Partida Rol por web

Escuché las palabras de mis compañeros asintiendo ante la oferta del hombre. "Así que la pérdida familiar del muchacho y luego no puede subir la oferta... astuto, muy astuto... como buen mercader", pensé al entrecerrar los ojos y dar un buen trago a la cerveza.

Mi jarra ya estaba vacía así que no tardé en pedir amablemente a la tabernera que la llenase de nuevo. Las palabras de Douervis llamaron fuertemente mi atención debido a que si en la zona se movían hechiceros las cosas podían ponerse peligrosas. Un escalofrío corrió por mi nuca al pensar en la magia. Costumbres viejas, la magia nunca fue del total agrado de los enanos y a pesar de para entonces estar acostumbrado no dejaba de darme mala espina.

Miré a Mut y sonriente acepté la oferta de tabaco. Saqué mi pipa, la preparé y enseguida degusté el amargo y relajante sabor mientras aspiraba.

"- Visto lo visto, no puedo ser menos y aceptar la oferta- dije con una sonrisa dibujada en mi rostro-. Esa cantidad entre cuatro más lo que podamos obtener como extra estará bien. Y claro que puedes venir con nosotros, Douervis... aunque bueno...- comencé comentando al acomodarme un poco en mi asiento y continué- será como compañía, no estamos hablando de pagos...- concluí dejando escapar entre mis palabras una toz falseada, dando luego un sorbo a la jarra".

El comerciante dejó de beber, al menos momentaneamente - Atacan en grupo y aprovechando las características del terreno. Si es escarpado o si hay arboleda, pero no se sabe mucho más – Comentó Forlong a las cuestiones del mediano.

Luego apunta algunas cosas más a las cuestiones de Ulrij – Me parece buena idea, será como ponerles la zanahoria delante del bocado - Aclaró su voz y prosiguió - Si queréis puedo prepararos la ruta, tengo mapas detallados de la zona

- ¡Eh, eso no es justo! Si voy me arriesgo igualmente a sufrir un espadazo o el disparo de una flecha. Es más, soy muy bueno con las dagas, no iría como un florero y me niego a que se me trate como tal – Douervis parecía haberse molestado con las palabras del enano y habló dolido.

- Si no tengo parte de los honorarios como el resto, no iré – Se cruzó de brazos.

-Estooo, señor, ummm, ¿don enano? Lo siento, no sé cómo se os tiene que tratar, porque, bueno, no he tratado nunca con uno. Si hago algo mal, me lo dice y no se lo tome a mal, que no quiero molestar a nadie. Pues eso, que Douervis tiene razón. Si viene y participa en la escaramuza puede salir mal parado. Si está ahí, dando el callo, se merece la recompensa. Otra cosa es que se escaquee. Ahí si que protestaría. Bueno, suponiendo que viva para contarlo, ¡jajajajaja!

El dunlendino acabó con una gran risotada, riéndose de la muerte. Era, evidentemente, un guerrero. Asumía que podía morir en cada enfrentamiento, aunque era tal vez el más preparado del grupo para éstos. Salvo, quizá, el enano. Bueno, todo estaba por ser demostrado.

"Brbrbr... maldito oportunista, ahora todos son sendos negociantes... como si no hubiésemos gastado ya suficiente dinero... brbrbr", cavilé al oír las protestas de Douervis y las palabras conciliadoras de Ulrij. Mientras le daba unas caladas a la pipa, mordisqueé un poco y levemente la boquilla, tomando aire y haciendo girar mis ojos para detenerme en mis compañeros.

"-¡Bleee... muy bien, muy bien!- expresé con algo de fastidio- Si los demás no tienen problemas, distribuiremos. Pensé que lo suyo era más de observador que otra cosa, no sabía que tenía también pericia en combate- concluí con gesto adusto, dando otro trago a la cerveza y cruzándome de brazos sin decir más".

- Angainor lo mismo pensabassss cuando me uní al grupo...y mira lo bien que nos ha ido...la gente pequeña tenemos muchassss sorpresassss guardadassss.... - noto como aún arrastro las eses al hablar pero el comer algo ayuda a que pueda abrir la boca y pensar un poco más claramente - ...así que bienvenidosssss... - digo para luego apoyar la cabeza en la mano y seguir comiendo algo.

Tomé también mi pipa, cuidadosamente guardada. Al fin y al cabo, era un recuerdo de mi tierra y de mi padre, y no quería pensar en el día que se me dañase. Cuando uno viaja y está largas temporadas fuera, hasta los más pequeños detalles de añoranza se vuelven importantes.

