Partida Rol por web

17 de Erntezeit de 2522

Turno II-1

Con todo preparado ocupasteis vuestras posiciones dentro de la caravana* que abandonó la plaza de los mercaderes para tomar la vía de salida de la ciudad del Lobo Blanco.

Al poco habíais descendido el risco de Ulric sobre el que estaba construida la ciudad de Middenheim, atrás dejabais las fosas comunes que había a ambos lados del camino consecuencia de la cruenta batalla librada contra Archaon y atrás dejasteis, ondeando con orgullo sobre las almenas, las banderas victoriosas del Emperador y del Conde Todbriger.

Vuestros compañeros de viaje eran poco habladores, y en ninguno de los seis carros que componían vuestra caravana se escuchaban conversación alguna, quizá en algún momento, apagados susurros.

Poco a poco las patrullas militares fueron despareciendo del camino, hasta que en las últimas horas de marcha, ya casi al final del día, ya no os cruzasteis con ninguna.

Antes de que el último rayo de luz dejase de iluminar, llegasteis a la posta para pasar la noche. Siegfried, el guía principal, estableció los turnos y las parejas para las guardias. El enano y el mago, Dieter y Ulrike (uno de los guardas), Zacarias y Kurt (otro de los guardas) y Roderic y Leonard (otro de los guardias), al igual que el día anterior partirían al amanecer.

Turno II-1

Atrás dejamos a los innumerables caídos en batallas, haciendo que una mirada de enojo, anhelo y desesperanza se mezclaran en mi rostro mientras no dejaba de pensar que mi cuerpo debería reposar entremezclado junto a todos aquellos, en una fosa sin nombre mientras mi alma se resarcía de errores pasados

Y tenemos que irnos al sur... brrr... ¡al norte diablos!¡allí es donde espera la muerte!- espeté contrariado al ver como toda opción de grandes glorias se diluía más y más a cada paso que daban aquellos jamelgos, pese a la promesa de toparme con un demonio al final del viaje -¡Y encima en carro con un pomposo mercader!¡Mis ancestros deben estar retorciéndose en sus tumbas!- proseguí, iniciando un sin fin de maldiciones y quejas hasta que Middenheim no hubo quedado oculto en la lejanía, sumiéndome entonces en un agrio silencio

Nada ocurrió en el trayecto, ni una sola intentona de ataque. Ni bandidos, ni pieles verdes, ni bestias del bosque. Nada. Era como si todos los males de aquel mundo hubieran muerto en la cruenta batalla por Middenheim... solo el crujir de los cabestrantes de la carreta y el rechinar de mis dientes.

Llegamos finalmente a la primera parada donde, para mayor ignominia, me hacían montar guardia con el mago... ¡y encima la primera guardia!

¿¡A qué deidad habré ofendido tan profundamente para que me reserve este aciago destino!?- bramé al saber mi pareja de guardia y el turno asignado -¡Nada ocurre nunca en la primera guardia, maldición! Más me habría valido saltar por un barranco a esperar una muerte noble de esta guisa...- proseguí, retomando la retahíla de innumerables despropósitos que veía me acontencian sin cesar

Turno II-1

Dieter solía apreciar las conversaciones de los viajeros. Entre unos y otros era fácil reunir suficiente información sobre los últimos sucesos de la zona (aunque más interesantes que los vividos por Dieter eran difíciles de oir). Por eso el silencio de los viajeros le alteraba sobremanera. Y pretendía hacerles hablar.

¡Bien, Ulrike! Tienes un nombre poderoso, propio de un guerrero. Felicito a tus padres por haberlo escogido. Sigmar y Ulric estarán ambos con nosotros en este viaje. Nada deberemos temer. Además, contamos con el buen Kurdrim. Admirable luchador entre los de su raza. Pero si aún con todo alguien se atreviera  a atacarnos, me gustaría tenerte a mi lado al frente de la caravana. ¿Qué me dices?

