Partida Rol por web

Las dos caras de la misma moneda

¿ La última partida ?

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03/07/2018, 14:07
Gerald

A pesar qu haberle quedado la flecha incrustada en su piel verde y viscosa las dos ranas saltan con tal pericia que llegaron en un segundo al lado de Harold pero esta vez no logran superar la pétrea defensa del imponente clérigo. Una de las ranas estaba prácticamente muerta después del ataque de Damrod así que centra su atención en la otra descargando con furia un potente ataque cortando en dos a esta esparciendo sus órganos en el suelo de la caverna.

- Tiradas (3)
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03/07/2018, 17:16
Director

Harold remata a la rana herida con un golpe de su espada, Gerald con su enorme espadón mágico, corta de un solo tajo a la rana separando su cuerpo en dos mitades casi perfectas. De nuevo vuelve el silencio a la gruta de cristal. 

Me figuro que investigáis los dos túneles del norte de la gruta ( si es de forma ligera os tomará 3 asaltos, si es con la habilidad buscar serán 3 minutos ), si no es así os movéis hacia el sur en busca de la escalera que os llevará al nivel del culto de Pyaray.

Notas de juego

http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_i...

Harold luz en el guantelete (15:28) ca 23, 63pv

Gerald ca21 55pv

DIA 13 ( sig 15, into sig 15, into 1 15:30. into 5 ) 

29 de Noviembre del año 209 desde la creación del Imperio a las 14:21(5) horas. Mediodía. Temperatura 18ºC-14ºC, Parcialmente nublado, Viento soplando hacia el Sureste a 13 km/hora.

Amanece a las 07:41, Anochece a las 18:17

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03/07/2018, 19:02
Harold Strikväson

Aquel ataque de las ranas fue mucho mejor que el anterior, Harold estaba preparado. Los colmillos de los bichos se estrellaron inútiles contra su escudo y las placas de su armadura, y las flechas las debilitaron lo suficiente como para que Gerald y él contraatacaran. Harold echó todo su peso sobre el arma, y la espada de hielo atravesó al animal de parte a parte, destrozándole, al tiempo que el enorme espadón del semigigante partía a la otra en dos. 

Ahora, se abría ante ellos un corto túnel, que no estaría de más explorar, antes de descender hasta el nivel más profundo de la mazmorra, donde les esperaba el culto de Pyaray. No quería dejarse nada por allí, no sabrían cómo ni cuándo saldrían. 

-Vamos, exploremos esta zona primero. No nos llevará mucho tiempo, y prefiero dejarlo registrado. 

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03/07/2018, 19:26
Damrod

Asintió. Era mejor asegurarse de que nada tras ellos podía causarles problemas. Unos minutos no suponían nada.

Notas de juego

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03/07/2018, 19:35
Harold Strikväson

Notas de juego

Pues 3 minutos buscando.

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03/07/2018, 20:02
Director

No os hago tirar buscar porque solo hay huesos de anteriores comidas de las ranas y mucha mierda acumulada, al parecer esta es una guarida de estas ranas con dientes afilados. Tras tres minutos de fallida búsqueda, os acercáis a las escaleras que descienden hacia la profundidad del volcán....

Notas de juego

Harold luz en el guantelete (15:28) ca 23, 63pv

Gerald ca21 55pv

DIA 13 ( sig 15, into sig 15, into 1 15:30. into 5 ) 

29 de Noviembre del año 209 desde la creación del Imperio a las 14:24(8) horas. Mediodía. Temperatura 18ºC-14ºC, Parcialmente nublado, Viento soplando hacia el Sureste a 13 km/hora.

Amanece a las 07:41, Anochece a las 18:17

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03/07/2018, 21:21
Harold Strikväson

Notas de juego

Pues sí, ahora sí que bajamos a partirles la cara a los de Pyaray.

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03/07/2018, 22:59
Gerald

Notas de juego

Uso el tiempo de búsqueda para cargar mis dos focos

Edit: activo hechizo de luz en uno de los guantes.

