Partida Rol por web

Después de un día complicado y completo, el siguiente se presentó como siempre, como si nada hubiera ocurrido. Las clases resultaban de lo más incómodas cuando había tanto de que hablar, y aunque coincidíais de vez en cuando, rara vez era para otra cosa que no fuese hacer los deberes.

No había tiempo para más.

Porque es que por sino fuese suficiente, los profesores estaban muy pendientes de todo el mundo, como si estuviesen esperando a que ocurriese algo de manera inminente.

Eso dejaba poco espacio para escabullirse y hablar de otras cosas, con tanto profesor y prefecto encima.

Kyle estaba algo huraño cuando el grupo se encontraba cerca; Alondra parecía extrañamente cercana e incluso habían empezado a haber buena parte de los deberes juntos. Eso había provocado la separación de Ivy, que simplemente no la soportaba. Algo parecido le ocurría a Colton con Ky-londra, como podría haberlos llamado, porque los veía más tiempo juntos que por separado, deseando hacer lo mismo con Angeline.

Y mientras todo eso ocurría, Luna empezó a mostrar síntomas de estar enferma, con una palidez mayor de lo habitual y sentirse mal. 

Pero los días avanzaban y no daban un respiro a nadie, y en cuanto tuvieseis un poco de tiempo libre había que poner las ideas en orden para ver cuál era el siguiente paso a seguir. Eso si las clases os lo permitían, claro.

No podía creérselo. ¿Cómo se podían haber ido sus amigos de aventura sin él? En cuanto empezaron a desaparecer amigos Colton lo tuvo claro, él quería desaparecer también, aquello era una aventura, una pasada, seguro que aparecían en algún lugar súper emocionante como el vestuario de las chicas, el dormitorio de Tauris o la sala de los entrenamientos, en esa en que un año pasaba en un día y salías siendo tan buen mago que parecía que habías salido del microondas de la magia. 

Se bajó de la mesa de un salto, algo avergonzado, porque no estaba acostumbrado a que le aplaudieran, y se lanzó a por el libro, pero el profe fue más rápido. Cuando dijo que nadie más lo tocara lo tenía claro, a la que se descuidara lo iba a tocar, lo sabían los chinos. Miró de reojo a Nolan y sonrió, la sonrisa universal del que está dispuesto a liarla, pero entonces el profe lobezno tocó el libro y nada, se le habían gastado las pilas. La clase acabó mientras el profe renegaba de manera super graciosa, pero eso le ponía en un brete: Sus amigos estaban perdidos y ellos no tenían experiencia en liarla. Analizándolo fríamente, la única en quien podía confiar para liarla era Úrsula, porque Michael pobrecito era un empollón, y no era capaz de liarla ni queriendo, y Luna estaba en el camino de ser una liante, pero estaba con sus problemas con la regla y no se podía liarla bien si te estabas desangrando.

Tenía que encontrarlos, estaba decidido y antes de que lo hiciera el profesor, ¿Pero como?. No podía correr como un pollo sin cabeza, el castillo era muy grande, ni podía contar con nadie, porque Ivy seguro que estaba en su clase todavía, y de Kyle no se podía esperar nada bueno. Angeline y Nolan seguro que lo ayudaban, ¿Pero ayudarle a que?. No lo sabía, no sabía que hacer. Se acercó a Angeline y le dijo

- Espero que estén bien.... aunque me dan envidia, seguro que están viviendo una aventura.

Y se quedó mirándola. Los genios se inspiraban con las musas, ¿No?. Pues si tenía que haber alguna musa en Gryffindor tenía que ser Angeline por fuerza. No había chica más rubia, ni ojos más azules, ni dientes más blancos, ni hoyuelo más hoyuelo que los que tenía Angeline, y encima quería estudiar con él, con lo cenutrio que era. Era la perfección, un 13 sobre 10 en un día malo. Así que se quedó mirándola, buscando la inspiración, cuando de pronto ésta acudió a él como un relámpago. Sonrió. Travesura en camino, por favor, espere.

- Tengo que ir a mirar una cosa, creo que podría saber como encontrarlos.... tal vez...gracias, me has ayudado mucho.

Y es que en una sonrisa de perfección de Angeline había más megatones de energía que en una bomba atómica. Temblaba ante lo que podría ser si le dieran un beso, sería capaz de volver del revés el castillo como poco... pero eso no podía pasar nunca porque a Angeline no le podía gustar él ni estando borracho. 

Salió corriendo hacia arriba, dirección la sala de los entremeses, que decían que te daba lo que necesitabas. A medio camino se escondió detrás de una armadura por si alguien le seguía. Un buen espía debía saber como despistar a perseguidores, pero estaba casi seguro que no le seguían, así que corrió de nuevo hacia la sala e hizo lo mismo que Ivy y Luna para que apareciera la puerta. La cerró, carraspeó y dijo

- Oh sala de los entremeses. Necesito encontrar mucho a mis amigos, que la han liado sin mi y no se hace. Necesito algo que me ayude a encontrarlos, lo que tengas, no sé, un dron automático, una bola de cristal, un espejo de teletransportación, lo que sea, pero son capaces de haberse ido al bosque oscuro y sin mi no sobrevivirían, entiéndeme, son más listos que yo, pero cuando hay que liarla, nadie la lía mejor que yo.... - Se rascó la cabeza antes de decir -Ah, se me olvidaba, no me vendrían mal polvos pica pica y bombas fétidas, hay que darle un escarmiento a alguien, y me gustaría hacerlo al estilo Derrick... Así que, si no te sabe mal, ligerito, que necesito encontrar a mis amigos.

No sabía si la sala funcionaba así o le habría entendido pero empezó a buscar a ver si encontraba algo que le pudiera ser útil. Si no tenía un plan B, uno muy estúpido, que era soltar a tortícolis y pedirle que encontrara a sus amigos, pero con lo tonta que era su lechuza suerte tendría si encontraba sus propias alas para que pudiera volar.

