Partida Rol por web

La cosa resultaba graciosa: un hombre enano, o tal vez alguna otra raza que desconocía, retando a un hombre hecho y derecho. Parte de la gracia es que el retador estaba ya bastante afectado por el alcohol, así que la "batalla" podía ser hasta igualada. Cuanto menos sería divertida.

Sin ninguna manía apuré mi jarra de un trago largo, sonreí divertido por la situación con la espuma todavía manchándome la cara, me limpié la misma con el dorso de la mano y me levanté para acercarme a la mesa en cuestión. Mi comida (escudilla y pan), por supuesto, me acompañaba. Aquella cena estaba bien rica y no pensaba dejarla para los cerdos.

En efecto, el "mago" había sido ampliamente derrotado esa noche.

El reto, que empezó como una chanza, se estaba volviendo más serio, aunque el ambiente distendido parecía continuar.

Me acerqué a Mut, posando mi mano en su hombro con confianza:

-No estás sólo, amigo - y me uní a Angainor en nuestro propio brindis por nuestro amigo. De todos modos, no me fiaba de las formas del maleducado, y estaba pendiente de sus reacciones, dispuesto a ayudar a Mut si cualquier cosa saliese de malos modos.

Con el cese de la actuación del prestidigitador, “el reto” no solo atrajo la atención de la mesas cercanas, sino que hubo gente que cogió su plato y se puso en pie para acercarse y ver como terminaba la contienda.

Los vasos estaban en la mesa, un hombre le prestó un taburete para que el fanfarrón se sentara. Y así comenzó el levantamiento de las bebidas. El primer trago era el que peor sabía. Aquella bebida quemaba como el fuego al bajar por la garganta. El segundo fue el mejor, con la boca medio anestesiada. Pero fue el tercero el que marcó la diferencia. El estómago se quejó, pero había que mantener el alcohol dentro de las tripas y todo lo bebido se fue directo a la cabeza.

Aquel tipo sonrió, esperando que si pequeño rival se echara atrás o se desmoronara, pero nada de eso ocurrió. Cuando toda el alcohol se le subió a la cabeza se le pusieron los ojos en blanco y cayó del taburete. En la sala se escuchó una ovación y alguna expresión del tipo - Vaya con el canijo - o - Los tiene bien puestos - Algunos no dudaron en darle una palmadita en la espalda a Mut. Había vencido la curiosa contienda y restablecido el honor.

El posadero con la ayuda de otro cargaron al ahora borracho del todo para llevarse a otro lugar, quizá para darle una ducha fría.

Agotaste la bebida y cogiste la comida para que ningún aprovechado se canlentase la tripa con ella, o que la camarera pensara que era para tirar. Y no fuiste el único que con esas pretensiones se acercó a aquella mesa. Forlong entre otros se acercó también a mirar.

Los vasos estaban en la mesa, un hombre le prestó un taburete para que el fanfarrón se sentara. Y así comenzó el levantamiento de las bebidas. El primer trago era el que peor sabía. Aquella bebida quemaba como el fuego al bajar por la garganta. El segundo fue el mejor, con la boca medio anestesiada. Pero fue el tercero el que marcó la diferencia. El estómago se quejó, pero había que mantener el alcohol dentro de las tripas y todo lo bebido se fue directo a la cabeza.

Aquel tipo sonrió, esperando que si pequeño rival se echara atrás o se desmoronara, pero nada de eso ocurrió. Cuando toda el alcohol se le subió a la cabeza se le pusieron los ojos en blanco y cayó del taburete. En la sala se escuchó una ovación y alguna expresión del tipo - Vaya con el canijo - o - Los tiene bien puestos - Algunos no dudaron en darle una palmadita en la espalda a Mut. Había vencido la curiosa contienda y restablecido el honor.

El posadero con la ayuda de otro cargaron al ahora borracho del todo para llevarse a otro lugar, quizá para darle una ducha fría.

- Bueeeeno amiigoss...creo que voy a dejar de beber por essssta noche. Se me ha subido muxoooo a la cabeza. Este brebaje es infernal... - le digo a mis dos amigos al notar que el alcohol recorre mi cuerpo y la vista empieza a nublarse un poco. - si podéisss pedid algo de comerrrr que tengo hambre...¡hip!

La contienda había sido dura. Más de lo que creía, pero mi honor estaba restablecido y La Comarca no conocería la humillación de uno de sus congéneres tras perder un duelo de Bebidas. La gente me felicita mientras se llevan al borracho, al final creo que podremos tener paz y tranquilidad para ver el espectáculo. Algo es algo.