Turno II-1

Por fin continuaban camino hacía lo que les tenia preparado el destino, la caravana avanzaba a buen paso en un silencio casi sepulcral, desde luego al pasar por las fosas comunes de los caídos en la batalla hacia que las ganas de hablar desaparecieran, a nadie le gustaba molestar a los caídos en su eterno descanso, poco a poco se fueron alejando hasta dejar de cruzarse con las patrullas de guardias que vigilaban el camino, a partir de ahora empezaba el verdadero viaje, solo era cuestión de tiempo que tuvieran algún percance, seguro que ello le gustaría al Enano, viendo que Dieter se colocaba en Vanguardia y Kurdrim en retaguardia me coloco en medio de la caravana, así por lo menos tendríamos controlado toda la formación, ademas de estar alerta de cualquier conversación que pudiera sernos de interés.

Turno II-1

Una vez estuvo todo preparado y nuestro equipo cargado nos pusimos en marcha. Vi a mis compañeros situarse repartidos a lo largo de los carromatos, de esta manera controlaríamos mejor cualquier imprevisto. Monté en mi caballo y me fui turnando en el camino de un flanco a otro atento.

El camino transcurría tranquilo y los clientes del pasaje no parecían con ánimos de mucha conversación vistos desde mi caballo, así que a buen paso llegamos a la primera posta sin nada reseñable. Habíamos tenido una jornada sin sobresaltos, quizá de las pocas a lo largo del viaje. Siegfried estableció los turnos de vigilancia, me asignó la última con un tal Leonard, uno de los guardias de la caravana. No parecía muy animado ni con muchas ganas de conversación, decidí esperar a nuestra guardia para  charlar con él o por lo menos intentarlo pues, aunque en destinos diferentes ambos estábamos relacionados con las armas, quizá hubiese oido algo que le llamara la atención.

17 de Erntezeit de 2522

Turno II-2

Thorsten iba igual de taciturno y silencioso que el resto de viajantes, pensando ya en las pruebas que le esperarían en su llegada a Altdorf y prácticamente durante el viaje nadie rompió ese silencio, acrecentado por el lúgubre camino a través del Darkwald. Solo Dieter intentó confratenizar algo con Ulrike, pero este no fue más allá de la educada respuesta al sacerdote siguiendo con su tarea de guía y vigilancia. - Como dice padre, esperemos que el ataque no ocurra, pero si hemos de vérnoslas con alguien será un honor tenerle a mi lado en la batalla. -

La noche transcurrió sin incidencia alguna, y Roderic solo pudo cruzar una frases insustanciales con su compañero de guardia, que educado, parecía preferir dedicarse con rigurosa profesionalidad a la guardia encomendada.

18 de Erntezeit de 2522

El día siguiente, con su correspondiente noche, transcurrió al igual que la jornada anterior en silencio y sin ningún incidente digno de mención.

20 de Erntezeit de 2522

Fue al tercer día de su partida de Middenheim a media mañana, cuando ya habíais hecho cerca de la mitad de la jornada de aquél día, cuando de pronto y sin previo aviso, atacando por ambos flancos, salieron de la maleza y por sorpresa 4 hombres bestia.

Los del flanco izquierdo, de similar apariencia, con cabezas de lobo y piernas de cabra, cargaron sobre Roderic y Sigfried, tratando, al hacerlo de asustar a sus caballos y los del derecho, con piernas de perro y cabeza de gato con cuernos, lo hicieron sobre un despistado Zacarías y sobre Kurt. Todos portaban lanza y escudo y al cinto llevaban una espada.

El ataque sobre el noble se quedó en mera tentativa sin consecuencias, sin embargo, el líder de la caravana no tuvo tanta suerte, el hombre bestia consiguió encabritar a su caballo y a este no le dio tiempo a controlarlo y cayó de espaldas al suelo, quedándose prácticamente sin aire, acto seguido, el hombre bestia, le atacó con la lanza, rozándole la cara y haciéndole un feo corte en el pómulo.

En el otro lado de la caravana, Zacarías fue alcanzado ligeramente por la lanza de su adversario, lo justo para hacerle sangrar, mientras que Kurt recibió un corte en la cara.

Los guardas de camino reaccionaron y los que iban en vanguardia y retaguardia desenvainaron sus espadas y cargaron sobre los hombres bestia que atacaban a sus compañeros, el primero logró impactar en la cabeza de su oponente aunque el ataque no acabó con él y el ataque del segundo fue desviado por el escudo del hombre bestia.

