Partida Rol por web

Los susurros de Benjamin me despertaron, deseando por un momento continuar durmiendo plácidamente, tal y como lo hacía; pero aquel anhelo se desvaneció al abrir mis ojos y ver la cara de mi novio sonriendo.

-Sólo un minuto más… - le dije, con mirada suplicante, y volví a apoyar la cabeza en su hombro, rodeándole con mi brazo.

Cerré los ojos, apretándole con fuerza durante un instante, aspirando su olor, escuchando el sonido de su corazón, sintiendo el calor de su cuerpo; quería guardar todas aquellas sensaciones en mi recuerdo.

Alargué aquel minuto cuanto pude, volviendo a abrir los ojos para levantarnos y retomar nuestras obligaciones. Pero antes…

-H-hay algo que quiero decirte… - comencé a hablar, incorporándome en la cama para sentarme sobre mis rodillas junto a Ben, tapándome con la sabana, pudorosa. – Eres lo mejor que me ha pasado nunca. Nunca. – dije sonrojada, apretando la sábana contra mí, soltando finalmente una de las manos. – No lo olvides, ¿Vale? – le pedí, dándole un par de toquecitos en la frente con mi dedo índice.

De algún modo, no sólo se lo pedía a él, sino que era un deseo que expresaba en voz alta; el deseo de que todo lo que se avecinaba saliera bien, pero sin perder lo que más quería.

-Ahora sí, vamos. – dije con una sonrisa, dándole un rápido beso en los labios y saltando por encima de él, dejando la sábana atrás y saliendo de la cama.

Como de costumbre, Benjamin me cedió el baño en primer lugar, así que tomando mi ropa me metí en este para asearme y prepararme. Tras ello fue su turno, y cuando ambos estuvimos listos cogimos de la habitación todo aquello que llevaríamos con nosotros, para finalmente abandonar el cuarto cogidos de la mano.

Elizabeth me pide unos minutos más de descanso, y yo sólo puedo asentir con una suave risita y cerrar los ojos para disfrutar ese tiempo con ella.

Pero al cabo de unos instantes, me sorprende diciento que tiene algo que contarme. Se incorpora hasta ponerse de rodillas, cubriéndose con pudor. Yo me siento, preocupado por lo que pueda tener que decir, pero pronto mi temor se desvanece. Se ve reemplazado por la vergüenza y el cariño, cuando me dice que soy lo mejor que le ha pasado. Nunca. Incluso me da unos toques en la frente exigiendo que no lo olvide. En un principio me lo tomo con humor, pero cuando salta por encima de mí y entra en el baño, el humor desaparece.

Sí que lo olvidaré, todos estamos destinados a olvidar...

Ese pensamiento ensombrece mi mente durante unos instantes. Es mucho lo que sacrificamos y nos jugamos en esta empresa. Y sin embargo aquí estamos, dispuestos a llevarla a buen término. Sería demasiado injusto que el destino nos pagara con esa moneda.

Y no lo va a hacer.

Lo pienso decidido, recordando la promesa que le hice a Liz. Da igual lo que pase, volveremos a estar juntos. Puede que, en teoría, no dependa de mí, pero estoy decidido. ¿No dicen que somos tan poderosos? ¿Para qué tanto poder, sino para esto?

Sigo pensándolo cuando entró al baño a asearme, tras salir Liz, y cuando salgo ya preparado lo hago con una amplia sonrisa, tomando la mano de Elizabeth pero sin seguirla hasta la puerta. En su lugar, tiro de ella y la atraigo hasta un firme abrazo.

Te hice una promesa y pienso cumplirla, ¿vale? Juntos, siempre juntos. Palabra de dragón.

Tras esas palabras, le doy un beso suave y tierno, lentamente, antes de tomar su mano de nuevo y dirigirnos a la puerta.

Tenemos mucho que hacer.

Me desperecé con una sonrisa enorme al escuchar la dulce voz de Rina a mi lado, calentando mi cuerpo. El roce de su piel y su vez en mi oído... hicieron que mi despertar fuera pletórico.

- mmmm - hice un amago de hacerme el perezoso, bromeando. Quién sabe cuando más íbamos a poder estar así, a solas, si es que alguna vez podríamos. Me lancé sobre ella entonces lanzando un rugido, bromeando, y besándola.

Hice el amor con ella, disfrutando, borrando de mi mente el hecho de no saber qué iba a pasarnos a partir de ahora.

Busco la habitación de Katherine y llamo a la puerta, en tono suave, pero insistente.

- Kath - digo mientras llamo - Katherine, ¿estás bien?

Si no obtengo respuesta entraré con sumo cuidado, no quiero comprometerla.

Se mete en la habitación, también para coger los abrigos de ambos pero ya en soledad extiende su mano para hacer aparecer el fuego azul, e invocar a su zorro interior, imaginaba que la esperarían, esperaba que si.

- niña traviesa, ven aquí... -murmuró, con una pequeña sonrisa en los labios.

Recostada en la cama es como aparece la pequeña Kitsune, que sonriente mira a Rina mientras dice:

- Vaya... parece que ya no puedes estar un día sin verme eh... jejeje, supongo que quieres hablar de algo no?

Se estira perezosamente, si no fuera porque Rina sabe que no es así parecería una simple adolescente que se acaba de despertar y esta estirándose en la cama de la que no quiere levantarse aun

Durante el trayecto Ben había notado como la chica había dejado de estar fría, pero tenía aun bastante fiebre, la chica pesaba muy poco, de hecho pesaba demasiado poco para la altura que tenia lo que podría llegar a ser preocupante.

