Partida Rol por web

- ¿¡Veneno!? ¿Qué veneno? ¿De qué hablas? - Uriel intenta proyectar su mente de nuevo, pero como bien sabe 26.247, la telepatía nunca fue su fuerte y ese extraño mal que merma sus fuerzas no ceja en su empeño.

Se estremece.

- Por favor... Por favor... - Alza la mirada, suplicante, un deshecho humano en comparación con la altiva y orgullosa Operativo que conocieron hace unos días. - Laboratorio... Mi... M-mi el doctor.

Jonas observó a Uriel y acto seguido volvió la mirada al fantasma moribundo.

—¡Buah! —exclamó levantando el pie del brazo.

Antes de volverse hacia Uriel golpeó fuertemente con la punta de la bota en la cabeza del fantasma.

—Haz lo que quieras con él, Connor. Si quieres una sugerencia, móntate un trío con Cagafuego y mátalo cuando acabes.

Dejó atrás el cuerpo del fantasma para acercarse a Uriel y le alargó la mano para ofrecerle ayuda.

—Vamos, nena. Vamos a ver a tu doctor.

Se agachó y pasó el brazo de la fantasma sobre sus hombros para ayudarla a incorporarse.

—Tranquila, no voy a aprovecharme de ti.

- Bueno, pues supongo que no os importará si le quemo la cara a este soplagaitas - dije con la intención de presionar un poco más a aquél individuo, pero con el propósito de que no se quedará en una sola amenaza.

No pensaba perder muchos más minutos allí, junto a ese cabrón, el tiempo apremiaba, y la amenza de peligro flotaba en el ambiente.

La vida se escapaba de nuestra presa y apenas le quedaba tiempo. No podía hablar, así que no habíamucho más que hacer en ese lugar, práctcamente destruído entre bombas y artilleria pesada.

- Todo tuyo, firebat. - dije sin demasiado interés, estaba claro que no había futuro para el fantasma malherido.

Luego me volví hacia mis compañeros, que al parecer planeaban ir a la enfermería. Tal vez fuera lo mejor, visto el estado de Uriel, la cual colgaba de mi brazo metálico izquierdo chorreando sangre que caía hacia el suelo como un mar revuelto.

- Bien, tal vez tengáis razón. Pero tengo mis dudas respecto a que el médico esté aún por aquí.

Miró a Connor y arqueó las cejas.

—Sospecho que nuestra amiga y el doctorcillo ese son algo más que amigos, Connor. ¿No es así, nena?

La mirada se dirigió hacia Uriel esperando su respuesta.

- Vuestros esfuerzos son inútiles. Si ella vive, todos morís.

El antiguo lider de Uriel deja caer esta sentencia sobre vosotros. Como si hubiera cedido el relevo de semejante lastre, una tos convulsa contorsiona los restos de su cuerpo. Claramente agoniza y su respiración, perceptible a través del filtro ensangrentado de su máscara, se torna cada vez más débil, más superficial, hasta desaparecer.

Me levanté tras cerciorarme de la muerte de aquél maldito Fantasma. Según sus palabras y las del piloto Marron, la operativo parecía mantener una doble identidad, y yo empezaba a cansarme de ser traicionado por los que pensaba que eran "los míos" en esta guerra.

Lo que deseaba era escapar de aquel antro. Las monstruosidades catalogadas como Zerg estaba nacercándose a la base, si es que no lo habían hecho ya, y estábamos siendo asediados también por humanos.

- No sé vosotros, pero yo apuesto por salir de aquí cuanto antes. Si Uriel necesita una curación, deberá esperar a que estemos a salvo. Busquemos al tal Raynor y evacuemos la base. Creo que es lo mejor que podemos hacer por ahora. Ya arreglaremos cuentas cpn estos bastardos y sus malditos secretos de traición.

No habla, la respiración es un entrecortado jadeo y casi no tiene fuerzas por lo que se deja arrastrar por Marron. La muerte del Ejecutor le recorre el cuerpo como una descarga, haciendo que se encoja de dolor por un instante.

La sospecha volvía a recaer sobre Uriel, aquella compañera que habíamos aceptado como a uno más y que escondía secretos que según nos habían ido avisando tras los diversos encontronazos parecían ser peligrosos.

-Parece que los otros fantasmas no te tiene mucho aprecio.-

Los pilares de mi conducta estaban cimentados en la lealtad, pero estaba cansado de que me las dieran todas por seguir unos dictados que habían sido olvidados para el resto del mundo. Con el paso del tiempo me había vuelto más desconfiado y mi mala leche incrementada por el dolor de las quemaduras hacía que tuviese una tremenda urgencia por despegarme la capa de metal chamuscado que se fundía con mi cuerpo y no creía que aquél doctor fuera a solucionar esto.

Me pareció una buena idea lo de salir de allí cuanto antes.

-Continuemos, como podamos.-

Marron continuó su camino hacia el doctor mirando de reojo la actitud plantada de los otros dos compañeros.

