Partida Rol por web

 Parece que la incomodidad que sintió antes la pelirroja ante el anuncio de sus pocas capacidades para la misión se ven ahora incrementadas ante estos comentarios.

 - Si no puedes sernos útil en la misión te sugiero que regreses al pueblo. No nos pongas las cosas más complicadas intentando protegerta a ti a parte de hacer frente a los peligros que aquí nos aguardan, mujer.

Miro como Thognar empieza a derribar la puerta mientras Anur hace un resumen de lo ocurrido. Al parecer ya habían subido por la escalerilla y no habían encontrado nada. Debíamos seguir por la puerta que el enano estaba intentando echar abajo.

- No te preocupes, señorita Weelksy. Interrumpto con cautela. Yo me encargaré de que no le pase nada a la chica. Estoy seguro de que podrá sernos útil en alguna parte de este sitio. Si Lathander les ha enviado, es porque les necesitamos. Tú, Anur y Thognar ya sabéis cuál es vuestro cometido y lo cumplís perfectamente, dejadme que yo haga también el mío. Asiento, intentando convencer a la norteña y camino en dirección a Thognar, dejando que los dos nuevos empiecen a estrechar relaciones.

- ¿Necesitas ayuda, compañero? Miro al enano mientras empiezo a sacar mi maza para ayudarle a tumbar la puerta. Iba a ser algo realmente complicado, pero mejor dos que uno. Tengo un conjuro que haría tus músculos tan fuertes como los de una bestia. ¿Crees que es el momento, Thognar? No durará mucho, pero sí lo suficiente.

 La respuesta de Aaron toma por sorpresa a Weelksy.

 - A, claro, ya veo... Lathander, los ha mandado Él. No podría haber sido Sune, Shares, Shondakul, Tempus o cualqueir otra deidad... como pongamos Maskara, ¿verdad?

 La mujer parece un tanto incómoda ante la presencia de Sirenia, ¿sería acaso algo de celos?

 -Ya... tranquilos. +corta la discusion naciente entre el clerigo y la pelirroja, en tono serio.

Mira a Sirenia y a Aaron.

-En este caso, la razon la lleva Weelksy, en parte. Con una daga sera inutil en combate, ademas que no es para nada conveniente que una joven como ella se meta en cuerpo a cuerpo con las criaturas que llevamos encontrando, todas de gran fuerza, resistencia y capaces de causar grandes heridas.., Mucho menos servira con un arma pequeña.

-Tampoco nos sirve si tienes que dividirte entre tus labores de curar y proteger, Aaron, porque tranquilamente puede llegar el momento en que debas elegir entre ambas, lo que de un modo u otro acarrearia problemas. Asi que es preferible que tome el arco o alguna ballesta si alguien tiene, y nos apoye desde atras, aunque conlleve un pequeño riesgo. Si se da el caso que deba luchar de frente, es que tanto Thognar, como la joven Weelsy y yo hemos caido... y por ende, es mejor que huyan. 

Sin embargo, no termina el sermon aqui, tambien mira a la pelirroja.

-Esto es lo que dicta la logica. Tampoco hay necesidad de empezar a pelear entre nosotros tan pronto, ni meter a los dioses o usarlos de argumento...

 -Bueno... yo prefiero pensar que, si he sobrevivido hasta ahora, a lo mejor no soy tan débil como se intenta que parezca. Por otro lado, una daga en el sitio indicado es bastante efectiva, aunque no he dicho que vaya a tomar parte en combate. Respecto al arco, no he cogido uno en mi vida, no tengo ni idea de cómo manejarlo y mucho menos de cómo apuntar con él, así que creo que será más útil una daga bien empleada que un arco disparado a ciegas.

Esperando que hubieran captado el razonamiento, se dio la vuelta hacia el enano y dijo:

-Por otra parte, ¿Me dejan echar un vistazo a esa puerta? Como ya he dicho, algo sé de mecanismos, y así no haría falta lanzar hechizos. Si no lo consigo, entonces se podrá recurrir a la magia. ¿Les parece?

 Weelksy no parecía que tuviera ganas de continuar la charla, parecía como si el comentario sacando los dioses a coalición fuera a ser su última palabra. Más quedó sorprendida al inicio ante las palabras de Anur, luego simplemente se cruzó de brazos y se apoyó de espaldas a uno de los frecos. A esperar que Thognar terminara de derribar la puerta. Sus gélidos ojos azules se posaron en la nada, perdida entre sus pensamientos.

Izhan estaba distraído, la conversación había perdido su interés una vez que ella y la chica dejaron de estar en peligro de acabar sin cabeza a manos de un enano.

A la mención de la magia por una voz femenina su atención volvió al grupo.

- Qué rápido recurre a mí...

Una sonrisa irónica iluminó su cara mientras se giraba para echar un vistazo a la otra fémina del grupo.

 Si bien estaba en sus pensamientos, sumida en id a saber que reflexiones, la mirada del draconiano, y su sonrisa llamaron la atención de la ilushkana. Enarcando una ceja y tensando sus músculos maxilares pregunto.

 - ¿Te hace gracia algo, mestizo?- Sin lugar a dudas no parece estar de muy buen humor.

 Quienes ya llevan tiempo junto a Weelksy les sorprende la mención que hace esta acerca del origen racial de Izhan, pues hasta ahora nunca antes había mostrado prejuicio alguno con ningún miembro de otra raza, mediano, enano o incluso el mestizo Anur.

