Partida Rol por web

Al despertar, ambas Ashleys pudieron verse en la cama, una bastante cómoda y ciertamente reclinada, como las de un hospital, aunque aquello tenía una pinta bastante moderna, pero antes de poder decir nada o comprender donde estaban, un tipo con unas pintas bastante extrañas se encontraba sentado entre ambas. - Bueno, bueno, bueno. Por fin despiertan las estrellas del lugar. - comentó con una sonrisa.

Dio una pequeña patada al suelo, lo cual hizo que la silla de ruedas en la que estaba sentado, se moviera hacia Ashley Hill. - Primero tú, llegaste en un estado lamentable y te trajo este tipo tan poco hablador. - comentó señalando al ninja que la acompañaba. - Estabas llena de heridas, con un tajo en la cabeza, cubierta de sangre y con heridas de unas balas muy primitivas ¿quien no usa blásters hoy en día? - suspiró. - Te recomendaría pillarte algunos órganos sintéticos y ya que estamos, algunas mejoras más, eres pura carne y hueso ¿no te da repelús? - rió mientras meneaba los dedos. - Como sea, tus heridas ya no serán mortales, pero tampoco es que hayamos hecho demasiado con lo que nos ha pagado tu amiguito.

Dio otra patada al suelo, entonces la silla rodó hasta la camilla donde se encontraba la otra y solitaria Ashley Hill. - Y tú ¡apareciste de la nada mientras la operábamos a ella! Te iba a dejar morir desangrada en el suelo, el tipo solo me pagó por curarla a ella, pero ya que solo tenías una herida y me pareció interesante tu entrada... - se frotó las manos. - Preferí salvarte a cambio de que me contaras como mierdas lo hiciste ¡y que me hablaras de tus ojos! - algo que quizá Ashley no entendiera, pero al revisarse con el móvil que aún llevaba encima, pudo ver que ahora tenían cierto brillo azul claro.

Ashley Wexler despertó en la misma habitación donde había ido a dormir, pero la cama era completamente distinta y bastante más cómoda a pesar de que el lugar ahora tenía peor pinta, quitando la nueva y extravagante iluminación. Pero no solo eso le llamó la atención, si no que un tipo con una pinta muy muy extraña, pues tenía el rostro completamente desfigurado y compuesto con una especie de focos.

Al notar los movimientos de Ashley, aquél tipo despertó y con un movimiento muy fugaz, agarró a Ashley del brazo. - ¿Pero qué tenemos aquí? - la fuerza de aquél tipo era inhumana, como si su brazo no fuera de carne y hueso. - ¿Eres la de la habitación de al lado y te has levantado juguetona? - parecía que no dejaba a Ashley moverse demasiado de la cama. - Pues te voy a dar lo que has venido buscando nena.

Tendría que haber previsto que lo de dormir en un motel otra vez podía resultar en despertarse asustando a otra persona. Excepto porque esta vez, era Ashley la que se encontraba en una situación de peligro, notando la fuerza sobrehumana de la mano del desconocido sobre su brazo. Pero lo peor era su rostro, podía ver el metal incrustado en su piel. Y si miraba lo suficiente, podía alcanzar a ver lentes de cámara donde debían estar sus ojos.

Era todo tan injusto y tan frustrante, que su boca empezó a quejarse antes de que pudiera razonar si sería lo más seguro.

-No, me fui a dormir en una cama equivalente a este sitio pero en otro mundo alternativo, porque ahora mi cuerpo viaja entre mundos en cuanto me echo a dormir. Justo ayer estuve en un mundo en el que mi madre, a la que nunca conocí, vivía pero yo no existía. Intenté ver como habría sido tener una vida con ella, pero la cagué y me acabó echando de casa con un cuchillo en mano. Así que no estoy precisamente con ganas de NADA.-soltó disgustada, notando la adrenalina fluir por todo su cuerpo. Se encontraba con un hombre mucho más grande y fuerte que ella, pero Ashley llevaba dándole muchas vueltas a todo el día anterior, y todavía no había sido capaz de quejarse con nadie.

El tipo aflojó un poco, sin soltarla y empezó a reír. - ¡Joder! ¡Además de puta, drogadicta! Acaba de empezar la mañana tía ¿y ya vas puesta? - se relamió. - Mejor, así me darás menos problemas. - comentaba mientras acercaba su asquerosa boca hacia ella, dispuesto a darle un lametón en el cuello.

