podría tratar de desactivarla, busquen una especie de loza corrediza o caja oculta en las paredes señala el Explorador a sus compañeros.

Debemos ser aún más cuidadosos... el guerrero miró a Deidos tu silencio era algo realmente llamativo.  Se acercó al elfo para asistirlo en la búsqueda del mecanismo que controla la trampa. Comenzó a observar la zona tratando de indicarle dónde había algo que podía llamarle la atención. Vamos a ver si podemos terminar esto para avanzar adentrándonos en la torre.

Tormenta, se reprendió a si mismo una vez más por su impaciencia.

Debes ser cauto, la ultima misión te fue bien, pero tomar riesgos no es bueno.

El druida, ve como sacan al explorador de su estado y se dispone de inmediato a buscar el mecanismo que lo acciona para desactivarlo o al menos entenderlo.

Jerra se mantiene a la expectativa. No se fia demasiado de las trampas. Y menos de ella misma.

Alertados por la parálisis del elfo, todos vosotros volvisteis a rebuscar los lugares cercanos de la entrada en busca de algo que había escapado de vuestra atención. Mientras tanto, la shaman atendía con exito  al explorador. Este ultimo confirmó las sospechas del grupo: Un  diminuto lanzador de  diminutas púas de veneno paralizante amenazaba a los aventureros.

Por suerte para todos , el druida  avistó el  origen de dicha trampa, que no era otro que la flauta que sostenía la bellísima  joven  esculpida en  mármol azulado. También noto que los disparadores estaban oculto en las  3 primeras baldosas  enfrente de la estatua, donde descansaban los pies de Deidos,Clevor y Kettenbar....

Entretanto sonidos lejanos de tormenta anunciaban que la noche se tornaría mas oscura y lluviosa...

Compañeros no os movais...

Tormenta, intentó parecer tranquilo y transmitirlo.

La trampa funciona cuando se pisa sobre las baldosas y cuando se sale de ellas.

Por lo que estén alerta al salir, por favor. Creo que tienen varias opciones... ¿Quizás tumbados o moverse muy rapidamente?

Tormenta tiene razón, manténganse quietos, olle Kendertar préstame tu escudo un segundo, podriamos pasar si interceptamos el dardo poniéndolo frente a la estatua si aquí se halla el mecanismo detendriamos el proyectil antes que impacte en la humanidad de alguine mas, sin embargo prodria jurar que la otra estatua también esta trampeada. dice el Elfo mientras trata de moverse lo menos posible extiende su brazo hacia Kendertar.

hecha un vistazo a la estatua buscando algún orificio, sin menor resultado

Clevor se movía cautelosamente, sin prisa, desenganchó el pesado escudo que llevaba con un ruido de hebillas metálicas que resonó en la estancia. Se lo acercó a Deidos mientras le exigía ese mismo artefacto a Kettembar, que se encontraba aún más lejos. Usa el mío, pero cuidalo con tu vida, ya que es herencia familiar. Expresó esas palabras con un tono solemne.

Parece que pensamos lo mismo con el elfo.