—Eso, largaros—dijo en un tono neutro y sin detener el avance—. A mi me apetece jugar esta carta. No se a que juego está jugando nuestra amiga pero voy a jugar con ella... total, no tengo nada mejor que hacer.

Aquellas palabras del piloto habían removido mi conciencia, algo que hasta entonces ignoraba que tuviera, y ahora dubitativo me debatía entre mi mala hostia junto con un acuciado instinto de supervivencia y un leve sentimiento de condescendecia hacia la fantasma.

Pensé brevemente en las palabras del otro fantasma y si lo que decía de que si ella vive nosostros moriremos fuera verdad cada vez que a la operativo la debilitaran yo me debería sentir mejor y ahora mismo estoy realmente jodido, salir corriendo no creo que me solucione nada, que más me da resistir un poco más.

- Qué carajo! argrgrg  -dije entre gruñidos- veamos a ver que es lo quiere.

G-26.247 ha muerto al fin, sientes su mente apagarse al exhalar por úlima vez. Aunque te reconforta saber que una amenaza menos busca poner fin a tus pasos, no dejas de recordar sus lapidarias palabras, tanto sobre tu padre como sobre tu destino. Tu antiguo lider de operaciones no hablaba nunca de más, ni era dado a las fanfarronadas como el psicótico G-26.749.

En cualquier caso esperabas recuperarte de la debilidad que te consume al morir el Ejecutor, pero la duda y la preocupación regresan tras un breve acceso de euforia. Tu estado no mejora, y la calidez curativa de tu flujo psíquico no restaña tus heridas ni tu vitalidad.

Claramente estás en una situación que odias: necesitas ayuda. Y deprisa, dado el avance de tu debilidad.

Me quedé mirando el camino de salia con ganas de salir de aquel lugar pitando, pero el piloto consiguió convencerme para seguir jugando, como él mismo dijo.

- Está bien, veamos hasta donde llegamos con este asunto.

Pensé que más valía continuar en grupo que no aventurarme a ver lo que tenía preparado el destino. Además, en cualquier caso no había nada asegurado.

Bajo la luz cambiante de las alarmas los cuatro soldados recorrían los pasillos del barracón, ahora abandonado. Las dos figuras menos masivas caminaban apresurada pero trabajosamente. La fantasma, Uriel, trastabillaba cada pocos pasos siguiendo el ritmo a duras penas, sujeta al hombro de Marron, sin cuyo decidido apoyo habría quedado atrás. Todos se encontraban cansados, acusando la presa de la fatiga y el precio de las múltiples heridas, pero sabiendo que algo más consumía a su altiva compañera habían tomado rumbo al laboratorio del Dr. Knightley, el científico que les había sometido a una intensiva revisión médica apenas media hora antes. La fantasma, en contra de su costumbre, había pedido entrecortadamente verle y tal vez se tratara de una opción mejor que la enfermería de guerra en la que dejaran recuperandose de su coma traumático al recluta McWim. Ajenos a este hecho, y todavía alerta tras el último asalto durante el cual el antiguo lider de Uriel casi la ejecuta, el firebat y el sargento de infantería mecanizada avanzaban deprisa pero cautamente, preparados para cubrir al resto del equipo de una nueva emboscada. La ominosa advertencia del tenebroso ejecutor aún reverberaba en sus fueros internos, con la misma cadencia sentenciosa que tuviera en vida: Vuestros esfuerzos son inútiles. Si ella vive, todos morís.

 Cuando llegaron a la entrada del laboratorio les resultó obvio que había tenido lugar un encuentro violento en su interior. La compuerta se hallaba abierta de par en par, atascada y aún intentando inutilmente volver a cerrarse. Desde el umbral exterior vieron en el suelo junto a la mesa donde el profesor trabajaba cuando le conocieron, todo su instrumental esparcido desordenadamente por su superficie, los matraces y probetas volcados y rotos derramando su contenido en hilillos de mezclas químicas que se mezclaban con un gran charco de sangre. Uriel emitió un breve quejido lastimero, incapaz de articular palabra. Jonas le dedicó una mirada comprensiva por encima del hombro y continuó. El doctor Knightley parecía haber tenido problemas también.

El desastre ha llegado hasta el doctor, y parece que a la fantasma le afecta. Sin la ayuda de éste tal vez muera. Jonas dedica un gesto consolador a la mujer fantasma e inicia su entrada en el laboratorio.

Observando la entrada comprendes de pronto y alargando el brazo sujetas al piloto por el hombro. La compuerta no puede cerrarse, y justo a tiempo te has dado cuenta del porqué: un discreto tope metálico ha sido dispuesto en el rail, de forma que una célula dinámica colocada pasada la puerta tenga su abanico sensor de movimiento a lo largo de la entrada. Una trampa muy casual por parte de quien os atrajera hasta aquí. El explosivo se encontrará muy cerca, ya que juzgas que por la disposición del sensor la puerta se ha dejado abierta para maximizar los letales efectos de la explosión.

