Partida Rol por web

La última noche (Disney Edition)

0.1. Prólogo

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16/11/2020, 11:53
Hada Azul

Había una vez, en una casa de una familia homoparental, en España, los llamados ''Rodíguez Stuard'', de procedencia inglesa-española. Vivían en un pueblecito de Asturias.  El protagonista de este cuento,  nada y más y nada menos que Andy, un pequeño crío de 8 años de edad, quien estudiaba en cuarto de primaria en el colegio ''Fantasía''. Andy no era un niño muy social, si bien es verdad que su mejor amigo se trataba de  Miguel, un niño de complexión gruesa con gafas, no tenía más amigos. No es que los precisase, pues con Miguel vivía toda una aventura. Empero, sí que era cierto que cuando Miguel se pasaba los días con la cabeza en algún libro de lectura, Andy no sabía con quién irse, ni qué hacer. Y es que... Andy era enemigo de los cuentos. ¡Los odiaba! Él prefería jugar a las batallas, a la Play Station o a la Xbox. Las niñas de su clase solían hacerlo con los castillos, a los piratas y a encarnar algún personaje de una película... a él no le gustaba.

Pero un buen día, en el cumpleaños de su hermano mayor Luis Migue y su pandilla encerraron a su hermano en el cobertizo de la casa de su abuelo. Andy empezó a gritar y a llorar, sin resultado ninguno.

-Eh, enano, ¿ya te has cansado? -Escuchó decir de su hermano detrás de la puerta de madera. ¿Vas a volver a decir que mis amigos son unos frikis de la lectura?

Andy negó con la cabeza y entre sollozos espetó que jamás lo volvería a decir.

-Así me gusta, renacuajo. Ahora, puedes salir.

''Luismi'' le abrió la puerta a su hermano, lo cogió de la oreja y lo llevó al salón, donde el abuelo estaba mirando la chimenea. El abuelo era un hombre muy sabio de 70 años. Estaba curtido en mil y una batalla. Así pues, cuando sus dos nietos volvieron a irrumpir su amada y deseada mujer: la soledad, les regañó y les amenazó con llevarlos a la policía o con sus padres, o donde fuera que dejasen a los niños maleducados. ¿Qué sitio era aquel? Ah, sí, la isla de los juegos. 

-¿La isla de los juegos? -preguntó el pequeño cuando su hermano se había ido, secándose las lágrimas con la manga de la camiseta.

-Es el lugar donde los niños no buenos iban. 

-Pero...¿qué es?

El abuelo le ordenó a su nieto que se sentase en el sofá.

Andy obedeció y, atento, empezó a escuchar la historia de su abuelo.

-Verás, pequeño. Había una vez, en un lugar, un hombre carpintero que era padre de ... ¡un niño de madera! 

-¿Un niño de madera?

-¿Crees en la magia, Andy?

-La magia no existe.

-¡Oh!, ¡lo sabía! Intuía que eras de esos. Bueno, pues en esta historia la magia existe de verdad... Verás, en una noche, la Hada azul visitó a Pinocho, el muñeco de madera que había creado Gepetto, el carpintero y para acabar con la soledad y tristeza  del hombre... ¡Lo convirtió en madera!

-¡Pero eso como va a ser posible!

El abuelo ya molesto porque su nieto no dejase de contradecirle, le pidió que, por favor, sólo podía hablar cuando él acabase o... no podría contarle nunca más ninguna historia. Por lo que, el pequeño niño, aceptó.

-Como iba diciendo, Pinocho era un niño muy, muy malo, que deseaba ser un niño de verdad. ¡Pero, claro! No iba al colegio, no estudiaba, no hacía los deberes, obedecía a su padre y... no leía. Le gustaba jugar y jugar, por lo que un buen día, unos gatos o... zorros, no me acuerdo muy bien, le dijeron que si iba con ellos lo pasaría de miedo. Y así fue, pequeño, Pinocho no obedeció a su padre. Se fue con esos dos animales y... ¿sabes qué pasó?

Andy negó con la cabeza a la espera de que continuara la lección o la historia.

-¡Acabó en la isla de juegos! Pinocho bebía alcohol, fumaba y jugaba sin parar.

-¡Pero eso está mal!

-¡Y tanto! ¿Y sabes qué más? ¡Se convertía en burro!

-¡En burro!

-¡Sí, en burro! ¡Los niños se convertían en burros a los que luego los mataban y hacían abrigos con sus pieles!

-¡AAAAAAAAAAAAAAAH!

El abuelo sonrió victorioso.

