Partida Rol por web

Veronica se acercó a Ashley, hasta el punto de que pudo apreciar su olor, uno un tanto extraño, como almizcle. Aquella rubia no dudo en hacer lo propio y oler también a Ashley. - Tienes un olor... Peculiar. Incluso familiar, me atrevería a decir. - añadió. - Como sea, David es el director de esta empresa ¿de verdad crees que tiene tiempo de enseñarle la empresa a una fan o lo que diantres seas? - mostró cierto aire de superioridad, parecía dispuesta a meterse con Ashley, pero entonces una mano se posó sobre su hombro.

Que no todo el mundo sea tan especial como tú, no significa que puedas meterte con todos. - inquirió David, quien resultó ser el dueño de aquella mano. - Discúlpala, aún tiene aires de superioridad con todo el mundo, a pesar de que ya no debería ¿verdad Veronica?

Y tú no deberías estar perdiendo el tiempo enseñando la empresa a una pelandrusca cualquiera. ¿O es que solo quieres poner celosa a tu ex novia? - parecía indignada, como si hubiera algo oculto entre ellos dos. - Como sea, tengo cosas que hacer. - dijo antes de marchárse.

David suspiró frustrado. - Perdona, es una buena persona, pero ha pasado por mucho, de ahí su dura personalidad. - admitió el chico. - Como sea ¡bienvenida a mi empresa! Aunque es un poco tarde y no te puedo enseñar toda la empresa, podemos ir a la sala que más te interese ¿qué es lo que más te interesaría ver de una empresa de traducción? - preguntó David con una sonrisa, aunque todos esos comentarios hicieron que Ashley mirara el móvil ¡si que era algo tarde, no quedaba mucho para el anochecer!

Ashley dio un paso atrás intimidada por Veronica. ¿De verdad tenía tiempo el presidente de la empresa de enseñarle a una mindundi las instalaciones? ¿Pues qué iba a saber ella? ¡Imaginaba que sí! ¿Porque si no para qué la iba a invitar? ¿Para luego echarla de una patada y reirse en su cara? Bueno... sí, era posible, pero por cómo escribía David (porque no le había visto nunca, sólo tenía el contacto de su extraña rara vida anterior, y no lo recordaba), no parecía que fuera de ese tipo de personas malvadas. ¡Parecía un buen tío! Y menos mal que llegó a tiempo antes de que Ashley dijera algo (porque no sabría qué decir). Parecía que se llevaban bien y mal a la vez, justo como una pareja normal y corriente. Si no fuera porque Veronica misma se definió como su ex, Ashley habría pensado que de hecho eran pareja.

Y tan pronto como llegó Veronica se fue, dejando toda confusa e intimidada a Ashley, que se recompuso cuando David habló bien de ella. "Supongo que si yo he tenido un mal día, ella ha tenido muchos..." sólo esperaba no volverse una persona tan... arisca como Veronica. ¿Quizá eso mismo era lo que le había pasado a su... uh... otro yo antes de despertar? ¿O de cambiar de vida cuánticamente? Uhhgggh... qué lio...

¿Qué le interesaría ver de una empresa de traducción?... "¡El archivo!" le salió la respuesta de inmediato. "Vamos, quiero decir, donde se traduce y guarda los libros que os piden traducir..." empezó a dudar un poquito. De todas las instalaciones chulas que pudiera querer ver, como las de descanso o el gimnasio o los despachos... ¡quería ver el sitio donde en sí se trabajaba para traducir! Bueno, eso era bueno, significaba que era verdad que le hacía mucha ilusión imaginarse trabajando allí.

David sonrió. - ¡Un sitio la mar interesante, debo decir! Y el corazón de esta empresa. - admitió, orgulloso. - Aunque como comprenderás, debo pedirte que me entregues tu móvil, tenemos bastantes obras allí que aún están por publicar y una simple foto o un comentario casual a un familiar, sería la ruina para nosotros. - David le tendió la mano, esperando el dispositivo, el cual Ashley entregó para poder continuar con la visita.

¡Muy bien, pues avancemos! - comentaba animado el tipo. Ambos avanzaron por el pasillo, atrayendo la mirada de algunos de los presentes, tanto empleados como visitantes. Pero David parecía ya estar relativamente acostumbrado a aquello, aunque alguna risilla nerviosa si aparecía de vez en cuando en él mientras saludaba a alguno.

