Partida Rol por web

35 Mut 54/60 -5 act:  ataque sortilegio recibe crit C  -6 pv -5 act

     su ataque -> 15 C pierde 1/as at 1

15 Angainor 53/59 -5 act aturdido 1: ataque sortilegio recibe crit C  -6 pv -5 act 2 turnos aturdido

10 Lorgan : Ataque rayo tras dos de concentrado 51 + 18 - 20 = 48 -> Sin daños

    Ataque recibido Crit C -> 90 -> Muerte

10 Jessec: 28/29: Esquila antorcha, apunta al enemigo

10 Haedrec 16/32 -1/as aturdido 1: 4/8PP lanzar sortilegio nube aturdidora 4PP

5 Eruiel 26/36: 

De pronto todo sucede con vertiginosa rapidez. Y como suele ocurrir en estos casos los magos son los primeros en actuar.

Del Medallón de Lorgan surge un rayo en dirección a aquel hombre, pero el rayo falla por poco impactando más allá de aquella extraña niebla.

Pero es la torna del tipo del sombrero. Murmura unas palabras con epicentro delante del foso y con un radio de metro y medio surge una extraña nube. Esta nube incluye a Angainor, Mut y Lorgan. Jessec se ve libre por estar más atrás y Euriel por estar más abajo. De esta noche comienzan a surgir rayos con un fuerte potencial eléctrico.

Ninguno de los tres implicados consigue resitir la magia de esta nube. Mut es alcanzado por una primera descarga dolorosa que reducirá un poco su potencial (-5). Angainor es alcanzado por otro igual, pero el enano al usar elementos metálicos en su armadura el daño es mayor y quedará aturdido este turno y el siguiente. Pero la peor parte se la lleva nuestro amigo Lorgan, que sufre una descarga en toda la cabeza. La corriente es brutal y atraviesa su cerebro causándole un daño irreparable. Cae muerto al suelo.

Mut que había tratado de intimidar y estaba apuntando al sujeto suelta la flecha que vuela al enemigo. Esta impacta en el lateral derecho de su pecho, clavándose allí. Aunque no afecta a ninguno de los órganos vitales, al menos si es una herida de importancia. Y además lo aturde para su próxima acción.

Angainor, que parece el primer turno aturdido, lanza la antorcha a Jessec y saca su cuerda sin darle tiempo a más, aunque visto lo de la nube, quizá la medio elfa esté más segura en el foso.

Jessec al ver a aquel tipo lo apunta con su arco, se encuentra de pronto con una antorcha en su dirección y protesta - ¡Eh, que no soy un candelabro! - Esquiva la antorcha y deja que caiga al suelo.

Estás en el foso de unos cinco metros de profundidad. Hay líquido hasta el nivel de tus rodillas. Huele horrible, pero se puede soportar. Aunque intentas trepar no lo consigues, las paredes son bastante lisas y no hay donde agarrarse. En el suelo tus pies tocan algo, parece haber uno o varios esqueletos.

Todas las enseñanzas, todo lo aprendido... No hay tiempo de más. Con la buena voluntad de querer proteger a mis amigos, el ataque del otro mago es más fuerte que el mío y solo acierto a vislumbrar un potente destello, antes de una gélida oscuridad.

Me doy cuenta de lo que eso significa, aunque no pueda aceptarlo. Todavía no era mi momento, todavía me quedaba mucho por hacer... La muerte me rondó tantas veces que finalmente vino a abrazarme.

Ni siquiera pude despedirme, pero sé que ellos saben todo lo que les aprecio... apreciaba.

Y sabrán cuidarse solos, sin duda. Mut, siempre valiente y decidido. Angainor, osado y generoso, con ellos compartí tantas aventuras... la misteriosa Eruiel, una aventurera más del grupo, y los demás... 

¡Sé que saben que habrán de brindar por mí con fresca cerveza, cuando acaben con éxito la aventura!

Cargo de nuevo el arco y disparo contra el enemigo al ver como Lorgan cae al suelo por una terrible descarga eléctrica.

- ¡¡¡Hijo de puta!!! -  grito con rabia

Este maldito túmulo se está convirtiendo en una trampa mortal, primero Wyrmir, luego Lorgan ha recibido una gran descarga y creo que su alma ha partido a visitar a sus parientes más allá de este mundo. La dama elfa está en un pozo aunque fuera de peligro y Angainor y yo seguiremos luchando hasta nuestro último aliento.

