Partida Rol por web

Primer reto de Mentor para la caida de Morcar.

Ésta será vuestra primera prueba antes de comenzar con los retos que os harán héroes. Para ello deberéis encontrar la salida. No será una tarea fácil, pues algunos monstruos han sido colocados en el laberinto e intentarán obstaculizar vuestra labor.
El primer grupo que llegue a la salida será recompensado con 200 monedas de oro.

                                                                                              - Mentor-

Matar mostruos, eso es lo que siempre había soñado y para lo que llevaba preparandose toda su vida, asi que ahora que habia llegado el momento, no iba a dejar que nadie se los arrebatase.

Agarró su hacha con firmeza y se dirigio hacia una de las puertas que habia más adelante en el pasillo.

Por fin ha llegado el momento de probar nuestra valía. Mentor nos ha dejado en la entrada del laberinto. Veo como el enano se precipita por el pasillo de la izquierda, asi que yo opto por la derecha. Será mejor que nos dividamos para cubrir el máximo terreno posible

- Maldita sea lla gracia de tener un elfo por compañero en mi grupo. Grrrr.

El enano refunfuña mientras avanza hacia la puerta mas cercana sin apenas precouparse por las acciones de sus compañeros. Con sigilo pone su oreja cerca de la puerta por su escucha algún ruido. Sin embargo antes mira al resto de su grupo. No miran, perfecto, no vayan a pensar que es un cobarde.

Una vez en el laberinto agarré fuerte mis armas deseando que llegara el momento oportuno para usarlas. Me he entrenado muchos años de mi vida para esto y no pienso fallar.

Mi grupo era bastante interesante. Comparto equipo con un enano y un elfo, las risas están aseguradas.

El enano se dirige por un pasillo y yo decido ir por el otro. Dividirnos me hará perderme las peleas entre esos dos, pero antes exploraremos este lugar.

Recién acabado mi adiestramiento en artes mágicas en la Academia y con el título de Mago en Prácticas orgullosamente enmarcado y colgado de una pared de mi habitación, ésta es la primera misión seria que se me ha encomendado. Con los nervios propios del primer empleo, inspiro profundamente para tratar de relajarme. Me acompañan un enano y un sacerdote guerrero que, a las primeras de cambio, me han dejado solo y se han marchado por dos pasillos distintos. Busco una señal que me indique el camino a seguir. Un ligero picor en la paletilla derecha hace que me decida por tomar esa dirección y me obliga a rascarme enérgicamente con la vara para aliviar esa molesta sensación.

Mentor debe de estar muy desesperado si manda esta panda de inútiles, que hacen más ruido que unos orcos borrachos, sera mejor que me mueva  con cuidado  y le enseñe como se hacen las cosas. Pienso para mi mientras me muevo ne un absoluto silencio.

El tintineo del agua agudizaba la sensacion de estar encerrados. Los fríos pasillos, la humedad del subterraneo, la falta de luz... un lugar poco acogedor.
Desde los rincones las ratas se oian chillar y el viento viciado traía consigo tenebrosas voces de criaturas temibles.
Los futuros heroes caminaban seguros, el deseo de salir, la confianza que tenian en si mismos les daba fuerzas para adentrarse, ignorando el miedo, burlandose de la muerte, cargados de coraje.. asi comenzaron sus primeros pasos en las galerias del mundo subterraneo.

Todos los ruidos del subterráneo me hacían temblar de emoción, desde siempre he querido ser un héroe, así que por poco acogedor que resulte ser el lugar no puedo echarme atrás.

Parece que el elfo ha decidido venir por mi lado en vez de ir por el del enano. Mientras me sigue por el estrecho pasillo entablo conversación con él. Prefieres venir conmigo a con el enano, jajaja es normal. Mi nombre es Agamenón, un placer conocerte.

Continuo mi camino por el pasillo hasta llegar a la puerta, la miro unos segundos y decido seguir adelante, la abro con decisión y entro en la habitación para ver que clase de problemas me esperan.

- Uff, uff, ufff.

Las rechochas piernas de Durgin no daban para grandes carreras en el interior del laberinto. Con terquedad, a pesar de haberse visto solo, el enano decidió acercarse a la puerta que tenía más a mano. Hizo un pequeño receptáculo con sus manos y acercó su oreja a la puerta para intentar saber si el interior estaba ocupado.

Parece que me he quedado solo. Bueno, peor para mis compañeros. Veremos quien los cura si les hieren. Camino en silencio unos pasos mas y escucho cuando llego junto a la puerta. Nada. agarro mi martillo con fuerza y abro la puerta.

Un ruido a su espalda hizo que Ungrim se volviese, y vio al mago que al parecer habia decidido seguirle. El humano parecia bastante esmirriado, asi que probablemente no seria mas que una molestia en una pelea.

- Mira muchacho, no me importa que me sigas, pero asegurate de no entrometerte en mi camino

Dicho esto, abrio la puerta de golpe y entro como una exhalacion a la habitacion, mirando alrededor en busca de enemigos.

No se preocupe señor enano ... procuraré no causarle ninguna molestia. Sigo sus pasos y entro en la habitación, golpeándole un poquito sin querer con la vara al pasar por su lado.

Lo... lo siento. Me pondré ahí en un rincón sin molestarle. Me quedo esperando que el enano no se haya enfadado conmigo y en guardia por si aparecen los monstruos.

Maldición estos humanos con casi tan ruidosos como los enanos no seda cuenta que cada vez que habala delata nuestra posición. Agacho la cabeza en señal de haberle escuchado pero me dirijo por el pasillo más ancho hacia el centro del laberinto.

Por un lado la calma de acompañaba a un grupo de heroes, que charlaban lo mas amistosamente posible, teniendo en cuenta lo distintos que eran, pero por el otro lado, las primeras fuerzas del mal hicieron su aparicion y con un fuerte grito de guerra, que retumbo por toda la sala, se prepararon para acabar con la vida Agamenón...

Mas al sur, donde el enano avanzaba en solitario, se vio sorprendido por un par de pielesverdes, mientras escuchaba en su interior. La buena fortuna le dio la oportunidad de apartarse antes de que la cimitarra del Goblin le hicera un poco mas bajo.

- Por Grugni! pielesverde!

Y alzando los brazos descargó un ataque hacia el primero de sus enemigos.

Tras unos segundos escuchando llego a la conclusion de que no hay nadie dentro asi que abro la puerta y examinbo la habitacion a fondo antes de pasar a la siguiente puerta

Al abrir la puerta veo a un par de orcos dispuestos a partirme por la mitad, pero yo estoy preparado, por fin ha llegado el momento de probar mis habilidades, esas que tanto me había costado perfeccionar.

Me acerco a ellos rápidamente con mis armas al frente y entro en combate. Espero no echar de menos al elfo, parece que se fue por otro camino. Pienso mientras me aproximo a los orcos.

La habitación parecía despejada pero uno no sabe nunca lo que se puede encontrar en estos sitios. Quizás algún tesoro, joya o pergamino valioso, o tal vez una trampa truculentamente escondida.

Me decido por buscar si hay alguna trampa, pensando en que es mejor tener al enano contento y que sea él quien encuentre algo de valor, si lo hubiera. Después me acerco a la puerta pero dejando el camino libre. Usted primero maese enano. Después añado. Mi nombre es Jandrus, para servirle en lo que pueda. ¿Cuál es el suyo si no es indiscreción?