Partida Rol por web

La Tumba de Akhenseti

[Prólogo] El Primer Contrato.

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14/11/2021, 16:55
Narrador

GHELDANETH, 15 DE ALTURIAKPRIMAVERA DEL AÑO 1368 CV

Llevaban un tiempo escaseando los trabajos. Eso era algo extraño viviendo un unos tiempos convulsos como en los que se encontraban, tras la Era de los Trastornos en la que los dioses bajaron a la tierra y se pelearon entre ellos. Aunque por suerte, en Mulhorand, dicho conflicto divino no se tuvo demasiadas consecuencias para sus habitantes, pues ellos adoraban a los faraones y la guerra celestial no tuvo transcendencia en la región.

En los últimos años había comenzado un tiempo de mayor tendencia a la apertura, pues se permitía un mayor número de no-humanos entre la población e incluso se respetaba el culto a alguna deidad que no fuera del panteón mulhorandino propiamente dicho, aunque éstos cultos seguían siendo muy raros. 

No obstante, ese no fue el único cambio que se apreció, pues en la época, pues ciertos burócratas comenzaron a exigir que se les permitiera la compra de esclavos por parte de cualquier ciudadano, a lo cual la iglesia, puso muchas pegas, pues los esclavos eran únicamente puestos a su disposición. Aquello podría suponer una tendencia a la descentralización del poder, abriéndolo a otras clases sociales. No obstante y evidentemente, estaban encontrando una gran oposición a ello.

Aquello, sumando a la gran crisis del país vecino, Unther, marcaban la agenda política del estado. Los rumores acerca de la posible iniciativa de Mulhorand por tal de aprovechar dicha crisis vecina, para lanzarse a su conquista, pues a diferencia de Unther, ellos estaban en una época muy próspera, se oían cada vez con mayor frecuencia.

Jotnar había decidido fundar su compañía de mercenarios en la segunda ciudad más importante de todo Mulhorand, la cual no era otra que Gheldaneth, un puerto en expansión gobernado por clérigos de Thot. Una metrópolis que a punto estaba de llegar a los 200.000 habitantes y que habría llegado sin duda de no ser por los conflicitos bélicos y las plagas sufridas durante las últimas décadas. Entre sus edificios más destacados estaban la Gran Universidad y la Universidad de Magia. Quizás por ello, la mayoría de los objetos mágicos arcanos creados en Mulhorand se fabricaban en aquella ciudad y eso traía consigo la llegada de innumerables aventureros.

No fue el enano sino Lurzca quien le pudo nombre. "La Compañía de la Barba Insondable" fue como la llamaron y a todos les pareció bien, incluso a Jotnar. Lurzca fue la segunda en unirse a Jotnar, ella junto a Amessis. Ambas escaparon del escalvista que las compró en una lonja de esclavos en Skuld algunos meses atrás. Dato que por supuesto Jotnar desconocía. Y luego llegó Nepthis.

Ella quería alejarse del politqueo que representaban las iglesias y dedicarse a lo que le realmente le gustaba: ayudar a la gente y curar. De aquel modo escapó de la jerarquía eclesiástica para unirse a la compañía de mercenarios de Jotnar. Necesitaba a alguien con sus habilidades, pues los aventureros solían regresar de sus aventuras con las rodillas peladas.

Lo cierto era que hasta la fecha no habían recibido demasiados encargos y para los que habían sido contratados no les habían reportado demasiadas ganancias. Jotnar no había podido abrir todavía su negocio de jardinería, mejor negocio de jardinería de todo Mulhorand. Por lo que tendrían que seguir remando juntos, pues no sólo Jotnar tenía sus propios objetivos.