Gloria o Muerte, es lo que se reduce ahora esta aventura. Con lo bien que estaríamos todos en la taberna bebiendo cerveza y disfrutando de las fiestas de Yule...

Euriel no podía ver muy bien lo que ocurría allí arriba, pero una punzada en el corazón le advirtió de que algo grave había ocurrido.

Una peuqeña nube de negra tormenta la sobrevolaba a ella, escupiendo relámpagos imposibles. Si todo el grupo hubiese caído en la trampa, ahora estarían inmersos sin escapatoria en medio de esa magia de pesadilla.

Ese hechizero es un ser malvado y sin compasión -pensó ella-, hay que vencerle a cualquier precio.

La semielfa podia ver a su atacante, ya que este se encontraba justo al borde del fosado, y no se lo pensó dos veces antes de dispararle una flecha.

La antinatural nube se alza y expande sobre nosotros antes que podamos sentir los primeros sonidos de los rayos. Mis ojos no pueden creer lo que ven pues si bien he presenciado magia en otras oportunidades, nunca vi nada de tal magnitud como lo que ahora veo.

Los rayos comienzan a dispararse a un lado y otro, y en un momento siento un punzante dolor recorrer cada rincón de mi cuerpo, un dolor como jamás sentí antes. La dolencia deja paso repentinamente a un hormigueo general y de inmediato me doy cuenta que tanto mi cuerpo como mis sentidos no responden como deberían. Mis movimientos se aletargan y vuelven casi nulos, mis ojos y oídos no me permiten sentir como quisiera mi entorno, y al momento me percato que la cuerda que había tomado se halla caída hacia un costado.

Mientras trato de reaccionar, comienzo a entender lo que ha sucedido. El cuerpo de nuestro amigo se encuentra inmóvil en el suelo, junto a nosotros, y no es sino hasta el grito del mediano que caigo en cuenta de lo peor. Instantáneamente aprieto de a poco mis dientes, haciendo que comience a tensarse mi cuello, y trato de llevar la mano libre a mi maza. Los ojos se hallan fijos en el anciano, sedientos de sangre, y me recorre una ira a flor de piel que se acrecienta mientras intento recuperarme.

35 Mut 45/60 -15 act At1:  Carga y dispara: Nada

     Crit C Elect: - 9pc -10 act At 1

15 Angainor 53/59 -5 act se desaturde

    Crit C Angainor: pelos de punta

10 Lorgan : Muerto

10 Jessec: 28/29: Dispara 136 + 59 + 10 - 20 = 27 E = Abodomen -10 -6xas -20act = Muere

10 Haedrec 16/32 -1/as aturdido 1: 4/8PP lanzar sortilegio nube aturdidora 4PP

5 Eruiel 26/36: Carga y dispara 116 - 35 - 20 = Nada

El shock por la muerte de Lorgan es grande, pero hay preocupaciones inmediatas y graves como para poder pensar de inmediato en eso. Enfrente teníais un rival que ya había demostrado de lo que era capaz.

Pensando más en el corazón que con la razón, el hobbit carga su arco de nuevo y dispara al enemigo. Pero su flecha sale demasiado alta y no impacta.

Desde el foso, Eruiel intenta tener su oportunidad, pero un arco largo es complicado de cargar y sin apuntar, su tiro no es suficientemente bueno y se estrella en el borde del foso.

Jessec que había cargado y apuntado suelta su flecha, le sale un disparo extraordinario que vuela hasta clavarse en el vientre de aquel mago, dobla sus rodillas y mira con incredulidad la flecha y... muere.

Pero la nube de su sortilegio sigue ahí lanzando rayos y ninguno de los implicados ha hecho nada por apartarse. En esta ocasión la descarga más importante la recibe Mut, por suerte no tan grave como la que fulminó a Lorgan, pero su cuerpo entero la hormiguea, se siente cansado y sus músculos reaccionan de forma más lenta y así será en lo que queda del dia y hasta que se recupere de tales impactos. Muy afortunado es ahora el enano que simplemente siente como se le eriza el bello de la piel fruto de la electricidad.

La nube sigue activa, aunque muestra los primeros signos de debilitarse. Pero al menos el enemigo está muerto.