Cargando el tabaco que Mut nos ofreció amablemente, escuché la conversación de mis amigos. Como ya suponía, aceptaron la misión, y eso me emocionó en gran modo. Comenzar una nueva aventura con ellos era algo que añoraba.

Ojalá salga todo bien, y los dioses nos sean propicios , pensé.

-Me imagino que habrá suficiente para repartir entre los implicados, Angainor -comenté, con una sonrisa-. Ulrij, le puedes llamar Angainor, aunque lo de don enano.. ¡Jajaja! No sé si va a perdonarte eso -reí con ganas, sabiendo que así sería. Sin duda Angainor, oculto tras sus gruñidos malhumorados, tenía un gran y peculiar sentido del humor.

-Bueeeeeno, tampoco ha llegado la sangre al río, ¿no? Angainor, sea. Si es que es terrible ser de una aldea remota, ¿sabéis? No tener ni idea de cómo hacen otros las cosas y tal. Me alegro de que no hayan habido puños de por medio con este malentendido, ¿eh? Jejeje. Pues nada, ¿cómo quedamos para lo de la caravana? -dijo el dunlendino, dicharachero.

Douervis asintió afirmativamente a las palabras de Ulrij, luego escuchó con cierto recelo las palabras de enano. Y finalmente se relajó cuando acabaron de hablar el resto de aventureros.

– Bueno, si es en igualdad de condiciones si participaría. De forma activa por supuesto – Quizá hacer espectáculo de vez en cuando sirvió para que en un momento dado supiese aceptar críticas y contratiempos.

Forlong tomó la palabra de nuevo. Hasta ahora se había abstenido de comentar sobre los participantes y con bastante buen criterio.

Así y como ese asunto ya parecía claro - Bien. Mañana es un poco precipitado, pero pasado mañana podría tener esa caravana a punto. Podríamos quedar al amanecer de ese día aquí mismo, si os parece bien.

Se mesó un poco la barba – Traeré a un cochero, él solo se encargará de cuidar de la carreta y de los caballos – Lanzó una suspicaz mirada a Angainor – A ese ya le pago yo, no le restará de su parte, maese enano – Dijo al borde de la risa.

El ambiente parecía distendido, y pronto me sentí cómodo con la nueva compañía que teníamos. Las alegres chanzas y la perspectiva de una atrayente misión bien pagada eran un buen estímulo para estar contentos una vez más.

-Pasado mañana al amanecer, entonces, en este mismo lugar - repetí las palabras de Forlong, en señal de aceptación, y le tendí la maño-. Tengo ganas de saber qué nos espera en el norte. ¡Será una estupenda aventura!

Esperaba no tener que arrepentirme de mis palabras, pero la ilusión por lo que nos esperaba era más fuerte que la prudencia.

-Mut, ¿cómo te encuentras tú? -le pregunté al hobbit. Su cara de sueño hablaba por su estado más que mil respuestas-. Quizás te convenga dormir un poco.

"- Jo jo jo, fantástica chanza- contesté al humano por el comentario sobre el cochero, sin modificar la seriedad en mi cara, intentando hacer el sonido de una risa que en ningún momento intentaba ser creíble".

Di unas caladas a la pipa, saboreando un poco el tabaco, y de a ratos acariciaba las cabezas de Samman y Viento para estar seguro que los hermanitos seguían ahí. Una sonrisa volvió mi rostro pues los pequeños me ponían de buen humor... demasiado lindos como para no hacerlo.

"- Entonces, como bien planteó Ulrij, nosotros estaríamos determinando el terreno si vamos donde la torre, de ese modo sería posible saber a grandes rasgos cómo podrían atacarnos esos bandidos... aprovechando los mapas estaríamos tal vez en una mejor posición ante un ataque- expresé reflexionando sobre lo hablado y consulté a Forlong-. Si bien es poco probable, ¿se sabe de cuántos bandidos hablamos y qué tan pertrechados se encuentran?- y luego me dirigí hacia Douervis-. Habías mencionado un viejo asustado, ¿será posible dar con él?... y por lo de este lugar, Minas Anghen, ¿sabrás de algún lugar o alguna boca mediante la que ponernos más al tanto sobre qué es y qué guarda?- agregué a modo de pregunta-. Por lo demás, me parece que pasado mañana estará bien incluso para prepararnos nosotros mismos y descansar un poco- concluí sonriente mirando a Lorgan y luego a nuestro compañero hobbit".

-Yo, por mi, empezaba ya mismo, pero si necesitáis hasta pasado mañana, sea, tampoco voy a ir solo... -comentó con una sonrisa en la boca el dunlendino.