La idea de Colton podía ser una absoluta tontería, pero era mejor intentarlo que quedarse sin la aventura a la cual habían ido sus amigos, dejándole atrás. Cuando llegó a la séptima planta, se dirigió hacia el punto en el cual recordaba estaba la puerta de la sala de los menesteres y en voz alta le dijo todo lo que necesitaba (y más de lo que necesitaba, en realidad).

Una vez lo hubo dicho, la puerta se abrió, dejándole entrar en una sala que tenía múltiples estantes llenos de polvos pica pica, bombas fétidas y algunos otros productos extraños, como dulce de hipotós, tazas que mordían la nariz, tenedores muerde-lenguas, cucharas derramadoras,, zumos con sabor a vómitos, pergaminos falsos, sombreros tiñe-cabello, varitas invertidas, pergaminos insultanes, plumas hace-cosquillas, caramelos de confusión, bengalas que prenden con la humedad, y un sinfón de productos que sonaban verdaderamente bien.

Pero además, también se abrió otra puerta al fondo, que daba a una especie de pasadizo de piedra que parecía descender.

En cuanto Colton puso un pie en él, una antorcha prendió sola, dejando ver un camino largo y oscuro en el que no se vislumbraba el final pero sí una buena cantidad de escalones.

La sala de los menesteres parecía ser muy inteligente, o quizás le estuviera tendiendo una trampa mostrándole lo que quería ver y no necesariamente lo que necesitaba ver. Pero claro, ahora qué podía hacer. ¿Se entretenía viendo todos los artículos que había allí o descendía por aquel pasadizo?

Aquello era un paraíso, mucho mejor que ir a unos grandes almacenes de las bromas y las travesuras. La sala estaba llena de artículos que hicieron que le saliera una sonrisa y que se relamiera los labios como un depredador a punto de comerse una gacela. Solo con lo que había allí tendría para explorar días y días, probar artículos, desarrollar técnicas de travesuras nuevas, era un mundo nuevo, uno que no sabía que existía. Era feliz, le encantaba ese puto sitio.

Pero entonces se abrió una puerta al fondo, una que llevaba a un pasadizo descendente. Había pedido varias cosas, y a falta de radares de amigos, bolas de cristal y demás artilugios la sala le ofrecía un pasadizo hacia abajo. Miró las estanterías y gimió lastimeramente. Cogió lo que conocía, polvos pica pica y bombas fétidas, no había tiempo de exploraciones, y sacó su tirachinas. Colton no se acojonaba por casi nada en el mundo, pero ese pasadizo daba miedo. Sus amigos estaban perdidos, no tenían a su experto en líos, y podían hacerse daño. No necesitaba pensar en nada más, aunque lo pensó, que podía ser una trampa, que si la sala se lo tragaba nadie lo encontraría jamás, que aquel mundo era muy extraño y que él ni siguiera lo conocía. Cogió aire.

- Voy a por vosotros, las ranas unidas jamás serán vencidas - puso una bomba fétida en su tirachinas y comenzó a bajar con sigilo por el pasadizo. Con mucho sigilo. Era como un gato, uno cojo, porque resbaló y estuvo a punto de irse de morros. Se le escapó un joder entre dientes que seguro que se habría oído hasta en China. 

Aquello era una aventura, pero hacer aventuras solo no era tan divertido. Le hubiera gustado tener con él a Angeline, pero no era una rana, y a Nolan. Eran buenos chicos, tal vez deberían ampliar el grupo de ranas....seguro que si lo hacían Angeline vería lo mucho que molaba, aunque seguro que después de su exhibición con el traslador.... Eso era. Si se ponía peligroso siempre podía escapar con un traslador formándose una imagen clara por ejemplo de su cama. Nadie estaría tumbado en su cama, así que era un lugar seguro del que tenía una buena imagen mental, aunque era mejor no necesitarlo.

Ya con un plan B listo por si acaso Colton bajó más decidido. Era un león, el valor se le presuponía, y quien intentara hacerle algo se iba a llevar un tirachinazo en el ojo, y con la peste de las bombas fétidas estaba seguro que ni Shadefian podría concentrarse para atacarle.

LA conversación con Ivy había sido intensa. Tanto, que había mucho que rumiar, por parte de todos, por Kyle el primero, pero también por los demás. Quizás debía habar con Alondra para aclarar las cosas, o con los demás, aunque ganas tenía cero.

Ivy empezó a descender las escaleras más deprisa de lo normal, para quitarse de allí lo antes posible y tener algo de intimidad. Seguramente no lo conseguiría en la sala común, porque Alondra podía estar allí mismo, y también el propio Kyle. Los dormitorios de las chicas estaban vetados para los chicos así que al menos allí no tendría por qué preocuparse de las miradas de su amigo, pero ver a Alondra era algo difícil de digerir.

Mientras bajaba, Kyle reflexionaba un poco en todo lo sucedido, por lo que tardó un poco más en empezar a moverse. Aún no sabía si ir a la Sala Común, en donde seguramente estarían los demás, o preguntar si alguno de los suyos se había envuelto en el problema que había habido en clase de transformaciones.

Con todo aquello, a Ivy se le había pasado también que Luna,  Michael, Colton y Úrsula podían haberse visto envueltos en alguna dificultad. Seguro que era por culpa de Colton, como si lo estuviese viendo.

Al acercarse al Salón para dirigirse hacia las mazmorras, Ivy empezó a escuchar gritos que salían del salón. Eran gritos de terror, unidos a muebles que caían o chocaban entre sí, como si algo grave estuviese ocurriendo en el interior. Kyle todavía estaba terminando de bajar, por lo que tardó un poco más en oírlo, pero lo hizo.

Como en respuesta a sus preguntas silenciosas, las puertas del salón se abrieron súbitamente y un montón de chicos y chicas salieron a toda velocidad, agitando los brazos y dispersándose en todas direcciones, pero en el interior todavía parecía haber mucha más gente.

¿Qué estaba ocurriendo?

Los ruidos fuertes me pararon en cierto escalón mientras bajaba, sacándome de mis pensamientos y dudas. Bajé corriendo al oír el griterío, hasta alcanzar a Ivy que había ido frente a mí.