Pero cuando todo parecía perdido, un sonoro disparo inundó la estancia, volando el brazo que sujetaba por el cuello a Ashley Wexler. Alguien había entrado en la habitación armado y al mirar hacia la entrada, Ashley se sorprendió al ver quien portaba el arma.

Ese ha sido solo de advertencia. - dijo con un tono serio, mientras tocando un lateral de la pistola, hizo que esta se transformara.

El siguiente irá a la cabeza.

Aquél tipo, que acababa de perder el brazo, parecía no haber recibido demasiado daño, pues no se quejaba, sin embargo, aceptó las amenazas, recogió el brazo y se marchó, no sin antes proferir un sonoro. - ¡Quédate a esa puta de poca monta que ni una mejora tiene!

Ahora en la habitación solo quedaban un Banes bastante más serio de lo normal y una Ashley, perpleja no solo por la situación, si no por lo futurista que era todo.

Al abrir los ojos se encontró en un lugar completamente diferente, lejos de aquella... cosa. Giró la cabeza rápidamente de lado a lado, determinando que estaba en una suerte de hospital, tal y como había deseado. Más o menos. A su lado había otra Ashley, exactamente igual a ella, por lo que debía de haber funcionado. 

— ¿Mis ojos? ¿Qué les pasa a mis ojos? - preguntó mientras se miraba a sí misma con el móvil, esperando ver sus ojos del color de siempre, sorprendiéndose al ver que había cambiado de color a un azul brillante. — No sé qué ha pasado... - mintió, esperando que no intentara indagar demasiado.

 Sin embargo, por sus palabras no parecía que fuera a dejar que se fuera de rositas tan fácilmente, así que tuvo que ponerse a pensar en una historia creíble para contar. Pero... ¿qué sería creíble en aquella situación. Parecía una especie de futuro distópico donde había tecnología superior, implantes corporales y todas esas cosas dignas de un universo cyberpunk que había visto de vez en cuando en películas. Por supuesto, nada de aquella ciencia ficción tenía por qué ajustarse a aquella realidad, pero no perdía nada por intentarlo.

— Solo recuerdo que alguien me perseguía. Creo que quería... matarme. Entonces vi una luz muy intensa, y de repente vi esta habitación. ¿Es un hospital o algo así? Había como un pitido muy fuerte antes de que todo a mi alrededor cambiara de repente, y sentí un tirón enorme en todo el cuerpo, pero no sé cómo llegué aquí... - explicó, tratando de mostrarse todo lo confundida que pudo en cuerpo y voz. 

— ¿Dónde estoy, señor? No entiendo... nada de lo que está pasando - susurró recogiéndose los brazos sobre el pecho y cerrando los ojos con fuerza, esperando así mostrar el miedo y la confusión que esperaba que le parecieran normales a aquel individuo en alguien que acababa de pasar por algo completamente desconocido e irracional.

Miró alrededor de la sala como buscando algo en las paredes, antes de posar un instante su mirada en la otra Ashley antes de encogerse un poco más sobre la cama, tratando de asimilar todo lo que había pasado en silencio. Después de todo, no todo era pura fachada, y eso era lo que quizás pudiera hacer más convincente su actitud. 

LA VERDADERA Ashley Hill despertó en una camilla como de hospital. Tenía numerosas vendas por el cuerpo llenas de sangre negra que no había cambiado. Cabeza, brazo y ahora unas nuevas en la pierna con sangre fresca. Había tenido mala suerte haciéndose daño o ella misma se lo había buscado, ella misma era la causante de sus heridas después de todo. Según la visión, la maldita copia suprema estaba luchando por el libre albedrío, ¿no lo tenía ya? ¿No había hecho hasta ahora lo que le había salido de los ovarios? ¿Quién maneja a Ashley Hill?

Miró a los lados, buscando al ninja que le trajo hasta allí medio inconsciente, pero no estaba. En su lugar había un Robocop de los chinos, ¿qué coño? Lo comprendió, ¡VOLVIÓ A CAMBIAR DE UNIVERSO! Con sus palabras indicando que no estaba sola, había una de las copias.

