Partida Rol por web

08:00

Goldberg regresa al Bristol Eastside Hotel, donde se encuentra alojado, tras la velada de la noche anterior. Y a la mañana siguiente acude puntual al despacho del detective Tyler, quién se muestra apesumbrado ante las últimas novedades que se le acaban de presentar:

Los dos policías que vigilaban la Casa del Juju han desaparecido sin dejar rastro, y alguien ha roto el sello policial después de las 2 de la mañana, momento en el que los policías dieron su último informe, y antes de las 4, cuando llegó una patrulla para hacer el relevo de la guardia. La nueva patrulla hace la guardia sin ningún suceso reseñable.

El informe de la autopsia de Elías está sobre su mesa, aunque no hay ningún dato novedoso ni relevante sobre su asesinato. La autopsia a los africanos se está realizando en estos momentos.

El agente Hilton delira en su cama del hospital, balbuceando algo sobre muertos vivientes según el parte de las enfermeras a la policía, pero está fuera de peligro.

Y por último un policía, encargado de la sección de pruebas, presenta a primera hora al detective un pequeño folleto que se encontraba entre las páginas de la novela que Elías etaba leyendo y que el difunto guardaba en su maleta:

Cita:

Tomas ante la tempestad de nuevas noticias solo se le ocurrió responder.

-Es como si penetraramos en una selva tropical, cuanto más te introduces en su interior, más caminos se desvelan y más perdidos estamos. ¿Había oido hablar de este señor, Anthony Cowles? Podriamos hacerle una visita, a lo mejor sabe algo de Jackson.

Miró con cara de preocupación a Tyler y le preguntó:

-¿Cree que es seguro volver a la Casa del Juju? Estamos hablando de Magia Negra...

Cita:

Doy ordenes de que se trate de localizar a los agentes, se repartan sus fotos por ahí, se busque en los alrededores de la Casa del Juju etc. Y que me informen de la hora de la desaparición y los detalles de los hechos, si es que saben algo más.

Cita:

Después de enseñarsela a Goldberg, hago una copia a mano y la meto en un sobre en el que escribo a la atención de: Jean Philippe Vinacci, Lindsey Marrow, Paul Bauberg y encargo que se deposite en la recepción del hotel Roosevelt Hotel. Manhattan, NY, NY

Cita:

No, que yo recuerde.

Cita:

Seguro, después de lo que vi la última noche no creo que haya nada seguro, lo que creía imposible ya no lo es. Es como si todo mi mundo se hubiera vuelto patas arriba en una noche. Pero hay algo que si que sé. Dos policias han desaparecido y eso no va a quedar así. Tengo pensado llegar hasta el final de ésto.

Me agencio el segundo revolver y las balas y solicito a un par de agentes que me acompañen a la Casa del Juju. No olviden sus armas caballeros han desaparecido dos compañeros, no sabemos a lo que nos enfrentamos, así que estén atentos.... y bien señor Goldberg, ¿viene?

Goldberg monta en el vehículo policial que avanza a gran velocidad hacia el Norte.

El callejón está completamente desierto y dos guardias están diligentemente apostados en la puerta y saludan con un alzar de la gorra al detective Tyler, a Goldberg y a sus dos compañeros.

Sin novedad, señor.

A su espalda la cinta policial está caída en el suelo pero la puerta está cerrada, pero no con llave.

El interior de la tienda está tal y como lo dejásteis la tarde-noche anterior, aunque los cadáveres han sido levantados y en su lugar hay unas marcas de tiza.

Unas manchas en el suelo, huellas de zapatos manchados de barro y gasolina aparecen por toda la tienda concentrándose finalmente frente a la trampilla del sótano.

Los policías esperan la señal de Tyler para con sus automáticas en una mano y linterna en la otra, descender hacia el sótano.

Miro a los agentes mientras ilumino con la linterna las pisadas tratando de fijarme si son recientes, si hay pisadas de más de una persona y si tienen algo raro: tipo de zapato especial, cojea (deja más marca un pie que otro...)

Dándose por satisfecho desenfunda uno de los revólveres de la sobaquera con la mano derecha Goldberg, será mejor que usted cierre la marcha, no sabemos que podremos encontrar ahí dentro después con la linterna en una mano y el revolver en la otra hace un gesto hacia los agentes para que levanten la trampilla yo entro primero, ustedes cubranme

Tyler no consigue ninguna información extra referente a las pisadas: están tan mezcladas que no hay modo alguno de poder ver con claridad ningún detalle.

