Partida Rol por web

Por fin, llegaron a la casa de Juan: una granja de vacas en medio de la carretera que conducía a San Juan de Dios. Parándose enfrente de la casa pasando la zona de las vacas. Pudieron ver que las luces estaban encendidas, y ya que no había ninguna casa a la redonda, Manu aprovechó para hacer sonar el claxón.

-JUAN, ¿ESTÁS AHÍ?

Viendo durante unos segundos que la puerta no se abría, Manu decidió abrir la puerta del coche.

-Venga, vamos a ver donde se ha metido.

Por suerte, despertaste, porque el sonido de un claxon prorrumpió por todo el campo. Girándote para mirar, Juan vio que un coche de policía se encontraba en frente de su casa. Cuando volvió la mirada a aquella cosa, vio que había desaparecido. Como si nunca hubiera existido. ¿habría sido un sueño de verdad?

Juan volvió al mundo real como si hubiese caído del edificio más alto de Palencia, el campanario de 8 metros de altura. Se llevo la manaza a la cara para espabilarse frotandosela mientras soltaba un gruñido para desperezarse. Se puso de pie entre el césped seco y las malas hierbas y miró al coche. 

Encontró en el suelo su confiable machete que parecía intacto en el suelo y lo guardo en la funda cosida a mano por la Abuela Silvia. Si no tenia ninguna mancha es que aquello fue una confusión con algunas ramas y arbustos, combinado con su cansancio particular. 

Con poco más que hacer, se aproximó al vehículo, deseando ir a casa y tumbarse hasta que su cuerpo se reanimase por completo.

Al ver al tipo con el machete, Remiro se llevó discretamente la mano a la pistola. Fuera quien fuese el que tenían delante, no parecía que fuera el tal Juan Mendez. No tenía pinta de llevar treinta años en un psiquiátrico.

—¿Y este quien coño e'?—le preguntó en voz baja a Ismael.

Relaja- digo en voz baja, aunque un observador sagaz se daría cuenta de que solo he dicho que relaje, y no que quite la mano de la pistola- es Juan Monasterio, era otro inspector. No coincidimos mucho, pero era de los nuestros. Se retiró hace unos años por temas personales, o eso tengo oído. Supongo que la granja familiar tuvo que ver.

Es la explicación coherente, al menos. Pero cuando te encuentras con alguien que ha sido policía y ha visto mierdas- aunque sean mierdas de sitio tranquilo como este- en medio de la noche, con un machete fuera (que al menos se ha guardado al acercarnos) y sabiendo que se ha pasado años... ¿o eran meses? Bueno, mucho tiempo, en un caserón abandonado en medio de la campiña castellana con kilómetros de nada alrededor, la coherencia no da tanta tranquilidad como en tu casa al lado de la tele.

Por eso habrá querido venir Manu. No debería ser peligroso, pero yo al menos hasta que se demuestre lo contrario, para mi son peligrosos hasta los nenes de primaria con un tirachinas. Y este tiene cara de que le ha dado al orujo más de lo que debería.

De momento dejo actuar a Manu, pero si la cosa se pone rara... bueno. Aquí vamos armados todos.

Manuel, un poco más alejado de los otros dos, ya se iba acercando a Juan. Este le reconoció al instante: el oficial Manuel Torres, un veterano en el cuerpo y superior en rango a Juan. Le dirigía una brillante sonrisa mientras se iba dirigiendo a el, atravesando hierva a su paso.

-Juan, amigo, pensaba que estabas en casa a estas horas estarías en casa con tus series raras y tu abuela. ¿no habrás visto algo raro por aquí, verdad?- Dijo, esto último con un ligero deje de seriedad, aunque sin quitar la sonrisa de su rostro.

Manu, ¿voy a por el alcoholímetro? Esto es... raro. Se'm fa que aquest ha agafat una paperina, que decimos por allá arriba.

A ver, raro era. Un señor... ¿cortando hierbas a machetazos en medio de la noche? Cuanto más lo piensas, menos seguro estoy de si no será buena idea hacer como el novato y tener la mano cerca de la pistola. Vale que Juan era de los nuestros y estoy dispuesto a darle más beneficio de la duda que a un cualquiera de por la calle, pero los policías tampoco somos inmunes a que se nos vaya la pinza. Y de momento parece tranquilo, pero...

Bueno, mejor que hable Manu, que para eso le conoce. Yo por si acaso no me fio de mi madre a una distancia de menos de un tiro de pistola. A partir de ahi, hablamos.

—Estoy con Ismaé', jefe. Esto ya e' raro de cojone'—corroboró las palabras de su compañero—. Y si me permite decirlo, usté' tampoco está actuando mu' normal.

El joven policía empezaba a estar nervioso cuando todavía no había pasado nada. Manuel empezaba a actuar bastante raro, ahora iban a por un tipo que era más raro todavía... y todo por un vejestorio que se había escapado treinta años después de un psiquiátrico. ¿Por qué tenía la sensación de que había algo que no le estaban contando?