—¡¡AAAAAAAAAAAHHHHH!! —el grito fue ensordecedor. A lo mejor no dolía tanto a los oídos emitirlo que escucharlo—. El cuchillo, el cuchillo... —lo buscó desesperada entre sus ropas, no estaba. El hombre la interrumpió y siguió hablando.

Ahora vio al ninja cuando lo señaló, tan silencioso y oculto como deberían ser los ninjas. Menos mal, estaba en el mismo, ¿mundo? No podía ser que el ninja viajara con ella, ¿no? Comprobó sus vendas, no le dolía, era cierto que la piel ya no sangraba, estaban cicatrizando así de rápido. Joder, ahora estaba en el futuro.

El cyberman se entretuvo con la copia y la verdadera Ashley Hill rebuscó de nuevo por su cuchillo. Tenía que protegerse de esas locas, por si acaso esta nueva era una o uno de las que se había encontrado. Tenía desventaja si este mundo estaba mucho más avanzado, ya que no sabía ni una puta idea de informática, salvo mandar twits y pasar el rato con las mierdas de tik tok, puta droga. Talento desaprovechado, todos los de su verdadera vida lo saben, y qué...

Al ver sus ojos azules se echó a reír.

—¡JAJAJAJA! He visto copias peores, eso se consigue con lentillas —cada vez tenía menos miedo de las otras, ahora podía reírse de ellas. Escuchó con el cejo fruncido su historia, a ella la habían perseguido para matarla, como a la verdadera, pero de forma diferente—. Ash el Tajos está muerto, el ninja lo mató gracias a Banes. Creo que ese era nuestro mayor problema... Tenía una colección de Ashleys en descomposición oculto en el desván.

Había mayores problemas, lo presentía.

—Gracias por curarme las heridas —dijo. Se incorporó con un poco de molestia, pero sin dolor—. La copia masculina tiene razón, hay una zorra entre nosotras que ha jodido todo y no soy yo.

Aquél doctor empezó a reír. - Estáis las dos como una puta cabra. - admitió, aunque parecía no sorprenderse demasiado entre todas las cosas que decían, pero algo de todo aquello le llamó la atención. - Así que dices que tú eres la original... - comentaba interesado, mirando a la muy vendada Ashley. - Y esta de aquí, tu copia ¿no?

Parecía que aquello tenía bastante lógica para aquél doctor. - Si que ha avanzado la clonación en los últimos años, pero bueno, supongo que es lo que tiene que a todos nos importe una mierda los derechos humanos ¿verdad? - rio. - Es maravilloso. - comentaba agarrando de la cara a la Ashley de ojos brillantes. - Es casi, casi idéntica. Y pensar que aún a día de hoy hay unas pequeñas minorías que dicen que debemos aceptar la religión y mierdas por el estilo... Pero mientras menos apego tenemos a esas mierdas, más avanzamos.

Una macabra sonrisa apareció en la cara del doctor, quien dirigió su mirada a la Ashley vendada. - Ya que dices que el tal Dr. Tajos ha muerto y que el resto de copias tuyas están en descomposición ¿qué tal si me la dejas para que la diseccione y entienda como funciona? A cambio te podemos meter dentro algunas mejoras, algo de cromo ya sabes. Me interesa mucho la clonación y sobre todo la teletransportación que parece poder realizar? - devolvió la mirada a la Ashley brillante. - ¿Descomposición y recomposición atómica? ¿Traslación? Quiero entender que tienes dentro para hacer eso chiquilla.

Viendo que Ashley se rebuscaba por todas partes en busca de su arma, el Ninja, en completo silencio, le entregó un Kunai a su protegida mientras Takeshi les daba la espalda examinando a la Ashley de azulados ojos, esperando que aquello calmara su ansiedad, eso sí, sin decir absolutamente nada, como de costumbre.

Vale, pues no tenía pinta de que la otra Ashley fuera muy colaborativa. Entendía la histeria, los gritos y la desconfianza, ella misma los había vivido de primera mano. ¿Que ella era una copia? Bueno, no podía importarle menos quién considerara que era la "auténtica". Esos conceptos ya no aplicaban después de todo lo que había visto y oído.

— ¿Quién coño es Ash el Tajos? Bah, da igual. No, ese no es nuestro mayor problema. Hay más cosas que van a por nosotras, no eres la única que está pasando por esto - intentó explicar, esperando que no fuera tan cabeza hueca como aparentaba. — No sé cómo coño he llegado aquí, pero sé que me puedo ir si quiero igual que vine, así que no me toques un pelo. No soy un clon de ella, ni lo seré nunca. ¿Queda claro?