El impacto me recorre la espina dorsal, no es tan fuerte como el que acabó con el querido Lorgan pero aún así es capaz de atontarme y hacer que me sienta cansado y lento. Por suerte el enemigo está muerto, Jessec ha acabado con él de un certero flechazo, muy buen tiro.

Miro a Angainor que parece estar bien así que le digo:

- Alejémonos de la nube...parece que pierde poder...luego ayudaremos a la dama elfa...ahora mismo mi cuerpo responde con lentitud como si el rayo me hubiera atontado... - luego le grito a la dama Eruiel - ....¿Dama elfa cómo es tu situación?

¿Mut? ¿Estáis todos bien aquí arriba?

Euriel cargó de nuevo su arco, por si acaso, pero pronto vio que no iba a hacer falta.

¡Yo estoy bien, pero no puedo salir! Las paredes resbalan. Esperemos unos segundos a ver si la nube desaparece.

Tomo la cuerda junto a mí mientras me incorporo poco a poco, comenzando a sentir que mi cuerpo comienza a responderme cada vez más a cada instante que pasa. Sin quitar la vista del cuerpo caído del hombre que nos acaba de atacar y sin pensarlo dos veces, me muevo a prisa hacia el otro lado del pasillo, atravesando la nube para dejarla atrás y dejando caer tras de mí una de las puntas de la soga para que vaya cayendo hacia el foso donde la perendhil se encuentra.

Una vez del otro lado, me paro frente al cuerpo sin vida del hombre y me quedo observándole en silencio apretando con fuerza ambas manos, presionando tanto la tira de cuero de mi escudo como la cuerda que aún sostengo, y mi respiración se acelera mientras hago rechinar mis dientes. La impotencia me invade... el sujeto está muerto al igual que mi amigo y nada puedo hacer para quitarme la ira y el dolor que se apodera de mi mente. Una húmeda capa comienza a cubrirme los ojos antes de proferir un grito y dar una patada al cuerpo del hechicero enemigo, empezando luego a tomar aire a bocanadas y mirando hacia el foso.

"Sube Eruiel, debemos continuar- digo con voz apagada y tono serio, notándose un dejo de tristeza entre mis palabras".

El grupo por fin entiende los peligros de la nube y se aparta de ella. Aunque poco a poco va mermando su intensidad, aún es peligrosa.

La cuerda por fin llega a las manos de Eruiel, mientras es sostenida por Angainor. Donde se encuentra el cadáver del enemigo parece tratarse de una estancia, no demasiado grande y sin más salidas que por la que habéis pasado. Y hay una extraña niebla artificial, quizá con la intención de ocultar lo que aquí se encuentra.

Para examinar la estancia habrá que dedicarle unos segundos con detenimiento. Y mientras la medio elfa podrá esperar a que definitivamente desaparezca la nube de electricidad para trepar por la cuerda. O quien quiera puede intentar atender sus heridas.

La muchacha intentó de nuevo subir, pero ahora ya no solo resbalaba la pared, sinó que se le.habían mojado las manos, las botas y hasta la propia cuerda que manoseaba.

Qué momento más inoportuno para meterme en problemas -pensó.

¡Intento subir, chicos, pero esto resbala como si lo hubieran pulido con cera!

¿Qué ha ocurrido aquí arriba? -Euriel intuía qie algo había pasado, por el silencio de sus compañeros.

Me agacho al lado del cuerpo inerte de Lorgan y observo sus signos vitales en busca de un aliento de vida. Rebuscó en mi zurrón en busca de hierbas que puedan ayudarle, desesperado por salvar la vida de mi amigo. La última vez algo que llevaba en mi petate le salvó la vida y espero que de nuevo haya algo que me ayude a sostener su cuerpo. Pienso en un conjurador o hechicero que pueda insuflarle vida si ninguno de nosotros puede.

- Angainor tengo hierbas para sanar heridas pero nada que pueda traerlo de vuelta... - digo sollozando al ver cómo uno de mis hermanos de aventura yace sin vida. Escucho a la dama Elfa y le pregunto por los dones de su gente - Dama Eruiel, no hay ninguno entre la buena gente capaz de traer de nuevo a la vida a nuestro amigo? 