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04/07/2018, 09:26
Damrod

Notas de juego

Antes de bajar, pregunta tonta. ¿Teníamos para dos hechizos de luz?

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04/07/2018, 19:46
Director

Durante cuatro minutos más o menos descendéis por unas largas escaleras excavadas en el volcán, el descenso parece eterno

Nada más llegar a los últimos escalones ya podéis sentir la presencia del Caos que lo empapa todo, su vil culto ha impregnado cada metro cuadrado de este lugar impío, vuestros tatuajes os lo recuerdan ya que el quemazón que sentisteis en la zona del templo de Arioco es igual de insistente en este nivel. Las luces que portáis os dejan entrever como es el nivel al que accedéis, el lugar es una caverna de piedra, los muros parecen estar húmedos y como con moho o alguna sustancia de ese tipo que crece en la oscura humedad del lugar, al parecer algún tipo de acumulación de agua hace que toda la zona sea muy húmeda. El suelo parece cubierto por una fina capa de cieno bastante resbaladiza, lo que hace que cualquier intento de moverse rápido o de combatir puede convertirse en un resbalón.

Sala 1, los muros y el suelo de este lugar están cubiertos de babas y de hongos, debido en parte al calor y la humedad presentes en el lugar y por la forma en el que aparecen los hongos en parte al cultivo de estas cosas por parte de los habitantes de este lugar. Fango y hongos surgen de todas las grietas y hendiduras. Puede verse un débil brillo verdoso procedente del norte. Según las indicaciones del sacerdote del Caos, os debéis dirigir hacia el este, subir hacia el norte pegados a la pared de la caverna y en el primer pasillo que gira hacia el este adentrarse por él.

Como Gerald puede ver a mayor distancia que el resto con luz, pongo el mapa al tamaño de la visión mayor, recordad que la mitad de la distancia es luz total y la otra mitad penumbra.

- Tiradas (1)

Notas de juego

http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_i...

Harold luz en el guantelete (15:28) ca 23, 63pv

Gerald ca21 55pv

DIA 13 ( sig 15, into sig 15, into 1 15:30. into 5 ) 

29 de Noviembre del año 209 desde la creación del Imperio a las 14:28(8) horas. Mediodía. Temperatura 18ºC-14ºC, Parcialmente nublado, Viento soplando hacia el Sureste a 13 km/hora.

Amanece a las 07:41, Anochece a las 18:17

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06/07/2018, 20:37
Harold Strikväson

Tras destruir a las ranas, la exploración resultó un fiasco. No encontraron más que suciedad y despojos, nada interesante. Contrariado, Harold dio media vuelta y salió de allí, dejando la inmundicia a sus espaldas. Ante él, se hallaba la inmunda entrada a los templos de Pyaray, sectores aún más profundos del templo, de la casa de los infieles, sectores que ni siquiera el intrépido Lotcelan había recorrido en su fatídica expedición. Mientras avanzaba hacia allí, las dudas y la negrura de su situación iban carcomiéndole. Allí, en alguna parte, cerca de ellos, estaba el espectro, observándoles en la oscuridad, asegurándose de que cumplían su cometido, la misión que los herejes les habían encomendado. 

Al principio, había estado muy seguro sobre que hacían lo correcto, pero ahora comenzaba a replanteárselo. Lejos quedaba el Glaciar de Hierro, lejos el bastión de su orden y los de la Inquisición. Estaban solos allí, en el centro de un volcán tomado por inenarrables horrores, con un ejército delante y otro detrás, atrapados como animales entre las trampas y los cazadores. ¿No deberían haberlo hecho de otro modo? ¿Haber cargado contra los carceleros y dado su vida llevándoselos por delante? O, incluso, haber cargado contra el líder cuando recuperaron el equipo. Habrían muerto, sí, pero podía ser que hubieran matado al líder, asestando un golpe terrible al Caos. 