Hago un copypaste de la descripción de los sótanos de la casa del Juju para Goldberg.

La trampilla se mueve sin ninguna dificultad dejando al descubierto unos escalones descendentes bastante estrechos, pues apenas llegan a medir un metro de ancho. La escalera desemboca 6 metros mas abajo, en un oscuro pasillo, aunque la luz que se filtra es suficiente para poder ver que sus paredes están pintarrajeadas con signos tribales.

Los escalones terminan en un pasillo de unos 4 metros y medio de largo y 2,40 de largo. Las paredes están talladas y pintarrajeadas con varios signos tribales completamente desconocidos para todos los presentes.

El pasillo termina en una puerta de roble con refuerzos de hierro de aspecto muy resistente, también con varios símbolos pintados.

La lámpara ilumina la sala situada tras la puerta de roble: una gran sala de techo alto, unos 4,5 m, y con las paredes y el suelo labrados en la piedra. En todas las paredes hay además pequeños nichos donde se alojan antorchas, ahora apagadas pero que han ennegrecido la piedra a su alrededor. También hay pintados símbolos extraños. Al lado de la puerta se encuentran además un par de postes de madera. En el centro de la habitación se encuentra una gran losa negra y de forma circular en cuyo extremo superior hay una cadena enganchada a una polea que cuelga del techo. En la pared situada frente a la puerta se encuentra además una sucia, gastada y sencilla cortina. En las 4 paredes se encuentran varios tambores africanos que supuestamente serán usados en ceremonias de tipo religioso.

Huele a incienso en toda la estancia que se mezcla con un desagradable y dulzón aunque tenue hedor a podrido, y ahora también huele a quemado: restos de tapices ennegrecidos pueblan el suelo, y las linternas iluminan además 5 cadáveres con severas heridas y quemaduras. Todavía es reconocible uno de ellos: Silas N´Kwane.

Los policías que bajaron con Tyler no pueden evitar sobrecogerse al ver la escena, pero se reponen rápidamente. Después de todo son los tipos mas duros que tyler ha podido encontrar.

No consigues identificar los símbolos de la puerta ni tampoco los que se encuentran en las paredes de la sala grande. No obstante identificar algunos de los símbolos del pasillo de acceso como relativos al mal.

Tomas bajó con precaución y después de asegurarse que la zona estaba despejada. Una vez en la habitación, examinó los simbolos con una mezcla de fascinación, repulsa y miedo. Cuando sacó sus conclusiones, le dijó al comisario mientras negaba con la cabeza.

-Lo siento, pero no puedo descifrar los simbolos, solo se que estan relacionado con algo malvado. ¿puedo examinar los cuerpos? Querría saber si realmente son lo que dijo que eran o solo se dejaron llevar por el miedo.

Tomas se acercó a los cuerpos y después de dudar un poco, examinó el cuerpo en busca de alguna marca o signo ritual de brujería.

Lamentablemente no hay modo de saber si fueron "zombificados" en su momento: no hay marcas visibles de los rituales que se llevan a cabo para tan desagradable proceso.

En Haití "fabricaban" zombies de dos modos:
- Vivos drogados y envenenados, privados de su voluntad y esclavizados para duros trabajos.
- Muertos (nunca tuviste ocasión de comprobarlo, o eso creo, porque aún no me has detallado lo que descubriste en Haití): el ritual haitiano consistía en colocar unos gramos de la propia carne del hechicero en la boca del cadáver y haciendo ciertos ritos para insuflarles parte de la energía vital del hechicero: los muertos volvían a animarse para cumplir órdenes sencillas.

En teoría, y según lo que se cuenta en Haití, si un zombi traga sal se liberaba de su maldición aunque nunca tuviste ocasión de comprobarlo.

Después de examinar el cadaver, Tomas dijo.

-No hay ningún signo de ritual, ni nada parecido que por lo menos yo conozca. Y al estar muertos no se puede demostrar que fueran-miró a los lados y dijo con discrección- zombis.

Cuando se giró hacia el comisario dos cosas le llamaron la atención. Mientras andaba en su dirección le pregunto a Tyler.

-¿Cuando llegaron había algo colgado de esta cadena?-refiriendose a la gran cadena que cuelga de la polea.

Sin esperar respuesta corrió la cortina situada en frente de la puerta.

Al otro lado de la cortina no hay absolutamente nada. ( y olvídate de ese "leopardo" tirado en el suelo de esa pequeña estancia que aparece en el mapa). Se trata de una pequeña salita donde almacenaban algo.