Una vez en el ascensor, David suspiró ciertamente aliviado. - No me acostumbro a ser "don importante". - bromeó, soltando otra risilla nerviosa.

Una vez estuvieron en la planta del Archivo, las puertas del ascensor revelaron una enorme biblioteca con libros que abarcaban todos los idiomas conocidos, mucha gente revisando algunos y traduciendo otros tantos. David caminó lentamente avanzando por el pasillo central. - Aquí ocurre la magia, no solo se traducen los libros, si no que se consultan traducciones pasadas e incluso a expertos, para conseguir la mejor traducción posible y que transmita el mensaje que el autor original, en su lengua materna, quería expresar. - se paró en seco, algo que casi provocó un choque entre él y su seguidora.

¿Te gustaría ver algún libro en concreto? Aunque si después le dices a alguien lo que has leído, todo el mundo lo va a negar y te trataran de loca. - medio bromeó, a pesar de que lo decía en serio. - Aunque después de esto, vamos a cerrar ya, por lo que te puedo acompañar a donde necesites ir.

Era muy divertido ver a los empleados ponerse nervioso al verlo y él no acostumbrándose a ello. David, el gran presidente de la enorme y exitosa empresa de traducciones, era literal y de verdad un tío normal. Normalmente los CEO son gente extravagante y excéntrica. David a lo mejor tenía un lado raro como todo CEO pero por lo que Ashley veía, era un buen y amable tipo. Así que no tuvo problema ninguno en dejarle el movil. "¡Claro, por supuesto, ten!" después de todo tenía todo el sentido que no quisiera que Ashley sacase fotos de la sala porque allí se hacían las traducciones, era trabajo en curso de la empresa. ¡Ya bastante confianza demostraba llevándola a verlo! Cuando David le comentó que era el corazón de la empresa, y llegaron al piso en cuestión, Ashley sonrió sabiendo que había elegido bien. ¡Qué maravilloso lugar! ¡Qué enorme biblioteca! Ya podía imaginarse a ella misma trabajando allí, leyendo todos esos libros y traduciéndolo todo...

Casi se le podían ver a Ashley los ojos brillando de la emoción e ilusión. David le preguntó si quería leer alguno de esos libros, advirtiéndola medio en broma medio en serio que si luego se lo contaba a alguien la iban a tratar de loca. ¡Ja! ¡No mucho más de loca de lo que la llamarían si dijera que recordaba otra vida que no era la suya, que literalmente había pasado un día y había aparecido en otro multiverso al más puro estilo del Doctor Extraño.

"Non scholae, sed vitae discere..." recordó las palabras de su profesor, ese que tanto aborrecía cuando iba a la universidad y que ahora hasta casi que echaba de menos. "¿Cuál es el último libro de estos que hayas leído que te haya enseñado algo?" le preguntó a David. "Ese quiero leer."

Luego de que terminara la visita, Ashley tomaría la oferta de David de que la acompañara porque ya era muy de noche. La casa de Ashley no quedaba muy lejos y definitivamente no quería ir a dormir a casa de Dylan, ni verle la cara a Dylan, ni tener que discutir con Dylan nada. Todavía no le había dejado pero si su uh... nueva vida iba a ser esta, definitivamente tendría que dejarle... Otra vez. ¡Pero no más pensar en Dylan! De camino a su casa Ashley estuvo comentando el libro que había leído, preguntándole algunas cosillas a David también de su vida, amistosamente. Volvió a surgir el tema de sentirse que no encajaban, David que no se acostumbraba todavia a ser el CEO de su empresa, y Ashley que volvió a comentar que a ella le pasaba lo mismo, que se sentía hoy casi de repente como si hubiera despertado una mañana en un mundo que no era el suyo.

David observaba divertido las expresiones de Ashley, parecía estar como un niño pequeño en un parque de atracciones. Pero la cara de diversión de David pronto cambió a una de duda, pues la pregunta de Ashley lo dejó pensativo. - Veamos... - comentó repasando mentalmente, con los ojos cerrados, que libros había leído recientemente.