- ¿A mí? Qué va... Sencillamente me preguntaba qué hacía una belleza así esondida en una cueva... Pero ya me hablarás de eso... Quiero ver de cerca las habilidades de vuestra nueva compañera...

Le desvió la mirada para dirijirla a Sirena, y la sonrisa aún seguía en la mirada del hechicero.

No quiso hacer caso a ese comentario sobre su origen... al fin y al cabo, él era nacido de dos humanos... Su forma física se debía a sus poderes seguramente... Eso había pensado siempre, al menos.

Dejé que Anur hablase para cortar la conversación. Al clérigo no le importaba callarse sin decir la última palabra, él había hablado y había dicho lo que tenía que decir. No había razón para seguir discutiendo y dividiendo al grupo.

- Es mi deber el protegeros Anur. Comentó con calma el clérigo desde la puerta al lado de Thognar. Tanto a tí, como a Thognar, como a Therion..., a Weelksy y a los dos nuevos, Sirenia e Izhan. Haré mi deber lo mejor posible con todos vosotros. Si debo elegir eligiré, pero no voy a permitir que dudéis de las habilidades de Sirenia. A nosotros no nos importa solo el poder, no somos esa clase de personas. Tenemos que tener fe, Anur, fe en que todo va a salir bien.

Se giró de nuevo para el enano, esperando su respuesta. Parecía algo inmerso en el mundo de los martillazos, Aaron no pudo evitar sonreír al verlo.

Finalmente, Thognar consigue derribar la puerta con el martillo. Aunque realmente el trabajo estaba ya casi terminado cuando Anur lo dejó antes, por lo que al enano no le costó demasiado acabar con ella.

Al otro lado de las puertas dobles, se extendía un pasillo que viraba un poco en dirección sur y al final del cual se podían apreciar otras dos puertas.

Si bien estaban casi lo suficientemente cerca como para ser dobles, parecía que no formaban parte de la misma entrada.

 Evidentemente, la mujer no entendia. Aquello iba a ser una molestia mas que otra cosa, pero alguna gente necesitaba aprender por las malas.

-Una daga no tiene la menor utilidad contra muertos vivientes o criaturas informes. Ruega que no debas comprobarlo por ti misma. 

Luego se dirige al clerigo

-Como dije a Weelksy, no hagamos esto una cuestion de fe. Si no la conoces, hablas de mas al confiar en habilidades nunca probadas. Pero ya veremos luego. 

Mientras tanto, el enano termina su labor. Anur desenvaina la espada larga y el escudo, aprontandose para lo que sigue, sin intervenir entre el joven arcano recien añadido y la exploradora. Eso ya era otro cantar, y demasiado estaba sintiendose el un niñero en esta situacion. Suspira, extrañando no por primera vez el hermoso templo de Sune, pero luego abre los ojos y se enseria, concentrandose en la tarea.

-Bien, habremos de confiar en tu vision, maese enano, y en la afinidad con la piedra que posee tu raza. No podemos arriesgar gente poco preparada en esto. Yo te sigo. 

De este modo espera dejar bien claras algunas cosas...

 La norteña se ajusta la larga mandoble a su espalda, junto a su arco y carcaj. Luego se ciñe las cinchas del pesado escudo de madera al antebrazo y esgrime un par de golpes al aire con la maza armada para acostumbrar el hombro.

 - Cubriré la retaguarda.- Dice aguardando a que pasen los demás para poder cerrar la marcha.

Thognar gruñe y asiente aunque no muy conforme. Tenia mejor visión que el difunto mediano alocado pero no era su especialidad. Avanza con pasos lentos mirando las baldosas y el pasillo de roca a su alrededor. Demasiado tranquilo estaba todo.

El pasillo no es muy largo. Thognar avanzaba con miedo, pensando que en cualquier momento caería en una trampa. Pero no fue así. Avanzó hasta el final de la sala, en donde se encontró con la disyuntiva:

¿Puerta Izquierda? o ¿Puerta Derecha?

Respira aliviado al llegar con vida al otro lado del pasillo y frente al dilema de elegir puerta se hace a un lado apoyandose en la pared.

Demosle una oporrrrrtunidad a la muchacha nueva.... dices que sabias de mecanismos no? Examina ambas puerrrrrtas para verrr si son segurrras y puedes tratarrr de abrrirlas. 

Las dos son de piedra.

Al intentar abrir la primera de las puertas*, os dais cuenta de que pese a estar sin la cerradura echada, está sellada y sería necesaria una gran fuerza para moverla.

La otra, parece que sería más sencilla de abrir. Tiene pomo y, ante un estudio más minucioso, parece que no costará tanto moverla.

En las paredes de la habitación del pasillo, los que no están atentos a la puerta distinguen varias figuras. En un lado un dragón verde acaba con la vida de uno de un color metálico parecido al bronce. En el otro una figura de lo que parece un mago con una larga e increiblemente canosa barba, y una mujer campesina con una cara y un gesto fuerte y rudo.

Asiento a las palabras de Thognar. Inténtalo Sirenia, seguro que puedes abrir la que está más abajo. Comentó el clérigo animando a la chica rubia para que abriese la puerta.

Esperó mirando atentamente hacia la puerta, esperando por si ocurría algo. ¿Hacia dónde llevará la otra puerta? Bueno, tenemos que explorarlo todo, así que sigamos por aquí en primer lugar. Miró a todo el grupo y hacia la puerta de atrás por si algo se nos fuese a echar encima en aquél espacio pequeño.