Para ser un joven al que hacía poco habían asesinado a un familiar, lo llevaba bastante bien. Cierto era que había decidido vengarlo y estaba dando los pasos para sonseguirlo de una manera razonable, pero eso no quitaba que tal vez le tocara tener algún retazo de depresión. O tal vez mostrarse levemente taciturno. Pero no, Ulrij no era de ese tipo de personas. No costaba demasiado imaginárselo cargando hacia una muerte probable con una sonrisa en la boca.

- De momento aguanto, pero si os retiráis vosotros os acompaño. - respondo a Lorgan - ...el efecto del aguardiente va pasando aunque también el sueño empieza a ganar terreno.

Me incorporé para aparentar estar menos dormido y empecé a escuchar todo lo que se decía con más atención, aunque seguramente mi atención decaería en cuestión de minutos, quizá de una hora si las fuerzas me acompañaban. El sueño curaría mi borrachera y por la mañana volvería a ser el hobbit de siempre.

- Estaría bien tener un mapa de la zona...podríamos estudiar el camino y ver en qué puntos sería más sencillo emboscar... - digo  intentando aportar algo útil al grupo y sobre todo deseoso de poder ver el camino que recorreremos.

- No se sabe con certeza – Comenta Forlong – Algunos comentan que son seis, otros que diez... - Levanta sus hombros. En cuanto al mapa lo traeré pasado mañana antes de partir. Tiempo habrá de lo penséis durante el viaje. Si lo preguntéis por la comida, para cinco o seis días habrá más que suficiente.

Se levanta de la silla – Ahora si me disculpais he de retirarme, mañana tendré un día ajetreado. Nos vemos aquí pasado mañana – Se despide el mercader

En cuanto a lo de aquel viejo. Douervis que era el que lo había comentado respondió – Iba en dirección contraria, así que ni idea de donde se puede encontrar – Aunque se le notaba que aún estaba un poco molesto con el enano.

- Lo de la torre es casi una leyenda, pero si estuvo ocupada por videntes. Pues supongo que cualquier tipo de objeto mágico. Si lo que supuse se confirma, tal vez lo estén usando los bandidos como refugio.

Estaba claro que certezas había pocas, pero claro, si no las hubiese es porque alguien ya lo habría investigado, desvalijado y los bandidos ya no existirían. O tal vez si lo haya sido, pero no haya salido a la luz. De nuevo más dudas pero que desde una mesa no iban a ser resueltas.

- Pues yo también me retiraré, es hora de que este hobbit descanse...mañana iré a buscar un mapa de la zona y estudiarlo...siempre viene bien tener referencia de la zona que visitaremos... - digo mientras tras hacer una leve saludo me despido esperando de todas formas a ver si mis compañeros se retiran también a descansar.

-Si, mejor nos retiramos, pues esta noche ha sido intensa. Mucho gusto en conoceros a todos, y nos vemos de nuevo en la fecha acordada - me levanté y busqué la correa de Viento, tirando suavemente para que el unca se levantase conmigo. Le dí una caricia, y vigilé que Mut a ponerse también en pie no tropezase con nada. 

-Haré entonces mi equipaje, con las raciones de comida aconsejadas. Si a alguien le apetece una buena charla o alguna cosa, ya sabe dónde encontrarme -dije tanto a mis amigos como a los nuevos conocidos -. ¡Salud para todos!

Con un ademán de despedida, me dirigí a mis aposentos.

-Imagino que el señor Forlong nos proveerá de lo que necesitemos para el viaje, así que no creo que haya mucho de lo que preocuparse. Tengo habitación aquí y no creo que me mueva mucho. De momento voy a descansar. Si alguien quiere algo de mi, nos vemos mañana...

Dicho estas palabras, el musculoso Ulrij, que ya había acabado con la comida, eructó sin reparo alguno, sonrió ante su grosería y se dirigió a su habitación. No tenía mucho dinero, pero el poco que tenía había decidido utilizarlo en hacer sus tal vez últimos días en la tierra un poco más confortables que de costumbre. Al fin y al cabo, si moría no iba a disfrutar de lo que hubiera conseguido ahorrar, y si triunfaba repondría todo lo "malgastado". Así era la vida del guerrero.

"- Pues visto lo hablado y sabido, también me retiraré- comenté-. En cualquier caso, podemos vernos mañana aquí para concretar cualquier otro aspecto que sea necesario- agregué".

Me levanté del asiento y tomé a Samman conmigo, saludando a Forlong y Douervis y acompañando a los demás hacia nuestras habitaciones.