¡Ah si, ya recuerdo! - dijo chasqueando los dedos, guiando entonces a Ashley hacia una zona de libros provenientes de África. - Aún no está traducido del todo, pero este capítulo me pareció la mar de interesante. - asentía mientras le mostraba la traducción a Ashley. Aquél capítulo traducido hablaba sobre la importancia de ser fiel a uno mismo, sin menospreciar a los demás, de aceptar como la realidad de cada uno, es creada en la mente de cada persona y que por mucho que te esfuerces, nunca podrás complacer a todos. - Me parece muy interesante, quiero decir, nadie sabe que pasa por mi cabeza, excepto yo, por lo que el que yo haga una cosa, para unos puede ser una maravilla, para otros un horror, pero solo yo conoceré mis auténticas intenciones.

Tras terminar la visita, Ashley le propuso acompañarla hasta casa, algo que lo puso increíblemente nervioso e hizo que estuviera todo el viaje de ida medio tartamudeando, al menos hasta que Ashley se dirigió a entrar en la casa sin ofrecerle pasar a él, que fue cuando suspiró con cierto alivio y pudo volver a hablar con normalidad. - Para ser una camarera, estás increíblemente formada Ashley, me ha sorprendido gratamente. - con una sonrisa y alzando el brazo, se despidió de ella.

Tras adentrarse en casa, Ashley vio que era ya bastante tarde, por lo que sin hacer ruido para despertar a su padre, se dirigió a dormir.

Cuando Ashley despertó, se dio cuenta que estaba en una incómoda posición fetal, a pesar de que el lugar donde estaba era bastante cómodo. Abrió los ojos y tras quitarse las legañas se dio cuenta de que se encontraba en el interior de un lujoso coche. Salió de él y enseguida lo reconoció, pues era el coche que había visto mientras le estaban friendo el cerebro.

¿Significaba eso que había vuelto a su realidad? Se palpó la cabeza, no tenía ninguna venda encima, por lo que era probable que sí. Revisó de un lado para otro, pero se encontraba en mitad de la nada, allí solo estaba aquél coche. Decidió explorarlo a fondo, hasta que finalmente encontró una nota encima del reproductor de audio.

Hola Ashley,

No te preguntes que haces aquí, simplemente usa el coche para volver a casa, aunque te pediría que no te lo quedaras y te deshicieras de él... Aunque bueno, eso ya es cosa tuya.

Las llaves están en la guantera.

-V.B. 

Ashley despertó en su cama, algo que la tranquilizó mucho, más aún viendo que estaba rodeada de sus ositos de peluche, pero lo que más la tranquilizó fue el hecho de no estar en la cárcel. Con un suspiro de alivio, se incorporó, pensando que había llegado al fin de su pesadilla, que aquello había sido todo un mal sueño que le había hecho darse cuenta de algunas cosas, eso sí.

Pero al incorporarse, un grandísimo dolor apareció en su cabeza. Se palpó la cabeza y se dio cuenta de que la tenía vendada. Con un pánico absoluto, avanzó hasta el baño para retirarse las vendas y palparse la cabeza, donde encontró que tenía unos pocos puntos.

No sabía dónde se encontraría al despertar a la mañana siguiente. Desde luego, lo suyo habría sido que volviera a su propia realidad y toda pesadilla acabara, pero no contaba con que sus sueños se hicieran realidad. Al despertarse sintió que no estaba en su cama, y de hecho no sabía dónde diablos estaba. 

Revisó por inercia todo lo que había en el coche, hasta que dio con una nota. Parecía que no había sido idea suya solo, aunque tampoco era una idea particularmente original. Cualquiera en su situación habría acabado por hacer lo mismo. Sin embargo... ¿V.B? ¿Sería el Ben que conoció cuando el puñetero Dr. Agon le frio el cerebro? Podía ser el caso, dado que era igualito, pero aun así no podía estar segura por completo.

Sacó las llaves de la guantera, pensando en cómo diablos iba a deshacerse de un coche entero. Obviamente no podía quedárselo, su padre sospecharía de inmediato. Se sacó el carné por si lo necesitaba, pero nunca había tenido un coche propio, y volver a casa de repente con un cochazo como ese era de todo menos lógico. Además, respecto a su padre... Antes de arrancar el coche miró el teléfono que esperaba tener consigo aún. Había dormido allí en el coche, por lo que esperaba que, por lo que Ashley más quisiera, al menos hubiera avisado de que iba a dormir fuera y no iba a volver a casa hasta el día siguiente o algo así.