-¿A qué da miedo?

-¡Da mucho miedo! -pausó- ¿Y eso me pasará a mí?

-Si no lees, te metes con los demás y no obedeces a tus padres... sí.

-¡Yo no quiero ser un burro!, ¡qué puedo hacer!

-Te contaré un secreto... -Se acercó a su nieto-, arriba en mi desván hay una caja de cuentos infantiles. Si vas y los lees todos... ¡Serás perdonado!

Interesado por los cuentos, aunque más bien por su reputación, Andy subió corriendo al desván. Efectivamente, allí se encontraba la caja llena de polvo.

El niño se los llevó todos los cuentos a su casa y, durante los días siguientes, estuvo sumergido en unas buenas lecturas de princesas, príncipes, héroes o villanos. 

Una buena noche de Navidad, el pueblo estaba iluminado por una inmensa luna llega. Andy se encontraba cansado. En sus manos descansaba el libro del Rey León. 

-Ey, mi niño -Su padre había llamado a la puerta y entró dulcemente, observando a su hijo casi abrazado por Morfeo.- Hay que descansar, ya es muy tarde...  -Le otorgó un beso a hijo, lo arropó y apagó la luz.

Amaneciendo y dando un nuevo día al pueblo asturiano, Andy, confundido, se despertó creyendo que había que ir al colegio.

-Ay, unos cinco minutos más, papá...

Notaba como una mano le acariciaba la cara.

-''Oh, ¿no es muy dulce?'' -comentaba una voz anciana.

-¡No me gusta, es un demonio, seguro que tiene la rabia!'' -En este caso, la voz procedía de un hombre un poco malhumorado.

Confuso, Andy abrió los ojos y... la boca.

-Q-Qué... ¿¡Quiénes sois!?

Delante de él, había nada menos que ocho personas mirándolo.

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16/11/2020, 11:54
Hada Azul

Pero aquello sucedía a kilómetros de donde te encontrabas y aún no lo podías saber. Habías aparecido nada más y nada menos que en un lago misterioso. Tu cuerpo semidesnudo, sólo estabais cubiertas de cintura hacia arriba, sentía el flujo del agua helada del lago.

Al mirar hacia tu  alrededor sólo podías divisar agua y bosque. ¿Dónde te encontrabas? ¿Y por qué era diferente del mundo de los humanos de Melody?

 

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17/11/2020, 23:11
Melody

Algo me había arrastrado casi no podía abrir los ojos y se sentía cada vez mas frío, salí del agua y me arrastré lejos del frío hasta llegar a la orilla. Tosí por la falta de aire en mis pulmones ya que el remolino o lo que fuera que me había atrapado me había presionado tanto el abdomen que solté todo el aire que tenía.

Cuando abro los ojos y levanto la vista, un frondoso bosque apareció justo en frente. Aturdida comencé a ver a mi alrededor pero cuando caigo en mis piernas... ''Espera... ¿piernas?¿y mi cola...?'' asustada, me levanté demasiado rápido para mi gusto y cuando pude concentrar mi vista a mi alrededor cayó en una mujer que se encontraba cerca y parecía señalar algo o a mi... Cuando caigo en la cuenta veo que no tenía puesto ninguna muda por debajo de mi cintura, pego un chillido y siento sobre mis talones intentando ocultar mi zona inferior mientras buscaba con lo cual taparme...

- Disculpe... creo que me he perdido, ¿tendría algo que me pudiera prestar para cubrirme... por favor? - pregunto avergonzada a la señora.

Mientras mi mente también intentaba buscar algo de lógica en todo aquello, todo me sonaba cada vez mas extraño. No recordaba como había llegado allí ni mucho menos y tampoco conocía aquel lugar aunque no estaba muy segura de que era muy diferente de donde me había criado, por lo que pregunté a la misma mujer.

- Siento interrumpirla pero debo saber donde me encuentro, ¿dónde estamos? - pregunto con una mirada desconcertada.- ¿A qué océano pertenecen estas aguas...? - pregunté esperando tener alguna respuesta positiva de aquello y en el que pudiera pedir ayuda a alguien...

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17/11/2020, 23:52
Dory

-Estáis desnuda... ¡Vaya! Será mejor que os tapéis con mi chaqueta amarilla, pero la quiero de vuelta. -Comentó la joven dándole la sudadera ¿Aguas? ¡Qué aguas! ¿Océano? Océano...Se me olvida algo... ¡Oye! -exclamó dejando su caña en la orilla- ¡yo puedo ayudarte! ¡Sí! ¡Te daré mi sudadera...! 