Enfrentarse al que le había salvado, incluso si había sido solo por mera curiosidad, no parecía una opción muy agradable. Pero tampoco iba a permitir que la diseccionara como a una rata de laboratorio. Había visto lo que hacían con esos animales de experimentación, y sentir en sus carnes lo que ellos padecían no era una opción. Además, le recordaba a cierto doctor que había practicado en ella cómo freír su cerebro, y no le caía especialmente bien de base.

— Lo que me perseguía tenía a más de "ellas" — dijo, omitiendo el detalle de que esa cosa era otra Ashley, solo que... muy cambiada. — Mutiladas, asesinadas. Pero buscaba a una en concreto. Seguramente la de las visiones. Que, por cierto, no eres la única que las tiene. Quizá eso te quite un poco de la cabeza que eres la "verdadera", o no, la verdad es que me da igual, pero tenemos que colaborar. Hay otras que quieren arreglar esta puta mierda, y espero que seas una de ellas y no un monstruo descerebrado en busca de venganza. - Se giró un momento a Takeshi, del cual aún no conocía su nombre, y puso una cara muy seria. — Te diré cómo llegué aquí si nos ayudas en lo que te pidamos. Aún no recuerdo todo, pero se me está aclarando la mente. Un intercambio justo, información desconocida para ti que podría valer su peso en oro, y nosotras ganamos alguien que nos guíe por esta ciudad y nos diga cómo deberíamos de comportarnos. ¿Hace?

LA AUTÉNTICA Ashley Hill miró a la copia de ojos azules y luego al doctor robótico, al ninja y por último a la copia de nuevo.

—¡JAJAJAJAJAJA! —qué gracioso era verla explicarse, ¿así sonaba su verdadera voz?—, ¡JAJAJAJAJAJA!

Ella, que hasta el último día de su vida de antes podía ser feliz vendiendo hamburguesas en un restaurante mal pagado y vivir resignada en una relación tóxica con un futuro desaprovechado, había perdido la cabeza con tanta fantasía vívida. Era el resultado de tomar malas decisiones durante toda su vida y más aún en los últimos días. Parecía como si ella misma buscara los malos caminos. Si la otra copia estaba con ella, significaba que ambas estaban en un mundo catastrófico.

Recogió el kunai y una sonrisa afilada se dibujó en su rostro.

—¿Cómo que tenía un montón nosotras mutiladas? ¡Ese era Ash el Tajos! ¿Hay más como él? —se extrañó, era una versión muy parecida a lo que ella había visto—. Hay más persiguiendo a la zorra que usó el libro de Banes en un principio... y ahora yo soy una más. ¡TENEMOS QUE ENCONTRARLA! —Se clavó el kunai en la palma, para comprobar su afilada punta—. Haremos que pase por lo mismo que nosotras.

Ashley miró al robótico, ignorando a la copia de delante.

—Doctor Robot, usted debe conocer alguien que nos sea de ayuda... —le dijo casi carraspeando—. Banes, viajes entre dimensiones, libro maldito, vampiros, algo. ¿Qué conoce? —Miró de nuevo a la copia—. Le ofrezco mi clon para sus investigaciones si nos ayuda. Será tuya al final del día, a la hora de dormir.

Ashley se quedó boquibierta, alternando entre mirar la pistola y a Vincent. Pero tras un momento de perplejidad, tuvo claro que era lo siguiente que quería hacer. Lo mismo que la mañana anterior.

-Vámonos de aquí.-dijo mientras recogía sus pocas pertenencias, y volvía a comprobar que su móvil seguía sin tener cobertura. Pensó en contarle sobre lo que había hablado con Andrea, sobre la versión que le había contado y de como Ashley Wexler había pasado por ese mundo hacía una semana. Pero también recordaba que Andrea había hablado de una Ashley muy asustada y herida. Y luego también estaban todas las visiones extrañas que estaba teniendo...

-Y cuando digo de aquí, me refiero también a este mundo.-matizó, encarándole con toda la determinación y seriedad que reunió.-Quiero acompañarte y ayudarte a encontrar a Ashley, no quiero seguir arriesgándome a encontrarme con acusaciones de asesinato o con babosos futuristas. Si tienes que venir a buscarme para ayudarme, solo perderás el tiempo. E imagino que cuanto más tiempo pase, será peor.