Los alumnos salieron despavoridos abriendo las puertas del salón comedor y corrían en todas direcciones.

-¿Qué está pasando?! otro ataque?? qué sucede?? - esperaba que uno de esos alumnos me respondiera, pero es que estaban todos despavoridos. No tenía pinta de ser algo bueno.

Nuestra sala común estaba de camino y teníamos que pasar por delante por fuerza, y aparentemente ningún profesor estaba poniendo orden.

Miré a Ivy con expresión de confusión total, y asustado. ¿Qué estaba pasando?

De todos los alumnos de la escuela, con quién tenía Ivy conversaciones más intensas y profundas era con Kyle, algo que peligraba con la presencia de Alondra a su alrededor. Con Luna había tenido sus momentos de compartir secretos y confesiones; con Michael las charlas se basaban principalmente sobre Quidditch; con Percy había tratado temas como la desaparición de su padre; mientras que con Colton y Úrsula apenas hablaba, aunque hasta el momento se había llevado bien con ellos; eso sí, la mentira del Gryffindor no le había gustado y pasaría factura a su credibilidad.

Y ahora Jade, mientras bajaba la escalera, estaba en un momento en el que no quería conflictos, pero tampoco contar mucho más de sí misma. Su abuela había tenido razón todo el tiempo, los amigos iban y venían, lo mejor era no darles la importancia que su padre siempre remarcaba. Llevarse bien con todo el mundo y no exponerse a ningún problema nunca. Mirar para ella en cualquier caso.

Los dos Slytherin pasaron delante del salón. El ruido que llegaba hasta el hall llamó la atención de la pelirroja, la cual miró a su izquierda, mientras que su cuerpo estaba posicionado para girar a la derecha, pues era la ruta para regresar a su sala común - ¿Qué se supone que está sucediendo? - fue la pregunta que formuló en voz alta antes de que ocurriese el caos. Se escuchaban muebles caer, maderas romperse y cosas, de dudosa procedencia, chocar entre sí - Algo muy malo debe estar sucediendo en el Gran Comedor, Kyle... - dijo lo evidente, un instante antes de que varios alumnos abrieran la puerta y salieran despavoridos del sitio. No cabía la menor duda de que algo horrible acontecía para crear tanto caos; quizás otro ataque, como sugería Goldfinch.

Hubo un instante en el que ambos compañeros se miraron. Los ojos claros de Ivy anunciaban miedo, al igual que el rostro de Kyle se transformaba en confusión. ¿Qué podían hacer ellos dos ante la estampida general del lugar? Jade lo tenía claro, cogió la mano de su compañero y tiró de él hacia el lateral oscuro que generaba las escaleras, justo en el lado que estaba más cerca del pasillo que iba hacia las mazmorras. Su objetivo era esconderse, pasar desapercibida y dejar que pasara la tormenta. Había una estatua cerca de la esquina, se pondría tras ella y se agacharía; intentando que Goldfinch hiciera lo mismo, dándole leves tironcitos del brazo.

- No debemos entrar en el Gran Comedor bajo ningún concepto, Kyle. ¿Me escuchas?... - se había puesto muy seria. Ir hacia allí era exponerse a ser pisoteados - Y no debemos correr por delante de los demás, pues si hay "algo" ahí dentro que persiga alumnos, les llamará más la atención los que corren... Aquí hay oscuridad y estamos seguros. Pase lo que pase, y suceda lo que suceda, no debemos salir... - Y dicho esto sacó su varita, con el fin de protegerse de cualquier cosa que les descubriera - No hagas ruido...

Y allí quedaron las dos serpientes, aguardando astutamente en la oscuridad, mientras a su alrededor clamaba el desconcierto del resto del alumnado. ¿Qué diablos pasaría?

Ivy me cogió de la mano en medio de la confusión para tirar de mí para apartarnos del medio. Miré su mano agarrada a la mía. Nunca antes había sido agarrado de la mano tantas veces como en los últimos dos días, y menos aún por chicas. Debía ser cosa de instinto de supervivencia.

Me vino en mente Rob. ¿Qué diría si me viera agarrado las manos de las chicas más populares de mi clase?. Se reiría y me diría que soy todo un galán. Aunque no es que fuese esa mi intención en absoluto, era más bien algo producido por la intención y voluntad de ellas. *Por supuesto. Como buen Slytherin, serás el mejor y escalarás a lo más alto. - era normal que me asociara y relacionase con las mejores alumnas de la clase.

Ivy me tiró del brazo varias veces cuando llegó tras una estatua, sacándome de mi absurda imaginación. No tenía sentido estar pensando en una chorrada semejante. Había un caos justo en frente nuestro! Asentí y me escondí agachándome junto a ella lo mejor posible, escuchando sus susurros. 

Asentía. NO entraríamos al Gran comedor. Estaba totalmente de acuerdo. Por un segundo temí que Ivy saliera corriendo ante el peligro, como durante la clase de Historia. Me alegraba que mostrase en esos momentos su lado más lógico y menos impulsivo!! La pelirroja Slytherin lo tenía todo calculado, allí donde estábamos no nos verían, estaba oscuro y estábamos escondidos, pero al mismo tiempo podíamos ver lo que sucedía. Sólo esperaba que la marea de alumnos se alejaran cuanto antes.

Vi que sacó su varita... *oh no, no hagas nada imprudente!- e instintivamente saqué la mía y la preparé, totalmente inseguro de que podría hacer al respecto o intentando calcular un hechizo que sirviera para algo en esos momentos. *¿qué diría el libro??

No se me ocurría nada, estaba en blanco, callado y alerta. Deseando que no pasara nada que nos afectase directamente y que no fuese otro ataque de Shadefian... pero de qué otra cosa iba a tratarse si no?... Tragué saliva.

Estaba claro que donde había gritos, algo terrible ocurría, y a pesar de que los profesores estaban allí para cuidar de vosotros, no era muy difícil pensar que existían cosas que incluso podrían vencerlos a todos. Quizás Shadefian hubiese formado un ejército y se hubiera decidido finalmente a atacar Hogwarts con todo cuanto tenía, aunque a saber para qué.

