Partida Rol por web

Pero, ¿qué demonios?...

El hechicero pierde toda la atención en el combate cuando aparece ese nuevo objetivo conjurando desde una cascada.

No le gusta nada que alguien que es capaz de realizar hechizos le pille cuando se encuentra tan agotado. Se siente desnudo.

- ¡Cuidado ahí delante!
 

Gerald vio que habia salido un posible aliado de la nada, o un posible enemigo... pero eso no cambiaba el hecho de ke el combate continuaba. Ya tendria tiempo de agradecer o no la ayuda prestada cuando terminara con la criatura.

Aprovechando la confusión, intento clavarle la daga al Varag, pero mi intento rebota contra su armadura manteniéndolo a salvo una vez más.

El gnomo sorprendido al igual que los demás por la repentina aparición de aquella criatura, puso rápidamente su memoria a trabajar. Pues si bien acababa de atacar a su enemigo, bien podía, tras acabar con él, suponer una amenaza para ellos. 

Los ataques fallaban. El nuevo combatiente dio unos pasos hacia adelante, para colocarse al lado del varag. Trató de descargar un fuerte golpe con sus hachas contra él, el ataque fue tan certero y poderoso, que el varag no pudo evitar soltar un grito provocado por la angustia y el dolor. Lo unico que intentaba era huir de alli como fuera posible. Para ello, tenía que abrirse paso. Atacó a Sirenia, pues parecía el objetivo más débil. La estocada fue directa al cuello, con tanta fuerza, que Sirenia cayó presa de las heridas y comenzó a desangrarse en el suelo, inconsciente.

Recibo el impacto del ataque y caigo al suelo de espaldas. Incapaz de moverme solo puedo esperar presa del pánico y desbordada por el dolor. 

El clerigo vio la escena y no dudo en ayudar a su compañera caida. Era cierto que el Varag podria matarlo si prolongaban la situación, pero al parecer los ataques del recien llegado lograban acertar mas que los de todos nosotros. Lo unico que podia hacer por el momento era mantener la posición y evitar que los ataques se dirigieran hacia los demas.

- ¡Sirenia no!

Malikud, cansado de malgastar saetas, recargó la ballesta pero esperó a un momento oportuno para dispara.

Malickud trataba de apuntar para evitar golpear a sus compañeros. Pero eso también retenía su disparo, que nunca parecía estar dispuesto a surgir de la ballesta.

Sirenia fue rescatada por Gerald, quién sabía que necesitarían de la ayuda de la mujer para poder acabar con el animal. Y mientras, el extraño ser que había aparecido seguía a lo suyo. El varag por el contrario, atacó esta vez a Gerald tratando de quitarselo de encima para poder huir. Pero el hombre fue más rápido.

Con un certero golpe, una de las hachas plateadas separó la cabeza del cuerpo del varag, que quedó inerte en el suelo. El hombre se colocó en posición defensiva, pero inmediatmente se acercó a Sirenia y le ofreció ayuda.

- Tranquila mujer. Has demostrado tu valía y eso me he empujado también al combate. Mi nombre es Sigur, soy el protector de esta cascada. Dejame ayudarte a levantarte.

Gerald se acerco lo mas rapido que pudo al enano. ¿Seguiria vivo?

- ¡Todavia respira!

-Respiro, respiro, calma.-Digo levantándome con ayuda del protector.-Un placer conocerle. Dígame, ¿Por que esta cascada necesita un protector? 

Malickud todavía confuso, bajó poco a poco el arma, todavía receleso de lo que acababa de ocurrir. No obstante, la pregunta de Sirenie, despertó por completo su curiosidad, y olvidándose de toda precaución se acercó, con cuidado de no resbalarse, a la altura del recién aparecido para observarle con detenimiento.

- La pregunta, amiga mia, sería porqué no habría de tenerla. - sonrió - Escuchad, un grupo de malvados os ha precedido al interior de la tumba, donde seguramente sean destruidos. El Traidor está obligado a hacerlo, si no lo hizo ya la estúpida criatura que hay en la siguiente habitación. ¿Quién ha conseguido continuar? Bueno, podría apostar que ningúno.

Otra criatura en la siguiente habitación. Izhan tomó nota mental de ello.

- ¿Quién eres?- Un cambio en su cara- O mejor dicho. ¿Qué eres?

Ante todo calculador, Gerald no podia permitirse empezar con mal pie con alguien que tenia pinta de saber bastante de la zona en la que se encontraban.

- No se que haces aqui, pero probablemente te debemos la vida. Gracias por tu ayuda. Me llamo Gerald

Dijo el clerigo tendiendo la mano a su salvador.

-Normalmente.-Comienzo a decir.-Quise decir que normalmente las cascadas no suelen tener un protector. ¿Esta es poco usual en algún sentido?

- Ya te lo he dicho, humano - dijo Sigud frunciendo el ceño - Soy el espiritu del agua que guarda esta cascada.  Y esta cascada es especial, porque es mi cascada.

No tenia mucho más que decir y os miraba con cierta sorpresa.

- ¿Qué vais a hacer, guerreros? - miró a Sirenia - Puede ser que... ¿Siento cierto mal en tu interior, y no es una fuenta que sea conocida por Elhonna? ¿Acaso tienes una maldición?

A Malikcud le preocupaban todavía los compañeros caidos, así que preguntó al guardián. - Y los caidos, ¿han sido el precio que hemos tenido que pagar para gozar de tu salvadora presencia, o han conseguido salvarse? -

Tras recibir la curación del clérigo el enano sigue tumbado unos minutos en el suelo mientras su maltrecho cuerpo se va recuperando. Comienza a toser bruscamente y entreabre uno de los ojos para observar las borrosas figuras de sus compañeros charlando con aquel desconocido. Había oído esa voz antes..

Brrrrr....¿hemos .. ganado?

Se puso en pie como pudo, acariciando su cuello donde ya no había una fatal herida y se acercó al grupo. Al ver la cabeza del varag en el suelo la pateo hacia el fondo del lago donde murió Anur.

Ahorrrra ya puedes descansarrr en paz.. Tu errrres la voz que oí ¿verrrdad? -dijo hacia Sigur.

Todavía parecía bastante aturdido y lento en sus reacciones.