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14/11/2021, 16:56
Narrador

Aquella era una mañana calurosa, cómo todas en aquella región por otra parte, por lo que no era algo reseñable. Jotnar había salido al exterior de su negocio, no su negocio de jardinería, sino la Compañía de Mercenarios de la Barba Insondable. Estaba regando los geranios que pendían de la fachada del edificio. ¿Cómo unos geranios no se morían con aquel clima tan adverso? ¡Evidentemente, porque Jotnar era el jodido mejor jardinero de la región! Aunque aquello era irrelevante para el hecho que estaba apunto de suceder.

Vio Jotnar desde la entrada de la sede de su compañía, como se acercaba una mujer oronda subida en un lujoso y dorado palanquín porteado por cuatro desgraciados hombres, vestidos apenas con un taparrabos y un pañuelo que les cubría la cabeza. Sus piernas temblorosas apenas podían aguantar el peso de aquel planquín y el sudor que desprendían sus cuerpos hacia que se les resbalaran los agarres.

No iban solos, un hombre bien vestido, con una simpática perilla y un bigotillo a juego y que lucía un pañuelo amarillo sobre la cabeza encabezaba la procesión y un tipo con pinta de idiota y gordo como la mujer que porteaban los escuálidos desgraciados, era quien les azuzaba con un látigo preparado para entrar en acción de ser necesario.

Si, se estaban acercando claramente hacia su negocio y gente de ese tipo, asquerosos ricachones que consideraban a los de inferior clase como perros o aún peor, no solían pasar por el distrito donde se encontraban de no ser por una muy buena razón. Contratar a unos mercenarios parecía una opción muy probable.

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14/11/2021, 16:57
Masud Enran-khi

- Buenos días. - Saludó el joven que encabezaba la procesión. - Y que los dioses os guarden. - Dijo entonces. - Mi nombre es Masud Enran-khi, y ella mi señora Nehit Ini-herit. - Señaló con una reverencia a la gorda mujer que los porteadores acababan de dejar a nivel del suelo al bajar el palanquín. La familia Ini-herit era una familia noble de Gheldaneth. En los últimos años había ido a menos por problemas económicos, pero aún seguían teniendo oro para enterrarles a todos e influencia en las altas esferas. - ¿Es esta la compañía de la Barba Insondable? Venimos buscando mercenarios para...

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14/11/2021, 17:00
Nehit Ini-herit

Al escuchar como alguien se dirigía a Jotnar, las tres mujeres que se encontraban en el interior de la sede de la compañía, salieron al exterior encontrándose con aquella desagradable mujer y su séquito.

- ¡Masud, no trates con la servidumbre! - Gruñó aquella obesa mujer con despreciable mirada. Al ponerse en pie se acercó hacia la entrada de aquel lugar bamboleabdo sus lorzas de forma casi hipnótica y mirando como con asco el edificio, aunque al ver los geranios pareció más complacida. - ¿Dónde está tú jefe, pequeño? - Le preguntó a Jotnar. 

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14/11/2021, 17:00
Jotnar

Mientras regaba los geranios, Jotnar fue testigo del momento exacto en el que la última moda acababa de cambiar en Gheldaneth; al parecer la nobleza había pasado de llevar lujosos armatostes de oro en la cabeza a cada cual más enorme y aparatoso a decidir transportar los quesos de bola en palanquines. ¿Por qué? Que lo a asparan si lo sabía. Pero le encantaban aquél tipo de extravagancias de la clase alta.

Cinco segundos después se dió cuenta de que en realidad lo que sucedía era que se aproximaba un cliente.

«Me gustaba más mi teoría inicial... »

Dejó la regadera a un lado y se fijó en que, sin querer, había derribado un caracol de una de las hojas con el agua. Qué demonios hacía un caracol en el desierto tampoco lo sabía pero el caso fue que lo recogió, lo volvió a colocar encima y se quitó un sombrero imaginario para pedirle disculpas antes de salir al encuentro del pintoresco sujeto que se había parado en su puerta.

Buenos días—respondió al saludo, aunque enseguida la ballena parlante tomó la palabra. Geranios, caracoles, y ahora también ballenas... ¿qué rayos pasaba aquél día con las cosas inusuales en el desierto?