Escucho las palabras del mediano sin prestar casi atención, pues ya había intuido que nada podía hacerse para mantener con nosotros a Lorgan. Bajo mi cabeza un momento, resignado, brindando una plegaria para que mis antepasados y el mismo hacedor en su gracia forje un adecuado camino para que nuestro amigo transite en paz su viaje a las estancias del descanso eterno.

"- Yo...- comienzo a decir con vos entrecortada-. Cuida de Lorgan, veré si en este lugar está lo que vinimos a buscar y así podremos dejar atrás esta maldita... tumba- digo a Mut, frenándose mis palabras al decir lo último, y miro luego en dirección al foso-. Eruiel, voy a soltar un poco de cuerda pero seguiré sosteniéndola para que subas- expreso a nuestra compañera".

Sin más camino en la habitación intentando ver qué guarda.

Mut se niega a aceptar la realidad. Y es que la muerte es lo que tiene.

Angainor hace de tripas corazón para sostener la cuerda. Y Jesec guarda silencio mientras vigila adelante y atrás.

A la medio elfa le resbala una mano y está a punto de caerse. Por un pelo consigue sujetarse y acabar de salir en un tercer intento. Ya estáis juntos.

Inspeccionáis la estancia. El suelo está recubierto de mármol negro. Bordeando la pared hay una repisa y sobre ella siete recipientes de piedra.

Además de los recipientes, sobre un atril de piedra, se halla el libro de tapas gruesas. El libro se

halla encadenado a la piedra sobre la que reposa mediante una cadena y cerraduras mágicas.

Euriel en seguida se da cuenta de lo ocurrido, y sus rodillas flaquean hasta terminar en el suelo.

-¡Oh no! ¡Lorgan!- exclama con las manos tapándose la cara.

La perendhil no se atrevía a acercarse demasiado,  pues la nube mágica aún lanzaba destellos amenazantes.

-¡Creía que vosotros podríais sobrevivir a cualquier peligro! ¿En que malévolo lugar nos hemos adentrado?  ¿Cómo lográremos escapar de este laberinto de magia maldita sin él?

La chica parecía totalmente desesperanzada, después de la impactante muerte de dos de sus compañeros.

Mut, viejo compañero de Lorgan, parecía resistirse con todas sus fuerzas a aceptar también lo ocurrido.

-Muchas veces he escuchado leyendas de grandes hombres y mujeres de entre los elfos capaces de sanar la más profunda de las heridas,  pero no sabría deciros más.  Ni si són verdad o mentira. En los escondidos reinos de la Primera Raza cualquier milagro es posible,  pero ¿cómo encontrarlos? ¿Cómo llegar hasta sus fronteras cunado apenas podemos salir de aquí? 

Euriel parecía no encontrar palabras para consolar a su compañero, y ella tampoco parecía más tranquila que el mediano.

-Lo siento mi buen amigo. La única esperanza que se me ocurre es la de hallar ese lago sanador del que nos habló Gusanoblanco, y tratar de restituir la bondad en este lugar. Quizás ahí resida la última esperanza por este joven Mago al que aún no había visto obrar.

"Hemos sobrevivido muchos peligros, muchos", pienso al escuchar las palabras de Eruiel y no puedo evitar mirar al suelo, rememorando el tiempo compartido. "Sobrevivimos con Hador cuando nos apresaron los orcos, con el blanquito al adentrarnos en la base de los asesinos del padre de Ted, junto a éste último al luchar en alta mar, junto a Eadar al resistir frente a la gigantesca ave y los saqueadores", continúo diciéndome y una lágrima vuelve a escaparse mientras me esfuerzo por ahogar cualquier sonido.

Tanto tiempo pasó desde lo ocurrido en Ered Nimrais que mi corazón y mi mente habían dejado atrás el dolor de perder a los suyos, como si lo hubiesen olvidado, sólo para recordarlo ahora de forma tan amarga. "Perdón amigo, nada pude hacer esta vez para protegernos", me digo tomando aire y dejándolo escapar acompañado prácticamente de un suspiro.

Levanto la vista y miro en dirección a los siete recipientes que hay en la zona. La curiosidad que llevo conmigo me invita inicialmente a ver qué hay adentro de alguno de estos, pero luego mis ojos se posan sobre el libro encadenado. "¿Por qué encadenar un libro?", me pregunto extrañado mientras mi atención cambia y camino hacia el libro para ver qué tiene adentro.