Partida Rol por web

Vanity se detuvo un momento para mirar a Arnold. Asintió a su razonamiento, como si estuviera de acuerdo con él.  - Bueno, Doc. Estoy con usted en eso de no meterme en los asuntos del "cura" pero, sea como fuere, no pienso seguir en esta mina por más tiempo, y menos sin luz - Entonces Vanity se giró y empezó a caminar siguiendo a Ryan, en dirección a la salida de la mina. - Ya pensaremos algo por el camino -

Fuera de la mina está anocheciendo. El pueblo parece desierto; ni una luz encendida, ni en las casas ni en las calles. El único edificio que permanece iluminado es la iglesia; una cálida luz multicolor sale de las ventanas con vidrieras coloreadas. El calor del mediodía se ha ido, y empieza a hacer algo de frío. La sensación de quietud es mucho más intensa ahora. Casi parece que ni siquiera el tiempo se desplace.

Ash se adelanta un poco y contempla el pueblo desierto.

- Todo esto es tan... irreal

Irreal Dijo Ryan mirando hacia el lugar de donde provenían dichas luces de colores, colocándose de costado mirando aquel lugar y señalándolo con firmeza Allí están las respuestas que buscamos, tenemos que ir allí Pronuncio con cierta duda aunque esa condición le fascinaba por demás.

Arnold frunce el ceño y pone los brazos en jarra. -Lo que no se es que vamos a hacer... ¿Nos plantamos allí y decimos "oiga usted, sabemos lo que eres en verdad, deja de joder al pueblo"? Por que aparte de lo que ha explicado nuestro nuevo amigo no tenemos mucha idea a que nos enfrentamos.-

- Oye Ash. Ahora que lo pienso, antes dijiste que el sacerdote era el único ser humano con vida "aquí". No entiendo muy bien eso. Antes de entrar en la mina hemos hablado con otras personas del pueblo, y parecían vivitos y coleando... ¿No nos estarás ocultando algo? -

- Esos con los que hablasteis eran fantasmas, las almas atrapadas y esclavizadas por el espíritu. Debió creer que en la muerte serían mucho más estables que estando vivos. ¿No visteis como todos parecían como ausentes?

Entonces habia sido eso... por alguna razon Ryan lo habia percibido y al ver al Espiritu, al cura aquellas imagenes volvieron.... Miro al resto sin decir ninguna palabra y comenzo a caminar hacia al iglesia. Solo se giro y en la mirada se denotaron dos palabras *Lo Siento*, tenia que saber que paso y ver aquel rostro.. quizas por ultima vez.

Vanity dudó un momento. No sabía que hacer. Ryan parecía totálmente decidido a enfrentarse a "la criatura". Arnold, por otro lado, era un hombre prudente, y sus palabras no estaban carentes de sentido.

En el fondo, Vanity sabía que Arnold tenía razón, y que Ryan estaba cometiendo una imprudencia, si no acaso una locura. Sin embargo, minutos antes, cuando Ryan y ella habían estabado solos fuera de la cafetería, antes de entrar en la mina, ambos habían compartido ... algo.

No había sido mucho pero, por un momento, en aquel instante, Vanity creía haberse sentido cerca Ryan. A Vanity le costó reconocer que quizás no había sentido algo así antes. Nunca.

No sabía lo que era, y no alcanzaba a comprenderlo. Pero algo dentro de su interior le hizo lanzar a Arnold una mirada de súplica y disculpa por lo que estaba a punto de hacer. - Lo siento Arnold ... Tienes toda la razón, pero, aun así ... tengo que ... acompañar a Ryan ¡No puedo dejarle entrar sólo!- Arnold parecía un Prometeano muy racional y consecuente, pero ella no lo era. Ella era un ser de pasiones e impulsos y, aunque estuviera equivocada, debía seguir sus instintos y acompañar a Ryan. Esta era la senda que ella había elegido. Una senda de sangre y baldosas amarillas.

Vanity dió la espalda a Arnold y siguió a Ryan en dirección a la iglesia - Estamos cometiendo una locura - pensó para sí - Espero no morir aún, tan jóven y atractica... -

Mientras os dirigís a la iglesia, con Ash a la cabeza, os dais cuenta de que las casas y locales del pueblo no solo están iluminadas; parecen como si llevasen algún tiempo abandonadas. Cristales sucios, coches cubiertos por una pátina de polvo y arena, contenedores llenos de basura putrefacta... Es diferente a como lo habíais visto por la mañana, que aunque había mucha quietud, al menos las cosas parecían activas. 

El único edificio que permanece sin signo alguno de deterioro es la iglesia. Cuando entráis, comprobáis que la luz no es eléctrica, sino que proviene de una serie de antorchas colocadas por todas las paredes del edificio. El interior es sencillo: una serie de bancos de madera para los feligreses, un altar, un atril con una enorme Biblia y un Cristo en la cruz coronándolo todo. Las vidrieras muticolor representan variedad de escenas bíblicas. Hace un calor agradable y todo parece bastante acogedor. No hay ni rastro del sacerdote.

