Partida Rol por web

No todos tienen lo que hay que tener.

Resulta extraño, pero con la agitación de los últimos días lo normal sería que tus tareas te tuvieran continuamente absorbido. Sin embargo, con la llegado de los Halcones Sangrientos, el Escuadrón Alfa del ejército de la Confederación, para asumir el control de las operaciones antirevolucionarias "asesorando" al Coronel Huge en el puesto avanzado DN-2, en el que te encontrabas destacado cuando toda esta guerra civil comenzó, has tenido una mañana entera libre para ti solo y aún continúa así.

Te encuentras engrasando las piezas de Taurus, mientras Melvin el técnico se afana en poner a punto los sistemas de tu MK16 favorita. Esa Goliath y tú habéis repartido plomo hace poco en un asentamiento minero al sur del puesto avanzado, cerca de las colinas. Se os informó que había rebeldes en la zona que estaban enardeciendo a los colonos. Y efectivamente algo debía de haber, pues varios marines a tu cargo no han llegado a contarlo. Te han enviado de vuelta escoltando unos camiones con civiles refugiados procedentes del lugar, y una vez terminada la labor de niñera te has podido permitir atender a tu máquina.

Beep, beep, beep, beep.

El transpondedor de tu casco recibe señal de una comunicación entrante, que tras un gruñido la computadora integrada baja el visor de tu casco para desplegar la imagen de la transmisión.

- Buenos días Teddy. Creo que habéis tenido algo de acción esta mañana en el sector 8, ¿no? Tengo un par de reclutas para ti para suplir las bajas de tu pelotón tío. Tendrás que pasarte a recogerlos al barracón. En estos momentos están equipándoles e instalándoles un par de CMC-300.

El bonachón de Troilo. Este tío tiene buen rollo para derrochar, no le has visto de mal humor ni siquiera en las trincheras de New Gettysburg, ni en el asalto a la base pirata Kel-Morian en la tercera luna de Dylar V. Joder, la verdad es que tenía razones para estar de buen humor. Solo sobrevivisteis vosotros dos de un centenar de hombres lanzados al asalto de esa puñetera base automatizada.

- Los novatos son antiganos, ten ojo con ellos. No se les ha resocializado, aunque nos han dicho que los implantes inhibidores de agresividad son funcionales. Pásate a recogerlos.- Parece que va a cortar la comunicación, cuando añade: - ¡Ah sí, tío casi lo olvido! Pase por Mandos con una escuadra, el Coronel Huge solicitó una para dentro de una hora. Creo que te toca misión, y podrás poner a prueba a los novatos. Suerte tío.

La vieja Taurus tendrá que quedarse una vez más con la única atención de Melvin. No podía durar.

Al parecer la jornada de descanso se había acabado. Para colmo me hacen cargo de dos antiganos, esos jodidos maníacos de los que no me fío ni un pelo. Alzo la mano para despedirme del bueno de Troilo y le hago un último repaso al Goliath con especial suavidad.
Recojo el equipo que dejé sobre la mesa y salgo hacia el barracón que veo no muy lejos de ahí.

- Melvin, cuida bien de ella eh ? - digo sin sonreir.

De camino al barracon pienso sobre lo que se avecina. Todo el tema de la guerra estaba siendo muy jodido, pero con la llegada del Escuadrón Alfa parecía subir la moral de la tropa. Bien, necesitábamos esas dosis.

Rumiando pensamientos sobre el Escuadrón Alpha, sales del área de mantenimiento, atraviesas un patio de entrenamiento abarrotado de soldados practicando y entrenándose y en lugar de cruzar por el área central del complejo te dirijes directamente a los barracones.

Aunque estarías más cómodo llevando a tus compañeros de escuadrón, te temes que deberás contar con lo que encuentres en la armería, ya que excepto tú y unos cuantos más todos continúan en la zona de combate de la que regresaste por la mañana.

Introduces tu código de seguridad y la compuerta se abre con un sonido de engranajes lo bastante fuerte para oirse entre las salvas de entrenamiento de un grupo de soldados cercanos. El ruido del patio se amortigua sensiblemente a tus espaldas al cerrarse la compuerta mientras continúas tu camino hacia la armería. Joder, al menos Troilo podría haberme dicho que hará falta para  la misión. Desechas esta queja deprisa, no has llegado a sargento con otros calentandote biberones y cambiandote los pañales. Cogerás lo que encuentres en la armería, les harás entender quién tiene el mando, y harás de ellos soldados capaces de tomar una fortaleza o acabarán sirviendo de cimientos para una.

Finalmente llegas a la armería. Una pequeña cabina de control acristalada desde la que se accede a la plataforma circular rodeada de maquinaria en la que los trajes sevomotorizados de los marines son soldados y articulados a su cuerpo. Aún recuerdas los brazos mecánicos montando la armadura alrededor de tu cuerpo la primera vez que entraste en una sala de blindado.

