Estás en la biblioteca, en un sillón de cuero granate, frente a la chimenea.Sobre la chimenea hay una máscara como la de los encapuchados y cruzadas una pistola y una espada. Parecen decorativas.
Es una sala larga y alta, de techo abovedado blanco. Las paredes están cubiertas de estanterías y no parece tener ventanas.
En el centro hay una mesa larguísima cubierta de mapas, papeles y un globo terráqueo. enorme en el centro.
Las cuatro habitaciones a las que se puede acceder desde la biblioteca tienen una distribución similar, pero predomina en ellas un color u otro: azul, granate, dorado o verde botella. En ellas hay una cama adoselada, una pequeña chimenea, un tocador, una mesilla de noche y un cuadro de naturaleza muerta.
Las chimeneas están encendidas y hay una temperatura agradable.
Dime si te vas a mimir o te pones a fisgar
Vyktor no se había fijado ni en de quién era la sangre que le goteaba ahora de la boca. Estaba tan cansado... tan hambriento... Parecía tener ropa fina y buena carne. Nada de segunda clase. Había sido una buena caza. Lo dejó tendido en la orilla, ojos abiertos al cielo, rictus de horror. El alba despuntaba y era tarde como para andar lllevando creaciones artísticas de aquí para allá.
Me pongo a fisgonear: los mapas, los libros de las bibliotecas… Todo.
Cualquier cosa puede ser importante. Tal vez algo que me diga dónde estoy o las intenciones de los enmascarados.
Son mapas de Agartha y las colonias, con apuntes a lápiz, sobre todo equises y flechas.
Entre los papeles encuentras muchos planos de armas, de sus mecanismos, con apuntes a lápiz y diagramas. También hay largas listas de contabilidad.
Hay libros de todo y de todo el mundo pero sobre todo de mecánica y física. Alguno de anatomía. Volúmenes enteros de poesía.
Alrededor de la bola del mundo hay grabado "Vini Vidi Vinci" Presuntuoso cuánto menos.
Sin embargo nada parece indicar nada claro más allá de lo estético.
Sorrys. Pero al menos puedes deducir que el tío algo tiene que ver con las armas y cosas mecánicas y...¿dominación mundial? :p
En vista de que no encuentro nada que me pueda servir de ayuda, decido ir a descansar a la habitación azul, para poder recuperar poder y estar más ágil y espabilada cuando hable con el enmascarado.
Entiendo que no hay nadie más a parte de mi en la habitación, correcto? (contéstame por facebook, anda) :P
Una vez acostada te fijas en detalles que no había visto antes en la habitación. ¿Cómo se te habían podido pasar por alto las estatuas?
Desde la cama se puede observar que hay 4 estatuas en la sala. Las estatuas y objetos de la sala parecen representar una escena. Hay una estatua sentada vestida con un vestido largo azul con las manos tapandose los ojos. Delante tiene dos estatuas que cuando se entra en la habitación parece que guardan la puerta pero desde la cama parece que se enfrentan.
Por último, una cuarta estatua rompe con la dinámica. Está al lado de la cama como si en cualquier momento fuera a desmontarla.
La habitación tiene varios armarios y cajones ornamentadas con finos hilos de oro.
Sintiéndose bastante mejor y repuesto y temiendo lo inminente del alba, Vyktor se alejó poco a poco de la urbe, hacia la casa de Aedalus. Una vez allí, se dirigió al sótano y decidió que al día siguiente sería un mejor día.
Un día productivo.
Al día siguiente averiguaría qué había hecho Aedalus y trataría de olvidarse del terrible incidente de la luz.
Ya se vengaría.
Ya es de día cuando Vyktor vuelve a abrir sus ojos.
Vyktor esta su cama, situada en una habitación oculta en el sótano de la mansión de Aedalus. No era necesario entrar por la puerta principal para llegar a esa habitación, por lo que, estando tan cansado como estaba la noche anterior, había ido directo a reposar sin comprobar si Aedalus había vuelto o no a la mansión.
La habitación estaba completamente a oscuras, aunque eso no era ningún impedimento para Vyktor. Se levantó, se desperezó, y comprobó que tan siquiera se había quitado la ropa que había utilizado durante la fiesta. En el traje había unas gotas de sangre, apenas visibles por la negrura del mismo. Se desvistió y dejo la ropa en la cama, los criados de Aedalus se encargarían más tarde de recogerla.
Se vistió con una ropa sencilla y nada ostentosa, que usaba para ir por casa.