Por suerte un experto en demoliciones como tú es capaz de desactivar la trampa con una delicada manipulación de la célula sensora.

El panorama resulta desalentador. La secuencia mental que arrancaste de los pensamientos de G-26.247 queda confirmada por la realidad, y un suave quejido sale desde tus entrañas. Marron te dedica un momento, en un intento de darte a entender que comprende lo que sientes. ¿Qué sabrá él?

Necesitas encontrarle, confirmar si está muerto o aún vive, si aún puedes salvarle. El piloto debe comprender que necesitas entrar a buscarle, y vuelve a echar a andar hacia el interior del laboratorio.

Según ibamos avanzando por el pasillo todo me creaba una mayor desconfianza, me fijaba en cada pequeño detalle de las paredes de aquella gran nave de metal, caminaba tratando de no marcar mis pasos más de lo que la irremediable fuerza de la gravedad me permitía.

Cuando llegamos al laboratorio el ambiente se notaba enrarecido, había una aparente calma que no nos convencía a ninguno. Delante de mi llegaron Uriel y Marron que se quedaron observando desde el umbral el interior del laboratio. Sus miradas desalentadoras, no cabían esperar nada bueno. Adelanto unos pasos y veo toda la escena revuelta.

En cuestión de segundos veo como Marron sujetando del brazo a Uriel se dirige hacia el interior, y en ese mismo instante me doy cuenta de que todo era una trampa. En la puerta había un tope metálico para evitar que se cerrara, pero no estaba puesto allí por casualidad, así que deduje que eso estaría ubicado para que la onda expansiva se masificara. Visualmente busqué la célula sensora y aplicando los avanzados conocimientos de artillería que había adquirido durante mi entrenamiento militar comencé a manipular con muchisima sensibilidad. Sujeto a Marron por el hombro para impedirle activarla.

- Es una trampa, voy a desactivar el explosivo que se encuentra en la célula sensible. No os acerqueís a ella pues al más mínimo moviemiento volaremos todos por los aires.

—¿Y por qué una trampa? —susurró el piloto.

Se detuvo un instante mientras Nexus trabajaba en la anulación del mecanismo de acción y dejó por un instante a la fantasma sentada en el suelo. Clavó una rodilla en el suelo y cogió a Uriel por la barbilla suavemente levantándole la mirada.

—Mira nena, no se que carajo te traes entre manos y tampoco me importa. Esto parece importante para ti y mira, casi prefiero no saber por qué. Te voy a ayudar, no me preguntes por qué, quizá sólo porque estés tremendamente buena o porque hoy me he levantado con la polla hacia la derecha. Hazte un favor y confía en mi. De otro modo no puedo serte de gran ayuda.

Acercó su cara hacía la de la fantasma lentamente dirigiendo su boca hacia el oído de Uriel.

—A estos dos les pueden dar por culo si no los necesitas —dijo mientras hacía un gesto con la mano dirigido al resto del equipo.

Definitivamente se levantó y con él ayudó a la fantasma a incorporarse.

—¿Has terminado cagafuego? Connor, cuando acabe Nexus quiero que registres esa sala como  si tuviera de premio treinta botellas del mejor whisky, ¿estamos?

Avanzamos a través de los destartalados y polvorientos pasillos del barracón sumidos en un silencio inquietante y profundamente jadeantes, especialmente nuestra amiga de secretos ocultos, la operativo fantasma de nombre en clave Uriel. Las palabras del ejecutor que dejamos atrás me dejó pensativo durante todo el trayecto hasta el laboratorio científico de aquél loco que intentó penetrarme una aguja del tamaño de mi rifle Gauss. Siempre había hecho caso a mi instinto y éste me decía que me largara de ahí, pero por alguna razón no veía más futuro fuera que dentro de aquél, dentro de poco, infectado lugar.

Cuando por fin llegamos al laboratorio nos encontramos con una puerta deslizante entreabierta y, decididos a pasar al interior, donde se podía ver al profesor en mal estado, Nexus tuvo la oportuna improvisación de tomar en cuenta la trampa que alguien debió haber preparado para cualquiera que intentara cruzar esa puerta.

- Brillante, Nexus. Te recomendaría al comandante si tuviéramos alguno, pero como hace horas que no tenemos tendrás que conformarte con mis elogios.

El piloto mencionó algo acerca del whisky. Ese perro era muy astuto, y conocía perfectamente mis debilidades.

- No sé quién demonios te ha dado el mando de este pelotón, piloto, pero accederé a registrar la zona, no es momento de debatir el mando. Pero como encuentre algo de ese preciado líquido, vete olvidando de catarlo.

Mientras el firebat se encargaba de manejar hábilmente la trampa, me coloqué alzando mi Gauss en pos de cubrir la retaguardia.