Miró a ambos lados como si buscase a la servidumbre, pero como no la encontró, se encogió de hombros.

—Lo tiene usted delante, gran señora—dijo con una cordial inclinación de cabeza, y dejando a la imagianción de cada uno si se refería al prestigio de la familia Ini-herit o a algo más literal—. Soy Jotnar, fundador de La Barba Insondable. Ellas son mis compañeras de fatigas. ¿Qué se le ofrece?

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14/11/2021, 17:01
Nepthis

Los jeroglíficos bailaron en el papiro que tenía frente a si, y Nepthis tuvo que abandonar la lectura y frotarse los ojos cansados. Se había descubierto a si misma estirando sus brazos al límite de lo posible para poder enfocar los símbolos. Hacía no tantos años era capaz de leer a la titilante luz de una vela; ahora apenas podía leer durante más de media hora sin fatigarse, aún a plena luz del día. Sin embargo, rehusaba a utilizar anteojos. No por vanidad o coquetería, Nepthis no era ese tipo de mujer, sino porque como médica sabía que una vez empezara a utilizar los anteojos no habría vuelta atrás. Necesitaría anteojos para todo, desde leer hasta coser un botón. 

Alzó la mirada y entrecerró los ojos para examinar el grotesco espectáculo del palanquín. La sacerdotisa de Hathor frunció la boca en un gesto que formó arrugas en torno a sus labios; por la profundidad de las mismas sugería que aquel gesto de desaprobación era más frecuente en sus expresiones que la risa o el alborozo.

Aquella mujer que había emergido de entre las cortinas de seda como un hipopótamo entre la alta y frondosa vegetación del Río de las Sombras durante el período posterior a la inundación del río. Nehit Ini-herit era la viva imagen de todo lo que Nepthis detestaba en la nobleza de Mulhorand: la soberbia, la arrogancia y un estilo de vida licenciosa que amenazaba su propia salud y la de todos las que lo rodeaban. Los cálculos que hizo la sacerdotisa de Hathor sobre la medida de la circunferencia del abdomen de la Señora Ini-Herit hizo que le augurara una muerte temprana por infarto. Probablemente padeciera diabetes, y juzgando por la circunferencia de su cuello, apnea del sueño. La curandera posó entonces su analítica mirada a los sirvientes, encontrando evidentes signos de desnutrición y sobreesfuerzo. Uno de sus trabajos en la iglesia de Hathor había sido determinar si un amo alimentaba y trataba de manera adecuada a un esclavo, y si dependiera de ella, la Casa Ini-herit habría recibido una fuerte multa por el maltrato de esclavos.

Devolvió la mirada a Nehit, cada vez con más desagrado, mientras descartaba a Jotnar como parte la servidumbre. Por supuesto, era un no-humano. La vio recorrer la mirada entre los presentes, buscando un hombre. Al no verlo, su mirada se había posado en ella, la única entre los presentes que portaba los círculos tatuados que la identificaban como miembro de la nobleza. Depositó ambas manos en el regazo, y devolvió una mirada neutral a Nehit Ini-herit. Sus ojos brillaron con una chispa sarcástica que no asomó a sus labios cuando Jotnar se presentó como dueño de aquel negocio. No hizo nada, no dijo nada, no hizo ningún gesto. 

Simplemente se dedicó a disfrutar del horror y el escándalo que acometerían a Nehit Ini-herit al encontrarse en la tesitura de tratar sus asuntos con un no-humano.

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14/11/2021, 17:02
Amessis

Amessis estaba en la cama. A decir verdad, pasaba bastantes horas tumbada, al sol o donde fuese, dormitando la mayor parte del día. Antes no era así, antes se afanaba por trabajar, por estudiar la muerte, por poner orden a las almas de los esclavos o nobles que comenzaban su tránsito hacia el otro lado. Pero volver de entre los muertos había dejado bastante afectada a la nigromante, que parecía esperar, paciente, a que algo cambiase su vida o se muriese, sin más. El rescate de Jotnar alivió su pesar, pero no era suficiente, Amessis necesitaba acción, necesitaba que la gente muriese para ser útil. Pero ni siquiera era una sacerdotisa y ya no conservaba su estatus de noble, pues se había borrado los círculos, dejando en su lugar unas cicatrices. Así, se pasaba el día durmiendo o fingiendo estar muerta. 