A lo mejor todos los profesores habían caído, y también los demás. Luna, Colton, Úrsula, Michael, Percy... Alondra... ¿estarían bien o por el contrario, se encontrarían en peligro de muerte? 

No entrar significaba que otros correrían la suerte que les correspondiese y que vuestros amigos podían estar en verdaderas dificultades, pero al menos vosotros estaríais a salvo, quizás no durante mucho tiempo, pero sí el suficiente para comprender lo que estaba ocurriendo.

Y no tuvisteis que esperar mucho.

Los alumnos seguían saliendo del salón a toda velocidad y mientras os ocultabais, visteis entre ellos a Alondra y sus amigas. Anemone y Breezy parecieron conseguir escabullirse con éxito pero Alondra, en cambio, cayó al suelo, viéndose obligada a esquivar a todas las piernas de cuantos corrían más que ella. Finalmente, se dio la vuelta, pero solo para encontrarse cara a cara con el origen de todos aquellos gritos.

Se trataba de un enorme lobo con forma humana, un licántropo, que caminaba rugiendo y mirando en todas direcciones, lanzando zarpazos a izquierda y derecha, y que no tardó en reparar en Alondra, que gritaba desde el suelo, mientras se arrastraba de espaldas hacia atrás, intentando alejarse de la bestia.

No, no era Shadefian, pero podía terminar resultando mucho peor, porque no había ni rastro de los profesores, que quizás estuviesen todavía en sus clases o buscando a vuestros compañeros, si es que no estaban allí dentro.

Con Colton de avanzadilla, todos lo seguisteis escaleras arriba, por un pasadizo lleno de escaleras que si bien a vuestro amigo le había resultado fáciles de bajar, ahora contaban en serio. Después de unos minutos de ascenso, ya notabais la pesadez en vuestras piernas y el cansancio en líneas generales, junto con una falta de aire que os hacía desear estar de regreso en el bosque o en vuestra sala común.

El camino no estaba tan lejos, porque solo había que subir las siete plantas hasta la sala de los menesteres y la distancia que hubiese entre esta y el bosque prohibido, pero necesitasteis un buen rato antes de conseguir llegar, agotados, arriba del todo.

Vuestros pulmones os ardían, las piernas apenas se movían y obviamente, una cama, sofá, alfombra o lo que fuera donde os pudieseis tumbar era en esos momentos lo más necesario.

Cuando por fin llegasteis, antes de derrumbaros en el primer sitio que pillasteis, os dio tiempo a ver que había un montón de estanterías llenos de productos de broma.

Era el mundo soñado para Colton.

Ahora entendíais de dónde había sacado lo que le había echado al licántropo.

A pesar de estar exhaustos, aún tuvisteis tiempo de pensar en lo que os había llevado hasta allí, y no era solo regresar al castillo. ¿A dónde habría ido a parar el licántropo?

Y sí, tal y como temía la gente no se paró a explicarnos nada. Estaban aterrorizados. ¿Qué sucedía?! el pánico era contagioso, el peligro era evidente. Recordé la clase de Historia cuando viajamos a la batalla de Hogwarts, con todos aquellos alumnos en pánico luchando por sus vidas, sólo que aquí todos huían y nadie luchaba. 

Y qué íbamos a ver? que hacíamos ahí? nadie se escondía, todos corrían. Teníamos que huir con el resto, fuera lo que fuese que estuviese pasando. Acercarnos a cualquier adulto, profesor, director, quien fuera! -Ivy tenemos que salir de aq... - pero no acabé la frase, pues reconocí a tres de las alumnas que corrían despavoridas. No era nadie del grupo, eran Anemone y Breezy con Alondra.

La última cayó al suelo de bruces, casi siendo pisoteada por la masa despavorida que huía en estampida. *Pero qué hacen? es que no la han visto caerse?! - miré a Anemone y Breezy girándose asustadas sólo para seguir corriendo. La habían visto caerse pero huyeron igualmente, estaban huyendo de algo tan peligroso que ni siquiera se pararían a ayudarla a levantarse?

Un sonido de garras de animal chocando contra el suelo me hizo mirar a Alondra de nuevo, allí en el suelo con expresión de terror, se había dado la vuelta y miraba a un enorme... hombre... lobo.

-Profesor Partwul...f?... - me salió un hilillo de voz, tembloroso. Pero no, no tenía ningún parecido con el lobo que nos mostró durante su clase en transformaciones. Rugía y caminaba saliendo del Gran Salón, lanzaba zarpazos en todas direcciones. Era un monstruo, y era la primera vez que veía algo semejante en persona. Era como en las películas de terror.

Alondra gritó desde el suelo y se arrastró hacia atrás en un pánico más que evidente, y el monstruo la oyó. 

*ALONDRA SAL DE AHÍ! QUE ALGUIEN LA SAQUE DE AHÍ !! - No me salían las palabras. Alondra estaba despavorida, no había ningún adulto cerca, los demás alumnos huían de la escena y de los garrazos de la bestia. Agarraba tan fuerte la varita que temblaba. Si esa cosa se lanzaba sobre Alondra... ... la comisura de un lado de mis labios empezó a temblar... intentando formar una media sonrisa.

*Sí...Una estúpida competencia menos...

...

...

-NO!! - un grito de terror salió de mi boca. Mi último pensamiento fue tan ulceroso que sentí que me iba a dar un electroshock de la repugnancia. Salté de donde estaba escondido como si me repeliera a mí mismo, quedando en medio del pasillo a plena viista. Mi cara mostraba el pánico de lo que acababa de ver y lo que acababa de sentir. Pálido, sudoroso, tembloroso. *NO!!! - MONSTRUO!! - grité al lobo. Él era el monstruo. ÉL!! Le apunté con la varita temblando incontrolablemente, hasta las rodillas me temblaban.

Tantas cosas me vinieron a la mente en ese momento... 

...La escena del falso viaje de Historia, cuando los mortífagos nos lanzaban los hechizos verdes asesinos y mataban a un alumno frente a nosotros...