¿Pero de que coño habláis? - inquirió, muy confuso. - Primero de todo, no soy ningún robot y segundo, lo único que tiene sentido de lo que habéis hablado es respecto a Banes. - se rascó la barbilla, con cierta confusión. - ¿De verdad creéis en lo que dijo hace dos mil veintidós años atrás?

Suspiró, con cierta pesadez, al verlas tan perdidas. - Hace todo ese tiempo, cuando la gente esperaba la "resurección" de Cristo, de la cueva salió él, un tipo con traje llamado Banes. Nos dijo que algo similar a Dios existe, pero que se la suda absolutamente todo lo que hagamos. - rió. - Que lo único que le interesa es coger a algunos de nosotros y crear historias interesantes, que por ello no debemos preocuparnos los demás, porque no importamos.

Una maliciosa sonrisa surgió en él. - Debo decir que no soy muy fan del tipo, aunque fue gracias a él y que tenía las pelotas bien puestas en su sitio que ahora vivimos en una sociedad tan avanzada, pues poco a poco, tras el shock inicial y gracias a que nos mostró la tecnología que le entregó su "Dios", pudimos no solo erradicar a los creyentes de las religiones, si no abandonar el moralismo barato y volvernos nuestra versión más pura.

Fue entonces cuando, para sorpresa de ambas, sacó una pistola bastante extraña y apuntó a la Ashley de ojos brillantes.

¿Empatía? ¿Pena? ¿Derechos humanos? ¿Remordimientos? ¿¡Fe!? Nada de eso importa una mierda en esta utopía tecnológica, solo importa qué tienes y que puedes aportar para darle avances a la humanidad. Yo por ejemplo soy un reputado médico y sin mi, mucha gente moriría... - empezó a reír levemente. - Así que ¿creéis que me van a juzgar o encerrar por cargarme una tipa sin nombre ni registro que habla sin sentidos? - rió aún más fuerte. - ¡Para nada, les va a sudar un huevo mientras sigan pudiendo cobrar a los clientes en este hospital usando mis habilidades como doctor!

Mientras todo aquello sucedía, Ninja parecía completamente pasivo, por lo que el doctor ni se fijó en él.

Banes simplemente negó con la cabeza. - No puedes acompañarme, Ashley Hill ¿o debería llamarte Wexler? - inquirió. - He descubierto como seguir a las Ashley Hills, como viajar a ellas. Incluso puedo hacer que un tercero viaje junto con una Ashley Hill, pero no puedo hacer que ninguna Ashley Hill cambie de realidad. - admitió, apenado.

Con bastante seriedad y el ceño fruncido, miró a su compañera. - Pero no te preocupes, he encontrado el libro y he encontrado a una Ashley Hill que es capaz de llevaros hasta él... - desvió entonces la mirada. - Aunque es más complicado de lo que parece. No te puedo dar muchos detalles, pero necesito que sobrevivas hasta mañana, pues debo seguir hablando con esa Ashley Hill que puede poner punto y final a esto. - admitió.

Sobrevive y pronto terminará todo, debo irme. - y sin darle tiempo a reaccionar, Banes volvió a desaparecer, dejando una sensación más agria que dulce en la ahora solitaria Ashley Wexler.

Ashley Hill volvió a caer derrotada en la camilla cuando escuchó que Banes existió hace dos milenios atrás. No podía creerlo, por algún motivo estaba atrapada en el futuro con una de las copias en un universo alternativo y la única posibilidad de arreglarlo murió hace ya mucho tiempo. El no-robot siguió hablando y relató la perversidad de Banes. Ashley Hill se vio desesperada. Tan solo tenía al ninja y su kunai, muy anticuado con respecto a las armas que habría hoy en día, pero práctico en un descuido...

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Se lanzó hacia el sí-robot y clavó con todas sus fuerzas el kunai de su mano en la zona más blanda que encontró.

—¡CABRONES! —clavó el kunai de nuevo.

—¡CABRONES! —y otra vez.

—¡CABRONES! —no se cansaba de clavar el kunai.

—¡CABRONES! —exhaló toda su furia contra él.