Cuando Juan se encontró con su antiguo superior le estrecho la mano con el toque de ligera cercanía de más, que denotaba los años que ambos habían compartido en el Cuerpo Palentino.

-Para nada Don Torres, si que estaba disfrutando de la cena a mi estilo ya sabes. - Comentó mientras, tras darle la mano a Manuel, se limpiaba unos leves restos de sangre y plumas de la camisa. - Pero los perros se pusieron a ladrar y salí a ver si era otra vez Eustaquio, el niño ese ya sabes....el que le falta un... - Con el gesto que hizo con la mano se sobreentendía que aquello de lo que prescindía Eustaquio era de un verano, dicho de manera amable. 

- Luego me quede viendo unos matojos raros y no miraría donde pisaba, con tanto cierzo, y me desoriente en el suelo jajaja. - Mientras soltaba una leve risita contenida con su colega, ojeo el vehículo de servicio para percatarse de Jordá algo...Ismosis o algún nombre de esos raros del norte, las pocas veces que se lo cruzó no se molesto mucho en enterarse quién era, y le avergonzaba reconocer que solo lo había reconocido por su aspecto, que le recordaba a una mezcla de Chicho Terremoto y Torrente. Al polluelo de al lado no supo ponerle nombre, pero no le dio más pie con bola. 

Atusándose el bigote frondoso volvió a dedicarle una mirada a Manuel. - ¿Puedo saber porque razón tengo el honor de que me achusmeis a los chuchos?

-No te preocupes por mi, Remiro, le juro que yo ya estoy mejor. Solo ha sido un enfado momentáneo, pero ya estoy mejor. Verás, la cosa por la que he venido aquí es porque hemos recibido un aviso de un exinterno escapado de San Juan de Dios. Juan Méndez, vamos, "Juanito", ¿te acuerdas de ello? Yo admito que me he alterado bastante cuando lo he escuchado.

Lo cierto es que, si bien los otros dos policías no habían tenido noticias de ello, no solo por el hecho de no haber vivido en Palencia en aquella época, sino por que la noticia no llegó a difundirse demasiado, Juan, de hecho, si que había escuchado hablar de ella. No solo porque el desgraciado había acabado llamándose igual que él, sino que el hecho de que vivir al lado del sitio donde se suponía que estaba te ayudaba a saber información privilegiada. Al parecer se trató de un líder de secta culpable de haber realizado varios sacrificios humanos. Supiste que le dieron por enfermo mental y que decidieron internarse ahí dentro, en la parte más clausurada de San Juande Dios, y siendo sólo posible su acceso a través de autorización.

-La cosa es que quería ver si habías visto algo. Además, se que tu abuelo está internado ahí, e igual te habías enterado de algo. Ya que eres del cuerpo pensé que estaría bien si nos pudieras echar una mano con esta mierda.

Manuel miró por encima del hombro a Juan, hacia la zona donde antes estaba Juan.

-Oye, Juan ¿estás seguro que no has visto nada raro? Porque vale que Eustaquio es un niño tocanarices, pero no creo que haga falta sacar un puñetero machete así como así afuera como si nada. Que no estamos en Latinoamerica, amigo. Ademas, que nosotros no te hemos asustado a los perros. A todo esto, ¿tu abuela no habrá llegado a casa ya? Sería bastante peligroso que este fuera con este lío

"Se desorientó con tanto cierzo", ya. Cierzo en botella sin etiquetas, me jugaría.

Pero bueno, tampoco me voy a poner a ser juez de la moral. Todo el mundo tiene sus cosas. A algunos les puede la botella, otros se pierden cuando les pones un mazo con su "Heraclio Fournier" escrito en letra elegante en la cara, otros se dan al... lenocinio publico o privado. O les gustaba la pesca sin caña. Pesca con la mano y por debajo de la mesa, a ver qué pica. Todo el mundo tiene sus pecadillos de la carne, como decía Mosén Jaume, el párroco de la familia cuando era más jóven.

En el suyo si que eran pecadillos con diminutivo. Al muy cabrón no lo había calado el anuncio aquel de "Pezqueñines no, gracias" de la tele, si se me entiende lo que hablo. Como se descubrió unos cuantos años más tarde.

Total. Si al Inspector Juande se le pasaban mejor chumando los días en una granja en medio de donde Cristo se dio cuenta de que había perdido la boina antes de volver para atrás a buscarla, yo no me meto. Eso sí, no sabría qué veracidad darle a su testimonio. 

Tampoco es que vaya a hacer daño que lo oigamos. Lo que nos puedan decir los de la loquería pintará un retrato de los hechos, pero ayudarnos a localizar al Juanito de los cojones o por donde podría andar, ya me se yo que entre que los civiles no se enteran de nada hasta que "el chico majo que siempre saludaba" mata a 8 personas y que se pondrán a dar por culo con privacidad, confidencialidad y chupatintidad, lo que nos cuenten nos va a valer nada y menos.

Juan se cruzo de brazos y musitando respondió al coladero de información de Manuel.

