Partida Rol por web

Miro al tendero, sorprendido por el elevado precio.

- No se preocupe, rezaré a Patracoles, si El quiere sobreviviré, sino me reuniré en su celestial aposento.

Agito mi pequeño saco de monedas delante del tendero y lo guardo en mi bolsillo interior tras haber pagado los objetos comprados.

- ¿Todos ustedes han finalizado sus compras, señores? - El tendero mira a todos los que hay en la tienda, Haradwold incluido.

.-Eso parece. Estas paredes van a aplastarnos si seguimos aquí-. El guerrero parece impaciente por iniciar su misión.

- ¿Y los demás? Confírmenmelo todos, por favor.

Kamuz asienta con la cabeza.

Empecé a comprar compulsivamente, olvidando comprar cualquier arma a distancia y hasta haber completado una cantidad de 31 kilos.

- La espada mágica, una armadura de cuero simple. Todo esto que pongo sobre el mostrador (mochila, sacos, etc) y quiero tres pociones de curación. - dije satisfecho al tendero.

- ¡Muchas gracias! Yo he terminado mis compras. - Acomode el equipo en la mochila y conte las monedas que me quedaban: 7 monedas de oro y 5 de plata. Sonreí complacido porque era la mejor compra que podía haber realizado y todavía me quedaba algo de dinero.

- Y los demás? Que contesten, porque a los que sí que contesten les voy a regalar un pequeño amuleto de plata que vale unas considerables 20 mp... y no voy a esperar mucho...

Miro al tendero una vez más y le sonrrio

- Creo que todos estamos más que servidos!

.-No nos tomes más el pelo tendero. Tengo mi equipación lista-. Dice Steligad sorprendido por la oferta del hombre.

Miro a mis potenciales compañeros de aventuras.

- He terminado mis compras. Yo acepto el regalo. - digo al vendedor. El tendero ha debido hacer muchas ventas y se siente generoso. Echaré un vistazo al amuleto antes de colgarmelo al cuello.

- Un pequeño amuleto de plata es un buen regalo, hay en lugares donde prefieren los trueques a las monedas. - Le digo al serio guerrero que me saca una cabeza.

No, será a ritmo medio: mínimo un mensaje por semana.

Bryzen finalmente se atreve a realizar un sencillo pero hábil movimiento con una de las espadas que hay en el expositor. Tras sentirse cómodo con ella, se acerca al mostrador y la coloca cuidadosamente encima, ante el vendedor.

-Sin duda tenéis buen material, buen hombre. Me quedo con esta espada.

A continuación, desenvaina la espada que llevaba en la cintura, y se la muestra al tendero, ofreciéndosela para que pueda cogerla y examinarla de cerca.

-Esta tampoco es mala, ¿no creéis? Pero se me queda un poco pequeña. Si queréis, puedo vendérosla.

- Os ofrezco 12 mo por esta espada que os queda pequeña. Por cierto, estoy a punto de cerrar la tienda hasta la tarde. Estoy agotado, quiero comer.

- ¡Buen provecho tendero! Que paséis muy buena tarde. ¿Conocéis a alguien que sepa en que lugar vive el rey orco? Ha sido un placer hacer negocios con vos. Sin duda recomendaré vuestra tienda.- Digo sinceramente agradecido y esperando una respuesta que nos pueda encaminar en la búsqueda de la Trompeta del Valor.

- Oh, reyes orcos los hay a docenas, no sé cual buscáis... ¿Os han convocado para una misión? Sólo el diós Garú sabe de cual se trata... Y ahora, por favor, salid de la tienda que voy a cerrar.