Se relamió su mano llena de líquido y lo restregó en sus mejillas como una gatuna. El arma tecnológica no tenía mucha dificultad según parecía, era como las pistolas, fácil de manejar, al igual que fácil de esquivar si se diera el caso.

— ¿Quién crees que habla sinsentidos? ¿Ella o yo? - preguntó Ashley, observando con el ceño fruncido cómo aquella maníaca se reía como una auténtica loca.

La historia de Banes, no obstante, resultó ser un nuevo descubrimiento. Pensaba que estaba viajando entre mundos, pero al parecer también estaba incluida la magnitud del tiempo en la ecuación. ¿Cómo si no pudo aparecer Banes hacía dos mil veintidós años? O quizá... quizá ese era precisamente su poder. Banes, como ya suponía, escondía mucho más de lo que había contado realmente.

— Woah, woah, calmémonos un poco, ¿quieres? - trató de tranquilizar al "doctor", viendo cómo el cañón de aquella arma tan estrafalaria la apuntaba peligrosamente cerca. ¿Acaso estaba loco de remate? Le recordaba, definitivamente, a aquel médico de mierda que le había intentado freír el cerebro. — Yo tengo información que tú no tienes, pero si te la suda por completo dispara. No estaré aquí para recibir el tiro - afirmó con seguridad, momentos antes de que la otra Ashley se tirara encima para intentar apuñalarlo. Estaba completamente loca, aquella Ashley no le serviría para formar lazos. ¡Diablos! Ni siquiera sabía si en algún momento intentaría matarla a ella también por ser una de sus "copias". Lo que sí hizo fue aprovechar el momento para escabullirse de la cama y poner distancia entre los dos, no fuera a ser que un disparo perdido la alcanzara. Eso sí, vigilando que el Ninja no intentara hacer nada raro contra ella. Prefería no tener que usar su "poder", pero estaba listo para hacerlo de ser necesario antes que poner en peligro su supervivencia. Además, con suerte encontraría a otra Ashley más receptiva.

Takeshi, aunque recibió el ataque del Kunai en su mano, unas chispas saltaron y ningún quejido de dolor por su parte, sin embargo si que le hizo bastante daño a aquella mano robótica, la cual acabó perforada.

Aún con todo, seguía apuntando a la Ashley de ojos brillantes y aquél ataque hizo que se accionara el arma que hace un momento solo servía como amenaza, haciendo que un disparo bastante potente y de un color azulado, diera en el brazo izquierdo de una Ashley que intentaba tomar distancia, destrozando por completo la parte inferior izquierda del brazo de Ashley y sorprendentemente, dejándolo cauterizado, por lo que el riesgo de no desangrarse no era posible... Aunque ya era bastante malo haberse quedado manca.

Quizá las cosas hubieran sido diferentes si la conversación hubiera sido otra, si hubieran convencido al doctor de como funcionaba la teleportación aunque fuera con mentiras, si el ataque furtivo de una Ashley no hubiera ocurrido o si la otra Ashley hubiera saltado a otra realidad... Pero las decisiones de ambas las habían llevado a aquél momento.

¡Zorra! - le gritó a la Ashley vendada. - ¡Mira lo que has hecho! ¡Has destrozado mi sujeto de pruebas! - se echó la mano rota y chispeante junto con la otra a la cabeza y profirió un gran grito. - ¡Los secretos de la teleportación, habrían sido un gran paso para mi carrera!

Los gritos desencadenaron que fuera de la habitación se oyeran pasos y gritos, parecía que iban a entrar en la habitación bastantes más personas. El ninja, sin dudar ni un segundo, cogió a su Ashley Hill en brazos y saltó por la ventana, dejando sola en la habitación a la Ashley Hill de ojos brillantes.

Ahora Ashley se encontraba sola, con un brazo menos y en una habitación rodeada de gente que la apuntaba, además de un médico cyborg que la señalaba con un dedo acusador. La cosa no pintaba bien para Ashley Hill.

El ninja usó su propio cuerpo como colchoneta para parar la caída para Ashley Hill. Un golpe seco sonó cuando llegaron al suelo, sin embargo aquél ninja no se quejó, ni sangró, simplemente se levantó y continuó mirando a Ashley Hill, esperando que esta indicara que hacer a continuación... Aunque los gritos que se oían por todo el hospital indicaban que lo mejor sería salir de allí por patas y buscar algún lugar donde esconderse en aquella extraña y futurística ciudad.