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18/11/2020, 10:38
Hada Azul

Había una vez, en una casa de una familia homoparental, en España, los llamados ''Rodíguez Stuard'', de procedencia inglesa-española. Vivían en un pueblecito de Asturias.  El protagonista de este cuento,  nada y más y nada menos que Andy, un pequeño crío de 8 años de edad, quien estudiaba en cuarto de primaria en el colegio ''Fantasía''. Andy no era un niño muy social, si bien es verdad que su mejor amigo se trataba de  Miguel, un niño de complexión gruesa con gafas, no tenía más amigos. No es que los precisase, pues con Miguel vivía toda una aventura. Empero, sí que era cierto que cuando Miguel se pasaba los días con la cabeza en algún libro de lectura, Andy no sabía con quién irse, ni qué hacer. Y es que... Andy era enemigo de los cuentos. ¡Los odiaba! Él prefería jugar a las batallas, a la Play Station o a la Xbox. Las niñas de su clase solían hacerlo con los castillos, a los piratas y a encarnar algún personaje de una película... a él no le gustaba.

Pero un buen día, en el cumpleaños de su hermano mayor Luis Migue y su pandilla encerraron a su hermano en el cobertizo de la casa de su abuelo. Andy empezó a gritar y a llorar, sin resultado ninguno.

-Eh, enano, ¿ya te has cansado? -Escuchó decir de su hermano detrás de la puerta de madera. ¿Vas a volver a decir que mis amigos son unos frikis de la lectura?

Andy negó con la cabeza y entre sollozos espetó que jamás lo volvería a decir.

-Así me gusta, renacuajo. Ahora, puedes salir.

''Luismi'' le abrió la puerta a su hermano, lo cogió de la oreja y lo llevó al salón, donde el abuelo estaba mirando la chimenea. El abuelo era un hombre muy sabio de 70 años. Estaba curtido en mil y una batalla. Así pues, cuando sus dos nietos volvieron a irrumpir su amada y deseada mujer: la soledad, les regañó y les amenazó con llevarlos a la policía o con sus padres, o donde fuera que dejasen a los niños maleducados. ¿Qué sitio era aquel? Ah, sí, la isla de los juegos. 

-¿La isla de los juegos? -preguntó el pequeño cuando su hermano se había ido, secándose las lágrimas con la manga de la camiseta.

-Es el lugar donde los niños no buenos iban. 

-Pero...¿qué es?

El abuelo le ordenó a su nieto que se sentase en el sofá.

Andy obedeció y, atento, empezó a escuchar la historia de su abuelo.

-Verás, pequeño. Había una vez, en un lugar, un hombre carpintero que era padre de ... ¡un niño de madera! 

-¿Un niño de madera?

-¿Crees en la magia, Andy?

-La magia no existe.

-¡Oh!, ¡lo sabía! Intuía que eras de esos. Bueno, pues en esta historia la magia existe de verdad... Verás, en una noche, la Hada azul visitó a Pinocho, el muñeco de madera que había creado Gepetto, el carpintero y para acabar con la soledad y tristeza  del hombre... ¡Lo convirtió en madera!

-¡Pero eso como va a ser posible!

El abuelo ya molesto porque su nieto no dejase de contradecirle, le pidió que, por favor, sólo podía hablar cuando él acabase o... no podría contarle nunca más ninguna historia. Por lo que, el pequeño niño, aceptó.

-Como iba diciendo, Pinocho era un niño muy, muy malo, que deseaba ser un niño de verdad. ¡Pero, claro! No iba al colegio, no estudiaba, no hacía los deberes, obedecía a su padre y... no leía. Le gustaba jugar y jugar, por lo que un buen día, unos gatos o... zorros, no me acuerdo muy bien, le dijeron que si iba con ellos lo pasaría de miedo. Y así fue, pequeño, Pinocho no obedeció a su padre. Se fue con esos dos animales y... ¿sabes qué pasó?

Andy negó con la cabeza a la espera de que continuara la lección o la historia.

-¡Acabó en la isla de juegos! Pinocho bebía alcohol, fumaba y jugaba sin parar.

-¡Pero eso está mal!

-¡Y tanto! ¿Y sabes qué más? ¡Se convertía en burro!

-¡En burro!

-¡Sí, en burro! ¡Los niños se convertían en burros a los que luego los mataban y hacían abrigos con sus pieles!

-¡AAAAAAAAAAAAAAAH!

El abuelo sonrió victorioso.

-¿A qué da miedo?