Tyler recuerda con un escalofrío la última vez que estuvo en el sotano, ahora que no parece haber ninguna amenaza inminente trata de buscar algo más concienzudamente en busca de pistas sobre lo que aquí abajo se cocía.

Mando a por una lampara decente y por una camara de fotos a uno de los policias para fotografiar la sala. Así como los escritos de algunas de las paredes y suelo.

Examino los cadaveres en busca de alguna cosa que me diga de donde son, así como el de Silas, por si hay alguna libreta o algo en la cartera que nos de alguna pista.

Los malolientes cadáveres no presentan absolutamente ningún signo de identificación. Van vestidos, iban vestidos, con andrajos. Y por desgracia sus harapos han sido prácticamente destruidos por el fuego. No se podrá hacer identificación alguna si no es con ayuda de las piezas dentales, si es que alguno de ellos visitó alguna vez a un dentista, o con las huelals dactilares si estaban fichados previamente por la policía.

Silas conserva en los bolsillos una mugrienta cartera, con un par de dólares, una casi calcinada tarjeta de residente extranjero y poco más. Aunque siempre existe la posibilidad de que los que anoche bajaron a la Casa del Ju-Ju pueden haber eliminado las identificaciones, alguna otra prueba y objetos personales de los sujetos.

Los policías comienzan el despliegue del equipo y comienzan a tomar las fotos y bocetos que les indicó el detective.

Visto que no se puede sacar nada más en claro de los cadaveres, me dedico a investigar la salita de donde salieron, por si hay algún compartimento oculto, o alguna cosa que hayamos pasado por alto. Después examino el resto de la sala de igual modo, aunque esta parte no me de muchas esperanzas.

Cita:

Pues ni idea, se nos echaron encima éstos señalando a los cadaveres y suerte tuvimos de salir vivos

¿Sacas algo en claro de las escrituras? señalando a las paredes

Tyler no encuentra nada mas en el desierto sótano salvo una caja de madera en la esquina mas alejada de vuestra posición, llena de unos curiosos gorros con una especie de protuberancia roja en su parte superior, como una lengua o algo así.

10:23 AM

Los policías terminan sus fotos, bosquejos y de tomar las huellas de los engendros carbonizados.

Uno de ellos se acerca al detective y al misionero para preguntar:
Creo que todo está visto, detective Tyler ¿Nos vamos ya? ¿o deberíamos tirar de esa cadena para ver que se oculta tras la losa?

Tomas miró a Tyler, después al número de policias con sus respectivas armas y por último a la enorme cadena. Tras ese reconocimiento, la cadena le pareció demasiado gorda y la losa muy pesada. No habían variado de tamaño desde que entraron en la habitación, pero el miedo se encargaba de realizar su trabajo y en este caso lo estaba haciendo muy bien.

-Creo que deberiamos intentar sacar la losa, pero no sé que puede salir de ella.

Se secó sus manos sudorosas en las perneras temblorosas de su pantalón y se preparó para la acción.

Cita:

Bien, creo que solo queda saber que hay ahí debajo. Sin embargo parece pesada, llame a su compañero y tratemos de levantarla entre los cuatro.

Tyler, Goldberg y los dos policías se aferran a la cadena y comienzan a tirar de la fuerte y resistente cadena. La losa es pesada pero finalmente conseguís, entre los 4, que comience a moverse.

Y apenas la losa se halevantado unos pocos centímetros, un espantoso coro de chillidos, llantos, gimoteos y gritos inunda la estancia, hasta el punto de resultar casi ensordecedor.

Y los gritos son de personas, pero tienen algo monstruoso, brutal e inhumano en su timbre, hasta el punto de alcanzar registros que el oído humano no puede siquiera imaginar. Los oídos comienzan a doler casi de inmediato, como respuesta a esta horrible y aturdidora sinfonía infernal.

¡Cordura, compañeros! 1 puntillo al que la pase y 1d8 al que no.

Y los policías se quedan lívidos, siguen sosteniendo la cadena en sus manos, pero una mueca de terror se dibuja en sus rostros, mientras se miran entre sí boquiabiertos.

Tomas consiguió guardar la compostura y gritó a los demás.

-Tenemos que volver a cerrarla, no podemos dejar que "Eso" salga de ahí.-Y empujó con todas sus fuerzas la losa con la intención de no abrirla nunca más.