Los otros dos guardas desenfundaron sus pistolas y dispararon, Sigfried, en el suelo y en clara desventaja no consiguió acertar sobre su oponente, Kurt por el contrario, sí que consiguió acertar en el pecho de su mutado enemigo.

Turno II-2

Me aburría. Aquel tediosos viaje no era más que una maldita pérdida de tiempo. Nada ocurría y mi única distracción era ver pasar por mi lado... árboles. Esbeltos y condenados árboles. Casi podía escuchar como se reían de mi desventura por ir enclaustrado en un traqueteante carruaje como si fuera uno de esos jactanciosos nobles de nariz empolvada.

El hacha, apoyada contra el suelo boca abajo, ya había hecho una muesca en el suelo del habitáculo de tanto darle vueltas entre mis callosas manos y mi mirada, antes molesta, ahora era un reflejo hastiado de mi rostro malcarado y asqueado. Encima estaba ese hedor a caballo

Súbitamente, y cuando creía que no aguantaría por mas tiempo la inactividad reinante, unos alocados hombres bestia surgieron de entre los árboles para cargar contra la zona central de la comitiva, derribando a un jinete y dando lanzadas al resto. Los gritos y relinchos de los caballos coparon el ambiente y una maníaca sonrisa apareció en mi rostro, que rápidamente se esfumó al ver a los cuatro pelagatos que nos atacaban

¿¡Esto es todo!? ¿¡Cuatro miserables mutantes!?- bramé desilusionado y cabreado por verme tan lejos de la reyerta - ¡VENID A MI ESCORIA! ¡VENID A MORIR BAJO MI HACHA!- proseguí abriendo la puerta con violencia y saliendo al exterior mientras enarbolaba mi hacha

Ya iba siendo hora de tener un poco de ejercicio.

Turno II-2

Los intentos de Dieter de entablar conversación y exhibir su marca de la unidad no dieron sus frutos y el viaje se hizo pesado y tenso, como todos los viajes. Ya había perdido la esperanza de entablar relación con los guardias cuando fueron emboscados por hombres bestia. Cuatro hombres bestia.

¿Solo cuatro?

- ¡Estad atentos! ¡Puede que haya más en el bosque! -

Turno II-2

Roderic, tras recibir la carga, no pudo hacer otra cosa más que responder al ataque, desenvainó su espada y la descargó sobre el hombre bestia que tenía a su lado.

Desgraciadamente, su intento de responder con velocidad al ataque sorpresa no obtuvo fruto y su espada rasgó el aire, su montura sin embargo coceó al hombre bestia en el brazo del escudo.

Turno II-3

Tras la sorpresa inicial por el ataque de los hombres bestia, el grupo parecía empezar a recomponerse. El caballo de Roderic había hundido la clavícula del hombre bestia que tenía a su lado haciendo que atravesara sus pulmones fulminándolo al instate y por fortuna, los enemigos todavía no se habían cobrado ninguna vida, pero estaban a punto de terminar con la del líder de la caravana, que desde el suelo se debatía por sobrevivir.

Turno II-3

El iniciado se maldijo así mismo por su falta de atención. Tras el peligro vivido en el templo, se había tomado el viaje como una excursión y no había sido consciente de los peligros que entrañaba el viajar por el Darkwald.

Sin pensárselo, sacó su espada y se acercó hasta Sigfried para intentar evitar que el hombre bestia acabara con su vida.

Estuvo tentado de usar su magia, pero no solo lo tenía prohibido por su orden, sino que estaba en presencia de extraños, y aunque su uso podía salvar a aquél hombre, con Dieter ungido como sacerdote de Sigmar y con la posibilidad de convertirse en mago a las puertas, no podía arriesgarse.

- ¡Por Sigmar! - gritó.

Turno II-3

Los hombres bestia prosiguieron con sus ataques y por suerte para Sigfried, el impacto que recibió en el brazo que empuñaba la pistola no fue demasiado contundente, sin embargo estaba al borde del colapso.

Zacarías esta vez evitó que su oponente le alcanzara sin embargo Kurt volvió a ser alcanzado por el hombre bestia, esta vez en su brazo izquierdo dejándole malherido.