Apoyo mi cara en mi mano y clavo el codo sobre la mesa ya que noto que empieza a pesar demasiado. Ahora a disfrutar del espectáculo y luego a dormir gustosamente. Mañana mi cabeza tendrá un tambor dentro que no parará de tocar...pero bueno no es mi primera resaca y algo me dice que tampoco será la última. 

Mut está seriamente perjudicado, pero sin duda ganó al infeliz que osó retarle. No dudé un instante de que lo conseguiría. El aguante hobbit linda en poco con el de los enanos. A nadie cabal se lo ocurriría retar a beber a ninguno.

-¡Bravo, amigo! -le felicité cordialmente-. Tranquilo, ahora descansa y come, que por lo visto te has quedado con hambre, jaja..  El prestidigitador hace rato que dió su número por imposible. El espectáculo lo habéis dado tú y él -comenté, señalando al anteriormente molesto y ahora desmayado sujeto.

Me sentía orgulloso de nuestro pequeño amigo, y sin duda, merecía un buen y plácido descanso.

-¡Jajajaja! -sonó mi atronadora carcajada. Si algo he tenido siempre ha sido unos buenos pulmones y facilidad para que mi tono suene fuerte, casi a gritos -¡Muy bien, campeón! -añadí acercándome para darle unas amistosas palmadas en la pequeña espalda del vencedor de la contienda.

Al parecer había bastante gente en la sala con ganas de saludarle y todos tenían tanto derecho como yo a hacerlo, así que dejé sitio, no sin antes, sonriente, hacer unas señas a Forlong como diciendo "este vale, ¿no?"

A continuación ayudé al posadero con el "muerto". Bien podía ser un bocazas, pero tampoco tenía por qué no merecerse un merecido reposar del alcohol. Desde luego el posadero bien podía agradecer una ayudita y a mi no me costaba nada alzar como un fardo al tipejo.

Miré con detenimiento cada vaso que se movía en la mesa. Los primeros, los segundos... si bien inicialmente me había centrado en ver al humano ahora me divertía al reconocer las expresiones en los rostros tanto del sujeto como de Mut, pues era notable la potencia del brebaje.

Me mantuve expectante, al igual que el resto de comensales que habían empezado a acercarse hacia nuestra mesa, y finalmente lancé una carcajada al ver caer al hombre ya inconsciente y sin poderle seguir el paso al hobbit.

"- ¡Ha ha ha! Ahí tienes bocazas, muchas palabras y poca acción- exclamé entre risas y señalando hacia el cuerpo caído del extraño". Me levanté para acercarme a Mut y darle una palmada en la espalda. "- Bien hecho compañero, has avivado el fuego del lugar y alegrado a los presentes... sólo restaría una buena pelea para enorgullecer a tus ancestros- le dije riendo y miré en dirección a la camarera-. ¡Más comida por aquí, muchacha!".

Volví a tomar asiento y de los restos de carne que aún quedaban le di un poco a los Unca para mantenerles entretenidos. "- Como bien ha dicho Lorgan, el espectáculo pasó del prestidigitador a ustedes, así que comamos y bebamos tranquilos ya que el otro no molestará más por un tiempo- agregué mientras comía de lo que quedaba en la mesa y acariciaba a los pequeños".

El pequeño vencedor estaba contento y por partida doble ya que tampoco fue inmune a los efectos de la bebida, aunque resistió mucho mejor que su rival prácticamente inconsciente que de lo único que era capaz ahora mismo era de dormir la borrachera.

Se sucedieron las felicitaciones hasta que el ambiente se tranquilizó un poco. Fue entonces cuando el mismo prestidigitador se acercó – Hola, quería agradeceros que le hayáis dado un lección a ese impresentable. Me gusta estar rodeado de gente de buen espíritu ¿Me permitirían cenar y charlar un rato con ustedes?

Pero no fue el único que se quiso acercar. Un hombre bien vestido de pelo y barba rojiza también se acercó y se auto-invitó a la mesa – Por mis barbas, que manera tan elegante de solventar una afrenta.  Por cierto, me llamo Forlong y soy un comerciante de la zona, no sé si es el mejor modo de decirlo, pero justo estoy buscando un puñado de valientes para una misión, no exenta de riesgos, pero remunerada – Parecía que al tipo le iban las cosa claras y directas.