Ante ellos, se extendía un futuro incierto, pues aunque lograran destruir a los devotos de Pyaray, tenían un seguidor del que no había forma de librarse, y quién sabía si la cueva tendría otra salida. Harold se detuvo sobre el húmedo y fangoso suelo, y miró hacia atrás con duda, como si se replanteara todo lo que había hecho hasta ese momento. ¿Debían volver y matar a aquellos herejes en su mismo cubil? Notaba su poder flaquear, con muchos conjuros ya gastados y desvanecidos, y sus fuerzas abandonarle. Allí, no tenía a nadie, nadie que pudiera ayudarle. 

Cayó de rodillas, como si de pronto hubiera sido presa de un desvanecimiento, y sus rodilleras blindadas golpearon el suelo con estrépito. Se apoyó en la espada con ambas manos, con su punta perforando la roca, y puso la frente sobre su cruz. Allí, en el hiriente frío del hielo azul, encontró un pequeño consuelo, ya que sentía que se ahogaba, que su casco se había convertido en una mordaza. Notaba el peso de la caverna aplastando sus hombros con implacable tenacidad, destruyéndole como el hombre pequeño y solo que era. 

Cerró los ojos, y se concentró solo en el frío que su frente notaba contra el arma sagrada, el hielo azul, brillante y afilado como ningún arma de acero, lo único que le reconfortaba de tal infierno en el que se hallaba sumido. Sí, pensó, esto es el verdadero infierno...

Aun ante la llameante sima del infierno, a nada temo.

El verso de uno de los cánticos acudió a su mente de pronto, aquella frase repetida un sinnúmero de veces, tanto en las altas catedrales fortaleza como en mil misiones por todo el Norte y más allá. Revoloteó en su cabeza como una paloma blanca y brillante en medio de la oscuridad que se había cernido sobre él, iluminando con cálida luz todos los rincones. 

Aengrist, abrázame con tus alas, fuente de toda luz, fuente de toda piedad. Alarga mi brazo hasta aquellos que necesitan auxilio durante la larga y helada noche, cuando el mundo se puebla de los demonios de la sombra. 

Era como si cada una de las palabras que aparecían en su mente, recordando las largas vigilias en el Glaciar de Hierro, volvieran a ponerle dentro de él, le cimentaran, le asentaran allí, donde se hallaba arrodillado. Lentamente, empezó a sentirse como un pilar, un punto de apoyo, en vez de quedar aplastado. De la misma forma que una columna no es aplastada por el techo, sino que lo sostiene, comenzó a levantar los hombros, aún apoyado en la cruz de su espada, allí donde estaba tallada con sencillas líneas la fortaleza del Glaciar. 

Señor de la Montaña, Rey del Hielo, Dios del Valor. Concédeme el poder para ser el escudo que defiende la vida y la luz en las tierras a las que no llega la ayuda, concédeme el poder para llegar allí donde nadie espera ya la ayuda. Tú eres la roca bajo la que mi alma se cobija, la balsa que evita que me hunda en las oscuras aguas del caos. 

Entonces, su oración se vio interrumpida por una brisa fría que le golpeó el rostro, que notó colándose por su armadura y azotando su cuerpo. Sus rodillas comenzaron a enfriarse, y notó humedad bajo ellas, como si las tuviera apoyadas sobre nieve fresca que comenzara a derretirse bajo él. Sorprendido, ya que el clima en el volcán era sofocante, y pensando tal vez en un nuevo enemigo, abrió los ojos, y el resplandor le cegó durante un momento. 

Cuando pudo acostumbrarse y miró a su alrededor, vio que no había ni rastro de la cueva: el cielo se abría limpio y blanco como los mantos de los altos clérigos, alto como su devoción. Fundiéndose con el cielo blanco, el campo estaba lleno de nieve prístina y virgen, sin una sola huella, sin una sola mancha más allá de las pardas siluetas de los pinos, que formaban un bosque pequeño y frondoso agitado por la brisa. Levantó la frente de su espada, y observó, aún de rodillas, aquel lugar, que parecía tan infinito como el mar. Frente a él, aparecido sin ruido y sin previo aviso, un lobo gigantesco, grande como una carreta de mercader, avanzaba parsimoniosamente hollando la nieve con sus grandes garras. 

