Partida Rol por web

Detrás de la nube de polvo, cuando están lo suficientemente cera, podéis ver quíen se acerca. Parece una cuadrilla. Son cinco, cuatro a caballo y una mujer en moto, todos vestidos con ropa de trabajo, manchas de grasa y suciedad no identificada adornan su vestimenta.

Se paran a unos metros de vosotros, sacando tres de ellos unas pistolas que llevaban en el cinturon, no os apuntan, pero os hacen saber que están en guardia.

- Bueno bueno... ¿pero quién tenemos aquí? - dice con una mueca, empieza a mirar la nave, Libélula, que yace inerte en el sol - Pero qué te han hecho... - susurra.

- Chicos, ya sabéis lo que hacer, quiero saber qué ha pasado aquí exactamente.

Los dos que quedaban, que no van armados aparentemente, se adelanta y empiezan a bordear la nave, tomando nota de lo que van viendo y gritándose el uno al otro pequeñas instrucciones. Se ve que llevan mucho tiempo trabajando juntos.

Deja apoyada la escopeta en su rodilla, ladenado la cabeza, estudiando al grupo que tiene en frente. Mastica lentamente una pequeña espiga que cuelga en la comisura de la boca. Haciendo un sonidillo a su caballo se adelanta unos pasos por enferte de la mujer.

Mei estaba en su posición, había ido a por la muy poco usada pistola que tenía, la llevaba por precaución, pero que ella recordase solo la había disparado un par de veces y nunca contra personas, cosa que esperaba siguiera así durante mucho tiempo. La mecánica observa lo que estaba sucediendo en el exterior de la nave, eran varios tipos montados a caballo y la que sin dudas era la líder en una moto, Mei observa en silencio ya que no podría hacer demasiado. Cuando aquellos dos tipos empiezan a examinar la nave ella no les quita ojo, a fin de cuentas, estaban metiéndose en su trabajo y eso no le gustaba ya que era responsabilidad suya arreglar a Libélula a fin de cuentas era su culpa que estuviera en ese estado.

—¡Uoh!— Grita el Sebastian al bajar la rampa de la nave —BIENVENIDOS AL DESGUACE DE HEAVEN ¡¿QUIERE EL MEJOR GANGAZO DE LOS ANILLOS EXTERIORES?! ¡Y AHORA SIN LA NECESIDAD DE MOVERSE DE SU PORCHE!—

—¡UNA EXQUISITA NAVE DE TRANSPORTE TIPO FIREFLY POR EL MÓDICO PRECIO DE MIS SANTOS COJONES Y TRAS MI PUTO CADAVER!— termina con una amplia sonrisa y mirando directamente a los ojos de Mercy.

—Vamos, en serio, ¿crees que peudes venir y tasar mi nave en frente de mi así sin más? ¿Sin haber intentado por lo menos intimidarme un poco?— dice esto último guiñando un ojo y dando un beso a la pistola de su mano derecha.

—Afortunadamente para todos aquí soy un hombre de negocios. Espero que usted sea una mujer de negocios también. Aquí podemos salir todos ganando algo... o vosotros perdiendo mucho—

—¿que va a ser Mercy?

Mientras los demás hablaban, yo deslicé mis dedos al mago de uno de mis cuchillos, sin perder de vista a la anciana. Si la cosa se complicaba, ella sería mi primer blanco. Con suerte, si ella caía, los demás se iría, o al menos estarían más pendientes de ella que de la pelea...

Apenas la puerta toca el suelo y una brisa de aire ardiente, similar al pedo de una puta vaca en plena cara, entra por el hueco que ha dejado, nuestros invitados aparecen y alli estoy yo con un rifle largo de franco y casi con cara de gilipollas. ¿En serio? Pero que puto tiempo de respuesta tienen estos cabrones... ni que fueran comandos de la Alianza. Sea como sea esta maravilla de reventar patos y pelotas a distancia ya no sirve de una santa mierda. Dejo el rifle sobre uno de los contenedores, a la distancia de quien quiera cogerlo, si es que saben usarlo, mientras avanzo.

Sebastian no tarda en ir directo al grano mientras mi sonrisa sadica vuelve a mi rostro y me coloco las gafas de sol. Al final no habra paseo por la arena, si esos gilis ya estan aqui, que pena, casi podia sentir el sol tostando mi piel mientras estos hablaban pero no, tenian que ser unos cagaprisas. Lo mejor de todo es que dos de esos paletos se dedican a tasar practicamente la nave, mientras el capi habla con la zorra vieja y su colega. Tasarla o mirar los desperfectos... aunque si fuera asi no es su puto problema. No se, algo no me gusta, es ese picorcillo en la nuca tan similar a cuando tuve uno similar en las pelotas... y eso solo se va cuando agujereo un par de pechos a tiros. Mi mirada va primero a Jade, ella ha trabajado conmigo antes de estar aqui y estoy seguro de que aun con las gafas de sol, tiene bastante claro que estoy a punto de saltarme toda norma de cortesia y protocolo. Apenas termina mi mirada pasa a Mirage, apenas un instante agrandando la sonrisa y mirando de reojo al capitan mientras paso a su lado. Ni pelotas peludas de oso, ni gilipolleces, si van de tipos duros con ganas de jugar... juguemos.