Levantó la cabeza y al reconocer a alguien le hizo una seña con la mano para que se acercara – Siéntate, les iba a contar a estos caballeros lo de la misión que comentamos. Si les interesa, claro – Se gira de nuevo a vosotros

El pequeño vencedor estaba contento y por partida doble ya que tampoco fue inmune a los efectos de la bebida, aunque resistió mucho mejor que su rival prácticamente inconsciente que de lo único que era capaz ahora mismo era de dormir la borrachera.

Le hiciste aquella seña a Forlong que te entendió y asintió con la cabeza. Mientras ayudaste al posadero a dejar el vencido en un lugar en el que no molestase, este te lo agradeció pues tampoco se prestaron muchos a ayudar.

Cuando volviste el ambiente se había tranquilizado un poco, la mayoría de la gente había vuelto a sus mesas. Forlong te hizo una seña con las manos para que te acercaras, en aquella mesa había muchas sillas. Además del comerciante, otro humano, un enano, el pequeño hombrecillo vencedor y hasta el prestidigitador se había sentado allí, pero siempre había sitio para una silla más y Forlong se encargó de ponerte una libre – Siéntate, les iba a contar a estos caballeros lo de la misión que comentamos. Si les interesa, claro – Se gira de nuevo a ellos.

El fornido dunlendino tomó asiento en el lugar que le ofrecían. Era bastante alto y pesado para ser un dunlendino y probablemente mejor alimentado que la media también. La silla no pudo sino protestar levemente al sentarse. Sonrió a la concurrencia, mostrando unos dientes no especialmente limpios y tal vez algo desordenados y saludó.

-Buenas noches. Ulrij, Ulrij Wyrmding. Me llaman "Brazofuerte" -y viendo el tamaño de sus músculos no hacía falta preguntar por qué.

Espero a que me sirvan la comida para así poder ir bajando el alcohol en sangre y poder ser de nuevo el hobbit jovial y dicharachero que suelo ser siempre. Con comida en la mesa empiezo a recobrar lentamente mi naturalidad aunque el aguardiente de marras aún me pega algún coletazo de vez en cuando.

Veo que se sientan a nuestra mesa el prestidigitador, un comerciante de la zona y un fornido hombre que tiene la pinta de ser un guerrero y más tras escuchas su apodo 'Brazofuerte'.

- Bienvenidosss a nuestra humilde messssa - digo lo más cortesmente  que mi borrachera me permite - mi nombre es Mutfast Lanudo, hobbit de La Comarca. Aunque todo me llaman Mut.

Evito hablar demasiado ya que noto como la lengua tiene vida propia todavía.

Me reí un poco al escuchar hablar a Mut. Las palabras patinaban y la lengua, adormecida, caía presa del sopor gracias al alcohol. Poco a poco fueron acercándose gentes a la mesa, haciéndola más concurrida y animada.

"- Bienvenido sea, Douervis, más tranquilos estaremos ahora que el bocazas ya no molesta la comodidad de la taberna- le dije al prestidigitador señalándole un lugar para sentarse".

Sin embargo, de repente otro hombre se unió a nosotros y aunque inicialmente lo miré con cierto desagrado por sumarse sin pedir siquiera permiso, mis facciones fueron cambiando al hacernos saber el porqué de tal apuro. Casi sin terminar de hablar, llamó a un tercero, hombre corpulento y de aguerrido porte, para sumarse a la reunión.

"- Pues, como hizo Mut, los saludo y doy también la bienvenida a ambos, Folrog y Ulrij- expresé a los últimos llegados-. He de decir por mi parte que siempre un trabajo es apreciado y de mi interés, aunque como es lógico me obliga a preguntar no sólo de qué se trata sino también de cuánta remuneración hablamos... posteriormente, y ya que somos directos, veremos si acordamos una correcta relación entra ambas o la necesidad de que la segunda aumente- concluí sonriendo e inclinando y asintiendo con la cabeza, a la vez que enfatizaba mis palabras remarcando con mi jarra".

Ocupándome de Mut, e intentando que ni su equilibrio ni sus actos denotasen en demasía lo perjudicado que se hallaba, permanecí en silencio, sonriente por la simpática situación de mi amigo, hasta que finalmente también me presenté.

-Bienvenidos todos a nuestra mesa, como han dicho mis amigos. Yo soy Lorgan, hijo de Cylion. Y corroboro las palabras de mi amigo Angainor.. Un trabajo siempre es bienvenido, si la recompensa y la acción no desmerecen, jaja.. Por el momento, alzo mi jarra también por vosotros, que nos habéis alegrado aún más la noche. ¿Quién nos iba a decir, al sentarnos hoy, que acabaríamos de este modo? El destino de los dioses sólo ellos lo conocen.