— ¿Y cómo coño voy a deshacerme de un coche? ¡Ni que esto fuera una película y fuera tan fácil, joder! - gritó pegándole un puñetazo al volante. Inspiró hondo, trató de calmarse y de pensar con la mente en frío mientras arrancaba. Había muchas formas de deshacerse de un vehículo, pero ninguna era fácil. Para empezar, si lo dejaba abandonado lo identificarían al tiempo. Tampoco podía llevarlo a un chatarrero, ya que le harían preguntas. Por lo que lo más sencillo sería, por cliché y estúpido que fuese, hundirlo en algún sitio profundo, como un lago o algún pantano. Después tendría que arreglárselas para volver a casa. No era la solución más idónea, pero no tenía ni idea de cómo salir del embrollo. En menudo aprieto le habían metido.

El mensaje que acaba de recibir Ashley la dejó extrañada. ¿Enserio en aquella realidad Ashley seguía con el gilipollas tóxico con el que salía al principio del insti?

Despertó en su cama con un gran bostezo. Le encanta estar tumbada varios minutos en la comodidad de su cama rodeada de sus ositos, como un regalo merecido antes de la rutina que le toca. Un momento... ¿Ositos? Abrió los ojos de un impacto y su corazón latió fuerte, a la vez que agarró con fuerza las capas de sábanas. La comodidad se esfumó al recordar todo lo que había pasado el día anterior.

—¿Y los dinosaurios? ¿Y Dylan...? ¡Oh no! ¡El telediario y la policía llamando a la puerta! ¿Por qué estoy aquí tumbada?... —Entonces lo comprende y respira con alivio— Mierda, fue una puta pesadilla, joder.

Miró su reloj, todavía estaba a tiempo para vestirse e ir al trabajo. Tenía un mensaje de Dylan que luego leería, ahora quería lavarse un poco la cara antes de soportar al menda. No le extrañaba nada que soñara con otros tíos o que en sus sueños fuera un pirado asesino. En el diario marcaba un día más, como si hubiese un día perdido, pero ella no recordaba nada de ayer, salvo su pesadilla, ahora que lo piensa muy realista. 

Tenía algo en la cabeza y descubrió que era en el baño.

—¡Joder! ¿¡Pero qué ha pasado!? —Dolía barbaridad. Pensó en lo ocurrido, lo único que tenía en mente es que estaba en casa de Dylan, luego la terrible pesadilla y ahora en su cama—. ¿Qué coño me ha hecho ese hijoputa?

Algo había pasado entre medias que no se acordaba, tenía el día de ayer en blanco. No relacionaba el golpe con nada, salvo... quedarse desmayada en mitad del salón, con la noticia de Dylan asesino y la policía en la puerta... pero eso nunca había pasado, fue solo una pesadilla. Se hizo unas cuantas fotos de la herida y luego volvió a vendarse, después de limpiarla. Bajó a la planta inferior.

—¿Padre, estás ahí? ¿Qué me ha pasado en la cabeza? —preguntó al vacío, esperando encontrar a su padre o a quien le diese respuesta.

Ashley no dudó en tirar el coche en el lago más cercano, por lo que condujo de camino a su hogar y en cuanto vio la primera superficie de agua que podía cubrir el coche en su totalidad, se bajó de este y empujando con todas sus fuerzas, logró desplazar el pesado coche hasta que cayó al agua.

Un sonoro SPLASH acompañado de el agua saltando a una altura considerable, fue un indicador de que el trabajo estaba hecho. Pero para sorpresa para Ashley, alguien apareció justo detrás de ella. - Sabía que ocultabas algo. - comentó con un tono sereno y una expresión completamente neutra.

Puede que estés engañando a David de una forma u otra, pero algo ayer, cuando fuiste a nuestra empresa, me hizo ver que no eras trigo limpio. - sacó una navaja mariposa, empezó a juguetear con ella. - Mira, he hecho cosas muy malas, pero todo ha sido siempre por el bien de mis seres queridos, así que dime ¿qué planes tienes con el director?