Camino hacia afuera de la nave, con Hades en mi mano, desenfundada pero apuntando al suelo por ahora. Mi sonrisa sigue ahi fija en esa parejita feliz, mientras sin mediar palabra dejo de mirarles y empiezo a dar la vuelta a la nave, exactamente como sus dos colegas, siguiendo sus pasos mientras mi dedo indice empieza a hacer rotar el cilindro de mi revolver.

Ehhhh vosotras. Sabia que las putitas se perdian con facilidad fuera de sus esquinas pero esto es demasiado. Yo de vosotras volveria con mama zorra... AHORA. - Detengo el giro del cilindro y levanto el arma para rascarme la nuca, lentamente, muy lentamente, mientras paso la punta de mi lengua por los labios. Si los dos hacen algun gesto hacia su jefa, girare el cuello levemente para clavar mi mirada en la vieja zorra. - He dicho ahora... no me hagais repetirme. - Ante cualquier gesto que no sea mover su culo como corderitos, le reviento la pierna a uno de ellos mientras busco cobertura co el casco de la Libelula.

Levanto una ceja al escuchar al capitán, pensando que la próxima vez seré yo quien inicie la conversación para ver si se puede manejar de una forma un poco más sutil. Justo en ese momento escucho la voz de Ash, tremendamente cargada de testosterona y niego ligeramente con la cabeza, aunque en el fondo reprima una sonrisa por las amenazas de mi compañero.

- Tranquilos, chicos... - digo en tono conciliador. - Seguro que la señorita Keene sólo quiere comprobar la nave para cerciorarse de que hemos tenido un accidente y no hemos arrasado su propiedad a propósito.

Me vuelvo hacia la mujer con tranquilidad.

- Además, el taller de Mercy Keene tiene bastante reputación... igual que la Libélula y la mayor parte su tripulación - añado con un tono neutro que evita que mis palabras sean una confirmación abierta de las amenazas de Sebastian y Ash.

En seguida vuelvo a sonreir, tratando de relajar ligeramente el ambiente. - Ya habló por radio con nuestro capitán Sebastian. Mi nombre es Jade Zhang... Como sus hombres ya habrán comprobado - miro un momento hacia atrás mientras remarco el tiempo pasado en mi frase, esperando que los que se han ido a examinar la nave tengan dos dedos de frente y vuelvan con ella antes de que Ash les cosa a tiros - nuestra nave se averió y sólo la pericia de las pilotos evitó que nos estrellásemos contra el suelo, causando muchos más daños. Por lo que sé de Heaven, usted tiene el mejor taller de la ciudad, así que estaremos encantados de llevar esta conversación a un terreno más... comercial, ¿no le parece?

A pesar del tono conciliador, la tensión en el ambiente se puede cortar con un cuchillo, lo que hace que siga preparada para desenfundar mi pistola en cualquier momento.

Me cuesta pensar una forma peor de empezar una negociación que la escogido por el capitán. Bueno, quizá la propuesta por el señor Declan habría sido peor. Menos mal que parece que la señorita Zhang mantiene la cabeza fría.

Por ahora mi intervención haría más mal que bien. En una negociación siempre hay que intentar que haya el mínimo numero de interlocutores para evitar malentendidos y muestras de disensión interna. Por ello me mantengo en silencio y solo escucho la conversación con atención para ver como evoluciona. La señorita Zhang a escogido mantener un papel relativamente complaciente y negociador, si mi intervención es necesaria yo adoptaré una actitud más amenazante.

De mi revisión del material obtenido del la señora mercy y su misterioso hermano ¿obtengo alguna información útil?

Los tipos llegaron, Mei estaba en la nave en el lugar en el que le habían indicado que debía estar con la pistola que prácticamente no sabía usar preparada cuando escucha las palabras del capitán y de Ash, pese a ser tal vez la más novata de los allí presentes sabia como eran los dos hombres y que en situaciones así siempre sacaban sus cartas de tipos duros lo cual solía dar buenos resultados, entonces se le ocurrió algo, vio el rifle que Ash habia dejado, ella no sabía usarlo, pero esos tipos no lo sabían, así que con cuidado lo cogió y lo mantuvo en sus manos colocándose en un lugar donde pudieran verla con el arma pero sin apuntarles y en  posición relajada mientras pensaba:

-Si me quedo aquí seria con el arma ellos no tienen por qué saber que no se usarla y pueden pensar que hay más gente armada y con armas grandes... Supongo que puede ayudar a asustarles, vamos Mei pon tu mejor cara de tipa dura que sepas.

- Woah Cowboy, que carácter! - sonríe sin llegarle a los ojos - ¿ese es el recibimiento que nos das depués de que somos los únicos que os pueden sacar de aquí? - responde a Sebastian con guasa - Te crees que PUEDES VENIR A MI CASA Y ENCIMA AMENAZARNOS? - respira profundamente. - Hazle caso a la muchacha chico, se ve que es la única que tiene cabeza. - responde señalando vagamente a Jade.