Vigilé de reojo a los uncas, que estaban inquietos ante tantos acompañantes repentinos, pero nuestra calma les daba calma a ellos, tranquilizándose.

-Forlong, Ulrij.. ¿qué tenéis que contarnos?

- Bueno, bueno, no conocía esa faceta negociadora de los enanos – Bromea de pronto Forlong, pero no tarda en entrar en materia.

Empuño su jarra y apuró un pequeño trago para aclarar la voz - Ocurre que debe de haber una banda de bandidos al norte de estas tierras, en el camino que lleva a Erech. Aquí el amigo Ulrij es un buen ejemplo de ello que ha sufrido una pérdida de un familiar a manos de esos desaprensivos. Comentábamos la posibilidad de simular una caravana, tengo una carreta con toldo que podría ocultar a alguno de vosotros y así que parezca una caravana normal. La misión sería desarticular por completo esa banda. A parte de poder quedaros con las pertenencias de dicha banda yo pagaría 200 monedas de oro a repartir entre los participantes. Tened en cuenta, maese enano, que no puedo subir más la oferta, en caso de negativa tendría que buscar otros voluntarios..

El prestidigitador se acaricia la barbilla pensativo. Al final acabó interviniendo - No se si tendrá algo que ver, pero yo vine por el camino del norte y me encontré con un viejo que parecía asustado. Decía no se que de que los magos habían vuelto. Que había visto humo en la torre de Minas Anghen, también llamada como la torre de la larga mirada, de la que desde hace décadas nadie sabe nada. Al escuchar la palabra magia le presté toda mi atención. Al parecer la torre estuvo durante décadas ocupada por una dinastía de videntes de poderosos videntes.

Si mirada se iluminó y miró al resto – Si vais me gustaría ir con vosotros, ese sitio es casi una leyenda y nadie sabe que ocurrió.

Escucho atentamente las palabras de nuestro contratante. Pero más me atrajeron las del prestidigitador. Magos poderosos.. Videntes.. Todo sonaba mucho más atemorizante que los bandidos del norte. La magia, tanto podía ser usada para el bien, como ser la peor de las pesadillas en las mentes más oscuras.

Miro a mis amigos, todavía en silencio, y tomo la palabra:

-Ante todo, quisiera lamentar la pérdida del pariente de Ulrij.. -le miro, asintiendo respetuosamente con la cabeza hacia él-. Espero que tu venganza llegue pronta, amigo, y aporte paz al alma de tu familiar.

Miro a mis amigos.. en otra ocasión, quizás tendríamos que haber hablado en un aparte, pero tanta confianza y tantas aventuras habíamos pasado, que pocas palabras hacían falta ya.

-Forlong, diría que la misión me parece harto sugerente, y la recompensa aceptable. También la aportación de Douervis, que no es cosa de ignorar. Suena a que en el norte las cosas andan más que revueltas, y no solo por unos bandidos. Angainor.. Mut... ¿Qué opináis? 

Sospecho la respuesta de ambos, y sonrío para mí mismo mientras agarro mi jarra esperando a que hablen.

- Lamento su pérdida señor Ulrij - digo primero para luego contestarle a Lorgan -  Lorgan, querido amigo, ya sabes cual es mi opinión ante una aventura... - digo mirando a mi compañero - ...además ir al norte siempre es de agradecer ya que me acerca a mi tierra...y quién sabe si nuestros pasos nos llevarán a sus verdes colinas... - termino con un suspiro y me doy cuenta que el brebaje del demonio encima hace que aflore la nostalgia por La Comarca.

Decido encenderme una pipa para amenizar la velada. Ofrezco tabaco al resto, por educación y para amenizar el trato que estamos a punto de cerrar y que nos llevará de nuevo al camino de las aventuras.

- No es la hierba de la Cuaderna del Sur pero aún así no está mal... - digo mientras la enciendo y empiezo a dar un par de buenas caladas mientras hago un par de pequeños anillos de humo. - ¿Y qué sabe de los bandidos que azotan esas tierras? - pregunto con ganas de saber más sobre nuestros futuros rivales.

-No, si era un capullo... Pero era de mi sangre y la sangre se venga. ¿Y si hacemos las dos cosas a la vez? Podemos ir como una caravana por algún sitio que pase cerca de la torre. Es buena idea, ¿no? -Inquirió el musculoso montañés.

Ulrij parecía combinar dos virtudes muy extrañas: por un lado era un joven hombretón vivaz y alegre, y por el otro fiel a la familia (aunque el miembro caído, por la expresión que había utilizado, no le cayera en gracia)