Nepthis tenía la costumbre de señalarle casi siempre -todas las veces, en realidad-, que dormir boca abajo no era bueno. Amessis había corregido eso, pero continuaba tumbándose así porque era natural en ella. La sacerdotisa seguría hablando de sus dolencias de espalda hasta que a Amessis le diera un lumbago y entonces, cuando se quejara del dolor, Nepthis le diría "te lo dije"; de modo que no se quejó ni una vez y comenzó a salir al jardín para ayudar al enano con sus plantas. Lamentablemente, Amessis no podia devolver a la vida flores muertas y eso, la verdad, acabó por deprimirla un poco más.

Así que, cuando escuchó el murmullo en la puerta, simplemente no salió a ver qué pasaba, se dio la vuelta y siguió tirada en la cama, lánguida cual gato, dejando que el sol le calentara la piel del torso. Solo cuando se hizo evidente que había alguna novedad, la nigromante se desperezó y se aproximó a ver qué ocurra, pero quedándose en la puerta, bajo la sombra de una palmera. Para pasarse el día tirada como un muerto sin hacer nada, Amessis conservaba un atractivo de infarto y apenas se cubría el cuerpo porque le molestaba llevar ropa. Miró a los esclavos y a los hombres mientras se pasaba la mano por un pecho, distraida, y pensaba cuánto tiempo tardarían en morir y, en consecuencia, si serían más útiles muertos que vivos.

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14/11/2021, 17:02
Lurzca

Lurzca había encontrado en aquella gente, lo más parecido a un hogar que había conocido nunca. Era gente extraña, una mujer muy bella, pero más muerta que viva. Una sanadora recta y seria, con buen corazón pero de pocas y tajantes palabras y un enano. No había visto a muchos de su raza, pero ninguna historia hablaba de su gusto por la jardinería, ni tampoco de su nulo aprecio a la bebida alcohólica. Pero fueran como fueran, esos tres extraños personajes eran ahora su familia.

Por ello, cuando escuchó que Jotnar hablaba con alguien y que ese alguien le tomaba por un mero sirviente, salió al exterior con ansias de partirle los morros a aquella mujer tan desconsiderada. No obstante, cuando vio con quien estaban tratando, se sorprendió bastante. Sin duda era una mujer adinerada, una noble. Además, parecía que tenía un trabajo para ellos, lo cual era bueno, pues no habían recibido demasiados encargos buenos en los últimos tiempos y el dinero empezaba a escasear. 

¿Todo bien? - Le preguntó a Jotnar y este asintió con la cabeza. Ante su respuesta, se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared a la espera de que aquella grotesca mujer desvelara que quería de ellos.

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14/11/2021, 17:03
Masud Enran-khi

¿Podemos pasar adentro, o nos van a atender aquí fuera? - Preguntó Masud.

Evidentemente, en la calle y a casi cincuenta grados, no era el mejor lugar donde llegar a un acuerdo. Por ello, accedieron a que Masud y su señora se internaran en la oficina de la compañía.

Aquella desgradable mujer miró aquel humilde recinto con desprecio e incluso pasó un dedo por encima de una repisa y miró su yema sucia de polvo con desaprobación. No obstante, no dijo nada sobre aquello, aunque por el gesto que mostraba lo decía todo. Al fin y al cabo estaba tratando con despreciables carroñeros. Gente útil para sus intereses, pero sucios y despreciables al fin y al cabo.

