Partida Rol por web

Enarbolando martillo y escudo me adentro en la habitacion y me encaro a uno de los fimirs. Mi primer golpe va a su cabeza, mi objetivo favortio, pero la bestia lo esquiva. El segundo va a las costillas, pero lo detiene con su hacha. El tercero, sin embargo le alcanza en la rodilla derecha y lo derriba con un golpe tremendo. No he acabado con el pero sin duda lo ha sentido.

- De acuerdo... -asiento a las palabras de Ungrim.

Respiro profundo y cojo fuerzas para abrir la puerta. Espero que con el jaleo que tienen en el cuarto de al lado y con la prudencia con que nos hemos acercado, esos dos no se hayan percatado de nada y les podamos coger desprevenidos.

me muevo con rapidez para flanquear al fimir de Agamenon, pero en la vorágine del combate para mis dos ataques

Los enemigos se lanzaron a la carga. Arramus y Agamenon, fueron los unicos perjudicados al ser los que estaban al frente. Los fimir blandieron sus hachas, siguiendo las ordenes de su capitan, el guerrero del caos, que astutamente se mantenia en la retaguardia.

Durgin, mientras avanzaba, se encontro por el camino un pocion. Un brebaje orco capaz de aumentar la fuerza y la velocidad durante un breve de tiempo. Aun con el frasco en la mano, alcanzó al resto del grupo, que aguardaban el momento mas adecuado para el asalto final.

Jandrus, que estaba junto a la puerta, observaba con cautela como el hechicero estaba preparando un ritual para el recien cadaver que habia conseguido.

Durgin entró con ímpetu en la habitación, dispuesto a ahogar a sus enemigos en su propia sangre.

Al final, antes de que Ungrim pudiese dar la orden a Jandrus de abrir la puerta, llegó Durgin y se lanzó directo hacia la habitación, así que, viendo que ya no tenia sentido esperar, Ungrim le siguió de cerca, y siguiendo el plan atacó al hechicero de frente.

Como suponia, el brujo era un pobre luchador en cuerpo a cuerpo, por lo que no tardó en caer ante la ferocidad del matador.

En medio de la refriega es inevitable resultar herido y me llevo un par de cortes. Eso si, mi venganza se lleva a cabo cuando arranco el arma del fimir con un revés de mi escudo y a continuacion golpeo como un ariete en el centro de su plexo solar. Puedo sentir su esternon quebrándose con el impacto. Uno menos.

Por increible que parecca todos mis ataques son repelidos por el fimir, dejandome en un ridiculo espantoso.

Uno de los fimires se coloca a mi lado, de espaldas hacia mi para golpear a Arramus y como con el otro estaba ayudándome Aenur me giro para liberar intentar liberar a Arramus de su oponente aprovechando que estaba de espaldas. Espero que Aenur pueda cubrirme.

Con suma facilidad al encontrarse de espaldas y centrado en Arramus acabo con el fimir clavándole la espada por la espalda. No se puede ser tan confiado en un combate. Digo mientras el fimir cae al suelo y me giro rápidamente hacia mi otro contrincante.

Me uno a la pelea, intentando acabar con el goblin, que resulta demasiado escurridizo para los golpes de mi bastón.

El sacerdote, desprevenido como estaba fue abatido rapidamente, antes incluso de poder manifestar su poder o terminar con su ritual. El goblin, rodeado como estaba, golpeaba al aire manteniendo a distancia al mago.

En la otra sala, el guerrero que vio que uno de los guerreros quedaba aislado, se lanzo al ataque. A pesar de la maestria de Arramus, el guerrero demostro no ser manco y logro herirle.

Una vez neutralizada la amenaza del brujo, Ungrim se volvió y vió la patética escena que sus compañeros estaban protagonizando. A pesar de estar rodeando al goblin, parecían incapaces de herir a la mísera critatura. 

El que un mago no fuese capaz de luchar en cuerpo a cuerpo era comprensible, e incluso perdonable, pero lo del enano estaba fuera de cualquier escala. Parecía un bebé con un hacha de juguete en la mano, lanzando golpes sin fuerza ni velocidad directos al escudo del goblin.

A punto de sacarse los ojos para no seguir viendo esa vergüenza, atacó al goblin con una pequeña finta que le permitió atravesar sus defensas y decapitarlo casi sin esfuerzo.

Arramus empezaba a cumular demasiado daño y se enfrentaba al peor adversario  posible: el guerrero de Caos. Desesperado invoco sus poderes y arrojo martillo y escudo, agarro su nuevo martillazo de guerra y emepzo a descargarlo con tal violencia que las paredes de la habitacion retumbaban. Hasta 8 impactos del enorme martillo impactaron en la armadura del guerrero que cayo destrozado al suelo, hecho un guiñapo del que chorreaba la sangre. El cuerpo habia quedado completamente despedazado y esparcido por toda la habitacion y Arramus jadeaba por el frenesi que lo habia posedio.

Cayo de rodillas al suelo, agotado.

Al girarme de nuevo para el fimir consigo parar con mi espada corta el ataque que me lanza y rápidamente contraataco con mi espada larga. Le asesto una estocada que le hace perder el equilibrio y aprovecho ese momento para rematarlo con la espada corta.

 M uevo tras acabar con nuesto oponente comun y ataco por la espalda al guerrero del caos , pero incompresiblemente me dedico a manotear en el aire con ambas armas.