Harold miró a los ojos del lobo, y fue como si le arrastraran a otro lugar, a otro tiempo, en la cima de un glaciar que reconocía, aunque la fortaleza que le coronaba no hubiera sido construida aún. Sobre él, un batallón de caballeros de destellantes armaduras se enfrentaban con valor a un enemigo que les superaba ampliamente en número y fuerza, y por doquier caían gigantes de hielo, altos como montañas, orcos de las nieves de piel clara y lobos de ojos rojizos y malvados. En el frente del círculo de espadas, brillaba él, único, fuerte, poderoso, imbatible, con ojos amables de padre bondadoso y rostro severo de juez, con su armadura de hielo azul brillando cubierta de runas. Alzó su espada, y Harold no necesitó ver las runas para saber lo que allí estaba escrito: La Rompehielos, el arma de su señor, la portadora de su Santa Justicia y su Sagrado Valor. 

El lobo terminó de llegar hasta Harold, y la visión desapareció, aunque sus ojos seguían teniendo un fondo antiguo de perdidas constelaciones, y una voz profunda en su cabeza resonó como el martillo de un herrero. 

-Harold, muchos son los conflictos que te aguardan, pero no los afrontarás solo. Nunca lo has hecho. El peso de las hombreras de tu armadura no es otra cosa que el peso de las manos que te apoyan, acompañan, ayudan. El peso de la mano del Señor en tu espalda, siempre guardándote, siempre protegiéndote. 

Su mente se llenó de imágenes del Caos, de los demonios del averno, de las criaturas que podían poseer a los hombres, apropiándose de su cuerpo, y en ellas vio Harold cómo vencerles, vio quiénes eran, cómo vivían y cuáles eran sus debilidades. Vio a su enemigo, y supo que podía vencerle. Supo que nada podían hacer contra el helado poder que el señor le otorgaba. 

-Expúlsalos, Harold. Elimina a las aberraciones que poseen los cuerpos de los inocentes como insidiosos titiriteros. Púrgalos con hielo, destrúyelos con valor. Puríficalos con Juicio. 

El morro del lobo tocó el pecho de su armadura, y envió una ola de reconfortante calor por todo su cuerpo, mientras su energía se restauraba, las fuerzas le volvían y los conjuros que creía perdidos explotaban claros en su mente como la nieve iluminada por el sol. El poder para expulsar todo aquello que traía el mal ardió en su pecho, y, súbitamente, la visión cesó. 

Volvía a estar en la cueva, pero todo había cambiado. Sus compañeros le miraban, ya que el conjuro de luz parecía iluminar el doble que antes, y a su alrededor, nevaba copiosamente. Allí, como si los copos surgieran del techo de la caverna, una nevada rodeaba al clérigo, bañándole en fractal luz blanca. 

Ya lo había sentido antes, pero esa vez era distinto. El toque del Heraldo de Aengrist había calado hondo, hasta los más profundos recovecos de su alma, y sentía su poder como si sus venas ardieran con fuegofrío. Se levantó, mientras la nevada cesaba, y su espada brilló como la nieve virgen ante la luz mágica del guantelete de acero. Sus compañeros vieron que en sus atavío de autoridad, normalmente blanco, dorado y sin adornos, de pronto aparecían unos símbolos en las mangas y en el pecho, así como en la capucha y la armadura. Unos puños azules cerrados, el símbolo de los Exorcistas Sagrados, un alto honor concedido sólo a los más destacados devotos de entre las Iglesias. 