-¡Da mucho miedo! -pausó- ¿Y eso me pasará a mí?

-Si no lees, te metes con los demás y no obedeces a tus padres... sí.

-¡Yo no quiero ser un burro!, ¡qué puedo hacer!

-Te contaré un secreto... -Se acercó a su nieto-, arriba en mi desván hay una caja de cuentos infantiles. Si vas y los lees todos... ¡Serás perdonado!

Interesado por los cuentos, aunque más bien por su reputación, Andy subió corriendo al desván. Efectivamente, allí se encontraba la caja llena de polvo.

El niño se los llevó todos los cuentos a su casa y, durante los días siguientes, estuvo sumergido en unas buenas lecturas de princesas, príncipes, héroes o villanos. 

Una buena noche de Navidad, el pueblo estaba iluminado por una inmensa luna llega. Andy se encontraba cansado. En sus manos descansaba el libro del Rey León. 

-Ey, mi niño -Su padre había llamado a la puerta y entró dulcemente, observando a su hijo casi abrazado por Morfeo.- Hay que descansar, ya es muy tarde...  -Le otorgó un beso a hijo, lo arropó y apagó la luz.

Amaneciendo y dando un nuevo día al pueblo asturiano, Andy, confundido, se despertó creyendo que había que ir al colegio.

-Ay, unos cinco minutos más, papá...

Notaba como una mano le acariciaba la cara.

-''Oh, ¿no es muy dulce?'' -comentaba una voz anciana.

-¡No me gusta, es un demonio, seguro que tiene la rabia!'' -En este caso, la voz procedía de un hombre un poco malhumorado.

Confuso, Andy abrió los ojos y... la boca.

-Q-Qué... ¿¡Quiénes sois!?

Delante de él, había nada menos que ocho personas mirándolo.

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18/11/2020, 10:38
Hada Azul

Pero aquello no lo sabías, junto con aquellas personas habías sido transportado y hecho tu vida normal en un lugar extraño, al que, al parecer, por fuerza, conocías de toda la vida. Sin saber cómo, acabarías en una especie de tienda de ''compro y vendo oro''

Sin embargo, en la zona de atrás de la tienda practicabas un negocio de oscuro pasado: el vudú. 

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20/11/2020, 16:05
Hada Azul

Habías aparecido en un lugar que no era el tuyo. Te palpaste el cuerpo. ¿A dónde habían ido tus tentáculos? Estabas semidesnuda en un despacho, nada parecido con lo que había en Atlántida. Al verte reflejada en el espejo, comprobaste que, definitivamente, habías mejorado muchísimo tus hechizos o... eso creías. La última vez que te convertiste en humana llevabas el nombre de Vanesa; pero ese reflejo de humana no era para nada igual que el que llevabas ahora. Estabas... diferente, sin embargo, te sentías más cómoda. 

Al inspeccionar el edificio, te diste cuenta que ponía algo como ''AYUNTAMIENTO'' y había, en la mesa, una placa que ponía Dña Úrsula, alcaldesa. ¿Qué significaba aquello? No lo sabías con certeza, pero tu nombre estaba allí.

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21/11/2020, 11:47
Úrsula
Sólo para el director

Sin llegar a saber a ciencia cierta qué significaba aquello de alcaldesa, Úrsula sintió una gran sensación de poder en su interior. Algún tipo de hechizo le había devuelto al mundo terrenal y ahora por fin poseía unas impresionantes piernas. Y no solo eso, su aspecto lucía espectacular y estaba más bella que nunca. 

La butaca que estaba detrás del cartel con su nombre parecía querer hablarle. Le estaba llamando a gritos y estaba invitándola a sentarse. Como un gran imán, Úrsula se dirigió hacia la silla y se sentó ella sintiendo el frío y suave tacto del cuero entre sus dedos. No conocía ese material, ni tampoco esa sensación, pero no podía parar de sonreír. 

Alcaldesa Úrsula, Ayuntamiento. ¡Todo suena maravilloso! Y sin duda parece un digno puesto de algo que ella se debía merecer.

Con una sonrisa maquiavélica colocó sus codos sobre la mesa, entrelazó sus dedos y se rio con una sonora y temible carcajada.

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22/11/2020, 00:55
Melody
Sólo para el director

Algo desconcertada por lo que decía la muchacha, dudaba que realmente pudiera ayudarme pero aun así acepté la sudadera que me la puse y al menos era lo suficientemente larga para usarla como un vestido corto. 

- Dime... ¿de donde eres?¿Qué haces por aquí? - intento sacarle alguna información del lugar donde me encontraba.