Miras en la antesala que precede a la cabina donde en múltiples baldas y estantes yacen cargadores, rifles, y todo un arsenal de combate con el que sembrar muerte en la batalla. Y ni un soldado para empuñarlas. Hay un tecno echándose un solitario con naipes, sentado con las piernas sobre la mesa y una birra en el suelo que te saluda llevándose la mano a la gorra según entras.

Cuando penetro en las barracas pienso que jmás terminaré de acostumnbrarme a toda aquella maravilla de la ciencia. Observo con cierto grado de melancolía las maquinarias de los trajes sevomotorizados, recordando con fervor mis primeros días como marine, aunque debo admitir que mi grado de ignorancia respecto a aquello por lo que luchamos sigue manteniénose intacto. Solo sirvo para matar, para eso he sido entrenado y para eso entrenan todos esos nuevos reclutas.

Cuando llego al arsenal no presto mucha atención al saludo del tecno, distraído buscando a los antiganos.

- Has visto por aquí a un par de antiganos, el coronel me espera y requiere un escuadrón de asalto. - mi tono de voz es severo y serio, pero cortés al mismo tiempo, al fin y al cabo todos estábamos en el mismo bando.

El tipo sigue con su juego, al parecer contrariado. Recoge las cartas y vuelve a barajarlas.

- No sargento, Betty ha estado fría todo el día. No ha pasado nadie por aquí en toda la mañana. ¿Debería venir alguien? Si no quiere esperar aquí, puedo darle un recado cuando aparezca a quién sea. Aunque si tiene tiempo tengo un par de birras más enfriándose, podemos echarnos unas cartas.

Me encuentro echando vistazos a mi alrededor cuando el técnico me ofrece una partida de cartas acompañada de una fresca cerveza. Sin duda la oferta es más que tentadora, pero el coronel requería mi presencia y más me valdría no hacerle esperar. Además, la guerra esperaba sin tregua.

- Cartas ? - gruñe Connor sin demasiado interés - Tengo asuntos que tratar ahora, si los ves diles que los ando buscando urgentemente.

- Como quiera sargento.- El técnico alza su cerveza brindando hacia ti y echa un largo trago derramando parte del dorado néctar espumoso sobre su uniforme, mientras ves con la garganta cada vez más reseca como un pequeño reguero alcanza el suelo. Malconteniendo un eructo de satisfacción te pregunta- Si les veo, me pondré en contacto con usted por el comunicador. ¿Estará lejos?

Me quedo observando durante un segundo esa cerveza pero rápidamente vuelvo a centrarme en la misión que me ocupa.

- Sí, estaré por aquí, dando una vuelta por la estructura. - digo refiriéndome a la barraca.

Sin más y sin mirar fijamente al técnico, me despido y salgo en busca de los antiganos y el escuadrón.

Con dos ideas en la mente sales de allí. Haciendo caso a la primera de ellas, optas por dirigirte al bloque quirúrgico, donde se deja reposar a los nuevos cadetes tras las necesarias intervenciones quirúrgicas. Si no están en la armería, puede que estén aún allí, ya que Troilo mencionó que se les había implantado inhibidores de agresividad.

Ya en camino, vuelves a rumiar tu segunda idea: ¿dónde coño dejaste la petaca?

Sí, tal vez se encuentren aún en reconocimiento médico, pero qué hay de los antiganos ?

Tengo la sensación de presión sobre mi cabeza mientras me dirijo al bloque quirúrgico. La verdad es que me extrañaba que los colonos hubieran participado ya en alguna de las batallas contra la rebeldía de la Federación, pero debía encontrarlos cuanto antes, tal vez ya me estaban esperando durante demasiado tiempo. Pero a mí vuelve ese aire de libertad, aún camino renqueante pensando en volver con el técnico y echar un trago...

Tus ideas pasan de la botella a la acción. En un corredor cercano cuando ya casi has llegado al bloque quirúrgico donde retienen a los nuevos reclutas para implantarles los inhibidores de agresividad se oyen gritos y algunos disparos.

Me detengo un instante ante el sonido que proviene de la planta quirúrgica, paralizado mientras escucho los gritos y... disparos ? espías... Es lo primero que s me viene a la cabeza mientras agarro mi rifle y me acerco detenidamente hasta el origen de todo aquel jaleo.

- Alguien va a morir hoy aquí... - digo en apenas un susurro, entrecerrando los ojos y acercándome sigilosamente al bloque.

Giras la última esquina, llegando al corredor de retención. Un largo pasillo metálico con varias puertas de seguridad a la derecha se abre al frente. Las dos más cercanas están abiertas, y al lado de unas cajas metálicas a guisa de improvisada mesa de cartas hay un hombre corpulento con vestiduras civiles y grilletes apresando sus tobillos. A su lado una figura roja, fácilmente identificable como un soldado de asalto Firebat, se encuentra con los brazos cruzados. Ambos estaban mirando espectantes hacia la segunda de las puertas, donde un soldado de armadura azul se encuentra a cubierto en la entrada de la segunda puerta abierta con la espalda contra la pared.