...El profesor Balthazar Persimo cuando me dijo en clase...

"Va a tener que mejorar esos movimientos, señor Goldfinch. Dentro de poco se dará cuenta de la importancia de no equivocarse cuando llegue el momento..."

...Alondra gritando DESMAIUS, DESMAIUS...! impotente en la misma clase, acabando llorando impotente... 

...Ivy saltando para hacerse la heroína y "salvarnos" a todos a costa de su propio riesgo...

...La cara de Salazar insultándome y atacando mi mente sin poder evitarlo... 

...La cara de la Tauris riéndose de mí mientras volaba y casi caía de cabeza pocos minutos atrás...

!!!!

-ASCENDIO!! - grité instintivamente soltando un gallo vocal monumental, lanzándole un hechizo al monstruo... sin ningún efecto visible. El hechizo que acabábamos de dar en clase. Y la cara de Tauris burlándose de nuestra incompetencia por lo mal que me salió volvió a flashearme en la mente, riéndose, mirándonos con desprecio.

Era un inútil, un inútil paralizado en mitad del pasillo apuntando con su varita que acababa de lanzarle un hechizo flojísimo a un hombre lobo, en un golpe de furia conmigo mismo.

*Qué... acabo... de hacer?!

Se habían salvado de una buena y, por mucho que no quisiera admitirlo, más por suerte que por otra cosa. Se habían enfrentado a un hombre lobo, que en la escala de peligro debían ser por lo menos 10000 unidades Derrick, pero comparado con Shadefian... ¿Qué era eso? Como si un mosquito intentara picar a Godzilla. Suspiró. Era inconsciente y valiente, pero no era tonto, aun así, unos particulillas insignificantes habían derrotado a un mosquito, unos estudiantes de primero habían derrotado a un hombre lobo, era para estar orgulloso, y consciente, consciente de que tenían mucho que aprender.

Se mantuvo en silencio, pensativo, mientras subía las escaleras que tan fácilmente había bajado. Empezó a resoplar cuando llevaban unos minutos subiendo, rascándose de vez en cuando para superar los picores, de los que solo se podría librar después de una ducha. Una ducha, ojalá en la sala de los entremeses hubiera una ducha y una túnica, calentita, planchadita, igual que cuando su madre le preparaba la camisa para ir a la iglesia. Suspiró. Si su madre se enterara de que había luchado con un hombre lobo lo desintegraba de un chanclazo. Dejó de pensar, porque eso le quitaba energía para subir escaleras, y cuando llegó se derrumbó en el primer sofá que pudo y empezó a jadear.

- Jo....cuando bajé a por vosotros.... arfff arfff... no me costó tanto.... arfff arfff si lo llego a saber....dejo que os coman. - Se sonrió y les guiñó un ojo. No lo decía en serio, pero había que compensar un poco, no fueran a ponerse todos demasiado sentimentales. Cogió aire mientras intentaba relajar las piernas, que las tenía más agarrotadas que después de 4 horas jugando a fútbol, y entonces volvió a mirar aquel paraíso. Se sonrió y dijo

- Esto es el disneylandia de las bromas.... me encanta.... aunque si hubiera una ducha, me encantaría mucho más....

Se levantó del sofá dando un salto. Ya había descansado demasiado, como 2 minutos, y ya estaba eligiendo material para sus próximas bromas con una sonrisa y entonces cayó en algo que le puso los pelos de punta

- A ver, si el traslador lo hicisteis vosotros, ¿En que lugar pensabais? ¿Quien lo hizo? .... El hombre lobo.... ¿Puede estar en el castillo?

Se alarmó. Si lo habían hecho Úrsula o Luna, y habían pensado en la sala común.... Angeline. Las miró alarmado

- ¿En que sitio pensabais? ¡Rápido!

Entonces la vio, la ducha su ropa recién planchada, pero no había tiempo. Se pasó su vieja túnica aunque le picara y le hiciera dar saltitos de un lado a otro como si tuviera el baile de San Vito.

- ¡Vamos! ¡Contestad! Que se nos va el tiempo....

A Colt se le veía agobiado. Una fiera como aquella con alguien como Angeline.....se la habría comido entera. Para enfrentarse algo así había que estar un poco loco, y Angeline era demasiado guapa como para enfrentarse a un bicho así. Se armó de tazas que mordían la nariz, tenedores que mordían la lengua y se lanzó hacia la puerta una vez que le dijeron el lugar en el que habían pensado.

Michael tomó la mano que Colton le ofrecía para levantarse y se puso en pie, aunque sus piernas aún se sentían débiles. Escuchó la explicación del chico rubio y miró la roca-traslador que había causado que el lobo desapareciese. Las palabras entraron en su mente como si fueran un goteo terrible, y el Ravenclaw abrió mucho los ojos al comprender lo que aquello significaba. La cabeza le dio vueltas una vez más, y se llevó una mano a la frente.

—No... No, no, no...

Colton siguió narrándoles lo que había pasado en clase después de que desaparecieran. A Michael no le sorprendió saber que el profesor Partwulf se había enfadado. Y más que se enfadaría cuando supiera todo lo que había pasado. Luna habló, confirmando que Michael no era el único que temía las consecuencias de lo que habían hecho. Pero ahora al menos había una ruta para salir del Bosque Prohibido, y los Gryffindor se apresuraron a aprovecharla para regresar a Hogwarts. Michael les siguió como un autómata, pero empezaba a notar una sensación que no había sentido nunca. Una sensación muy desagradable...

La subida por aquella escalera pareció interminable. Cuando llegaron arriba todos estaban cansados, y Michael tuvo que apoyarse en una estantería cercana llena de petardos zumbadores. La sala a la que habían llegado estaba repleta a rebosar de artículos de broma, pero Michael apenas reparó en ello. Ahora que estaban a salvo y la descarga de adrenalina en su sangre había empezado a remitir, se sentía aún peor que antes, cuando estaba a punto de desmayarse.