Masud buscó una silla de apariencia más o menos cómoda y se la ofreció a su señora para que se sentara. Miró el asiento y resopló. Si no había nada mejor, lo aceptaría y finalmente aposentó sus enormes nalgas sobre el asiento.

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14/11/2021, 17:03
Nehit Ini-herit

- Verán... - Empezó a hablar aquella mujer de voz penetrante, casi masculina. - Iré al grano. Es lo mejor para todos... - Dejó caer. - Uno de mis hijos, el menor, Horpet, se ha marchado con una caravana de comerciantes. Se ha unido como mercenario. Lo sé porque dejó una nota... - Gruñó mientras apretaba los puños y bajaba la mirada. Sin duda le avergonzaba aquello. - Quiero que lo rescaten y lo traigan de vuelta. Se marcharon hace ya dos amaneceres en dirección sureste, siguiendo el río de las lanzas... - Les contó. - Les daré dos mil piezas de oro en total. Un tercio ahora y el resto a su regreso con mi estúpido hijo...

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14/11/2021, 17:03
Nepthis

Nepthis analizaba a Nehit Ini-herit aún con más severidad de lo que ella los examinaba a ellos. Masud Enran-khi le había proporcionado un lugar a la sombra mas, empero, Nepthis sabía que su ama se hallaba en una posición más confortable que cualquiera de ellos. El tejido adiposo corporal era un aislante térmico, no sólo desarrollado en climas fríos en especies del norte de Faerûn como morsas, focas o pingüinos, sino también beneficioso en climas cálidos como Mulhorand. La termorregulación que ofrecía la grasa corporal era una de las pocas ventajas que ofrecía el sobrepeso de la señora.

—¿Qué edad tiene su hijo, señora Ini-herit? —le preguntó en un tono de desdén mal disimulado la sacerdotisa de Hathor—, ¿y a dónde se dirigía la caravana que lo mantiene... preso, contra su voluntad?

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14/11/2021, 17:03
Amessis

Amessis estaba apoyada sobre una columna, parecía que se fuese a resbalar por ella en cualquier momento para quedar tumbada en el suelo. Había estado mínimamente interesada en la oferta, ahora que conocía los detalles no le interesaba en absoluto, de modo que casi se desentendió del tema. A fin de cuentas, era Jotnar el que mandaba y ella, bueno, solo estaba allí por gusto.

-Enséñanos la nota. Pero si se ha ido por su propia voluntad, no tenemos que rescatarlo de ningún sitio -señaló, lánguida, la nigromante-. Solo traerlo de la oreja para ti. 

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14/11/2021, 17:04
Jotnar

Jotnar estaba preocupado. Preocupado por el marco de su puerta, ¿es que nadie pensaba en los marcos de las puertas? Sudar la gota gorda bajo un sol de justicia allá afuera podría ser incluso bueno para que aquella mujer pudiese empezar a caber por la mayoría de ellos sin tener que estar empleando una palanca para desafiar las leyes de la física. Pero el muy desconsiderado de Masud quiso entrar dentro.

Por suerte, la puerta pasó la prueba, pero allí no había terminado la cosa; segundos después se encontró preocupado por la integridad de su silla, ¿es que nadie pensaba tampoco en las sillas? ¡que forma de despreciar el arduo trabajo del carpintero maltratando el mobiliario de aquella manera! Pero la silla también aguantó. Aquella silla era una heroina silenciosa.

Fue entonces cuando Nepthis habló haciendo que sus pensamientos volvieran a la realidad. La sacerdotisa de Hathor había hecho la pregunta importante. Y Amessis había añadido algo que sonaba bastante evidente porque, en vista de lo presente, el término "marcharse" debía ser una forma eufemista de expresar "huir despavorido".

Jotnar no culpaba al muchacho.

Aunque los problemas familiares de los Ini-herit no podían importarle menos. Ellos no estaban allí para resolver la disfuncionalidad familiar de nadie, estaban allí para cumplir encargos. Que hubiera que tirarle de la oreja a una persona o rescatarla le daba un poco lo mismo así que esperó a ver en qué quedaban las preguntas de las dos mujeres.