Algo percibes de Mercy, una emoción muy fuerte, un pensamiento muy arraigado, podrías decir que un miedo casi irracional:

- Maldita Alianza, lo estropea todo....

Los mecánicos que estaban dando una vuelta a la nave, paran al ver a Ash, uno de ellos, el más joven - Timothy dice una pequeña plaquilla que lleva enganchada en el mono - mira al otro asustado, no sabe qué hacer. El otro en cambio, más chulo y experimentado - Marcus -  se encoge de hombros y levanta las manos sonriendo levemente.

Haciendole una seña a su compañero se alejan de la nave para volver con su grupo, dejando una distancia prudencial con Ash. Timothy casi trota, alejándose del lío, pero Marcus, va con pasos tranquilos y las manos  en alto, cuado pasa por el lado de Ash le lanza un beso - Ash incluso puede escuchar una ligera risa que proviene de ese mecánico.

No encuentras nada relevante, muy poca información de este lugar, está demasiado alejado del Núcleo y parece poco importante para la Alianza... así que menos información de sus habitantes, lo único que encuentras es que en este lugar había una fuerza muy grande de los Browncoats durante la guerra, pero ningún nombre.

 Miré fijamente a la anciana, con intensidad, como si intentara descifrar sus intenciones, a la vez que mi mano seguía acariciando el mango de mi cuchillo...

 Me concentré, tratando de captar más de sus pensamientos. Lo que había escuchado me había parecido importante y esperaba poder averiguar más...

Mei escucha lo que dice la mujer desde su posición, parecía que ella también estaba bastante acostumbrada a tratar con gente como ellos, lo cual la podía hacer sin duda mucho más peligrosa de lo que pensaba, así que se mantiene en su posición, mientras tanto parecía que los dos mecánicos revisaban la nave, ella desde su posición susurra:

• No van a tocarla... y no son los únicos que pueden sacarnos, con las piezas seguro que yo lo hago mucho mejor que ellos.

Estaba molesta con lo sucedido en el espacio, pero también le molestaba que miraran de esa forma la nave como si fuera de ellos, se estaba conteniendo para no ir a los mecánicos y decirles algo ya que para ella no eran más que unos chapuceros que iban a estropear todo su trabajo

Sonrío interponiéndome casualmente entre ambos. Como siga hablando así, Ash o el propio Sebastian van a ser los que se encarguen de que ninguno de ellos acabe con la cabeza sobre sus hombros, así que intento relajar el ambiente una vez más.

- Me temo que todo se trata de un malentendido, señorita Keene. Al parecer mi capitán interpretó su conversación por radio de una forma un poco susceptible - indico, intentando que trate de entender el punto de vista de Sebastian, ya que, después de todo, ella es la causante de su reacción.

- Es cierto, su taller probablemente sea el mejor de la zona, aunque no sea el único - señalo. Después de todo, esta región es conocida por la industria de transporte. - Así que a todos nos interesa llevarnos bien unos con otros, ¿no es cierto? - Sé que no serviría de nada pedirle a Ash que bajase su arma mientras otros mantengan las suyas en la mano, pero al menos yo separo ligeramente la mano de la empuñadura de mi pistola. - Estoy convencida de que podrá vendernos las piezas que nuestra mecánico necesita parar reparar la nave y todo el mundo saldrá ganando de este encuentro. Así que, por favor, si todos guardamos las armas - digo mirando las pistolas desenfundadas de los acompañantes de Mercy y elevando el tono para que la tripulación de la Libélula se dé por aludida - podremos hablar en un lugar un poco más tranquilo.

Me doy la vuelta y miro a Mei. Sé que no es una gran tiradora, así que es la mejor opción para retirar el rifle e intentar calmar los ánimos sin que perdamos potencia de fuego si finalmente la negociación se tuerce.

Veo como los dos mecanicos aprecen tomarselo en serio, al menos al principio puesto que en cuanto estan mas o menos cerca de mi. El mas veterano me lanza un beso como si realmente fuera la furcia barata que le he llamado, ladeo ligeramente la cabeza sin tener muy claro si es que es idiota o solamente un retrasado mental mas al que poder rajarle las tripas apra ver como estan se desordenan al caer al suelo. Por si eso no fuera suficiente, el muy listillo tiene el atisbo de moral suficiente apra reirse por lo bajo acto que sin duda llega a ser de lo mas gracioso.

Sin poder evitarlo yo mismo empiezo a reirme, tanto que mi mano al colocarse sobre mi rostro hace que las gafas queden en una posicion extraña. La risa, sarcastica, ofensiva y sin duda perteneciente a un desquiciado de lo mas absoluto no termina en ningun momento, ni siquiera cuando levanto mi arma, la amartillo con mi pulgar y apunto a una de las manos del mencionado listillo. Con la carcajada mas fuerte como acompañamiento, aprieto el gatillo, dispuesto sin ninguna duda a reventarle la mano al experimentado y de lo mas gracioso mecanico.

Sin duda deberiamos haber venido a este planeta antes, de haber sabido que la gente es tan graciosa por estos lares hasta me compraria mi propia choza.