Al dejarla sobre la cama Natuk seguía durmiente, la chica pese a tener los ojos cerrados de vez en cuando caían lagrimas por sus mejillas. Por su parte Rina nota como la esfera está hecha de cristal, pero está muy fría, realmente fría como si estuviera hecha de hielo, al llevarla puede confirmarlo es una representación de la tierra, pero algo le llama la atención, en la zona que corresponde a donde ellos están hay 16 pequeños puntos todos muy juntos.

16 puntos, es lo que puede ver, traga saliva ¿que era eso?, ¿gente como ellos?¿humanos?¿era acaso esta esfera la forma en que los localizaban?. la kitsune no podía mas con las dudas, y quedó un poco más atrás, viendo aquello. Y sacó la cuenta mental, los mágicos eran 15, y mas la última, 16, y mas Himiko, 17, ¿eran los mágicos los que aparecían en esa esfera?. La joven apretó los dientes.

-Foster-san, por favor, vaya con Mako-kun, y vean de poder vigilar un poco afuera, - la chica descubre un poco la esfera - hay 16 puntos, no sé si son los mágicos o son soldados, y es mejor prevenir, yo me quedo con Liz-chan, - cierra la esfera y la deja en el suelo.

- pregunté a Himiko-san, cómo era que nos distinguían, y no me respondió, ahora creo que puede ser con esa esfera, pero considerando a la ultima, sumamos 17, de ahí... mi duda de que no estemos ya rodeados de soldados... - la kitsune se volvió hacia la chica.

- ella, de todos, es la que más a sufrido, lo que le hicieron es indecible, y me sorprende que continúe viva, también vi lo que viste, Liz-chan - apunta y vuelve con la chica, colocando su mano en la frente, tan caliente, había que bajarle la fiebre cuanto antes.

- Katarzyna parecía tener conocimientos de primeros auxilios, mejores que los míos, ella podrá atenderla mejor, de momento debemos bajarle la fiebre a cómo dé lugar, preparar te y un plato caliente - se puso de pie, y dejando la esfera a los pies de la cama, sin envuelta, buscó algo en donde echar agua, y un paño para poder poner en la frente de ella. Al volver, comenzó a sacarle la ropa, que se encontraba mojada, había que refrescarla cuanto antes, si la fiebre seguía, podría entrar en colapso.- Liz- chan, por favor, ayúdeme con sus pantalones, la cubriremos con los sacos de dormir que hay, uno solo, no necesita mucha ropa- si la fiebre no bajaba, habría que ponerla en una tina con agua.

-Liz-chan, por favor, si puede, no deje de tranquilizarla, sus delirios pueden... - no terminó la frase, era demasiado obvia. Tragó saliva, y miró a Ben, él comprendería que era un peligro cierto, si eran soldados tendrían que combatir, ya sabia lo que había pasado la ultima vez, pero también sabia las razones de esa acción. Esta vez no ocurriría lo mismo, el problema es que estarían ellos cuatro, defendiendo, Makoto, Ben, Himiko, y ella.

- creo que tendremos que ver mejor esa esfera... pero me da pudor hacerlo sin el permiso de Natuk-san-y era obvio, la vigilaba con mucho celo, podría desatar su desconfianza si ellos hurgueteaban entre sus cosas.

Llevo a Natuk en brazos al interior. Es sorprendentemente fácil, y eso no es buena señal. No es porque yo me haya vuelto más fuerte, es por ella. No pesa apenas nada, está en los huesos. Ya no emite ese frío de antes, pero se ve en su rostro tembloroso que sigue víctima de la fiebre.

Las chicas van abriéndome las puertas al paso, hasta que llegamos a una de las habitaciones vacías. Elizabeth abre la cama, y deposito a la chica sobre el colchón con cuidado. Mientras ellas se ocupan de acomodarla, me aparto para comprobar que la ventana esté bien cerrada y asegurada. Al mismo tiempo, Rina comienza a hablar sobre esa esfera de cristal.

¿Diez y seis? -Pregunto, echando cuentas, aunque ya la Kitsune lo dice en alto, mostrando sus temores- Bueno, eso podría tener una explicación... -Ne acerco de nuevo a las chicas, sentándome a los pies de la cama, poniendo una mano sobre los pies de Natuk con ternura y preocupación- Himiko me dijo que su naturaleza vampírica la hacía diferente a nosotros, que ella no tenía energía mágica en su interior. Puede que por eso esa... cosa no la detecte.

Aún así, entiendo su preocupación. Ahora que tenemos a esta mujer aquí, la seguridad es lo único importante. Si un grupo de esos cabrones apareciera... Que esos puntos seamos nosotros no significa que no pueda haber soldados cerca. Es más, que esa cosa pueda detectarnos hace que ne plantee si no habrá otros instrumentos parecidos, en manos de ellos.

De todos modos, iré a echar un vistazo. Makoto ya ha ido a avisar a Himiko, haré una ronda alrededor del castillo, para asegurarme de que todo está en orden. Así estaremos todos más tranquilos, ¿vale? -Miro a Liz, poniéndome en pie, tratando de tranquilizarla. Me acerco y le doy un abrazo, terminando con un beso suave antes de separarme- No tardaré. -Me acerco a Natuk, inclinándome sobre ella y acariciándole el pelo de la frente- Aguanta, Natuk. Estás entre amigos...

Me dirijo a la puerta, dispuesto a realizar una ronda completa por los alrededores.

Dragón, es hora de cazar...