Una vez listo, accionó una palanca que dejaba al descubierto una salida que conducía al sótano (Donde Aedalus tenía su taller), y se adentró por ella.
Primero empezaron los gritos (¡FUEGO!¡FUEGO!) Luego le siguieron el movimiento, los cubos de agua entrechocándose, el agua derramándose, el olor a humo...
Luego vino el alboroto, los gritos de las mujeres, y por último, una voz autoritaria de hombre.
Por lo que consiguió entender del alboroto era el jefe de policía del Barrio Viejo.
Por lo que pudo percibir, percibió ambición, odio y cansancio. Se llamaba Lucius Freimann.
Van Leyden volvió tambaleándose de cansancio a su casa en el Barrio Viejo, un pisucho de alquiler que le permitía estar cerca de los teatros y de las universidades.
Mañana habría que pensar qué hacer... ahora había que recargar la magia y las fuerzas. Mañana sería un nuevo día.
Vyktor entró a al taller de Aedalus. Éste lucía unas grandes ojeras y un brillo especial en los ojos. Miraba antentamente a la cabeza dorada del Icarus, que estaba sobre la mesa, abierta por detrás.
Oyó entrar a Vyktor pero estaba tan absorto que no levantó la cabeza.
No podía parar de pensar como le diria a esa desconocida que había perdido la cabeza. Tenía que intentar trazar un plan cuanto antes. Al día siguiente le diria al Sr Leilo que estaba enfermo y no iria a trabajar, y en lugar de eso intentaria investigar por el barrio del puerto sobre ese misterioso enmascarado. Y quiza debría intentar encontrar a Victoria, si es que no la tenian ellos...
Vyktor parece sorprendido al ver que la cabeza esta ahí.
- Veo que tu paseo nocturno fue bastante fructuoso. ¿Que me perdí? - Dice Vyktor, con curiosisidad, mientras que se sienta en una silla cercana.
- Méh. - Es mi única respuesta a Viktor. Después de un rato de silencio cierro la tapa de la cabeza y la guardo en una caja fuerte.
- Esta cabeza es interesante pero prefiero mis marionetas. - Miro a Viktor y intento recordar qué me había preguntado.
- Oh, la noche. Se acordaban de ti en la sala. Ehmm... La tienda acabó ardiendo. Sin que tuviera yo nada que ver.
- Secuestré a la ilusionista. La tengo encerrada en la biblioteca, cuando me levante intentaré contratarla para mis planes. Por lo demás detalles sin relevancia.
Frustrado por la cabeza sentenció. - Me voy a dormir.
- Tengo ganas de exterminar a todo el linaje de Goullards... - Digo entre murmuros mientras me voy a mi habitación puesto que tampoco tengo demasiado tiempo antes de la hora de almorzar.
Llegó el mediodía. No se encontraba feliz. Ni descansado ni poderoso... Pero quizá al menos podría convencer a la ilusionista para que se uniera a su plan de eliminación de Goulliard and Sons. ¿Quién sería de quien se tenía que vengar? Podía ser él mismo... Habría que ir con cuidado.
Se dirigió hacia la biblioteca. Todo parecía revuelto, no faltaba nada. La habitación azul estaba cerrada.
Vyktor se quedó pensativo después de que Aedalus se fuera en desbandada. La ilusionista ¿eh? Ella sabía cosas... ¡seguro! Estaba allí y le vio huir. Pero por otra parte podía ser una aliada para descubrir más cosas o conseguir más víctimas.
Te has quedado dormida en la habitación reservada para ti en la casa de tus padres. Intentas pasar desapercibida, la condesa Aster debía estar allí también y lo que menos quieres es una reunión social de ningún tipo. Vas hacia la habitación de Otto, aunque es tarde, quizás lo encuentres en el estudio.
Doy unos golpes en la puerta de la sala azul. - La comida está servida. Cuando desees ve a la sala de banquetes. Está al final del pasillo de encontrarás cuando salgas de la biblioteca.
Cuando acabo de decir voy a la sala de banquetes donde toda la comida está servida. Pese a ser una mesa muy grande ,para una gran cohorte, solo hay 3 platos servidos. Aunque hay mayordomos que van de la cocina al sala llevando cubiertos, sillas y comida.
Vyktor pasó la mañana en la biblioteca, deliberando dentro de sí qué hacer, hasta que vino una de las marionetas de Aedalus.
Con vos metálica monótona y movimientos coordinados, le indicó la puerta. Estaba vestido de elegante librea negra, camisa y pañuelo:
-El almuerzo está servido, señor.
Llamo a la puerta suavemente tres veces y entro.