Su padre, que se encontraba abajo desayunando tranquilamente, decidió acercarse a comprobar que podía haber pasado. No era muy normal aquél vocerío, menos aún que su propia hija le dijera que le había pasado algo en la cabeza. - ¿Te ha pasado algo en la cabeza? - preguntó extrañado, hasta que finalmente, vio las vendas. - ¡¿Pero qué?!

Se le cortó la respiración e incluso Ashley pudo ver como se le erizaron los pelos del brazo a su padre. - ¿Quién te ha hecho esto? Ha sido tu novio ¿verdad? - empezó a respirar de forma agitada. - No, no, no, no, no... - decía casi en un suspiro ahogado. - Sabes que siempre he estado en contra de tu relación, porque no me ha parecido nunca un buen tipo, pero esto, esto es demasiado.

Empezó a palparse los bolsillos, buscando su móvil. - Voy a llamar a la policía, esto no puede quedar así, no pienso parar hasta ver entre rejas al tipo que ha hecho daño a mi pobre angelito.

Echando un vistazo al móvil Ashley se encontró con cosas aún peores de lo que recordaba. El móvil tenía millones de mensajes, del gilipollas de Dylan, de un tal David, incluso de ella misma. Parecía que no era la primera Ashley en llegar aquí, lo cual le extrañaba dado que pensaba que estaba en el mundo de la Ashley que conoció durante su experiencia con Dr. Frankenstein. ¿O es que era esa su vida? No sabía ya ni qué pensar de todo aquel follón.

Dejó un mensaje para Dylan, solo para poder deshacerse de todo aquel estrés. No podía negar que se sentía mucho mejor poniendo en su sitio a aquel payaso, y de seguro que le sentaría mucho mejor a la Ashley original. O bueno, quizá no. Pero debería de irle mejor sin ese capullo subido constantemente a su chepa.

Cuando, tras conducir una media hora, finalmente pudo deshacerse del coche, dio un salto de la sorpresa al escuchar una voz a su espalda. Había una chica que no conocía de absolutamente nada (vaya novedad), y que parecía estar amenazándola. Y lo cierto es que estaba algo asustada, pero al mismo tiempo estaba tan cansada de no sentir que tenía el control, que ya le daba completamente igual lo que pensara esa rubita gilipollas. 

— Uno: que me sigas da un poco de mal rollo. Dos: no me acuerdo de quién eres, aunque seguro que no me creerás porque dirás que te he visto millones de veces, o qué sé yo. Tres: no tengo ningún plan con tu director, salvo trabajar y ganarme un sueldo porque mi vida es una mierda. Tampoco me creerás, porque si vienes a ponerme tu navajita delante es porque desde un primer momento no me querías ni ver por allí, pero me da igual. Mi vida se ha ido a tomar por culo en cuestión de días, con un novio de mierda, con una relación padre-hija de mierda, y despertándome en un puto coche que no es el mío con una nota de alguien que no conozco diciéndome que me libre de un coche. ¡Como si fuera tan fácil!. ¡Puede que me hayan raptado, drogado o violado y no lo sabría, joder!

Ashley comenzó a hiperventilar, sintiendo que se le había ido de las manos todo aquello. Esa tipa ni siquiera la estaría escuchando, solo se quedaría con lo que le interesara seguramente. Que era una niñata estúpida que amenazaba a su queridísimo David. 

— ¿Tan malo es querer tener una vida normal? ¿Con un trabajo decente y al que poder ir con ganas, en vez de poner cafés a cuarenta hijos de puta por día, con un jefe que me esclavizaba? Puedes pensar de mí lo que quieras, no me importa. Y ni siquiera puedo ir a la policía, porque nadie me creería. Así que venga, haz lo que quieras. Por suerte o por desgracia ahora mismo estoy en tus manos.

