Partida Rol por web

Aquella tierra era demasiado lugubre. El animo decaia cada hora que permanecian alli. Despues del alto en aquella aldea, si se le podia llamar asi.. Continuaron su viaje hasta la entrada de la fortaleza de Barak Tor, la fortaleza de Morcar.

El destino les aguardaba. La entrada estaba bien defendida. Un ejercito de mas de mil orcos se apostaban a las puertas de la torre Oscura.  A sus lados, las montañas crecian y se alzaban altas, amenazantes, pero tambien le daban una oportunidad de entrar en aquella fortaleza.

Escalaron las montaña, hasta que encontraron un punto donde una ventana les daba el paso. Deslizandose con cuerdas lograron colarse.

Cuando todos estuvieron dentro, las puertas se abrieron. Las huestes de Barak Tor abandonaban el lugar. Nadie vio salir a Morcar.

Durgin se aseguró de llevar la preciosa espada que le había escogido como portador. Se había ajustado una cinta a la espalda y la llevaba con el mango por encima del hombro izquierdo. En un abrir y cerrar de ojos podía desenvainar el arma si encontraba los enemigos adecuados. Por el momento cargaría con el martillo, más a su medida, y el escudo.

- Vamos allá, no?

Arramus coloco el oido en la puerta para ver si podia hacerse una idea de lo que les esperaba dentro.

Por fin estábamos en la fortaleza de Morcar, el final estaba cerca.

Nada más entrar veo una puerta frente a mi y mis compañeros comienzan a moverse hacia los lados, así que yo también me pongo en marcha. Veamos que hay tras esa puerta. Digo a Ungrim que está a mi lado.

Una vez más, se encontraban frente a una nueva mision, probablemente la más complicada a la que se iban a enfrentar, ya que esta vez su objetivo era acabar nada menos que con el mismisimo Morcar. Por suerte, ya no eran los aventureros principiantes que Mentor habia tomado bajo su tutela, sino un grupo de curtidos guerreros armados con armas legendarias de gran poder. Una de aquellas armas se balanceaba colgando del cinturón de Ungrim, hambrienta de sangre orca.

Como ya empezaba a ser costumbre, el grupo se dividió para cubrir más terreno. Ungrim optó por seguir a Agamenón por la puerta que tenian más cerca

Era el momento de la gloria, los compañeros portaban poderosas armas y el fín se acercaba, todos nos habíamos preparado para el duelo final, mientras pienso en esto lanzo el conjuro de piel de piedra para hacerme más resistente a los daños físicos y avanzo con determinación examinando el corredor en busca de puertas secretas .

Con el nuevo y flamante bastón firmemente agarrado en mi mano me decido a seguir a Durgin. Ya hemos vuelto a dividirnos en tres grupos, pero quizás sería más prudente que el sacerdote viniese con nosotros.

Desde donde estoy le hago señas para que se acerque a nuestra posición.

El grupo, usando su habitual tactica se separo. Tres de ellos, fueron hasta la sala central, donde vieron unas escaleras que bajaban. Estaban en lo mas alto de la torre y la entrada estaba cuatro pisos mas abajo. Unos guardias Orcos, los vieron cruzar la puerta y enseguida mostraron sus cimitarras para luchar contra los intrusos.

El resto del grupo, pegados como estaban a las puertas, pudieron ver como los guardias orcos protegian el siguiente paso.

El grupo, usando su habitual tactica se separo. Tres de ellos, fueron hasta la sala central, donde vieron unas escaleras que bajaban. Estaban en lo mas alto de la torre y la entrada estaba cuatro pisos mas abajo. Unos guardias Orcos, los vieron cruzar la puerta y enseguida mostraron sus cimitarras para luchar contra los intrusos.

El resto del grupo, pegados como estaban a las puertas, pudieron ver como los guardias orcos protegian el siguiente paso.

Desenfundando el habitual martillo atronador, Durgin entró en la sala tratando de derribar a los orcos que en ella había, tranquilamente, hablando de los últimos resultados de Blood Bowl.

Acababan de entrar en la sala cuando, por el pasillo empezaron a resonar pisadas acercandose. Ungrim, se asomó un momento por la puerta vio como por ambos lados del pasillo se acercaban unos orcos

- Me temo que tenemos compañia. Sigueme!

Ungrim estaba a punto de descolgar su hacha de batalla del hombro, pero, de repente sintió como si el hacha de su cinturón le transmitiese una sensación de furia y ansia de sangre orca. Incapaz de resistirse, al final se decidió por la nueva arma y se lanzó al ataque.

La voluntades combinadas del matador y el arma fueron demasiado para la bestia, que no tardó en caer muerta al suelo.

Deberíamos limpiar planta planta si dejamos enemigos detrás es posible que nos acaben atrapando en un callejón sin salida, le digo a Agamenon antes de salir a caza del otro orco y aún no se han apagado los ecos de mi voz cuando de una veloz estocada acabo con el maldito piel verde..

Nada más entrar en la sala nos llevamos una grata sorpresa, ya sabíamos donde teníamos que ir para seguir avanzando, no sin antes investigar esta planta como dice Aenur.

Unas pisadas en el exterior hicieron que Ungrim saliera disparado en busca de los enemigos, no sin antes alertarnos. El elfo y yo le seguimos rápidamente.

Veo como acaban con los orcos de forma rápida y brillante. Así me gusta chicos que no tenga que desenfundar mis armas. Les digo mientras inspecciono el pasillo no vaya a haber alguna trampa. ¿Por que lado queréis seguir ahora?

Arramus gruñe al ver que lo han dejado solo pero no se amilana.

Más rivales para mi piensa.

El sacerdote abre la puerta de una gran patada y entra armado con su martillo y su escudo. Se dirige hacia el orco de su derecha y lo arrola con el escudo, bloqueandolo contra la pared. Cuando lo tiene inmovilizado, aprovecha para descargar tres golpes sobre él. El primero lo absrobe el casco del monstruo pero se provoca que se parta en dos dejando expuesto el cráneo para que un segundo golpe lo hunda para dentro.

Entro en la habitación con mi nueva vara en ristre y me abalanzo fieramente sobre el goblin que queda vivo, sin ningún resultado positivo ya que el escudo del bicho absorbe el golpe sin problemas.

Confío en que el encantamiento que rodea mi cuerpo sea suficiente para parar su contrataque.

Los orcos se quedaron tan sorprendidos por ser asaltados en el lugar que ellos llamaban, hogar seguro, que no supieron reaccionar. Los primeros golpes acabaron con la vida de algunos de ellos, pero aquellos que aun estaban de pie, se sintieron desorientados, dandole tiempo a los heroes de volver a atacar.

Veamos a donde nos conduce este pasillo. Si los demas necesitan ayuda o encuentran algo interesante ya nos avisarán

Voy tras Ungrim en cuanto continua avanzando después de acabar con el orco. Te sigo.

Mi segundo ataque al orco obtiene el mismo resultado. El monstruo lo detiene sin dificultad y me mira burlesco, con la suficiencia de quien se siente intocable. Trato de controlar mi rabia, a la espera de otra oportunidad para estamparle la vara entre oreja y oreja.