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14/11/2021, 17:04
Nehit Ini-herit

Tiene veinte años... - Respondió a la primera de las preguntas. - No tengo ni idea de cual es su destino, sólo se que marcharon al sureste. Mi hijo es un idiota ¿saben? - Se mantuvo unos instantes en silencio para que aquellos mercenarios asimilaran la información. - Llevaba un tiempo hablando de conocer mundo. Me dijo que quería viajar y ver las maravillas de... - Resopló. Le faltaba el aire. - ¿No hace demasiado calor aquí? - Negó con la cabeza. Era evidente que no se encontraba a gusto entre esas cuatro paredes. - El caso es que siempre se lo impedí. Tiene un futuro como contable en la compañía de su padre. Si él se entera de su marcha, simplemente no tendrá futuro. - Miró entonces a Amessis. - Y si lo traen de vuelta de la oreja y con una buena patada en el culo... - Dio una palmada en el aire. - ¡Mejor que mejor!

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14/11/2021, 17:04
Nepthis

Las palabras se quedaron flotando en el aire, como un signo de interrogación.

Le siguió un silencio pesado, mientras que Nepthis mantenía la mirada de Nehit Ini-herit con una expresión neutra. De modo que su primer trabajo iba a ser encontrar a alguien, en alguna parte. Estupendo.

Nepthis lanzó un hondo suspiro y decidió ignorar las protestas de la que iba a ser su próxima patrona, conteniendo las ganas de recetarle una estricta dieta a base de carnes blancas y verdura.

—Señora Ini-herit, supongo que es consciente de que no nos está proporcionando muchos datos para empezar a buscar —replicó Nepthis—. Denos una descripción detallada de su hijo, y cuéntenos todo lo que sepa de la compañía de mercenarios en la que se ha alistado, de la caravana de comerciantes con la que viaja y, si es posible, de qué mercancías transportaban.

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14/11/2021, 17:05
Jotnar

Jotnar se rascó la barba con gesto pensativo y mientras Nepthis se entregaba a la encomiable pero ardua tarea de sacarle información útil a aquella mujer, se acercó a uno de los cajones del mostrador de entrada y extrajo un tubo de pergamino, del que a su vez extrajo un mapa. Del mapa ya no se podían extraer más cosas así que muy a su pesar tuvo que romper el bucle y volver mientras lo desenrollaba y lo ponía sobre una mesa.

Lo único "relevante" que hay en esa dirección es Mishtan—murmuró observando el susodicho. Aunque de pronto cayó en la cuenta de algo y levantó la cabeza de golpe—. ¡Anda! ¿Ese no es el típico lugar al que te encantaría ir a hacer turismo, Amessis? Para que luego digas que no te llevamos a sitios bonitos.

Volvió a bajar la vista para inspeccionar el mapa como si acabase de comentar algo totalmente normal. La verdad es que lo correcto sería decir que más que turismo lo que la nigromante haría sería la compra; escogiendo un zombi de aquí o un esqueleto de allá para llevárselos de paseo por ahí y todas aquellas cosas pintorescas que les gustaba hacer a los nigromantes.

—Está continuamente en obras, es lo más remotamente llamativo que podría encontrar un mercader que venda cualquier cosa que sirva allí—se encogió de hombros—. Pero es sólo un palo al agua. Cuantos menos castillos en el aire y más información real, mejor. Señora, ¿puede decirnos algo de lo que Nepthis ha preguntado?

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14/11/2021, 17:06
Amessis

Amessis parecía a punto de lamerse la muñeca solo por hacer algo. Estaba soberanamente aburrida, rescatar adolescentes malhumorados de las garras de una madre posesiva no era un trabajo interesante. No tenía nada mejor que hacer que tumbarse al sol. Pero la mención de Mishtan hizo que levanatara la mirada del suelo y ladeara la cabeza.