- La Yaya Silvia se encuentra con mi abuelo en la residencia, pasa la mayoría de días allí. Aparte creo que se ha vuelto la campeona de Petanca de la residencia, o algo así he chamullado. El machete lo tenía a mano más para intimidar ya sabes Manuel, por algo tienes la reglamentaria. 

Si Juanito se ha escapado, estará en alguna gasolinera perdido entre sembrados seguramente, era su rollo de fin de semana. Pero si de verdad necesitáis ayuda... puedo dejar bien pausado la cinta y os acompaño por la Granja o donde sea, me conozco mejor esta zona que cualquier perro de pastoreo.

- A ver, nos han llamado para que vayamos investigando primero San Juan de Dios. Por el momento no hemos recibido reportes de que se le haya visto fuera y es más probable que se encuentre allí escondido, que solo hemos recibido el reporte de que ha desaparecido hace nada. Además, por el momento no necesitamos ayuda... Aunque- Dijo Manuel, poniendo un gesto pensativo- Si quieres podemos llevarte allí para que saques a tu abuela en un santiamen. Como un favor entre amigos. Pero me temo que ese pedazo de machete lo vas a tener que dejar guardado. No me creo que estés borracho, pero la reglamentaria la llevo por el trabajo, y no me gustaría llevar hombre armado cerca del lugar donde se podría encontrar escondido un loco como ese, por mucho que seas compañero, que luego se enteran en comisaria y me cae la del pulpo. 

Juan suspiro mirando su fierro heredado. - ¿Me lo guardo en la funda o tengo que meterlo en mi casa? .

Intento rascar como un último intento de regatear, daba temor alejarse de esa arma que bastante bien cubría su puesto de precaución. Nunca sabes cuando se aparecera el Diablo en tu cerro. 

—Ismaé—le susurró a su compañero—. ¿Tú está' seguro que 'ste se retiró y no lo echaron? Porque parese un poco...

Remiró no terminó la frase pero vamos, el tal Juan de Dios era un elemento que parecía casi tan zumbado como el Juan Méndez. Juan y Juan... Tendría que ser una coincidencia, pero lo cierto era que Manuel también se estaba portando muy raro. El joven policía le quito el botón a la funda de su reglamentaria para poder sacarla lo más rápido posible. ¿Estaba un poco paranoico? Posiblemente.

—Jefe tenemo' que moverno'. Estamo' perdiendo tiempo.

Por lo que yo sé, se fue él. Que no quiere decir necesariamente que sea lo que de verdad pasó, ya sabes que el papeleo es el papeleo y la verdad es la verdad... pero sí, me da que el retiro no le está sentando bien.

No es el primer caso que veo. Tenemos un trabajo que nos acostumbra a estar estresados y en alerta la mayor parte de nuestro tiempo, y cuando de repente ya no tienes por qué... bueno, resulta que los viejos hábitos no mueren. En el grupo de Whatsapp de caballeros legionarios- sabe Dios como me localizaron para él también hay alguno así. "No hablamos de Carlos" y "hazte un grupo privado, que Xurde ya sabes que...". No se pregunta, porque sabes que las respuestas no van a caer bien.

No tengo inconveniente que se venga, Manu. Pero no puede llevar ese cacho fierro a la vista. Una cosa es cambiar información o echar un cable bajo mano entre compañeros, y otra que los civiles vean gente armada que no seamos nosotros. Ya sabes que se ponen nerviosos.

Decido meter a "los civiles" y ser diplomático. Obviamente, Manu y Juan son colegas, así que no podemos decir lo que realmente pensamos- que este con un arma no inspira precisamente tranquilidad-, asi un poco de presión social debería darnos una salida elegante a todos.

-Hombre, a ver, si tanta cosa te va a dar dejarlo, déjalo escondido, pero es que un coso como ese...

Manuel no pudo terminar sus palabras, porque de repente, en la noche, se escuchó el sonido de un claxón. Cuando todos se giraron, vieron otro coche de policía, el cual tiraba de una carreta. Una vez se acercaron a mirar, vieron a un hombre y una mujer sentados en los asientos. Mónica y Cesar, dos compañeros del cuerpo.

Cesar, asomando un brazo del grosor de un rail de tren, asomó su cabeza por la ventanilla.

-¿Manu? ¿Que hacéis por aquí? ¿encontrasteis algo del Juanito, o le ha ocurrido algo al nuestro?- Dijo, mientras se fijaba en Juande

-No, solo venía para preguntar si había visto algo. ¿que, ahí van los perros?- Dijo, mirando a la carretilla, de la cual se podía oir una respiración ansiosa.

-Yep, aunque no se si vamos a recibir más ayuda por el momento. Entre que en central que entre permisos que se han pedido algunos y que se ha montado una pelea por la zona de discotecas está todo siendo un caos, que algunas patrullas están buscándolo por la ciudad y que no parece que el inspector vaya a venir en un rato, se esta montando un pifostio de la leche. Vamos, que vamos nosotros 5 y poco más. Bueno, si Juande se apunta, vamos para 6.