Había un lobo salvaje en algún lugar de Hogwarts. Quizá estuviera incluso dentro del colegio. Y todo había sido culpa suya. Todo había sido porque él había realizado un hechizo tan rematadamente mal, que las consecuencias podían ser peores que cualquier cosa que hubiera pasado en Hogwarts en muchísimos años. 

La cabeza volvió a darle vueltas y notó un sudor frío. Colton estaba hablando, pero Michael apenas le escuchaba. Su mente se había quedado atrapada en una especie de bucle que sólo le permitía pensar en lo cerca que había estado de morir, o de arrastrar a la muerte a alguno de sus compañeros, y luego en lo que aún podría pasarle a alguien que no tuviera nada que ver con todo aquello. En cierto momento su mirada vagó hasta la mano derecha y comprobó que aún sostenía con fuerza su varita de tejo. Cuando se dio cuenta, la soltó como si quemara y se alejó de ella caminando torpemente hacia atrás, hasta chocar con una mesita en la que había cajas sorpresa de un montón de colores diferentes.

Colton había llegado al punto de darse cuenta de lo peligroso que era lo que acababa de pasar y cuando gritó aquél "¡rápido!", devolvió a Michael a la realidad. Quiso mirar a Luna para saber la respuesta a la pregunta de Colt... pero tenía miedo de saberla. Cualquier posibilidad le parecía terrible. Quería hacer algo para remediar todo aquello, pero se sentía tan torpe y diminuto que apenas encontraba fuerzas para moverse. Tuvo que sentarse en la mesita con la que había chocado, y enterró el rostro entre las manos temblorosas.

—Todo es culpa mía... —murmuraba—. Todo... Ojalá no hubiera venido a Hogwarts...

Esta vez no lloró. Quizá estaba demasiado asustado para llorar. O enfadado consigo mismo... O abatido... No podía distinguir bien lo que sentía. Lo único que tenía claro era que no quería que nadie más pagara por su torpeza. Habría dado cualquier cosa a cambio de que todo el mundo estuviera a salvo. Incluso su magia. Pero por desgracia, las cosas no serían tan sencillas...

Los gritos de sus compañeros eran insoportables, más que por el ruido incesante, por la inseguridad que tanto pánico despertaba. El miedo a un terror inimaginable ejercía opresión en el pecho de la pelirroja que no sabía qué escreguto estaba ocurriendo. A veces no conocer el problema era peor que ser consciente a lo que te enfrentabas.

¿Por qué corréis? ¿Qué espanto puede hacer que los alumnos de mayor curso huyan?...

Era inconcebible. Ivy no podía pensar en nada tan horrible como para provocar aquel caos dentro de la escuela. Incluso hubo un momento de bloqueo mental que ni siquiera pensó en Donovan o Nolan, era lo que su abuela llamaba "espíritu de supervivencia", una cualidad que le hizo continuar agazapada tras la estatua que disimulaba su porte, conteniendo la respiración y no permitiéndose ni pestañear, deseando que Kyle hiciera lo mismo y no llamase la atención de lo que estaba provocando la estampida.

Y por fin visualizaron el problema. Un enorme lobo con forma humana se dejó ver mientras perseguía a un grupo de alumnas de Slytherin. Alondra se cayó al suelo, siendo pisoteada por muchos de los que se hacían llamar sus amigos y que la soportaban a diario, remarcando Ivy que la amistad valía más bien de poco si le pasaban de largo las que le palmeaban la espalda. Ella estaba sola, así lo entendió Jade hasta que Kyle hizo algo que no esperaba.

Rugidos. Aquellos sonidos brotados del interior de la bestia helaban la sangre, así como las garras del animal al arañar el suelo. Goldfinch dijo algo a su lado, fue una duda, una pregunta, un nombre; mencionó al profesor Partwulf y Jade negó con la cabeza, a sabiendas que no era él.

- Shhh.... No hagas ruido o harás que venga hasta aquí... - susurró la pelirroja temiendo que el licántropo se fijase en ellos. Pero Kyle no le hizo caso, chillando un "no" imposible de no escuchar, mientras salía de su escondite y se exponía abiertamente frente a aquel ser.

PERO....¡¡¡¡¡¿QUÉ HACES?!!!!

Goldfinch había actuado como un verdadero Gryffindor, saliendo en defensa de su amiga Alondra, dejando claro a Ivy de que Sparks era importante para él; de lo contrario, habría sido astuto y se habría mantenido escondido.

Te va a matar, por toda la magia, va a matarte...

Jade estaba en pánico hasta que escuchó una palabra que le llamó la atención.

MONSTRUO

Y recordó una conversación con Luna cuando ella misma se llamó de esa manera, una y otra vez, mientras que la pelirroja le decía que no lo era, prometiendo que siempre sería su amiga. Y entonces lo supo, el licántropo debía ser Luna. Y si no lo era, sería un error difícil de remediar.

- ¡No eres un monstruo! - Ivy se levantó y señaló al enorme lobo - Eres mi amiga y nunca voy a dejarte sola... - Jamás había sentido tanto miedo, y aún así avanzó hacia el ser - Kyle baja la varita, vas a asustarle - Aunque el término más adecuado era enfadarle - ¡Qué bajes la varita! - Le advirtió mientras se colocaba delante del Slytherin, sin dejar de mirar los ojos ambarinos de la criatura - Soy yo, Ivy Jade Connor, tu mejor amiga. Y no voy a dejarte sola. Tan solo debes calmarte. Tomarás tu poción y volverás a ser la de siempre. Es lo único que importa Luna, que vuelvas a ser tú. Eres valiente y sabes tranquilizarte, vuelve a ser humana como yo, arreglaremos esto juntas... - Su voz era casi un ruego - Siempre juntas, Luna. Siempre... - A pesar de que sus palabras sonaban seguras, Jade estaba aterrada y atenta por si debía esquivar a la bestia, consciente de que si había otro licántropo por Hogwarts iba a tener un serio problema de salud.