-Mishtan -dijo sin más para acercarse a Jotnar con los ojos brillantes, como si le hubiese dicho que iban a por dátiles al mercado. A Amessis le gustaban mucho, pero los comía poco, ya que las veces que habían comprado, la nigromante se los había ventilado de una sentada y el enano había decidido apostar por el bien económico del grupo-. Esqueletos custodian las tumbas y las protegen de saqueadores, es sabido por todos. Es sabido por todos que es un desafío para cualquier mercenario codicioso o aventurero infame, no como nosotros, honrados trabajadores, que el lugar de reposo de los faraones está lleno de tesoros y reliquias que éstos portan al más allá.

Amessis se acomodó en un diván, lánguida, la abertura de la túnica mostrando un muslo bronceado que poco se había visto por allí, alzando un pie cubierto por una sandalia. Parecía posar en cada cosa que hacía.

-Cuéntenos más, por favor.

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14/11/2021, 17:06
Nehit Ini-herit

Mi hijo es un joven de piel bronceada, pelo oscuro bien recortado, labios gruesos, mirada carismática... - Miró a las tres mujeres algo desconfiada. - Es un chico muy atractivo. En cuanto deis con él sabréis que es él. - Hizo memoria. - Os he dicho que se llama Horpet y que tiene veinte años y... - Se quedó pensativo. - Lleva una coraza dorada con relieves que fue de su padre y una espada con una gema roja incrustada. - Tomó aire. El solo hecho de hablar parecía agotarle. - No creo que os haga falta mayor descripción. - Entonces miró a Masud y le dio la palabra.

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14/11/2021, 17:07
Masud Enran-khi

Creemos... - Carraspeó. - De hecho estamos bastante seguros de que ha partido con la compañía de Kheperkara. - Kheperkara era una familia noble de Gheldaneth muy bien posicionada económicamente y que tenía gran influencia en el Templo de Neftis, el cual además era uno de los que tenía mayor número de miembros en el consejo que gobernaba en la ciudad. - Viajaban como bien decía hacia Mishtan. Un grupo de templarios de Neftis se unió a la caravana. Estaba formada por un total de unos sesenta miembros. Veinte de ellos esclavos, y el resto entre soldados, mercenarios y templarios... - Hizo una breve pausa. - Le sacamos la información a una esclava del servicio con la que Horpet... - Miró de reojo a su patrona y cuando comprobó que estaba distraída abanicándose y tratando de no fundirse, realizó un gesto obsceno con las manos. - Es posible que quieran saquear alguna tumba. No lo sabemos, pero eso conllevaría una muy mala reputación para la familia y posiblemente recaería una maldición sobre nuestras cabezas... - Frunció el ceño muy serio. - De ahí la vital importancia de que Horpet sea interceptado antes de que cometa una estupidez que afecta al buen nombre de la familia Ini-herit.

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14/11/2021, 17:07
Nepthis

Nepthis se frotó el mentón tras la satisfactoria explicación de Masud, aunque habría fruncido los labios con el gesto obsceno que el esclavo hizo a escondidas de su patrona. Buscó con la mirada a Jotnar.

—No hay más preguntas —le dijo más al enano que a Masud o Nehit, como dándole pie a que expresara su aquiescencia o negativa, y que negociara los últimos términos del contrato.

Por mucho que renegara del politiqueo imperante en la Iglesia de Hathor, Nepthis seguía formando parte de la nobleza de Mulhorand. No deseaba ser ella la que negociara el pago o las condiciones, pero había algo en los términos expuestos por Nehit que le producía una comezón en la piel semejante a un sarpullido: el hecho de haber ofrecido por adelantado la tercera parte de una cifra monetaria que no era divisible entre tres.

Por lo que a ella respectaba, era una muestra más de lo descuidada que era la Señora Ini-Herit: con su salud, con la educación de sus hijos, y hasta en estos pequeños detalles mundanos como aquel.

—Hmpft —murmuró con desagrado.