Al ver la reacción de su padre, Ashley se sintió segura. No solo su padre estaba allí, sino que parecía actuar como él mismo. Ningún truco ni sueño estaba interfiriendo de momento: tenía sus peluches, estaba en su casa, su padre era el mismo... aunque tenía una brecha en la cabeza que no reconocía. Tampoco reconocía el día anterior, pero en este momento no le importó. Abrazó de nuevo a su padre y sintió sus brazos calurosos rodeando a su hija, como había hecho en sueños. Lloró ante él, de nuevo, sin preocuparse en verla derrotada después de tantos años ignorándole. No sabía por qué, los sentimientos entregados la anterior noche los sentía reales, como si hubiesen sucedido realmente.

—Sí, papá... Ha sido él, estoy segura —le dijo, cunado pudo hablar. Sacó su móvil cuando sonó y le enseñó el último mensaje, en donde decía que la bloquearía—. Mira lo último que me ha dicho, sin venir a cuento. Me dio este golpe y ahora quiere huir. —Pasó los mensajes, los suyos siempre tenían o un insulto o un desprecio—. Vayamos a la policía, hay que denunciarlo antes de que escape. Le meterán preso de inmediato. —Ashley ya sabía cómo funcionaba la ley de maltrato, estaba interesada en ella por su relación, hoy era la primera vez que se atrevería.

Entre que se acercaban a las autoridades, Ashley revisó su móvil al completo. Era el mismo, pero parecía que lo tocó otra persona. Había más mensajes que no había leído aun; de entre ellos, los de David le llamó la atención, creyó que la relación se había terminado. Además, había incluidas entradas en su diario que ella no había escrito. ¿Tenía un diario? Decidió leerlo y el miedo regresó a su cuerpo.

Aquella mujer se quedó bastante de piedra al escuchar todo eso, de hecho dio un paso atrás, frunció el ceño y puso una postura bastante más tensa y defensiva. - Me importa una mierda lo que te haya podido pasar, pero lo que dices. - negó levemente con la cabeza. - No, más bien, la forma en la que lo dices, es completamente distinta a como actuabas ayer.

Cerró los ojos momentáneamente, como concentrándose, hasta el punto en el que se le marcó una vena en la frente. - Tú... Ya decía yo. Ya decía yo que notaba algo raro en ti ayer. O en quien coño estuviera en tu cuerpo. Pero David, como es imbécil, se deja llevar por la chica de cara bonita que le sirve las hamburguesas. - pero al verla empezar a hiperventilar, se relajó un poco, sin bajar el arma.

Bueno, quizá no sois tan distintas. - fue entonces cuando el teléfono de Ashley empezó a sonar. - Cógelo, no vayan a pensar que estás con una chica peligrosa.

Te lo dije, te lo dije, te lo dije. - decía sin respirar muy bien el pobre George Hill. Finalmente resopló e intentó recomponerse. - Está bien, vamos a la comisaría, denunciemos a ese tipo y pongámosle una orden de alejamiento... Solo dame un momento que me cambie. - lentamente se dirigió a su habitación, se notaba que le costaba cada paso que daba, más allá de su habitual cojera.

Ashley también decidió asearse un poco más, después de todo iba a ir a la comisaría y no podía ir en pijama. Escuchó a través de la pared a su padre llorando... Si tan solo le hubiera escuchado antes, si tan solo hubiera empezado a estudiar en vez de trabajar, si tan solo hubiera pasado de Dylan... Podría tener una vida muy diferente, una en la que ahora no se dirigiera a comisaría a tener que denunciar una agresión.

Una vez los dos se encontraron en el pasillo, un incómodo silencio los acompañó hasta la salida y en parte del camino, hasta que finalmente, el silencio se rompió tras que el móvil de Ashley empezara a sonar. Puesto que lo tenía en la mano, pudo ver enseguida que quien la llamaba era ni más ni menos que el propio Dylan.

— Bueno, teniendo en cuenta que sigo siendo yo, me tomaré como un cumplido eso de cara bonita. Pero sí, veo que has empezado a atar cabos. - Lo que no sabía Ashley era si eso era algo positivo o no. Le resultaba algo increíble que aquella chica asumiera y aceptara tan fácilmente que había varias "Ashleys", así que o bien sabía algo más que no le había compartido, o había ido por otro camino de pensamiento diferente. En cualquier caso, tampoco tuvo ocasión de preguntar, pues el móvil empezó a sonar y tuvo que cogerlo, aceptando la sugerencia "amable" de la rubia.