Turno II-3

Las bestias se estaban cebando con los pobres desgraciados que custodiaban la caravana... ¡y a mi me estaban dejando de lado, como a un mísero snotling! Aquello había que solucionarlo

¡¡¡BARUK KHAZÂD! ¡KHAZÂD AI-MÊNU!!!- bramé mientras me lanzaba a la carrera, hacha en alto, hacia la bestia mas cercana con los ojos fuera de las órbitas y el gesto mudado en un rictus de odio

Turno II-3

Espada en mano, y abatido el primer enemigo, Roderic se lanzó a la carga del segundo hombre bestia tratando de arrollarle y evitar así que pudiera terminar con la vida del jefe de la caravana. 

DJ.- La espada golpeó el pecho de su enemigo e instante seguido su caballo se encargaba de cocear la cabeza derribándolo al suelo.

Turno II-3 

El camino había sido tranquilo, un placido paseo por las tierras del Imperio, pero como no podía ser de otra forma en algún momento eso había de acabar, y por mas que uno pensara en ello no había sido menor la sorpresa con la que se produjo la emboscada, en un abrir y cerrar de ojos del bosque salieron dos hombres bestias, viles humanos que habían sido tocados por los poderes ruinosos, sin apenas tiempo para sobreponerme al ataque empece a sacar mi espada y escudo cuando uno de ellos me consiguió herir con su lanza en un brazo, maldita bestia, pagaras caro tu osadía, reponiendome del lanzazo arremeto hacía adelante con la espada para intentar ensartar en ella a la bestia, pero en el ultimo instante algo me hace trastabillar haciendo errar el ataque y maldiciendo en voz alta.

Turno II-3

Dieter se aproximó a Roderic para apoyarle en la lucha, caminando a paso ligero acortó distancias y se colocó junto al herreruelo, acompañado de su amenazante martillo.

Turno II-4

Roderic con su montura aturdió al hombre bestia lo que permitió a Sigfried levantarse del suelo, que aún herido grave desenvainó su espada y acabar con él de un certero tajo.

Kurt, Ulrike y Leonard junto con sus caballos atacaron a los hombres bestia restantes acabando con sus vidas.

El encuentro apenas si había durado un suspiro, pero había dejado varios heridos entre ellos y al guía de la caravana mal herido y lo peor de todo, a un enano cabreado que no paraba de maldecir.

Apesar de las heridas, Sigfired, urgió al grupo a demorarse lo menos posible, pues si lo hacían no llegarían antes del anochecer a la siguiente posada, así que rápidamente empezaron con los primeros auxilios y volvieron a ponerse en marcha en cuanto todo el mundo estuvo listo.

Turno II-4

¡Estad atentos! Puede que solo sean exploradores. ¡Vigilad el bosque!

Dieter relajó el brazo del martillo pero no sus ojos, que escudriñaron los lindes del bosque y la vegetación que podía ocultar nuevos enemigos. Dando pasos cautelosos se aproximó a los heridos y procuró darles atención médica mientras recitaba en voz baja la Letanía de Protección.

Turno II-5

El grupo se mantuvo alerta mientras el sacerdote trataba de restañar las heridas sufridas por el grupo, sobre todo las de Sigfried, pero el guarda de camino estaba mal herido y poco podía hacer ahí en medio sin perder parte de la mañana, cosa a la que su guía se opuso, cuando llegasen a la posada ya atendería mejor sus heridas.

Finalizado el tratamiento, el grupo se volvió a poner en marcha aunque dejándose en el camino, aparte de sangre y de los cuerpos de los enemigos, algo más de media hora.

Era ya pasado el medio día y el grupo continuaba su avance por el Darkwald escudriñando su interior, cuando sin previo aviso, Kurdrim, recibió la bienvenida al bosque en forma de tres flechas. Dos impactaron en el carro que llevaba a su lado, sin embargo, la última le alcanzó en el brazo.

Turno II-5

No era de extrañar que aquellas bestias hubieran pasado desapercibidas por toda la caravana, pues estaban agazapadas tras unos arbustos y solo al asomarse a disparar te fueron visibles, aunque con dificultad. Uno tenía cara de cerdo, otro de cabra y otro de oso.