Kyle siguió paralizado, piernas temblando, ojos abiertos y boca entre abierta. Estaba en blanco. Quería correr pero no podía. Mi mano temblaba sin control apuntando con la varita, incluso cuando de repente Ivy saltó y gritó que no era un monstruo. *¿YO? - fue lo primero que pensé. Pero no, estaba hablándole al monstruo!! Al hombre lobo!

Miraba a Jade con pánico en la cara *¿PERO ESTÁ LOCA?! - sabía que Jade era buena persona y todo eso, pero de ahí a defender a una criatura que estaba a punto de matar a alguien, en qué estaba pensando?! No era capaz de entender lo absurdo de la situación dentro de todo aquél caos, el pánico nublaba mi mente y no podía pensar con claridad. No podía mover mi cuerpo, estaba clavado en esa pose, apuntando, piernas de gelatina, varita temblorosa.

Ivy gritaba al monstruo que era amiga suya, se puso frente a mí gritándome que bajase mi varita. Abrí todavía más los ojos, mi expresión era de terror total. *IVY SAL DE AQUÍ!! QUE HACES?!?! - pero ni con la boca entreabierta podía emitir sonido alguno.

Y entonces... se presentó. Se presentó al monstruo. Le dijo que se calmara! ...*es-pera...se..p-puede calmar a un hombre lobo?... - era tan simple? y todos histéricos? hasta los alumnos de cursos superiores?. Se tomaría una poción. Tan sólo debería calmarse. La conversación no tenía ningún sentido.

Hasta que dijo el nombre de Luna. 

Estaba llamando Luna al monstruo. ¿Por qué estaba llamando Luna a esa cosa gigante y peluda?. Y entonces algunos flashbacks me vinieron a la mente.

Los días especiales del mes en los que no podía jugar a Quidditch. La enfermedad que decía que tenía. Las charlas privadas con la directora. ¿Era en serio? ¿Luna era ...ÉSO? Ivy parecía segura de que sí. Nunca la había visto tan seria y tan segura de sus palabras. Le decía que volviese a ser humana, que siempre estarían juntas. Siempre.

Alcé la vista mirando al monstruo, con Ivy entre mí y Luna. Seguía apuntando con mi varita al frente...

Úrsula miró a la piedra que lanzó un último destello antes de apagarse.

-¡Oh!, el traslador... vaya... Así que sí que era un hombre lobo de verdad... yo pensaban que los hombres lobos eran... peluditos, suaves, cariñosos... y se convertían en chicos guapos y apuestos. ¿Habéis visto Crepúsculo?. Si eso era un hombre lobo, seguro que es familiar de Tauris. Amargado, antipático y lleno de pulgas enfadadas con la vida.

Se volvió hacia Colt y resopló-Se nos va a caer el pelo cuando nos vea el profe. ¿Nos pueden echar por esto?. Yo creo que no, vinimos a ayudar a Michael y él hizo precisamente lo que el profesor dijo de hacer. El profe debería haber sido más rápido que nosotras y haber venido él mismo a cuidar de Michael. No lo hizo, ¡lástima!, vinimos nosotras y después tú. No hay castigo. ¿Fácil, no?-se encogió de hombros, su lógica era clara. Miró más allá de Colt y vio la puerta-¿Has tirado una bomba fétida? ¡Dime que has cogido más, es bueno tener alguna en la recámara por lo que pueda pasar ahora que sabemos qué tenemos cerca del castillo. ¿A la sala de los entremeses?, ¡pues arriba!, volvamos al cole antes de que aparezca otro malas pulgas de esos, no me ha gustado la experiencia.

Se volvió a mirar a Luna y la animó a tirar delante, no la quería perder de vista, parecía que le había gustado a ese hombre lobo, porque no le había hecho daño, y eso quizás hiciera que él quisiera volver a buscarla. Así que mejor no retirarse mucho de ella. Cuando pasó junto a Colt le sonrió-¡Genial tu idea!, yo nunca hubiera caído en ir a la habitación... vamos, estoy deseando llegar allí.

Comenzaron a subir y no tardó en comenzar a sudar y a costarle respirar. Escalones y más escalones, la subida se hacia interminable y la energía con la que había emprendido la subida se iba desinflando conforme más miraba hacia arriba y seguía sin verse el final-Siempre.... es....buffff... más.... senci.... cillo... ba.....jar....-acertó a decir al comentario de Colton cuando se derrumbó sobre un sofá en la sala de los entremeses un buen rato después mirando el techo.

Ni dos segundos tardó Colt en comenzar a pedir explicaciones-Lo hizo Luna...-consiguió que uno de sus brazos se moviera lentamente, como si estuviera hecho de cemento, y señaló a su amiga. Pero las siguientes preguntas de Colt, disparadas como si salieran de una metralleta, la hicieron sentarse en el sofá más tiesa que una vara y mirar a su amigo con cara seria y repentinamente pálida. Miró rápidamente a Luna y no pudo evitar llevarse la mano a la boca-A un lugar seguro.... ¡Luna! ¿En qué lugar pensaste? ¡RAPIDO!¿PENSASTE EN EL COLE?-casi seguro que sí. Luna habría pensado en traerlos de vuelta, era lo más lógico- ¡RAPIDO! ¡TODO EL MUNDO A COGER ALGO DE MUNICION! ¡COLT!, ¿DONDE ESTAN LOS POLVOS PICAPICA? ¿TIENES PETARDOS? ¿MAS TIRACHINAS PARA NOSOTROS?-saltó del sofá y se fue corriendo hacia Michael que, en lugar de correr y poner la quinta, se acababa de tirar en la mesa con la cara entre las manos. Lo entendía sí y no. Entendía que se sintiera mal, pero no tenía la razón y no iba a dejar que se quedara allí comiéndose el tarro por algo que no era-¡MICHAEL! ¡TU SOLO HACIAS EL EJERCICIO! ¡A COGER POLVOS PICAPICA O LO QUE PILLES Y A MENEAR EL CULO! ¡YAAAAAA!

Úrsula se puso a revisar los estantes a ver qué encontraba que pudiera ayudarles, porque lo que tenía claro es que con la varita ni soñarlo.