Los puños brillaban como si estuvieran tallados en hielo verdadero, casi tanto como los ojos de Harold, repletos de poder, brillando azules como mares en llamas. Con una determinación tal que conmovería al más indeciso de los hombres, se giró hacia las escaleras que bajaban hacia el culto de Pyaray, y avanzó, con su larga espada brillando ante él como la linterna de un intrépido explorador. 

Notas de juego

Post especial de subida de nivel. ¡Ya soy exorcista sagrado!

Vamos a darles su merecido a esos adoradores de los tentáculos.

Cargando editor
09/07/2018, 08:42
Damrod

Algo nuevo, fresco, la brisa de invierno. Harold dudó durante un instante, y cuando sus piernas flaquearon, así lo hicieron las suyas. El valor era algo fugaz, fútil, delicado. El miedo, la desesperanza, insidiosos virus que se enredaban en uno mismo, tirando al suelo todo lo que era bueno y sagrado para drenar poco a poco cualquier resquicio de virtud.

Pero el clérigo era un baluarte. Se levantó con el brillo del alba iluminando sus ojos. Con fría nieve acunando sus pasos. Con símbolos que ya había visto antes, aunque nunca en él. Harold, durante un momento, había estado muy lejos de allí, y había vuelto con una pizca de poder de un lugar al que muy pocos tenían acceso. Con él, eran fuertes. Más que nunca.

Asintió en silencio mientras avanzaba detrás de su compañero, resuelto, y supo que tenían una oportunidad.

Notas de juego

¡Felicidades compañero!

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09/07/2018, 13:17
Director

Enhorabuena por el pedazo de post

Avanzáis hasta el final de las escaleras, es allí donde la húmeda caverna se extiende en altura y anchura, siendo el único punto diferencial la luz verdosa proveniente del norte. 

Tiradas de avistar dif 15 y escuchar dif 13

Tiradas mov silencioso dif 13 y esconderse dif 13

 

 

Notas de juego

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Harold luz en el guantelete (15:28) ca 23, 63pv

Gerald ca21 55pv

DIA 13 ( sig 15, into sig 15, into 1 15:30. into 5 ) 

29 de Noviembre del año 209 desde la creación del Imperio a las 14:28(9) horas. Mediodía. Temperatura 18ºC-14ºC, Parcialmente nublado, Viento soplando hacia el Sureste a 13 km/hora.

Amanece a las 07:41, Anochece a las 18:17

Cargando editor
09/07/2018, 19:57
Harold Strikväson
- Tiradas (2)
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10/07/2018, 03:09
Gerald

Batalla tras batalla sin descanso y en aquel infierno iban calando en Gerald poco a poco el desánimo, la fatiga y la desesperación. Ya no sabía cuánto llevaban bajo ese techo rocoso y mohoso que se extendía como serpiente hasta perderse de vista, que estará ocurriendo en el exterior? Será de noche o el sol estará en lo alto golpeando con justicia a todo lo que podía ver?

La cueva era inmensa y entre más se asentaban en sus entrañas más bochorno hacia, el aire era denso y cada ves costaba más respirar exhalando con más fuerza, la humedad era tal que casi podía ver cómo se formaban las gotas de agua en frente de sus ojos y eso era algo que al semigigante le estaba empezando a sacar de sus casillas ya quería salir de ese lugar, los lugares pequeños no iban bien con el, pero el picor en su palma y su juramento lo ataban a seguir avanzando.

Al llegar al inicio de las escaleras de las cuales les había dicho, siente un cambio de clima abrupto pero reconfortante, un frío intenso lo alivió tanto física como mentalmente y no tenía que voltear para saber de donde procedía tal poder sin embargo se extraño, no lo había escuchado pronunciar sus rezos característicos antes de sentir sus manifestaciones. Al girarse lo ve de rodillas con la frente en su espada pero algo había cambiado en él, no era por las extrañas runas que se le iban dibujando en su atuendo sino en su ser, no tenía claro que era pero cuando levantó su mirada ya era alguien completamente diferente, más seguro, más decidido y con la confianza de poder arrasar con cualquier enemigo que se le interpusiera.