Mirando a todas partes, Arnold parecía inquieto. Si el sacerdote poseído había conseguido hacer eso a todo un pueblo es posible que pudiera hacer lo mismo con cinco prometeos por muy antinaturales que fuesen. Se sintió visiblemente aliviado cuando vió que la iglesia estaba vacía.

-Es mejor que no nos separemos mucho y registremos esto. No se que podemos encontrar, pero quizás encontremos información útil... algún diario o inscripción... o pista...- Dijo en murmullo mientras preparaba y desenfundaba su vieja escopeta de caza, arma de la cual dudaba su efectividad contra un ser que había acabado con todo un pueblo.

- Tu mandas, Arny... - Vanity le sonríe, envidiosa de su escopeta, y saca de un bolsillo de su pantalón de cuero negro ajustado un curioso mango. Al sacudirlo, este se abre, desplegándose el filo de acero de casi 10 cm de una navaja mariposa.

- ¡No me miréis así ...! - Dice a los demás con aparente indignación - Hay mucho cabrón por ahí esperando la oportunidad de aprovecharse de las chicas solitarias y desvalidas ... como yo -

Vanity empieza a caminar en dirección al altar despacio y con cuidado, navaja en mano, pero no separándose demasiado de los otros, mientras hace lo que Arnold ha dicho, buscar en todas partes.

Ryan sonrio ante el comentario de Vanity mientras caminaba en direccion al confecionario, era un buen lugar para esconderse, en su caminar sus ojos se desviaron al Altar de la Iglesia - Yo ire por aqui... en la nave principal cuando registremos las paredes y recobecos? - Pregunto el Prometeano.

  Kirk entró a la iglesia acompañado del resto, su vieja glock iba en su mano, que tambaleaba a ratos en un gesto reflejo nervioso, cansado ya de la intriga y de la maldad contenida del espíritu ahora corrompido. Sus compañeros se habian dividido dentro de la iglesia, y no pudo evitar quedarse contemplando un cuadro de la famosa escena de Dios tocando a un Adán aún incompleto, lo cual innegablemente le llevó a sentir que él... No, que todos ellos eran como ese Adán, meros prototipos hasta que recibieron el cálido tacto del Pyros en su piel.

Se dirigió a las puertas laterales de la nave.

-Todo lo importante debe estar en la sacristía, mirad si hay algún archivo.- Dice mientras se acerca a una de las puertas. sigue sin decirlo la distribución que propone Ryan, pero cae en cuenta que falta algo. -Debería quedarse alguien vigilando la entrada, vaya que nos sorprenda aquí.- Gira la cabeza buscando a quien este más cercano a la salida del templo.

La sacristía está igualmente iluminada con velas y antorchas. Solo hay un pequeño escritorio de madera, una silla y un armario donde el sacerdote guarda sus togas. Un cuadro de Cristo Redentor colocado en la pared tras la mesa es lo único que adorna la discreta habitación. Rebuscando entre los cajones del escritorio encuentras papeles, bolígrafos, una serie de panfletos que animan a la oración... Lo único que te parece interesante es un pequeño cuaderno. Parece que el sacerdote lo usaba como diario.

Arnold entra en la sacristía, y vosotros os quedáis en la nave principal. Aparte de lo ya descrito, no hay nada que os llame particularmente la atención. Ash se queda contemplando el crucifijo, pensativo.

- Es curioso. Si tratásemos de explicarle nuestra condición a un humano, no nos creería y nos tomaría por locos, a pesar de lo que le contásemos sería cierto. Sin embargo, ellos creen en entes omnipotentes que no han visto ni comprenden para paliar su miedo a la muerte. A veces me pregunto si yo también le tendré tanto miedo a la muerte si algún día llego a ser humano.

Coge el diario y comienza a hojearlo, comenzando por los último anotado.

Vanity habla a Ash con cierto desdén - Sí, pero mís experiencias me dicen, chato, que, con el tiempo, los humanos acaban dándose cuenta de lo que somos. Y no tiene nada que ver con la razón. Es algo que ellos pueden sentir, casi palpar. - Vanity parecía algo indignada por el comentario de Ash, como si le molestara que hablara así de los humanos - Somos nosotros los seres incompletos. No ellos. Así que no juzgues sus creencias tan a la ligera. - Vanity miró a la cruz, con cierta solemnidad. - Pueden intuir cosas de las que nosotros somos incapaces y .... puede que no crea en ... ese Dios, pero si que veo en ellos algo divino de lo que nosotros carecemos... Tal vez no estén tan equivocados en su fe.-

Ash se gira a Vanity, sonriendo.

- A eso es a lo que me refiero. Nosotros somos la prueba de que hay algo más, ya que estamos animados por una fuerza divina. No le tengo miedo a la muerte, porque sé que cuando muera, esa fuerza irá a dar vida a otro lugar. Pero los humanos le tienen un miedo atroz, creen en cosas que no comprenden, y cuando aparece algo o alguien que les puede ayudar a comprender, lo rechazan.