-¡Lunaaaa! ¡LUNAAAAAA! ¿A DONDE TENEMOS QUE CORRER?.... -Se volvió hacia ella con un tirachinas en la mano, un par de bolsas de petardos de esos que se tiran al suelo y explotan y.... ¡poco más!-¡Si has pensado en Hogwart cuando hiciste el traslador, el bicho está aquí, deberíamos buscar a Partwulf, con esto no hacemos mucho-dijo levantando sus manos con su "munición" improvisada.

Si sus sospechas eran ciertas, iban a necesitar a los profesores. Un bicho peludo como aquel en mitad de un colegio lleno de niños que no tenían ni idea de lo que era podía ser una bomba. Y los profesores no estaban avisados de lo que había allí dentro suelto y eran los que podían detenerlo, estaba segura. ¡Había que buscar refuerzos!

Las escaleras parecían llegar muy arriba y si lo pensaba bien, era razonable, porque al fin y al cabo, Colton había venido desde la sala de los menesteres, por lo que el camino debía ser largo.

Sin embargo, no me di cuenta de lo mucho que iba a serlo hasta que no empezamos a subir; entonces me lamenté por no haber creado otro traslador, aunque fuese a otro sitio diferente al que había mandado al licántropo.

-Ufff.... uffff... esto... va... a cos...costar... -conseguí decir, mientras Colton también demostraba que necesitaba de todas sus energías para continuar subiendo. Por supuesto, me tomé a broma su comentario, pero no tenía fuerzas para sonreír.  Era o eso, o seguir hacia arriba.

No sé cómo llegamos, pero yo me tuve que parar unas cuantas veces antes de poder hacerlo y en cuanto estuve arriba, me pensé muy seriamente si dejarme caer allí mismo, en el suelo. Me dolían las piernas, el pecho, sudaba... jo, hacía tiempo que no me cansaba tanto.

-Estoy... agotada -dije, yendo hacia uno de los sillones que había por allí y lanzándome de frente en él, hundiendo la cara en el cojín y gimiendo dolorosamente.

Solo después de un buen rato tuve fuerzas para volverme y mirar a mi alrededor. Ahora comprendía el comentario de Colton. Allí... había de todo.

-Entiendo lo que dices. Esto es... como la mejor tienda de bromas del mundo, y gratis, aunque supongo que está un poco mal que lo diga -le comenté a Colton, en respuesta a lo que había dicho sobre las bromas. No sabía que era eso de Disnelande, pero seguro que se trataba de algo genial y ahora podía verlo.

Después, preguntó sobre el traslador, así que me tocaba  a mí responder. Miré a Michael y a Úrsula, y después me incorporé un poco en el sillón. Sin embargo, Úrsula se me adelantó un poco y respondió por mí.

-Pues sí... lo hice yo, y pensé.... en el salón del castillo. Pero claro, no sé si me salió bien o no porque al fin y al cabo, Michael también hizo uno y mira en donde acabamos -le expliqué. Al darme cuenta de que lo que había dicho podía sonar a reproche, me apresuré a corregirme un poco -. Pero eso no nos ha importado, Michael. ¿Verdad, Úrsula, Colton? Hubiéramos ido a buscarte a donde fuera, porque para eso están los amigos y tú lo habrías hecho por nosotros.

Definitivamente, me puse en pie, siguiendo las indicaciones de Úrsula.

-Tienes razón, Úrsula. Hay que armarse. Colton, dame lo que haya por ahí y vamos abajo. En el peor de los casos no estará donde yo pensaba pero habrá que avisar a los profesores, como ha dicho Luna.

Sin perder tiempo, me puse a rebuscar y a coger todo cuanto sonase bien.

Armados hasta lo dientes con polvos pica-pica, bombas fétidas, caramelos escupe-fuego, sombreros que ocultan a quien se lo ponga, guantes atrapa cuellos, sellos con hechizo blandi-miembros y un sinfín más de artículos de broma, salisteis de la sala de los menesteres y empezasteis a descender en dirección al salón.

A medida que íbais bajando, los gritos procedentes de la planta inferior se hacían más y más evidentes, y no se debían a que alguien estuviese pasándoselo bien, sino precisamente a todo lo contrario.

Eso significaba que el licántropo debía encontrarse abajo, tal y como había dicho Luna. Desde luego, aquella chica sabía hacer bien un traslador.

A partir de la segunda planta, visteis subiendo a varios compañeros, que seguramente se dirigirían hacia las salas comunes de sus casas. Después de todo, salvo Slytherin, que estaba en las mazmorras, los demás siempre tenían que subir.

Finalmente llegasteis al vestíbulo y allí fue en donde visteis de verdad una escena que exigía hacer algo inmediatamente. Alondra estaba en el suelo, a escasos metros del licántropo, y Kyle se encontraba a su lado, esgrimiendo la varita. Pero lo peor era que Ivy se había interpuesto entre ellos dos y el licántropo y estaba hablándole como si pensara... que era Luna.

 ¡No eres un monstruo!. Eres mi amiga y nunca voy a dejarte sola... Kyle baja la varita, vas a asustarle ¡Qué bajes la varita! Soy yo, Ivy Jade Connor, tu mejor amiga. Y no voy a dejarte sola. Tan solo debes calmarte. Tomarás tu poción y volverás a ser la de siempre. Es lo único que importa Luna, que vuelvas a ser tú. Eres valiente y sabes tranquilizarte, vuelve a ser humana como yo, arreglaremos esto juntas... Siempre juntas, Luna. Siempre... 

Su voz sonaba rasgada por la preocupación y el miedo, pero aún así, sus palabras resultaban claras, tanto como que los tres se encontraban en peligro inmediato, porque el licántropo miraba amenazadoramente en dirección hacia Ivy y su cuerpo parecía estar adoptando posición de ataque.

Mientras, Alondra logró medio levantarse y se abrazó a Kyle, asustada.

En ese momento, los tres giraron la cabeza y os vieron, lo que sin duda les permitiría darse cuenta, sobre todo a Ivy... de que aquel licántropo no tenía nada que ver con Luna.