Impulsado por la confianza desbordante de su compañero lo sigue hasta bajar el último escalón donde una sala amplia se dibuja ante ellos.

- Tiradas (4)
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10/07/2018, 11:44
Damrod

Aunque el camino marcado por sus nuevos, y temporales, amos era claro, era difícil no pararse allí. En realidad, era imposible. Mientras les necesitaran, tendrían una oportunidad única para explorar aquellos pasadizos con las menores amenazas posibles. Eso mientras su sombra no perdiera la paciencia. Y les matara. A todos. Gruñó, dejando que el ruido hosco que salía de su garganta también despejara su mente, y continuó avanzando, en silencio, hasta detenerse entre las sombras, desaparecer y, desde ahí, observar.

- Tiradas (5)

Notas de juego

El que vale es el primer Sigilo, que se me ha ido la mano y he dado dos veces.

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10/07/2018, 19:11
Harold Strikväson
- Tiradas (2)

Notas de juego

Me había dejado las dos tiradas de esconderse y moverse sigilosamente, aunque yo poco puedo hacer en ambas con armadura completa xD

Espero a ver qué vemos u oímos antes de postear. 

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10/07/2018, 19:17
Director

Gerald avista en la distancia movimiento, pero la negrura hace que no pueda ver a ciencia cierta que puede ser, la situación se va aclarando conforme entran en la zona de penumbra de su prodigiosa visión, suerte que antes de que eso suceda ( 80 pies de distancia ) es el oído lo que le informa de que algo se mueve en la zona de la caverna avanzando desde el norte hacia el sur, a unos 100 pies de distancia apenas antes de entrar en la zona de penumbra y apenas antes de que vuestra luz pueda descubrir vuestra posición. Al centrar el oído escuchas unas voces hablando en un idioma desconocido para vosotros, al parecer son unas 9 criaturas las que se mueven en la zona, para poder ver más solo tenéis que esperar a que entren en el radio de luz de Harold o apagarla y esperar que no os hayan visto.

Notas de juego

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Harold luz en el guantelete (15:28) ca 23, 63pv

Gerald ca21 55pv

DIA 13 ( sig 15, into sig 15, into 1 15:30. into 5 ) 

29 de Noviembre del año 209 desde la creación del Imperio a las 14:29(0) horas. Mediodía. Temperatura 18ºC-14ºC, Parcialmente nublado, Viento soplando hacia el Sureste a 13 km/hora.

Amanece a las 07:41, Anochece a las 18:17

Cargando editor
10/07/2018, 19:43
Damrod

Desde su escondite, prácticamente una sombra más entra las que la luz generaba en la caverna, observó el movimiento de aquellas criaturas, fueran lo que fueran. De nuevo, llegaba el momento de acabar con los esbirros del Caos. Con todos ellos. Su mano acarició el arco, con lentitud, hasta que finalmente cerró los dedos en torno a la pulida madera. Con la otra, ya tenía el familiar peso de una flecha perfectamente equilibrada. No podía fallar. Tan solo debía esperar. Esperar a que los enemigos se acercaran a investigar el nítido brillo que emanaba del guantelete de Harold. Y una vez lo hicieran, con sus espaldas desprotegidas e indefensos, acabaría con ellos.

Cargando editor
11/07/2018, 00:00
Harold Strikväson

En cuanto bajaron, unas voces en idioma desconocido delataron la presencia de más de una docena de seres, esperando en la oscuridad. Sin duda, la luz y el sonido de sus armaduras les informarían de su presencia, pero Harold ya no tenía miedo, el Heraldo se había llevado todas las dudas y el temor. Avanzó unos pasos y alzó el guantelete, esperando a que aquellas criaturas entraran en su radio y recibieran su justa purificación. 

Notas de juego

Muevo ahí y espero. 

http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_id=232000